viernes, 16 de abril de 2021

Time After Time (Los pasajeros del tiempo)


-El gran secreto de H. G. Wells-"Police News" publicó el nombre de la primera asesinada: Mary Ann Nicholls, llamada también Polly, de 42 años... John Leslie Stevenson se burló de la policía. En una de sus cartas a Scotland Yard indicaba: "La tengo tomada con las putas y continuaré destripándolas hasta que me atrapen"... Y entre otras atrocidades, aseguraba que en su próximo crimen cortaría las orejas a la muerta y que las enviaría a la policía. "Mi cuchillo está bien afilado"... Y firmando con tinta sanguinolenta se adjudicó un nombre artístico: Jack el Destripador... Una noche lo esperé... Las sombras me infundieron audacia. "Estás dispuesto a acompañarme", exclamó Leslie... "¡Jamás!", le contesté ebrio de horror. "Si me denuncias atente a las consecuencias"..., me amenazó el monstruoso Stevenson. "Tú formaste parte de mi primer crimen... Asesiné por ti... Tú afianzaste en mí la importancia de mi celo, tanta emisión prolífica de miseria humana debería desaparecer, ¿recuerdas?"... "¡Yo jamás dicté sentencia contra la humanidad!", refuté, tratando de desconcertarlo con tal aserción. "¡Ja ja ja ja!", se rió de una manera irritante, "¡Qué falta de probidad para con tu verdadero amigo! ¿Vas a reverenciar a partir de ahora a la turbamulta mediocre que nos rodea, o vas a inventar otros motivos capaces de interesarme?"... "¡Eres demasiado peligroso para seguir formando parte de tu locura!", se inflamó de rebeldía mi corazón. Reconocí entonces que en los utopistas como yo existen cosas ridículas. Mi desconsuelo por la fealdad del mundo había creado al monstruo... 
 
 
Corrí tras él... Había desaparecido de mi vista. Era sábado por la noche, el 8 de septiembre. Sabía que no andaría muy lejos de Whitechapel. Lo atrapé entre Lamb y Hanbury street. ¡Demasiado tarde! Su segunda víctima apareció ante mí con el tronco separado del cuerpo, pero le había amarrado ridículamente, como tan sólo se le ocurriría a un demente, un pañuelo alrededor del cuello. El abdomen sangrante. Había esparcido sus intestinos como si las fauces de un tigre se hubieran ensañado en ellos. Y lo más espantoso: ¡había extirpado sus partes íntimas! Le golpeé, sin poder evitar terribles arcadas. "¿Te extraña lo que estoy haciendo?", exclamó enloquecido sin revolverse contra mí. "¡Toda la culpa es tuya! Y ahora te arrepientes de tu debilidad. ¿Tanto te importan estas miserables?... Recuerda, ¿no debíamos emanciparnos de toda servidumbre, de toda fraternidad bienhechora? Yo aplico mi derecho al crimen contra la miseria del mundo sin acompañarlo de correctivos. Es la lección que brindo al mundo y que partió de ti"... Leslie se desviaba, en efecto, insensiblemente, hacia la más trágica y siniestra de las locuras. Y allí, ante mí, Jack, su alter ego, exponía las máximas más perversas de la tragedia. El silbido del áspid se extendía en la noche con su énfasis más indigno. John Leslie Stevenson, como prueba y testimonio de mis reglas críticas, superaba todos los rigores del pathos. Su voz cavernosa, infatigable, respondía sumariamente a todas mis dudas. Pero era una voz de macabro e implacable holocausto. Huí empavorecido...

"Police News" publicó el atroz crimen de Annie Chapman o Dark Annie (la "mora"), prostituta de 47 años. Aquellos acontecimientos satánicos (nuevos asesinatos en septiembre, el 30: Elizabeth Stride, llamada también Long Liz, esta vez en Berner street, siempre próximos a Whitechapel; y esa misma noche, en una plazoleta situada entre Mitre, Camomile y Duke street, cercana al barrio de negocios de la City, en Whitechapel de nuevo, un policía hallaría, bañada en un charco de sangre, descuartizada, a Catherine Eddowes, alias Kelly, de 43 años, también prostituta, toda ella convertida en un guiñapo humano. Stevenson se entretuvo en recortar su hígado, y se llevó consigo un riñón de la desventurada... Luego supe el porqué. Más tarde bromearía con Scotland Yard con una nueva carta en la que aseguraba no haber tenido tiempo de coger las orejas prometidas a la policía... No volví a ver a Leslie. Vivía atormentado por el delirio de mis sentidos, por los remordimientos y la desesperación, ya que me sentía como el verdadero culpable de todas aquellas atrocidades.
 

