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lunes, 30 de noviembre de 2020

The Night of the Iguana (La Noche de la Iguana) -I Parte-


Que el genial "mammoth" norteamericano que fue John Huston  no incluyera en su "retablo de maravillas" un Tennessee Williams,  ya nos parecía raro. Huston se nutrió siempre bien y con lo mejor (escritores como Dashiel Hammett, Bruno Traven, Carson McCullers, Henry Miller, y un gran etc. fueron una parte vital en la alimentación de sus majestuosos banquetes cinematográficos como el gran Epulón pagano que también fue durante más de cuatro décadas). Y siendo tan áspero (no lo guardaba en secreto) de repente le entraban resquemores plenarios y exageraba y embellecía cuanto le rodeaba.


El ardid estratégico de Huston, que nunca fue vanidoso ni gustaba de lisonjas, se fundó en que jamás publicaba su talento con repiques, y que (como buena esponja "whisquera" que era) no parecía intervenir para nada en lo que hacía. Pero el hombre, encubiertamente, sabía elegir, era un "geniazo" como pocos, capaz de convertir en "blanquísimo" (no era nuestro Mr. Huston muy amigo de los colorines) lo más negro que se le pusiese por delante ("The Maltese Falcon" ("El halcón Maltes"), 1941-"The Asphalt Jungle" ("La jungla de asfalto"), "The Misfits" ("Vidas rebeldes"), 1961.
    asfalto")


 




 



Muchos reportajes hablan de su anarquía en la voluntad. Pero como un genio también posee las dotes de un maestro, de consejero y protector, por más perrerías que se dijeran de él, se pirraba por su trabajo. Y desplegaba su espléndida inteligencia en todo lo que tocaba.
Al elegir "The Night of the Iguana" ("La noche de la iguana") -una de las mejores obras de Williams- se sacudió la morriña caribeña que andaba arrastrando. Se instaló en el "Puerto Vallarta" mexicano y allí se quedó. Y al tiempo que dictaba su "público mesianismo" con tan majestuoso film, se proveyó del placer del privado.

En cuanto al mundo físico de "esa noche enloquecida entre los ardores de "Puerto Vallarta", haremos hincapié en que es una religión a punta de lanza, una reflexión más que un sentimiento, un culto solemne, reglamentado y matemático al universo moral en movimiento de cierta clase muy especial de seres humanos, en especial un extraordinario y mesiánico Richard Burton-Reverendo Lawrence Shannon. Así de la mala vida de sus personajes habría mucho que hablar. ¿Cómo interrogar sobre su condición moral a los genios, si ello es lo que les confiere sin duda el carácter de la divinidad? Y así uno se asombra de nuevo ante ese maduro "angry man" que es Richard Burton (y que ya fue el "young angry" por excelencia), y todas sus imperfecciones contagiosas. Es mucho mejor el orden de su universo hecho de carne y hueso, que las absurdas crisis religiosas de esa alma inexistente. Que las facultades interpretativas de Burton alcanzan en esta película su más alta cota, ¡ahí queda para regocijo de todos! Es gigantesco, parece un sietemesino enloquecido que estremece y enamora a todas las señoras y señoritas (menos a la lésbica "teacher") que inflaman esa desaforada noche de Mr. Tennessee. Más tarde, la fierereza indomable que lleva dentro se desbasta y pule, y hasta en los huecos de los más ignorantes suena el justo eco que proclama a Richard Burton como uno los más excepcionales intérpretes (¡si no el mejor!) de los que se afincaron en aquel hospital de la neuropatía cinematográfica. Y una exquisita y deslumbrante Deborah Kerr-Hannah Jelkes, una juvenil y fogosa Sue Lyon-Charlotte Goodall (que una vez fue la “Lolita” de Nabokov y Kubrick), y una desaforada y lésbica profesora Grayson Hall-Miss. Judith Fellowes. Y como regalo muy especial, una olímpica y voluptuosa Ava Gardner-Maxine Faulk- de madura belleza, hasta enloquecer por ella,  frenética, ardiente, irresistible y sublime, en la que resucita aquella Eloise Kelly -“Osito de Miel” inolvidable, que nos cantaba “Comin' thro' the rye...”- y con que John Ford la encaminó hacia el Oscar –que la Academia de Hollywood le negó- en la no menos memorable y amorosa encrucijada africana que fue “Mogambo”, -1953-... Es muy difícil domar a la fiera que todos llevamos dentro, porque, afortunadamente, existen los desequilibrios de la sangre. 





