viernes, 21 de agosto de 2020

Loving Vincent (Con amor, Vincent) -3-


Fue Camille Pisarro quien aconsejaría a Theo Van Gogh de que una estancia en Auvers-sur-Oise sería beneficiosa para la salud maltrecha de Vincent. Pisarro conoce a un médico que ha sido profesor de anatomía artística y que además pinta y hace grabados. Es amigo de todos los pintores impresionistas y de todos los escritores que han pasado por la "Nouvelle Athènes". Se llama Paul Gachet, es viudo, y vive en Auvers con sus hija. Vincent sería recibido allí en una atmósfera acogedora.
Pero, Vincent, que se haya en el hospital-asilo "Saint-Paul-de-Mausole" de "Saint Remy" recuperándose de su terrible trastorno depresivo, no se decide a viajar a Auvers. Pasan semanas sin nuevos desequilibrios por su parte y Theo opina que es mejor abandonar el proyecto.


Octave Maus, crítico de arte, escritor y abogado belga, secretario del recién formado grupo "Les XX" que organizaba exposiciones anuales, invita a Vincent a exponer algunos de sus cuadros en el octavo "Salón" que va a administrar en Bruselas. Los pintores Puvis de Chavannes, Paul Cézanne, Jean- Louis Forain, Toulouse-Lautrec, Pierre-Auguste Renoir, el francobritánco Alfred Sisley, y Paul Gauguin entre otros muchos más, también están invitados. Vincent acepta, y envía seis lienzos el 30.
En "Saint-Paul-de-Mausole" de "Saint Remy" Vincent trabaja "tanto y con tan pocas pretensiones como un campesino", escribe a Theo. En una carta a Émile Bernard escrita a primeros de diciembre hace el balance del año que se acaba. "Durante todo el año he trabajado copiando del natural, sin pensar siquiera en el impresionismo, ni en esto ni en lo de más allá. Sin embargo, una vez más vuelvo a dejarme arrastrar por estrellas demasiado grandes y, nuevo fracaso, ya estoy harto"
Súbitamente, el 24 de diciembre, un nuevo ataque le fulmina. Violento, terrible, le dura una semana. Intenta envenenarse chupando los tubos de pintura. Mas, cuando pasa la crisis, vuelve a ponerse a trabajar. Escribe: "El trabajo consigue que mantenga un poco la presencia de ánimo y hace posible que salga de aquí algún día" 



Pinta desde su celda "Le moissonneur" ("El segador"): "Veo en este segador una vaga figura que lucha como un diablo en plena calor para acabar su faena, veo en él la imagen de la muerte... Pero en esta muerte no hay nada triste, pasa a plena luz, con un sol que todo lo inunda de un brillo de oro puro" 

El 19 de enero vuelve a Arles y visita a la familia del cartero Roulin y de los Ginoux,  que regentaban la "Cafetería de la Gare", 30 Place Lamartine, donde Vincent se alojó desde mayo a mediados de septiembre de 1888, mientras trataba de amueblar la "Casa Amarilla" y trasladarse allí. (En noviembre de 1888 madame Marie Jullian Ginoux aceptó posar para Vincent y su amigo Gauguin. En una hora, Gauguin produjo un dibujo al carboncillo al mientras Vincent produjo una pintura grande.

                                Dos días después de su llegada, una nueva crisis le tiene postrado otra semana.
Pero se siente feliz cuando recibe un artículo: "Les isolés" ("Los aislados"), que Gabriel-Albert Aurier, crítico y poeta francés [que fallecería dos años después que Van Gogh, octubre de 1892],  le dedica en la revista literaria "Mercure de France" del mes de enero: "Me ha sorprendido extraordinariamente el artículo sobre mis cuadros. Ni que decir tiene que espero seguir pensando que no es así como pinto, sino más bien como debería pintar" El artículo de Aurier es entusiasta. Termina con una pregunta: "Este Van Gogh, robusto y verdadero artista, tan de raza, con sus manos brutales de gigante, el nerviosismo de una mujer histérica, el alma iluminada, tan original y tan al margen en medio de nuestro lastimoso arte de hoy en día, ¿gozará algún día -todo es posible- de las alegrías del reconocimiento, de las zalamerías arrepentidas de la fama? Quizás" Vincent mandó una larga carta de agradecimiento a Aurier, en la que le anunciaba el envío de un estudio sobre cipreses.
 