El asesinato de Mary Kelly, el 9 de noviembre, prostituta, esta vez una joven de 25 años, hallada desnuda sobre su cama, martirizada y desmembrada en su miserable habitación de Miller's Court, me impulsó por fin a tomar una resolución: ¡acabar con Leslie! La noche del 13 de ese mismo mes caí como en trance. Un trance aterrador (el mismo que invadía a todo Londres, y que había convertido a la pobre viuda, Mrs. Higgins, mi ama de llaves, en una sombra lamentable del pánico que multiplicaba sus ahogos de horror, creyendo ver rostros ocultos y amenazantes por doquier, en especial las noches de viento y lluvia que asolaron noviembre; y que, al desvanecerse, alzaban gigantescos copos de niebla como grandes fantasmas fáciles de imaginar entre el follaje)... 

Las motivaciones que llevaron a Leslie a cometer sus horrendos crímenes no venían impulsadas por los testimonios concienciadores de aquellos pensamientos que, sin dejar de admitir Sensibilidad y Razón en todo testimonio vivencial humano, me indujeron, no obstante, a caer en el abismo arbitrario, insolente, despreciativo y no menos espantoso del escepticismo (por cuanto había creído halagar mi orgullo librepensador en dicha actitud de presunción y superioridad, plena de observaciones desdeñosas e insultos hacia la humanidad)... 
 
Stevenson desapareció. Yo obtenía día a día resultados maravillosos sobre mi proyectada "Máquina del Tiempo".
 
 

 

 

Pero Leslie aún quiso asestarme un último golpe de gracia. Y no tan sólo a mí, sino a todo Londres. Recibí una carta (copia de su puño y letra escrita con la misma tinta sanguinolenta de sus anteriores escritos) de otra enviada a Scotland Yard, y que Jack había expedido al inspector George Lusk el 16 de octubre de 1888: "Mando la mitad de un riñón que he arrebatado a una mujer y que he guardado especialmente para usted. La otra mitad la he frito y me la he comido"... En el sobre que me remitió indicaba: "Para Herbert George Wells desde el infierno" 
 

A finales de enero de 1890 otro asesinato (por tratarse de una prostituta, ya que el crimen se hallaba, por desgracia, a la orden del día en Londres) conmovió de nuevo la opinión pública londinense, por temor a que se repitieran los ya un tanto olvidados crímenes de Jack el Destripador: una buscona de taberna, Ivy Peterson, había sido hallada, estrangulada esta vez, en su domicilio. Dos días más tarde recibí una carta: "Sé que imaginabas que había desaparecido... Cuando leas estas líneas me hallaré muy cerca de ti nuevamente. No sé prever con precisión cuál será tu reacción, pues mi instinto me dice que el final, no sólo el tuyo sino también el mío, no podrá ya tardar. La situación en que me encuentro... ¡no, no voy a describirte al monstruo, porque ya lo conoces! Jamás volveré a ser John Leslie Stevenson... Ivy Peterson ha sido de nuevo la primera víctima de Jack... Sé que no podré detenerme... Si todavía tienes deseos de saber más, pronto me hallarás... Sé que vas a leer esta confesión de tu indigno y desgraciado amigo con horror... Pero ¡es tu pasada amistad (comprada con mi dinero, lo sé, y no me engaño) la que estoy reclamando, no tu piedad!- Jack el Destripador." [De Tassilon-Stavros-"El gran secreto de H.G.Wells"]

 



 






 
Pocos días antes había estado mostrando mi "Máquina del Tiempo" a varios escépticos amigos a los que había invitado a cenar, entre ellos John Leslie Stevenson. Expliqué cómo funcionaba (incluida una tecla de no retorno que podía conservar la máquina en el destino del viajero, y un "ecualizador de vaporización" que mantenía  al viajero y a la máquina en igualdad de condiciones).
 