 
 


El reverendo Dr. T. Lawrence Shannon- Richard Burton, sacerdote episcopal, recrimina ferozmente, durante la celebración del servicio religioso, a su congregación. Clama a los cielos ante la hipocresía de todos ellos, y condena los prejuicios morales de los que hacen gala. Acusado de haber tenido una relación inapropiada con una joven maestra de la escuela dominical, es condenado al ostracismo.
Dos años más tarde, Shannon, ahora guía turístico de la empresa texana "Blake's Tours", lleva a un grupo de maestras de escuelas bautistas en autocar a "Puerto Vallarta", México.
 
 
 
La impetuosa y exigente líder del grupo es la señorita Judith Fellowes - Grayson Hall, cuya sobrina de 16 años Charlotte Goodall - Sue Lyon, intenta seducir a Shannon. Fellowes considera a Shannon como un guía inútil, cuya actitud despreocupada e irónica está perjudicando el viaje. Y, por supuesto, no ve con buenos ojos la atracción que el ex-reverendo (cuyo pasado naturalmente la maestra ignora) ejerce sobre la joven Charlotte, que no deja de acosarle sexualmente desde su llegada a México. No obstante, la Fellowes ha puesto un telegrama a la oficina de Texas quejándose de Shannon, e igualmente, a través de un juez hermano suyo trata de averiguar el verdadero pasado del ex-reverendo. Hank Prosner- James Ward, el joven conductor del autobús, advierte a Shannon de las intenciones de la Fellowes.




Tras un pinchazo de una de las ruedas del autobús, y mientras Hank se encarga de arreglarlo, Shannon aprovecha para darse un baño en el océano, y Charlotte, entusiasmada le sigue para compartirlo con él.

La Fellowes se entrega entonces a un desaforado griterío en la playa, exigiendo desesperadamente a su sobrina Charlotte que salga del agua y acusando a Shannon de querer aprovecharse de su inocencia juvenil, aunque tan sólo se trata de un simple baño en el mar dado el terrible calor reinante. La exasperación de la profesora resulta incomprensible para los bañistas, y sobre todo sus hipócritas prejuicios moralistas.
                                  La Fellowes, exasperada, cuando salen del agua, abofetea a Charlotte
             


Amenazado por parte de la Fellowes, en un momento de desesperación, Shannon aparta a su conductor, el joven Hank, y decide hacerse él mismo con el volante.  Pasará de largo del hotel "Ambos Mundos" donde tienen la reserva y conducirá alocadamente por una carretera polvorienta hasta un lugar apartado del centro urbano.

Luego,  trata de evitar que Fellowes llame a su jefe dejando varados al grupo turístico en un hotel barato (y, erróneamente, piensa, sin teléfono) de "Costa Verde", hermosa posada tropical llamada  "Mismaloya". 





Shannon asume que el hotel todavía está dirigido por un viejo amigo llamado Fred, pero el hombre murió recientemente, por lo que el hotel ahora está dirigido por su viuda, la frívola y extravagante Maxine Faulk - Ava Gardner, enamorada de Shannon. Éste sube hasta el recinto hotelero, tras haberse apropiado de la tapa del distribuidor del autobús, para que las turistas no puedan irse, y expone su situación a Maxine que ríe divertida ante las trastadas que, siempre metido en líos, suele cometer el desarraigado Shannon. 


La siempre exasperada profesora Fellowes sube también hasta el hotel exigiendo a Shannon que le entregue el distribuidor, que él no está dispuesto a devolver. Maxine ante la situación negativa para Shannon, que ha descubierto que Maxine ha instalado teléfono en el hotel, lo cual le perjudica, y aunque al principio la dueña de "Mismaloya" no esté de acuerdo de que todas las turistas pernocten allí, accede tras los ruegos de Shannon, y propone a la Fellowes que se relaje, y que pasen los siguientes días en el hotel, prometiéndoles todo tipo de comodidades.

