viernes, 3 de marzo de 2023

The Sheltering Sky (El cielo protector) -1-


Que Paul Bowles, autor de los llamados crípticos, tenía todas las papeletas para imposibilitar que cualquiera de sus escritos pudiera ser trasladado a la pantalla, es un hecho más que ratificado. Y por ello jamás imaginó que cineasta alguno emprendiera la dura tarea de penetrar en el laberinto confuso de su mundo, obsesivo, poco convincente, y provisto de los más insondables pliegues que se ocultan entre la soledad humana y a través de los esbozos, unas veces fascinantes, otras fastidiosos, con que ciertas élites snobs, culteranas y aburridas tratan de ocultar sus miserias, echando mano de esos tan cacareados recursos intelectuales entre los que acostumbran a pulular. Bernardo Bertolucci, al atreverse con Bowles, y a fin de penetrar en esa especie de mansión espiritual tan velada para el cine como es la del escritor, recurre a un primer factor esencial por entre el que gravitan las atractivas, aunque confusas, personalidades de sus protagonistas: el de una paisajística inconmensurable.

 




Hay un cielo protector, en efecto, en ese universo ilustrativo de la belleza desértica del Marruecos profundo, a través de la cual, finalmente, estalla la sensualidad de sus personajes, como atrapados por las efusiones irresistibles de una naturaleza tan atractiva en sustancia, como hostil en el medio.


 
Port Moresby {John Malkovich}, que parece rehuir en todo momento esos costumbristas dominios del primitivismo, se atreve a acercarse, en la primera mitad del film, (ya que la relacion carnal con su pareja Kit Moresby {Debra Winger} parece haber quedado relegada a las accidentales vivencias anteriores que todos desconocemos, pero intuimos), bajo las luces nocturnas del peligro, a los furtivos encuentros amorosos que ofrecer podía la prostitución (un tanto arriesgada) en aquel mundo árabe de primeros del siglo XX. El inesperado ataque al que Port debe enfrentarse, tras su encuentro sexual en un campamento bereber con una prostituta que intenta robarle la cartera, y su huida cuando la hetaira avisa a sus protectores, nos crea un primer impacto, sorprendente y provocativo: los viejos modelos de las apetencias carnales desafían cualquier escala de valores de los individuos, por muy emancipados que se crean.



Cuando Port, desaliñado, aparece a la  mañana siguiente, pregunta a Kit qué hace George Tunner {Campbell Scott} en su cuarto. Kit  ha intentado poner en orden para que Tunner  no descubra que Port ha pasado la noche fuera, éste asume que Tunner ha dormido en su habitación con Kit.
     DESTINO BUSSIFF           

Port
y Kit se encuentran una vez más con Mrs. Lyle {Jill Bennet} y su desagradable hijo Eric {Timothy Spall} aquella misma noche en el restaurante del hotel. Kit no puede remediar sentir cierta repugnancia por ambos personajes- Y compara al gordo y sudoroso Eric con un asesino famoso de Massachusetts, que degollaba a los niños. Y añade que cree que el asesino tenía mejor aspecto. "Son monstruosos", exclama Kit. "Ella escribe guiás turísticas y tienen un Mercedes blanco", explica Port. "También van a Bussiff mañana" "¡Dios mío, qué horror", replica Kit. "Debemos elegir entre dos torturas. Ir en tren o con ellos" "No sufras hasta que ofrezcan llevarte. Por cierto, ¿qué pasó con Tunner esta mañana. Parecía haber dormido en mi habitación" "No quería que supiera que no habías vuelto" "¿Acaso está mal? Pero no me has dicho qué hacía allí" "No me has dicho dónde estuviste" "No me lo has preguntado" "Ni voy a hacerlo. Los trenes me dan terror. Odio deber elegir"


Paul Bowles: "Kit  había decidido ser intransigente al máximo. El reencuentro tan anhelado llegaría tarde o temprano. Pero él debía dar el paso"... Port es desnudado por Bertolucci en primer plano, testimonio del deseo absoluto frente a una esposa que juega con su propio equilibro sexual, e inventa un mentiroso amor platónico que más tarde lamentará.


           Los Lyle se ofrecen para llevarlos en su automóvil a Bussiff, su próximo destino, pero no hay lugar para Tunner.
Port acepta el viaje con los Lyle mientras Kit y Tunner toman el tren, pese a que Kit odia viajar en ferrocarril.

Tunner, para amenizar el viaje en tren con Kit hasta Bussiff lleva una buena provisión de champagne. La borrachera de ambos está así completamente asegurada.






                LA ABDUCCIÓN MORIBUNDA DEL PAISAJE