 
 
 
 
 
 
 
Aquella noche los agentes de policía llegaron a mi casa en busca de Jack el Destripador. Una bolsa con guantes manchados de sangre que pertenecía a Stevenson, que hacían recaer toda la culpabilidad como infame asesino de Leslie. Pero cuando tratamos de hallarlo, áquel había desaparecido al mismo tiempo que mi máquina, que se había evaporado del laboratorio.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Stevenson había escapado al futuro, pero debido a que no tenía la clave "sin retorno", la máquina regresó automáticamente a 1893. Decidí entonces usarla también para perseguir a Leslie que, según pude comprobar,  se había detenido el 5 de noviembre de 1979, donde la máquina terminaría exhibida en un museo en San Francisco, en los Estados Unidos. 
 
 
 

 

 


Vivir de pronto en ese futuro desconocido, que yo imaginaba como una utopía socialista ilustrada, me conmocionó por completo. Intenté cambiar viejas libras en el primer Banco que encontré, pero no fue posible.
 

 
 
 
 
 

Tan sólo comprobé un nuevo caos humano presidido por naves volantes, coches con motor, centros de extraña comidas, y una historia que me había precedido con dos guerras mundiales, así como noticias constantes en las pequeñas pantallas que llamaban televisión.

Razonando que Stevenson necesitaría cambiar su dinero británico, resultaba imprescindible preguntar por él en todos los bancos posibles de San Francisco. Recorrí muchas entidades hasta que, finalmente, di con el "Chartered Bank" de Londres. Una vez allí, me atendió una encantadora empleada, llamada Amy Robbins, que iba a significar mucho en mi vida, y que en efecto había conocido a Stevenson cuando estuvo allí para obtener el cambio de su dinero inglés. Luego me acompañó para enseñarme San Francisco y me invitó a comer en un increíble restaurante en movimiento. La señorita Amy no dejó de mosrar su asombro en todo momento ante mi forma de hablar, tan apartada de su inglés actual. Y lo más divertido era cuando aseguraba con mi presencia la ponía agradablemente nerviosa y que entonces tendía a balbucear.


Logré averiguar el paradero de Leslie que se hospedaba en un céntrico hotel de la ciudad. Allí me enfrenté a él y a sus convicciones criminales cuando no dudó en revelarme, mostrándome imágenes del aparato llamado televisión, que encontraba la moderna sociedad del siglo XX "agradablemente violenta". "Hace noventa años, yo era un fenómeno. Hoy, soy un aficionado".
 
  
No obstante, insistí en exigirle que volviera conmigo a 1893 para enfrentarse a la justicia y pagar por los crímenes cometidos como Jack el Destripador.
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 

 

 

 

 

 Pero Stevenson intentó arrebatarme la llave de la "Máquina del Tiempo" y peleamos. Stevenson huyó, siendo atropellado por uno de esos coches de motor. Lo seguí hasta la sala de emergencas y erróneamente tuve la impresión de que había muerto a causa de sus heridas. Pero Stevenson durante la noche, escapó también del hospital y perdí su pista.

 

 

Me volví a encontrar con la encantadora Amy Robbins, que expresó su amor hacia mí, y surgió entre ambos un auténtico romance inesperado, hasta tal punto que durante aquellos primeros días permanecí en su casa. Y también, entre otros inventos modernos del siglo XX, probé aquellos artefactos eléctricos para mantener la limpieza de dientes, realmente muy efectivos.

Pero Amy debía avisarme por si Stevenson volvía al banco para cambiar más dinero. Sospechando que fue Amy quien le había llevado hasta mí, la amenazó con asesinarla si le delataba de nuevo. Más tarde también descubrió el domicilio de Amy.
 
 
 
Cuando propuse a Amy, que seguía sin creer en mi llegada desde el pasado, que me acompañara a 1893, a un Londres en el que no se hallaría Stevenson sus razones fueron muy claras. Ella era una mujer del siglo XX, y su trabajo era su vida.

Mientras tanto, con la esperanza de convencer a Amy de mi llegada desde el pasado en mi "Máquina del tiempo", la llevé hasta el museo donde la misma estaba expuesta. Como no se convencía le demostré como, en una fracción de segundo, podía recorrer tres días más adelante de la fecha en que nos hallábamos. Amy se mostró nuevamente escéptica, pero de forma inesperada se horrorizó al ver un periódico de fecha posterior al momento en que estábamos cuya portada revelaba su propio asesinato como la quinta víctima de Stevenson.