La Fellowes no dejará de enfrentarse a Shannon. No obstante, se ve obligada a quedarse en "Mismaloya" hasta poder arreglar la situación. 

Pero la joven continuará causando problemas a Shannon que lucha contra sus debilidades tanto por la carne como por el alcohol. Y la joven casquivana acude a su habitación, y el ex-reverendo debe resistir todas las tentaciones a que se ve expuesto. Es como sentirse atado "al final de la cuerda", al igual que una iguana que los chicos de la cabaña de Maxine mantienen amarrada.


 

 


Tratando tembloroso de resistirse a las ninfómanas acometidas de la sensual Charlotte, rompe una botella de whisky, y aturdido pisará los cristales. La muchacha  lo imitará sin importarle cortarse la planta de los pies. Entonces, la Fellowes irrumpirá en la habitación acusándolo de estupro.
                                                         Durante la noche trata de pedir perdón a Charlotte.
                                              
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 


Otros recién llegados al hotel serán Hannah Jelkes - Deborah Kerr, una bella y casta pintora itinerante de "Nantucket" que viaja con su anciano abuelo poeta al que llama Nonno - Cyril Delevanti. Se han quedado sin dinero, y vagan por "Puerto Vallarta" intentando sobrevivir. Hannah pide hospedaje a Maxine con la condición de que pagará con los dibujos que realice a sus clientas mientras Nonno recitará poesías.


Maxine no está dispuesta a conceder hospedaje a cambio de nada a los dos excéntricos, pero Shannon la convence para que sea generosa y  les deje una habitación. Hannah logrará hacer amistad con Maxine e incluso ayudarla en la cocina y servir a las accidentadas clientas que Shannon ha llevado hasta el hotel. Maxine se declara casi enamorada de Shannon, y que tiene sus urgencias "biológicas". Hannah, no obstante, y sabiendo ya que Maxine está enamorada de Shannon, asistirá a extraños enfrentamientos entre ambos, ahora porque Maxine se siente algo celosa de Hannah.

Maxine, de todas formas, no puede dejar de sentirse atraída por Shannon. Le prodiga algún pequeño cuidado como el de afeitarle. Luego Shannon dormita en la hamaca, pero antes Hannah ha dibujado su rostro, dibujo que luego regalará a Maxine y que ésta recibe entre risas.

 

Finalmente, la Fellowes, gracias al teléfono, averiguará que la condición sacerdotal de Shannon y que fue desterrado de la parroquia por tratar de seducir a una menor de su parroquia. El grupo de mujeres con la profesora al frente se enfrentará a él, que dormita en la hamaca mientras. La Fellowes, humillándole, y llamándole "seductor", le exige una vez más que entregue el distribuidor del autocar porque se disponen a abandonar "Mismaloya", comunicándole que ha sido despedido, y que volverán con el joven Hank.

 

 

 

 


Maxine se enfrenta a la Fellowes en defensa de Shannon, echándole en cara que el atractivo que Charlotte siente por Shannon o cualquier otro hombre es completamente normal. No como el que ella siente por su sobrina totalmente lésbico.


Shannon mantiene entonces una conversación telefónica con el jefe de la Agencia  "Blake's Tours", indicándole  irónicamente que ya estaba dispuesto a mandarlo a paseo.


Cuando Charlotte se niega a marcharse, obligada por el mismo Shannon, a la fuerza, a abandonar de nuevo su habitación, donde había estado tentándole sexualmente,  la muchacha grita que le odia, y corre hacia la playa.




Allí se entregará a un baile incitante, ante el indignado jefe de un chiringuito, y junto a dos jóvenes mexicanos que bailoteando con ella. Y luego tratan de echarla de allí por orden del vendedor del chiringuito.


Cuando el joven Hank acude a rescatarla, imaginando que están abusando de su juventud, se enfrenta a los bailarines. Recibe unos golpes y Charlotte se siente ahora atraída por él, dispuesta a abandonar  ya "Mismaloya", tras haber arrancado el distribuidor del autocar a Shannon.

