miércoles, 24 de abril de 2024

Fellini otto e mezzo (Fellini ocho y medio)- con FEDERICO FELLINI Y GIULIETTA MASINA


La que también fue llamada "ortodoxia neorrealista italiana" transmitía (declaró una vez el gran Cesare Zavattini, guionista habitual de Vittorio de Sica, "como el sudor (esta vez angustioso) a la piel, una dolorosa unión al presente". Maestría del empleo dramático de un pueblo que, al arrancarse las insignias fascistas de la guerra, se sumió en un mundo angosto de habitantes de grandes ciudades que parecían apretujarse, únicamente, en calles de sollozos por "robos de bicicleta", por niños "limpiabotas" que se enfrentaban al tremebundismo de una nueva sociedad que daba la espalda a toda mirada compasiva de una infancia que nada sabía de fábulas angelicales, o por un estudio minucioso de los tiempos muertos e infortunados que nos hablaban de las grises existencias, atroces en su soledad y miseria, de los expulsados de la sociedad, como el jubilado "Umberto Doménico Ferrari"
 



 

  

Pero, ya en la década de los 60, algunos críticos europeos firmaron "el acta de defunción" de aquella experiencia límite que había significado el naturalismo italiano (alentados por las nuevas munificencias recompensadoras de un mundo, allende el Atlántico, que les había invitado a participar de la gloria de los vencedores, y que así apadrinó al séquito glorioso de los nuevos cineastas nacidos en la península Apenina). Y aquellos hijos menesterosos de la posguerra, cuyas experiencias extremas "cuajaran sangre y conciencia" entre los primeros desasosegados espectadores europeos, llegó, en consecuencia, hasta un callejón sin salida.

                      UN GENIO RENOVADOR Y SU OBRA


[Federico Fellini, nacido en Rímini, Emilia-Romaña, Italia, el 20 de enero de 1920- Fallecido en Roma, el 31 de octubre de 1993 de infarto agudo de miocardio a la edad de 73 años]


Apareció por primera vez como actor dirigido por Roberto Rossellini en el primer sketch de "L'amore"-Il miracolo" (El amor-El milagro"), de 1948, junto a Anna Magnani.


En la década de los 50, se convierte  en una de las personalidades más dominantes de la siguiente etapa postneorrealista. En "I Vitelloni" ("Los inútiles") de 1953, con un excepcional Alberto Sordi, Franco Fabrizi, Franco Interlenghi, Leonora Ruffo, Lida Baarová, Vira Silenti, Ricardo Cucciola y Leopoldo Trieste, había retratado a ciertos holgazanes caricaturescos que entretenían su tiempo en una pequeña ciudad playera (y que probablemente algo tuvieron que ver con la adolescencia del mismo Fellini en Rímini), entre la vacuidad de sus vidas, aventuras y diversiones, todas ellas de una molesta sordidez. Pero estos caracteres distorsionados por Fellini no encajarían ya en los cánones rigurosos del neorrealismo




Con los ímpetus hambrientos de una sociedad todavía subdesarrollada, de "La Strada", 1954, con con Anthony Quinn, Giulietta Masina, Richard Basehart, Aldo Silvani, y Marcella Rovere, "Il bidone" ("Almas sin conciencia"), 1955, con Broderick Crawford, Giulietta Masina, Richard Basehart, Franco Fabrizi, Lorella di Luca, Sue Ellen Blake, Alberto De Amicis, y Ricardo Garrone, 
Y "Le notti di Cabiria" ("Las noches de Cabiria"), 1957, Oscar de Hollywood a la Mejor Película Extranjera, con Giulietta Masina, Franca Marzi, Amedeo Nazzari, Dorian Gray, Ennio Girolami y François Périer, se mantendría aún cierto desgarramiento interior o exámenes de conciencia, por llamarlos de alguna manera, más apegados a la cinematografía de De Sica, de Rossellini, o del primer Visconti. En ellas se patentizaba la existencia de esos nuevos hombres de postguerra que tornaban a la dura batalla de su supervivencia, aunque fuese por medio de ciertas masoquistas dimensiones de la crueldad y de la ignorancia, y a los que tan sólo podría redimir el sacrificio expiatorio de la inocencia. No obstante, en dichos films se vislumbraría ya cierto insólito elemento espectacular circense, muy afecto a Fellini (que ya de niño huyó de casa para enrolarse en una troupe de circo, y quizás por ello mismo asegurara siempre que "para él, el cine era puro circo").
[
Giulia Anna Masina, conocida artísticamente como Giulietta Masina, nacida en San Giorgio di Piano, Emilia-Romaña, Italia, el 22 de febrero de 1921-Fallecida en Roma, 23 de marzo de 1994 de cáncer de pulmón a la edad de 73 años]
Masina había aparecido ya en "Luci del varietà" ("Luces de varieté"), 1950, dirigida por Federico Fellini y Alberto Lattuada, con Peppino De Filippo, Carla del Poggio, John Kitzmiller, Dante Maggio, Gina Mascetti y Folco Lulli, Y su futuro personaje de Cabiria fue esbozado en 1952, en "Lo sceicco bianco" ("El jeque blanco"), la primera comedia rodada en solitario por Fellini, con Alberto Sordi, Leopoldo Trieste, Brunella Bovo y Lilia Landi. 
 