Cuando ya lleva más de setecientos cuadros pintados, Theo informa a Vincent de que Anna Rosalie Boch (Saint-Vaast, Hainaut, 10 de febrero de 1848 - Bruselas, 25 de febrero de 1936), pintora belga, adquiere "La Vigne rouge" ("Viña roja") por cuatrocientos francos. [Se señaló como el único cuadro que Van Gogh vendió en toda su vida, pero otras dos obras más también fueron adquiridas: "Pont de Clichy" y un "Autorretrato")
Anna Boch (1848 - 1936)
Brussels

Anna Boch Collection
















Anna Rosalie Boch conocía y admiraba a Vincent que ya había pintado dos retratos de su hermano Eugène Boch en Arles. Tras su fallecimiento, la colección de Anna Rosalie Boch fue vendida por completo, y según su deseo, los recursos se emplearon para apoyar el retiro de sus "pobres amigos artistas"



Tras la última visita de Theo, Vincent, a la deriva, no aguanta más en el asilo "Saint-Paul-de-Mausole" de "Saint Remy", que regenta el doctor francés Théophile Peyron

                                               
                                                          El 24 de febrero Peyron escribe a Theo:
                                                                  "Saint-Rémy, 24 février 1890"
"Je confirme à nouveau avoir reçu la lettre recommandée adressée à M. Vincent. Il a eu une autre attaque, qui l'empêche de vous écrire et qui a eu lieu après un voyage à Arles. Je constate que les attaques sont de plus en plus fréquentes et ont lieu assez brutalement après chaque trajet qu'il entreprend loin de cette maison. Je ne crois pas qu'il se livre à aucun excès quand il est en liberté, car je l'ai toujours connu sobre et réservé. Cependant, je suis obligé de reconnaître que chaque fois qu'il entreprend un petit voyage, il tombe malade. Ce ne sera que pour quelques jours et il retrouvera sa santé mentale comme avant".
[Post-scriptum]  


"J'ai dû envoyer deux hommes en petit chariot pour le chercher à Arles, et on ne sait pas où il a passé la nuit de samedi à dimanche. 

 
 
 
 
Il avait emporté avec lui un tableau d'une "Arlésienne", mais il n'a pas été
retrouvé" 
 
 

[Confirmo una vez más haber recibido la carta certificada dirigida al Sr. Vincent. Tuvo otro ataque, lo que le impide escribirle y que tuvo lugar después de un viaje a Arles. Veo que los ataques van en aumento. es más frecuente y ocurre de manera bastante abrupta después de cada viaje que hace de esta casa. No creo que se exceda cuando está libre, porque siempre lo he conocido sobrio y reservado. Tengo que admitir que cada vez que hace un pequeño viaje se enferma. Solo será por unos días y recuperará su cordura como antes"

[Postdata]