Stevenson había asesinado de nuevo como pude comprobar en un periódico. Por tanto debía encontrarlo y evitar que volviera a cometer un nuevo crimen. Pedí a Amy que no se moviera de casa, aunque no pude prever que al quedarse sola también se hallaba  totalmente indefensa a merced del "Destripador de San Francisco". Al despedirse me declaró de nuevo el  amor que sentía por mí.

Pero al salir  fui detenido por la policía bajo la acusación de haber sido cómplice del último crimen de Stevenson.

Intenté sin éxito convencer a la policía del peligro que corría Amy, porque Stevenson conocía su domicilio y se presentaría allí para asesinarla. Dí el nombre de Sherlock Homes, y luego el mío verdadero. Pero el inspector tan sólo lo aceptó como si se tratara de una fantasía o de una locura.

 


Amy mientras tanto, sola en casa, y a punto de salir, observó aterrorizada que el pomo de la puerta se movía. Intentó esconderse de Stevenson que había aparecido allí para asesinarla. Cuando la policía finalmente investigó su apartamento, encontraron el cuerpo desmembrado de una mujer. Convencidos de mi inocencia, fui liberado, terriblemente desconsolado seguro de que Stevenson había matado a Amy.

 

No obstante, Stevenson se puso en contacto conmigo. En realidad había matado a Carol, compañera de trabajo de Amy y la tenía ahora como rehén para obtener la llave de mi "Máquina del tiempo". Cuando me dirigí al apartamento de Amy, me esperaba entre las columnas del Palacio de Bellas Artes. Stevenson la amenazaba con un cuchillo en la garganta. Luego, tras robar un coche la obligó a conducir haia el museo. Y yo los perseguí con el automóvil de Amy, manejándolo de forma enloquecida. No me resultó difícil porque había aprendido a mover las marchas observando a Amy cuando conducía estos endiablados artefactos con ruedas.
 
 



Una vez en el interior del museo, supliqué a Stevenson que no acabara con la vida de Amy. Estaba dispuesto a todo. A concederle la llave de la "Máquina del tiempo", a permitir que huyera con la misma, y acepté el hecho de que yo era un tonto, que no sabía nada, y que le concedía completa libertad para que siguiera cometiendo sus crímenes con tal de salvar a mi amada Amy. En este intérvalo, Amy pudo escapar. Y cuando Stevenson se introdujo en la máquina, quité el "ecualizador de vaporización" que hizo desaparecer a Stevenson y perderse en el infinito, mientras que mi máquina volvía de nuevo a nosotros. Stevenson viajaría sin fin a través del tiempo sin poder detenerse jamás. "Jack el Destripador" desaparecía así para siempre.

 
Cuando mi "Máquina del tiempo" regresó expuse a Amy que había llegado el momento de volver a mi tiempo, al Londres de 1893 que abandoné. Y para destruir la endemoniada máquina de mi invención que ahora sabía que era demasiado peligrosa para la humanidad primitiva. Amy, en un principio no se mostró dispuesta a acompañarme. Lo comprendí. Su vida pertenecía al siglo XX y no podía obligarla a retroceder a una existencia decimonónica que nunca podría comprender. No obstante, en el último momento, cuando yo me hallaba a punto de desaparecer, corrió hacia la máquina rogándome que la llevara conmigo. Una vez dentro, bromeó diciéndome que se cambiaría el nombre por el de Susan B. Anthony
 


"H.G. Wells se casó con Amy Catherine Robbins, quien murió en 1927. Como escritor, anticipó el socialismo, la guerra global, los viajes espaciales y la liberación de la mujer. Murió en 1946".

"Todo fue como desafiar de nuevo al mundo, darle la espalda a los siglos venideros, pero nunca pude olvidar que el monstruoso "Jack el Destripador" había arrojado sobre mi época puñados de azufre diabólico· Pero junto a Amy llegó hasta mí una nueva luz. ¿Tuve un sueño? No, era una verdad que llegaba hasta mí para ofrecerme, por fin,  las definitivas garantías para una existencia equilibrada.