En efecto Giulietta Masina y sus interpretaciones sucesivas de la mano de su esposo y mentor nacerían de una entrañable inspiración chapliniana. Un elemento muy a resaltar es que en los finales de Fellini, tanto en "Cabiria", como en "Il bidone" o la misma "Strada", sus protagonistas alcanzan siempre cierta purificación postrera, de tono agridulce, que, por supuesto, nada tiene que ver con los "happy ends" americanos de "...Y vivieron felices". Existe una resonancia espiritual en ellos, de toma de conciencia, que muestra a Fellini como el "gran primer poeta del cine italiano", y que otros, consiguientemente, imitarán sin cesar. 
En 1952, Roberto Rossellini le ofreció una bella oportunidad de lucimiento enternecedor al lado de una maravillosa Ingrid Bergman en "Europa '51". Y fue "Fortunella", en 1958, dirigida por Eduardo De Filippo, con Paul Douglas, Alberto Sordi, Franca Marzi, Piera Arico, y Nando Bruno.


En 1959, dirigida por Renato Castellani, comparte brillantemente cartel con la gran diva del neorrealismo Anna Magnani, en "Nella città l'inferno" ("Infierno en la ciudad") coprotagonizada por Alberto Sordi,  Myriam Bru, Cristina Gaioni y Anita Durante.  


 Y con Katharine Hepburn, Margaret Leighton, Yul Brynner, Danny Kaye,  John Gavin, Donald Pleasance, Paul Henreid, Oskar Homolka, Edith Evans, Nanette Newman, Richard Chamberlain, y Gerald Sim, interviene en "The Madwoman of Chaillot" ( "La folle de Chaillot"-"La loca de Chaillot"), 1969, de Bryan Forbes,


Aún rodó sus dos últimas películas con Masina: la onírica y surrealista "Giulietta degli spiriti" ("Giulietta de los espitirus"), 1965, coprotagonizada por Sandra Milo, Valentina Cortese, Valeska Gert, Mario Pisu, José Luis de Vilallonga, Lou Gilbert, Silva Koscina, Luisa Della Noce, Sabrina di Sepio, Milena Vukotic, Caterina Boratto y Friedrich von Ledebur, y la nostálgica "Ginger y Fred", 1986, [Comedia de una pareja de bailarines que habían saltado a la fama gracias a su perfecta imitación de Ginger Rogers y Fred Astaire se reúnen años después en Roma para aprecer en un programa de televisión], con Marcello Mastroianni, Franco Fabrizi, Friedrich von Ledebur, Augusto Poderosi, Salvatore Billa como Clark Gable, y Totò Mignone como Totò.
 