Y cuando el grupo de excursionistas se dispone a marcharse sin abonar la cuenta del hotel, Maxine se enfrenta a la Fellowes amenazándola de que encontrará mejor alojamiento en la cárcel, ya que a mitad de camino la policía se encargará de detenerla por el impago de su estancia en "Mismaloya"


Aquella misma tarde Shannon se enfrentará a sus sentimientos de fracaso, a sus propios fantasmas. Es el suyo un auténtico ataque de neurastenia que lo empujará a un intento de suicidio, lanzándose al océano, de donde lo rescatan los muchachos de Maxine, que lo amarran en una hamaca por orden suya, hasta que logre calmarse.  

Maxine es objeto de sus insultos y reproches por sus irrefrenables apetencias sexuales, por lo que, llamándole "bastardo", huirá de él, hacia la nocturnidad de la playa.


                            Y allí se refugiará entregándose a los sensuales abrazos que le prodigan sus "muchachos".

 

 

 


Hannah, mientras tanto, se queda a lado de Shannon, trata de calmarlo haciéndole beber un  té de semillas de amapola, y se mostrará ante él  como una mujer también herida por el destino en una vida emocionalmente plena de insatisfacción y dolor.

 

 

 

 

 

 

 

Maxine ha vuelto de sus escarceos en la playa. Shannon, sin reprocharle ya nada, se halla completamente calmado gracias al té de semillas de amapolas y a la conversación mantenida con Hannah

En ese momento, Nonno, el abuelo de Hannah entrega la versión final del poema en el que ha estado trabajando desde su llegada a "Mismaloya".
 

"How calmy does the olive branch... Observe the sky begin to blanch... Without a cry, without a prayer... With no betrayal of despair."


"Some time while night obscures the tree... The zenith of its life will be... Gone past forever... And from thence... A second history will commence"

"A chronicle no longer gold... A bargaining with mist and mould... And finally the broken stem... The plummeting to earth"

"An then, an intercourse not well designed... For beings of a golden kind... Whose native green must arch above... The earth's obscene, corrupting love." 

"And still, the ripe fruit and the branch... Observe the sky begin to blanch... Without a cry, without a prayer... With no betrayal of despair."  


"Oh courage! Could you not as well... Select a second place to dwell... Not only in that golden tree... But in the frightened heart of me?"

"Qué tranquila la rama de olivo observa cómo el cielo empieza a palidecer... Sin un grito, sin una oración... Sin esa traición que aporta la desesperación".    

 

"Y en algún momento, mientras la noche oscurece el árbol... El cenit de su vida será ya pasado para siempre... Y desde el mismo comenzará una segunda historia. 

 

"Una crónica que ya no será de oro... Una porfía con la niebla y el musgo... Y finalmente se desplomará sobre la tierra el tallo roto.      

 

"Un apareamiento de seres dorados, cuyo verdor nativo con un amor lascivo, se arqueará sobre la tierra. 

 

 "Y aún así, la fruta madura y la rama observan cómo el cielo comienza a palidecer... Sin un grito, sin una oración... Sin esa traición de la desesperación"

 

"Oh, ímpetu! ¿No podrías tú también seleccionar un segundo lugar para morar... no sólo en ese árbol dorado, sino en mi corazón asustado?"

 

"¿Lo tienes Hannah?... "Cada palabra, Nonno"... ¿Y es bueno, Hannah?", inquiere el anciano,  a lo que ella responde emocionada, besándolo: "¡Maravilloso abuelo!". Maxine y Shannon le han estado escuchando conmovidos. Una vez transcrito, Hannah reza: "Señor, haz que acabe este incesante caminar" Y Nonno muere.



Los personajes intentan resolver sus confusas vidas. Maxine, que sigue enamorada de Shannon, propone, no obstante, que se quede con "Mismaloya" y que lo administre con la ayuda de Hannah, imaginando que la exquisita pintora se halla también interesada en el amor de Shannon tras la terrible noche pasada. Pero Hannah no está dispuesta a sacrificar a Maxine y permitir que se aleje, en su favor, del hombre que ama. Y desaparecerá con su habitual sencillez y comprensión de "Mismaloya", renunciando también a su última oportunidad de amar. Shannon vuelve a Maxine, su único refugio y su verdadero amor.