 [Malcolm John Taylor-Malcolm McDowell-, nacido en Horsforth, West Yorshire, Reino Unido, el 13 de junio de 1943]


Su madre Edna (de soltera McDowell) era hotelera y su padre Charles Taylor oficial de la RAF durante la Contienda Mundial. Fue el tercer hijo del matrimonio, con una hermana mayor llamada Gloria y una menor llamada Judy. Charles Taylor fue destinado al campamento de RAF en Carnaby, por lo que la familia se trasladó a Bridlington, East Riding de Yorkshire. Un nuevo cambio de domicilio los llevó hasta Liverpool donde McDowell creció. Ya adolescente, estuvo empleado en una fábrica de frutos secos Planters, en la cercana Aintree. Su padre había abierto un pub en Burscough, Lancashire, y Malcolm compaginó su trabajo en la fábrica con el pub. Más tarde se trasladó a Londres con la idea de formarse como actor, y estudió en la "Academia de Música y Arte Dramático" de la capital inglesa (LAMDA). 


Tras conseguir entrar en la "Royal Shakespeare Company", apareció en algunas obras de teatro como extra. Finalmente, logró debutar en el cine como el rebelde escolar Mick Travis en "If ...", 1968, dirigida por el británico Lindsay Anderson, y coprotagonizada por otros jóvenes actores como David Wood, Richard Warwick, Robert Swann, y Christine Noonan. El film fue un hito del cine contracultural británico, y el BFI la catalogó como la duodécima película británica más grande del siglo XX. 

Inmediatamente aparece en dos nuevos films: "Figures in a Landscape" ("Caza humana"), 1970, dirigida por el gran Joseph Losey, y coprotagonizada por Robert Shaw. Y "The Raging Moon" ("La furia de la luna"), 1971, de Bryan Forbes, con Nanette Newman, Georgia Brown y Barry Jackson.

 

 

 


Su actuación como el joven desinhibido, rebelde y terriblemente agresivo en "If..." atrajo la atención de Stanley Kubrick, que no dudó en elegir como protagonista principal a McDowell para la adaptación de la violenta distopía novelísica de Anthony Burgess "A Clockwork Orange" ("La naranja mecánica"), 1971, coprotagonizada por Patrick Magee, Michael Bates, Adrienne Corri, y Warren Clarke. McDowell obtuvo las mejores críticas por su interpretación de Alex DeLarge, un joven sádico y diabólico al que el gobierno británico se ve obligado a lavarle el cerebro en un futuro disparatado y distópico. Fue nominado a un "Globo de Oro", una segunda nominación de la "Sociedad Nacional de Críticos de Cine" y otra del "Círculo de Críticos de Cine" de New York como "Mejor Actor".
Lindsay Anderson lo contrata de nuevo para "O Lucky Man" ("Un hombre con suerte"), 1973, con Ralph Richardson, Rachel Roberts, Arthur Lowe, y Helen Mirren. Anderson se inspiró en el alocado adolescente McDowell cuando trabajaba en el pub de su padre. Luego "Aces High" ("Ases del cielo"), 1975, de Jack Gold, con Christopher Plummer, Simon Ward, Peter Firth, y David Wood, film  ambientado en la Primera Guerra Mundial; "Voyage of the Damned" ("El viaje de los malditos"),1976, de Stuart Rosenberg, con James Mason, Faye Dunaway, Orson Welles, Max von Sydow, Jonathan Pryce, Lee Grant, Maria Schell, Ben Gazzara, Mel Ferrer, Julie Harris, Wendy Hiller, Oskar Werner, Fernando Rey, Katharine Ross, Denholm Elliot y Helmut Griemy como el caballero héroe de Dornford Yates, Richard Chandos, en la producción para televisión británica "She Fell Among Thieves", 1978, de Clive Donner, con Eileen Atkins, Michael Jayston, y Karen Dotrice
 

 

Fue el actor principal en la demencial, desorbitada y orgiástica visión histórica de Tinto Brass y su "Calígula", 1979, con  Peter O'Toole, Helen Mirren, John Gielgud y Teresa Ann Savoy.


 


 

Siguió la enloquecida "Britannia Hospital", 1982, de  Lindsay Anderson, con  Leonard Rossiter, Graham Crowden, Joan Plowright, y Mark Hamill.  

 


En 1979, hace su debut en Hollywood con "Time After Time" ("Los pasajeros del tiempo"), dirigida por Nicholas Meyer, con David Warner, Mary Steenburgen, Charles Cioffi.