No obstante, se impone retrotraernos a los grandes comienzos de la maravillosa Giulietta Masina, mucho antes de que el genio de Federico Fellini, tras contraer matrimonio con ella, la convirtiera, junto a Anna Magnani en una de las actrices más extraordinarias de la cinematografía europea, y en parte primordial de los primeros pasos de Fellini en el neorrealismo italiano. Tuvo una breve aparición en el film de Roberto Rossellini "Paisà" ("Camarada") de 1946. Y el por entonces considerado uno de los más conspicuos directores de los años 40, Alberto Lattuada la incluye en su magnifico y doloroso mosaico de posguerra "Senza pietà" ("Sin piedad", junto a la esposa de Lattuada, la inolvidable y gran interprete principal del film Carla Del Poggio, y como coprotagonistas John Kitzmiller, Folco Lulli, Pierre Claudè, Otello Fava y Daniel Jones.
Tras la ya anteriormente citada "Luci del Varietà", 1950, dirigida al alimón por Lattuada y un principiante Federico Fellini, Luigi Comencini la dirige en "Persiane Chiuse", 1951, con Eleonora Rossi Drago, Liliana Gerace, Massimo Girotti, y Renato Baldini. Y en ese mismo año interviene en la comedia  "Sette ore di guai" de Marcello Marchesi y Vittorio Metz, con Totò, Isa Barzizza, Carlo Campanini, y Eduardo Passarelli. Y "Cameriera bella presenza offresi..." (Una doncella en apuros"), de
Giorgio Pastina, con  Elsa Merlini, Gino Cervi, Giulietta Masina, Alberto Sordi, Eduardo de Filippo, Peppino de Filippo, Enrico Viarisio, Milly Vitale, Carlo Ninchi, Aldo Fabrizi, Vittorio de Sica, Isa Miranda y Delia Scala.
En 1952, inrterviene en "Wanda, la peccatrice", de Duilio Coletti, con  Yvonne Sanson, Franck Villard, Françoise Rosay, y Paolo Stoppa. "Il romanzo della mia vita", dirigida por Lionello De Felice, con Luciano Tajoli, Antonella Lualdi, Vittorio Sanipoli, y Francesco Golisano.
Tras las ya citadas "Lo sceicco bianco", donde Fellini, por primera vez, esboza el futuro personaje de Cabiria, y "Europa '51, de Roberto Rossellini, el prestigioso Carlo Lizzani la dirige en el drama "Al margini della metropoli", 1953, con Massimo Girotti, Marina Berti,  Michel Jourdan, y Lucien Gallas ."Lo scocciatore (Via Padova 46) ("El suceso de Via Padova 46"), 1954, de  Giorgio Bianchi, con Peppino De Filippo, Alberto Sordi, y  Ernesto Almirante.






"Donne proibite", 1954, de Giuseppe Amato, con la norteamericana Linda Darnell, Valentina Cortese, Anthony Quinn, Roberto Risso, Maria Pia Cassilio y Lea Padovani. "Cento anni d'amore -episodio Purificazione", ese mismo año, dirigida por Lionello De Felice, con Aldo Fabrizi, Gabriele Ferzetti, Myriam Bru, BruIrène Galter, Franco Interlenghi, Carlo Ninchi, Rina Morelli, Nadia Gray, Jacques Sernas, Maurice Chevalier  y Vittorio De Sica.
Y tras extraordinario éxito de "L'Strada", ese año 1954, con su marido Federico Fellini, acepta intervenir en "Buona notte... avvocato" ("Buenas noches, abogado"), 1955, dirigida por Giorgio Bianchi, con Alberto Sordi, Mara Berni, Andrea Checchi, Tina Pica y Vittorio Caprioli. Se suceden sus grandes éxitos con Federico Fellini, Eduardo De Filippo y Renato Castellani, y en 1959, dirigida por el ruso Victor Vicas, aparece en "La donna dell' alltro" ("Jons und Erdme"-"La mujer sin nombre"), con Erdme Galletti, Richard Basehart: Wittkuhn, Carl Raddatz, Jons Baltruschowsky, Karin Baal, y  Gert Fröbe.

 
En 1960 interviene en la producción alemana "La gran vita" ("Das kunstseidene Mädchen"), de Julien Duvivier, con Gustav Knuth, Gert Fröbe, Harry Meyen, Inge Egger y Hannes Messemer. Y tras "Giulietta degli spiriti", 1965, interpreta "Scusi, lei è favorevole o contrario?" ("El gran amante"), dirigida e interpretada por Alberto Sordi, con Silvana Mangano, anita Ekberg, Bibi Andersson, Tina aumont, Franca Marzi y Mario Pisu.