"Tuve que enviar a dos hombres en un coche para que lo recogieran en Arles, y no se sabe dónde pasó la noche de sábado a domingo. Se había llevado con él una pintura de un "Arlésienne", pero no se encontró"]
Vincent a Theo: El ambiente en el asilo empieza a pesarme más de lo que soy capaz de expresar, ya he aguantado más de un año. Necesito aire, me siento destrozado por la pena y el aburrimiento. Mi paciencia está al límite, no puedo más, tengo que irme, aunque esto sólo sea un remedio pasajero" Él mismo fija una fecha límite, el 15 de mayo.
                                                     El doctor Théophile Peyron no pone ninguna objeción.
Vincent anuncia su llegada a Theo y a su esposa Johanna. El 17 de mayo de 1890, mientras Jo aguarda con nerviosismo la llegada de su cuñado, Theo espera a Vincent en el andén de la estación de Lyon, en París. Le lleva en seguida a conocer a Jo y a su sobrino Vincent Willen Van Gogh, nacido el 31 de enero de aquel mismo año. A los dos hermanos, inclinados sobre la cuna del pequeño Vincent, se les saltan las lágrimas. Vincent no sale en todo el día del apartamento. Al día siguiente, se levanta al amanecer y mira silenciosamente sus cuadros esparcidos por el suelo.
Tras dos visitas, una almacén de cuadros de Theo en la rue Clauzel, y otra al "Salón de Campo de Marte", Vincent no desea prolongar por más tiempo su estancia en París.
Theo avisa entonces a doctor Paul Gachet de la próxima llegada de su hermano. Vincent se baja del tren de Auvers-sur-Oise con cuatro cuadros bajo el brazo y una carta de presentación.
Gachet, que da a Vincent la impresión de ser bastante excéntrico, le lleva hasta el café-posada "Saint-Aubin", en la calle Rémy. Pero cuesta seis francos diarios, resulta excesivamente caro, y Vincent prefiere alojarse en la "Auberge Ravoux", en la "Place de la Mairie" ("Plaza del Ayuntamiento"). Allí, donde pasaría los últimos setenta días de su vida,  la pensión sólo le cuesta tres francos con cincuenta. Los Ravoux no saben nada del pasado de Vincent, nada de él, y ni sus palabras ni su actitud dejan traslucir su fragilidad. Intima con la familia y, especialmente, con la hija del matrimonio, Adeline Ravoux, muchacha tímida y algo retraída que, no obstante, aceptó posar para Vincent una tarde de junio de 1890. La joven tenía tan sólo trece años, aunque Vincent creía que su edad se hallaba en los dieciséis. Van Gogh agradeció la paciencia de Adeline que se mantuvo muy quieta mientras posaba para él. Este cuadro fue regalado a sus padres.

Luego hizo dos versiones más: un dibujo similar y muy coloreado, con el vestido azul del primer cuadro, pero esa vez mucho más claro, pintura que envió a  Theo. Y luego un retrato idealizado de Adeline, donde sobre ese fondo azul oscuro aparece su cabeza y busto de tres cuartos, con un vestido del mismo azul celeste que sus ojos, y ya con auténtico aspecto de adolescente, aunque en él Adeline tiene una expresión menos apocada o quizás un gesto de cierta tristeza. A su derecha hay unas flores blancas y hojas verdes, que probablemente simbolicen su pureza e inocencia o, tal vez, su futuro ramo de novia en el matrimonio.
                                                          Vincent encuentra Auvers hermoso y pinta.
                                      



Pero duda, tres días después de su llegada, de que pueda contar con Gachet. En su primera visita no concertada, el doctor estaba en París pasando consulta. Cuando por fin se encuentra con él, domingo 25 de mayo, Gachet le invita el martes siguiente a que pinte su casa (pintura que ya había realizado Cézanne que había estado allí meses antes, lo mismo que Pisarro), y que le enseñe los cuadros que ha llevado consigo. Poco después, Vincent empieza su retrato (por el que, en 1990, el multimillonario japonés Ryoei Saito pagaría 82,5 millones de dólares, lienzo que tras su muerte, se halla en paradero desconocido. Saito, presidente, entre otras, de la papelera "Daishowa", declararía luego haber guardado el cuadro en uno de sus almacenes, tras haberlo mirado una sola vez)  
Gachet invita también a Theo y a su esposa a pasar con ellos un domingo de mayo en Auvers. Vincent va a esperarles a la estación. Almuerzan juntos en el jardín de la casona, y, eufórico, Vincent enseña a su sobrino las gallinas, los conejos y los gatos de Marguerite, la hija de Gachet., a la que pintaría tocando el piano y en su jardín entre las flores. Por la tarde, pasan por el "Auberge Ravoux" para ver los últimos cuadros de Vincent, que comenta: "Impresión muy tranquilizadora".            
Recorre sin cesar la ciudad y los campos de Auvers. Los días transcurren entre pintura y pintura, sin descanso.
 
 
Vincent, contando siempre con la ayuda de Theo, considera la posiblidad de alquilar una casa en Auvers. Pero su sobrino, Vincent, cae enfermo, y Johanna se muestra totalmente agotada entre el cuidado de su hijo y los gastos que resultan del mantenimiento de Vincent por parte de Theo. El 30 de junio Vincent recibe una carta de Theo: "Trabajo durante todo el día y aún no he conseguido ahorrarle preocupaciones a la buena de Jo desde el punto de vista de dinero porque estos ruines de Boussod y Valadon me tratan como si fuera un recién llegado y me tienen con lo justo" Theo piensa en dejarles y trabajar por su cuenta. 
El panorama no resulta amable. Su hermano se halla indeciso sobre su trabajo y Johanna está reponiéndose de su profundo cansancio.                                                                                               
                                                                    Vincent viaja a París el 6 de julio
Albert Aurier, que todavía no le conoce, y Toulouse-Lautrec van a verle. Vincent se muestra nervioso y agotado. Y unas horas después corre a tomar un tren para Auvers. Theo se ha sincerado con él, le ha pedido que tiene que ser más estricto con el dinero, y que ya no podrá seguir mandándole regularmente una asignación.