 


A partir de ahí, McDowell se especializó en papeles de antagonistas como él mismo comentó: "Supongo que soy principalmente conocido por ello, pero de hecho, eso sería solo la mitad de mi carrera si tuviera que superarlo todo" En su biografía "Anthony Burgess: "A Life", el autor Roger Lewis comentó sobre la carrera posterior de McDowell: "Su apariencia de niño bonito se desvaneció y fue condenado a interpretar a villanos en películas de video que aparecen en "Channel 5 McDowell"  Apareció en el remake de terror "Cat People" ("El beso de la pantera"), 1982, de  Paul Schrader, con Nastassja Kinski, John Heard, Annette O'Toole, Ruby Dee, y Ed Begley Jr. 

 

 

 


Y en 1953, en la película de acción "Blue Thunder" ("El trueno azul") 1983, de John Badham,  con Roy Scheider, Warren Oates, Candy Clark, y  Daniel Stern. Y "Get Crazy" ("Volverse loco") como Reggie Wanker, una parodia de Mick Jagger, dirigida por Allan Arkush, con  Allen Garfield, Daniel Stern, y Gail Edwards, 

 



También en 1983, McDowell interpretó al lobo Reginald von Lupen en la "Faerie Tale Theatre" de "Little Red Riding Hood" ("Caperucita Roja") (su esposa en ese momento, Mary Steenburgen, interpretó a Caperucita


La fama le alcanzó de nuevo, aunque negativamente , ya que fue conocido como "el hombre que mató al Capitán Kirk", en los círculos de  fans de "Star Treck", tras aparecer en la película "Star Trek Generations" ("Star Treck: la próxima generación"), 1994, de David Carson, con William Shatner, Patrick Stewart, Gates McFadden, Beverly Crusher y Michael Dorn. McDowell interpretó al científico loco Dr. Tolian Soran, y  llegó a recibr hasta amenazas de muerte por su papel.
 


En 2006, McDowell interpretó al magnate de la radio Jonas Slaughter en "Law & Order: Criminal Intent". Al año siguiente, fue el villano Mr. Linderman en la primera temporada de la serie de "NBC Heroes", un papel que repitió en el estreno de la tercera temporada. Intervino en  "Jerry Was a Man",  un episodio de "Masters of Science Fiction in  Sky".



 

Presentó "Never Apologize" una película documental sobre sus experienias trabajando  con el director de cine Lindsay Anderson

 

Fue el  patriarca irlandés Enda Doyle en "Red Roses and Petrol", 2003, de Tamar Simon Hoffs, con Olivia Tracey, Susan Lynch, Max Beesley, y Arie Verveen. Intervino en los en los remakes de "Halloween", y y "Halloween II", 2007-2009, ambas de Rob Zombie, con TylerMane, Sheri Moon Zombie, Daeg Faerch y William Forsythe. McDowell fue ampliamente elogiado por sus actuaciones. También interpretó a Desmond LaRochette en "The List", 2007, de Gary Wheeler, con Chuck Carrington, Hilarie Burton, y Pat Hingle


Su siguiente película  fue la canadiense de rock and roll, comedia de vampiros "Suck", 2009, con el actor y director Rob Stefaniuk, y siguió con su próxima película de Alex Wright "Two Wolves"
 
Interpretó a Satanás en la película de suspense y comedia cristiana "Suing the Devil", 2011,   de Timothy A. Chey, con Shannen Fields, Corbin Bersen y Tom Sizemore.


En 2019, aparece en "Bombshell" ("El escándalo"), de Jay Roach, con  Charlize Theron, Margot Robbie, Nicole Kidman, y John Lithgow; en 2020, en "The Big Ugly", de Scott Wiper, con  Vinnie Johns y Nicholas Braun,  y en 2021, ha intervenido en "Blood on the Crown", dirigida por Davide Ferrario con Harvey Keitel, Tom Prior, Ian Virgo, Leeshon Alexanderen.



McDowell conoció a la actriz y publicista Margot Bennett en marzo de 1969, y estuvieron casados ​​desde abril de 1975 a septiembre de 1980. Su siguiente matrimonio, sepiembre de 1980, fue con la actriz Mary Steenburgen con la que filmó "Time After Time" Tuvieron dos hijos, Lilly (nacida el 22 de enero de 1981) y el cineasta Charlie (nacido el 10 de julio de 1983), antes de divorciarse en 1990. Un tercer matrimonio fue con Kelley Kuhr, 24 años menor que él, en 1991. Viven en Ojai, California, y tienen tres hijos: Beckett (nacido el 29 de enero de 2004), Finnian (nacido el 23 de diciembre de 2006) y Seamus (nacido el 7 de enero de 2009). 





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