Dirigida por  Lina Wertmüller aparece en "Non stuzzicate la zanzara". 1967, protagonizada por Rita Pavone, Giancarlo Giannini,Turi Ferro, y Caterina Boratto. Seguiría la ya comentada "The Madwoman of Chaillot", 1969, y posteriormente, en 1969, otra vez con Fellini el documental "Block-notes di un regista" ("Fellini: A Director's Notebook") en el que también aparecería Marcello Mastroianni.
También para TV intervino en la miniserie "Eleonora", 1973 de Silverio Blasi, con Giulio Brog, Roldano Lupii y Enrica Bonaccorti, y de nuevo para TV en otra miniserie "Camilla" 1976, de Sandro Bolchi, con Luigi Montini, Antonio Fattorini, Eva Maran, y Paolo Turco entre un extenso reparto.
En 1985, tras "Ginger y Fred"Sergio Citti la dirigió en  la serie televisiva "Sogni e bisogni", con Jacques Dufilho, Hector Alterio, Franco Citti, Gigi Proietti, Ugo Tognazzi, y Carlo Verdone, acompañados por un gran reparto. Interviene también en la producción alemana-eslovaca "La signora della neve",, 1986 de Juraj Jakubisko, con Valérie Kaplanová, Sona Valentová y Pavol Mikulik
Y finalmente aparece  en 1991, dirigida por Jean Louis Bertucelli en "Aujourd'hui, peut-être..." (Un giorno, forse"), con Véronique Silver, Eva Darlan, Jean Benguigui y Jean-Paul Muel.

 En 2005 la Rai Italiana emite un documental dedicado como homenaje póstumo a la inolvidable Giulietta Masina titulado "Giulietta Masina, la forza di un sorriso"




 

EL GENIAL GUIONISTA DEL NEORREALISMO ITALIANO

 

                                   Cesare ZAVATTINI

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[Cesare Zavattini, nacido en Luzzara, Italia, el 20 de septiembre de 1902- Fallecido en Roma, Italia, el 13 de octubre de 1989 a la edad de 87 años)
 


Cesare Zavattini había exigido del cine italiano, en especial al extraordinario Vittorio de Sica, a quien proporcionó los mejores guiones de la historia del cine italiano, una huida a toda luz de lo llamado "excepcional": "Hay que captar la vida en el acto mismo en el cual la vivimos". Así, frente a la cotidianeidad que examina el vértigo en que se mueven esas víctimas del gran Cesare, y a las que adivinamos siempre ante el precipicio de los nuevos horrores que impone tanta existencia de infortunio, Fellini acabará por erigirse en el más genial mixtificador del excentricismo de un mundo que tiende a divorciarse, merced a nuevas "pequeñas grandezas" de un lento bienestetar social, de la amalgama miserabilista de las dos décadas anteriores. Y en consecuencia, se convierte en el gran traidor (o, para otros, hereje) del neorrealismo.
 
 


Con "La dolce vita" en 1959, con un fabuloso reparto estelar: Marcello Mastroianni, una esplendorosa Anita Ekberg, una inolvidable y deshinibida Anouk Aimée, la bellísima Yvonne Forneaux, Alain Cuny, Annibale Ninchi, Alain Dijon, Magali Noël, Lex Barker, Jacques Sernas y Nadia Gray, Fellini conseguirá el mayor triunfo de toda su carrera hasta entonces. Esa vorágine carnavalesca de personajes de una moral disipada (aristocracia y alta burguesía romana) que conlleva el nuevo film de Fellini, y que nos es mostrada a modo de revista sensacionalista, nos grita en pleno rostro, y a todo pulmón, que la angustiosa situación social de postguerra ha dado ya (para unos sí, para muchísimos no) un giro vertiginoso, y que tras una nueva situación de prosperidad, el pueblo italiano abre sus puertas por fin al Nuevo Cine del Milagro Económico.
¡No nos engañemos! Porque a través de esa náusea que subyacerá tras el escandaloso exponente irreflexivo de una sociedad mucho más disipada, entre la bruma de un gris amanecer romano, la playa escupirá su primera simbología "expresionista" con ese monstruo apocalíptico que, tras la resaca de la enloquecida mascarada noctámbula de los protagonistas, se pudre en la arena, al igual que aquella absurda y libertina Alta Sociedad Romana.