Vincent escribe: "Al volver a este lugar -Auvers-, yo también me he vuelto a sentir muy apenado. Mi propia vida también está afectada en la raíz misma, mi paso también es vacilante" 
Pero Vincent sigue pintando. El 14 de julio, pìnta "le Mairie" ("el Ayuntamiento") decorado con banderas y farolillos colgados de los árboles de la plaza.


Vaga perdido por Auvers. Su soledad resulta cada vez más amarga. "Creo que no hay que contar en modo alguno con el doctor Gachet" Theo le escribe que se halla de viaje con Johanna y el pequeño por Holanda: en Leyden, La Haya, y Amsterdam. Y en cuanto regresa a París, envía a su hermano cincuenta francos. Vincent se lo agradece: "Acabo de reducir al mínimo mi último encargo de pintura"
El día 27 de julio, Vincent, de ordinario tan puntual, no baja a cenar al comedor de los Ravoux. La familia empieza a preocuparse. Ha estado pintando en los campos con desesperación.



Y luego le han visto llegar muy abatido. Ravoux se llega hasta su buhardilla en el segundo piso. Vincent, echado en la cama, está bañado en sangre. Gachet y Mazery, otro doctor, conocido de ambos, ha sido avisados de inmediato. Gachet se niega a extraerle la bala, alojada debajo del corazón. Vincent no está dispuesto a dar la dirección de su hermano a los doctores.
En la pensión se aloja también un pinto holandés, Anton Hirschig, conoce a Theo y viaja el 28 a París con una carta de Gachet, comunicándole lo sucedido.
Theo llega el 29, al mediodía, lleno de esperanza. Escribe a Johanna: "Su fuerte constitución le ha sacado adelante" Vincent quiere fumar. Theo enciende una pipa, se la pasa a Vincent, y ambos intercambian unas palabras en holandés. A la una y media, el 29 de julio de 1890, Vincent muere.

El cura de Auvers se niega a celebrar un funeral por un suicida. El 30, Émile Bernard, el "père" Tanguy, otro pintor amigo Lauzet, Lucien Pisarro, Audries Bonger, hermano de Johanna, y el doctor Gachet acompañan a Theo, tras el ataúd de Vincent, en medio de un calor tórrido.
Hay girasoles entre las flores puestas sobre su tumba. Y en el bolsillo de Theo una carta inacabada, encontrada en su habitación: "... Pues bien, en mi propio trabajo arriesgo mi vida y ya he perdido a medias la razón, pero tú no eres uno de esos comerciantes de hombres que yo sepa, y puedes tomar partido, así lo creo, actuando verdaderamente con humanidad, pero ¿qué le vamos a hacer?"
 














"Llegó mucha gente, principalmente, artistas, entre los que reconocí a Lucien Pissarro y Lauzet. A otros no les conocía, también había gente de la localidad... Alcanzamos el cementerio, un cementerio nuevo pequeño con lápidas sepulcrales recientes. Está en la pequeña colina sobre los campos de trigo preparados para la cosecha bajo el ancho cielo azul que a Vincent podría haberle encantado todavía... quizás. Entonces lo bajaron a la sepultura. Algunas personas comenzaron a llorar en ese momento. El doctor Gachet quiso decir algunas palabras de homenaje sobre Vincent y su vida, pero también lloraba, tanto que sólo pudo balbucear un adiós muy confuso... Théodore van Gogh estaba hundido por la pena; algunos de los asistentes se hallaban también muy emocionados... Puede imaginarse cuánto lloré" [Émile Bernard por carta al crítico de arte Gustave-Albert Aurier, comentándole como fue el sepelio de Vincent Van Gogh en Auvers-sur-Oise el 30 de julio de 1890]