 

      UN UNIVERSO ONÍRICO:  "OTTO E MEZZO" ("OCHO Y MEDIO") 


 

Pero, ¡¡atentos a la nueva pirotecnia de Fellini, ya incesante a partir de aquí!! Porque el maestro también será capaz de ofrecernos ciertas confidencias impúdicas y viscerales de su propia personalidad en crisis. Y para ello recurrirá de nuevo al gran Marcello Mastroianni, ahora director de cine en "Fellini otto e mezzo" ("Fellini, ocho y medio"), de 1963, con otro reparto espectacular: Marcello Mastroianni, Anouk Aimée, Claudia Cardinale, Sandra Milo, Barbara Steele, Rosella Falk, Madeleine Lebeau, Caterina Boratto, Guido Alberti, Bruno Agostini, Edy Vessel, Annibale Ninchi, y Antonio Acqua, que mostrará al mundo de sus más acérrimos seguidores las más íntimas confesiones del mismísimo Fellini. Un espectáculo esplendoroso y apabullante cubrirá de nuevo con la regia capa del mito al gran genio: ¡esta vez con su propia proyección terapéutica! Psicoanálisis, convicción, autenticidad: nueva fórmula de una personalidad ante un concierto de imágenes expresionistas

Fellini se agiganta al dar paso a la que habría de ser ya su definitiva vía cinematográfica: ¡su universo onírico, el barroquismo más desatado, el tejido de sus obsesiones de infancia, los fantasmas que pueblan su mundo interior, y sus mujeres! (Sandra Milo, Anouk Aimée, y la angelical Claudia Cardinale, y hasta la demoníaca Barbara Steele, y la feroz come hombres Saraghina-Eddra Gale) ¡¡Lo real y lo irreal!! "Ocho y medio" desfilará ante nuestros atónitos ojos como el más estruendoso caos figurativo del ensueño, de lo impracticable, de un nuevo mundo entendido desde la novedosa óptica del desorden y de la confusión. Un castillo de fuegos artificiales, bien que en blanco y negro, que iluminará un flamante espacio cinéfilo con las imágenes más sugestivas del delirio de un genio. La música de Nino Rota será también un más que apetecible hallazgo añadido. 

                           EL ACTOR POR EXCELENCIA

 
[
Marcello Vincenzo Domenico Mastroianni, Cavaliere di Gran Croce, nacido en Fontana Lin, Lazio, Italia, el 28 September 1924 – Fallecido en París, el 19 December de 1996 de cáncer de páncreas  a la edad de 72 años]
 

¿Y Marcello Mastroianni? ¿Quién sino él podría penetrar en la identidad Felliniana como en la casa del espíritu? La afinidad secreta entre director y actor, al exhibir los pliegues de la conciencia del gran maestro, los velos de ironía con que acoge esos ambientes psico-intelectuales que recorren el film, lo consagran como al actor italiano mejor capacitado para mostrar la más extraordinaria autenticidad y convicción con que se pueda abordar un personaje en la pantalla. Mastroianni (que se convertirá en uno de los más sólidos colaboradores de este creador único) patentiza, como su alter ego, una dimensión humana que sobrepasa todo comentario. Fellini y Mastroianni quedan así prendidos en el acto secreto que promueve la perennidad de las autorías de los genios.
 
 










¡A resaltar el tratamiento engrandecedor de ese costumbrismo angustioso de una mediocridad engreída y prepotente, idónea para convertir en ópera bufa la pseudo-intelectualidad más fétida, enervante, y obsesivamente fetichista, que recorre el inquietante balneario Felliniano al principio del film! Y Mastroianni ¡de órdago! entre ese medio hostil, disparatado y abrumador. Uno de los itinerarios más deslumbrantes que impulsar pudieron hasta límites inimaginables las dotes interpretativas de este europeo único, admirado y particularísimo.¡¡Fellini y más Fellini!! ¡¡Ocho más ocho! ¡Y para postre, ¡¡medio más!! ¡¡Placer intenso!!




En 1969, con Fellini Roma cobra vida en el novisimo e innovador método narrativo que, olvidando el documentalismo anecdótico del neorrealismo, va a conectar de nuevo su obra con el más brillante y carnavalesco retablo imaginativo, esta vez el de la disipación moral en la que 2000 años atrás fuera la Caput Mundi de Europa. No duda por tanto en llevar a cabo una recreación circense, de barroquismo desatado y espectacular de la que está considerada la primera novela de Occidente: "El Satyricon" que nos legara aquel árbitro de la elegancia que  fue Cayo Petronio, escrita en latín, aunque atribuída con polémica a dicho personaje, que brilló en la corte del reinado de Nerón en la Roma Imperial. Tal como debió imaginar Petronio, Fellini se vale de atractivos efebos como el recién descubierto Martin Potter al que concede el personaje principal de Encolpio, de Hiram Keller como Ascilto, y a Max Born el de Gitón,  y como coprotagonistas, Salvo Randone, Magali Noël, Alain Cuny, Lucía Bosè, George Eastman como el Minotauro, Capucine, y Tania Lopert. [En la Roma del s. I d. C., dos estudiantes, Encolpio y Ascilto, discuten sobre su propiedad sobre el adolescente Gitón. El niño escoge a Ascilto. Solo un terremoto salva a Encolpio del suicidio. A partir de entonces, Encolpio vivirá una serie de aventuras y desventuras para conocer nuevos amores. Las andanzas decadentes discurren en el barrio de La Suburra en la época desaforada de Nerón]


Tras "Satyrycon", 1972, Fellini traduce ahora su visión de Roma, tejida en parte de los mitos de su infancia, y nos lleva hasta una documentalista piroctenia con su nueva "Roma" repleta de una convicción de cuantos misterios  dicha urbe entraña, entre nuevas obsesiones íntimas de amor y crítica hacia una sociedad como la romana que nos retrotrae en parte a su "Dolce vita". Incluso nos ofrenda una despedida enternecedora de aquella Mamma Roma inolvidable que fue Anna Magnani. Aparecen como invitados una despampanante Fiona Florence,  Marcello Mastroianni y Peter González Falcón.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 




Incluyó dos magníficos sketchs, uno en "Histoires extraordinaires", 1968, basado en tres historias de Edgar Alla Poe. Fellini dirigió "Tre passi nel delirio", 1968, con una desaforada pesadilla siempre recurrente de su mundo onírico. En el papel del actor aparece un memorable Terence Stamp, pálido, confuso y lo suficientemente enfermo como para encarnar perfectamente a uno de los personajes clásicos de Poe. Fellini construye un impresionante sistema visual compuesto por una sucesión continua de alucinaciones y visiones, donde se abandona la narrativa lineal en favor de una lectura emocional del personaje. interpretado por el actor inglés, y otro en "Bocaccio 70", con "La tentazione del dottor Antonio" con Peppino de Filippo, y recuperando la espectacular figura de aquella bellísima Anita Ekberg de "La dolce vita"



1973 será la culminación de Federico Fellini al dirigir un mundo de recuerdos de infancia y adolescencia con la excepcional "Amarcord", con Magali Noël, Puppela Maggio, Alvaro Vitali, Bruno Zanin, Pupella Maggio, Armando Brescia, Ciccio Ingrassia, y Josiane Tanzilli
 
 
 
 
 
 
 
 


En 1976 escenifica con su expresionismo onírico y de un barroco tan extravagante como ilimitado la vida del gran amante histórico Giacomo Casanova con el título de "Il Casanova de Federico Fellini"  Una versión  felliniesca de Casanova encarnizada y patética basada en "Historia de mi vida"  escrita por dicho personaje. La película  fue  tachada de grotesca, burlesca y sarcástica, aunque ganó el Oscar al Mejor diseño de vestuario y de producción. Fue protagonizada por un desmadrado y sensual Donald Sutherland, actor norteamericano que fue elegido por tener, según Fellini, "cara de masturbador", aunque el director italiano había tenido in mente contratar  para el personaje central a Gian María Volonté. El Casanova de Fellini estuvo arropado por un conjunto enorme de bellas actrices, como la joven Tina Aumont, y las desconocidas Carmen Scarpitta, Cicely Browne, Olimpia Carisi, Pia de Dosses, Silvana Fussachia, Fiona Florence, Alessandra Belloni, Isabel Pisano, Elisa Mainardi, Leda Lojodice, Marika Ribera, Barbara Steele, Clarissa Mary Roll, y Clara Algranti.
Fellini corona sus dramas desgarradores con la purificación final de sus protagonistas. Son, pues, películas de final feliz, no entendido a la manera americana. Su afición por lo insólito como elemento espectacular se remonta a los días de su infancia, en que se escapó de su casa para enrolarse en un circo. "Para mí el cine se parece mucho al circo", explicó Fellini. Zavattini, en cambio, pedía al cine una lucha contra lo "excepcional" para captar la vida en el acto mismo en el cual vivimos, en su mayor cotidianeidad. Pero fuera de dudas, Fellini fue uno de los artistas más extraordinarios del cine europeo.