"Querido padre, parece que mi viaje continúa. He de encontrar un nuevo receptor, pues, por desgracia, Theo está muerto. Hay un médico, y creo que es la persona a la que hay que confiar la carta. De modo que voy a Auvers. Dele alguna excusa a mi jefe"

 

                   Armand penetra en el jardín de una hermosa casa. Una joven toca el piano y le mira un instante.
Luego se encuentra con una mujer que corta rosas."Oh, buenos días señora... ¿Sí?... Vengo a ver al doctor Gachet... ¿De veras? ¿Tiene usted cita?... No, tengo una carta de Vincent Van Gogh, un amigo de mi padre en Arles... No me diga. ¿Sabe que ha muerto?... Sí... El doctor Gachet está en París. No volverá hasta mañana. Me aseguraré de que la reciba... (Armand rechaza la oferta) Preferiría entregarla en persona. Me gustaría preguntarle por Vincent... (La mujer se muestra contrariada) Bueno, yo puedo hablarle de él. Era malvado. (Armand se asombra) ¿Es una opinión médica?
(La mujer insiste en su descripción negativa de Van Gogh) Supe en cuanto lo vi que tendría problemas. Tenía una mirada desorienta, en la que había algo de locura. Algo que no te arevías a mirar. Preguntó por el doctor. "Está justo detrás del jardín", le dije, y lo acompañé.

Vincent, al principio, fue bien recibido por Paul Gachet, contra la opinión de su ama de llaves. Marguerite Gachet también aceptó, no sin cierta reserva, al recién llegado. 















Y nada ha sido igual desde que vino aquí... Le haré llegar un mensaje. Un aviso de cuando el doctor podrá verle. ¿Dónde se aloja? (Armand duda, y pregunta) ¿Dónde se alojaba Vincent?... En el "auberge Ravoux" (Armand decide) Ah, me encontrará allí. (La mujer se muestra negativa con respecto al alojamiento elegido por el joven Roulin) No debería quedarse allí. Es un antro. El doctor le buscó un lugar en condiciones, pero seguramente estaba más a gusto en un antro. (Armand hace caso omiso de la advertencia) Da igual, allí es donde puede mandarme el mensaje. (El rostro de la mujer se endurece) No va a volver a perturbar la paz, ¿verdad? Ya tuvimos que sufrir bastante por culpa de ese loco en esta casa"


Armand, tras la conversación con el ama de llaves del doctor Gachet, se detiene en la campiña un instante a fumar un cigarrillo. Un cuervo sobrevuela el campo. De pronto le sorprende la lluvia. El cuervo sigue graznando entre el aguacero y Armand emprende una carrera bajo el chaparrón hacia el "auberge Ravoux".



Armand llega hasta el "auberge", y además de guarecerse allí de la lluvia, se halla decidido a albergarse en la casa mientras dure su estancia en Auvers. Una muchacha dobla ropa sentada frente al ventanal. "¿Busca algo?, (pregunta la joven, y vuelve su rostro sonriente hacia Armand) Busco al dueño... Soy yo... ¿Usted es la dueña? (se extraña el joven Roulin) Bueno, lo son mis padres (responde la chica) Soy Adeline Ravoux. Y ellos está visitando a mis tías. Supongo que durante los próximos días soy la propietaria... Lleva usted un bonito vestido. Digno de una propietaria. (se muestra galante Roulin, y la joven sonríe agradecida) No puedo llevarlo tan a menudo cuando mi padre está aquí. Siempre tiene encargos para mí... Sé lo que es eso (ironiza Armand) ¿Desea tomar algo? (ofrece la muchacha) No diría que no a un café caliente.  (La chica sirve la bebida, y toma asiento frente a Armand, mientras la lluvia sigue arreciando en el exterior)
                                    Adeline se levanta  de la mesa y se dirige al ventanal, mientras Armand apura su café.
¿Qué le trae a Auvers?... Un amigo de mi padre. Vincent Van Gogh. Supimos que se había suicidado. Se alojó aquí... Lo sé  ¿Estaba aquí cuando ocurrió? (La joven muestra ahora un rostro entristecido) Fue horrible. Sirvo la cena de los huéspedes a las siete. Y él no estaba. Aunque llegó luego. Pero todos sabíamos que algo andaba mal. "¡Señor Vincent,... Vincent!!, exclamó mi padre, corriendo tras él. Yo también subí. Una vez junto a él le preguntó: ¿qué ha pasado, Vincent? ¿Se encuentra bien?. Y viendo la herida en el pecho, se aterrorizó: "¡Santo Dios! ¿Qué ha hecho?", a lo que Vincent contestó: "He intentado matarme"... 
Llamamos al doctor Gachet. Cuando llegó hasta la habitación, ni siquiera le dijo una palabra a Vincent. Los dos simplemente se miraron, como... como dos lobos furiosos. Y Vincent estaba en la cama con una bala en el vientre. Yo estuve observando al otro lado de la puerta. Gritaba de dolor, preguntando cuando se la iban a quitar. Gachet me cerró la puerta de golpe. El doctor Gachet, un ex médico militar debería saber como extraer una bala. No hizo nada. Sólo decidió que era un caso perdido. Gachet me cerró la puerta de golpe. Y... se fue.
A la mañana siguiente, se habían difundido rumores sobre Vincent en todo el pueblo. A las ocho en punto llegó el gendarme Rigaudon, y estuvo trasteando las cosas de Vincent. ¿Pero, qué hace?, le dijo mi padre, ¿no ve que no está bien?... Sólo estoy siendo exhaustivo, señor Ravoux, eso es todo. Mi padre le pidió que se fuera. Dijo que Raigaudon era la última persona que debería ver un moribundo.
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Don Theo llegó por la tarde, entró solo gritando. "¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha sido?" Fue terrible, ¿verdad? Entonces las cosas se normalizaron. Y la verdad es que pensé que todo saldria bien. (Vincent murmuró "Sin tan sólo pudiera haber sido uno de ellos")... Pero, al caer la noche, Vincent empezó a tener fiebre y a debilitarse. En torno a la una y media, don Theo bajó las escaleras, y todos supimos que se había acabado, y Vincent había muerto.
(La lluvia persiste. Ambos miran el aguacero. Los clientes murmujean: "extranjero" Armand pregunta) ¿Qué cree que ocurrió? ¿Le vio venir?... No, lo guardó para sí mismo. Él era feliz. Yo de verdad pensaba que lo era. Sabe que el doctor Gachet intentó que se quedara en otro sitio.
                                       Vincent llegó con todos sus aparejos de pintar. Entró en la pensión.
Los clientes murmujean: "extranjero"
"Hola, ¿desea una habitación?", ofrecimos. "¿A cuanto es la habitación", se interesó. "Depende de la habitación?... Le dimos la más sencilla por el precio. Pero le gustábamos y el nos gustaba a nosotros. Era un hombre amable y callado. Claro, a usted no le gustaba... (Armand no lo afirma) No es eso... 
(Adeline) Podía hacer cosas raras por estar pintando, pero por lo demás era normal... (El joven Roulin se extraña) Raras, ¿en qué sentido?... Pues... el primer día..., lo recuerdo porque era un día como hoy. Cayó una gran tormenta. Salió a pintar. "¡Vincent, se va a empapar. Todo el mundo buscaba un refugio, y él siguió sin más debajo de la lluvia. Y pensé que sería cosa de la ilusión del primer día, pero él era siempre así, siemre pintando, día sí y día también. 
 
(Cesa la lluvia) He oído que tenía un trato cercano con el doctor (pregunta Armand) ¿Cómo? ¿con el doctor Gachet... No, yo no diría eso. Era bastante reservado. Estaba claro que tenía ese trato con su hermano. A juzgar por la cantidad de cartas... Lo sé (afirma Roulin), mi padre era su cartero. 
(Adeline ríe) ¡Ah!, entonces lo sabe. Me pregunto cuando dormía. Pintaba todo el día, escribía esas largas cartas, leyendo siempre esos grandes libros. Supongo que se podría decir que se organizaba bien... ¿Vincent? (se asombra Armand. Y Adeline afirma) Sí, se podía poner el reloj en hora con él. Pintaba de ocho a cinco. Cualquiera diría que iba a un trabajo normal. Iba a todos sitios, Chaponavale, los campos, el bosque, el río. Hable con el barquero. Él se lo dirá"















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