Tom Ripley el joven atractivo, inteligente, y ambicioso personaje de la escritora norteamericana de novelas policíacas Patricia Highsmith (que se embarca con el "talentoso" Ripley en su primera aventura francesa),
centellea en la pantalla grande y a pleno sol con suplantación de
personalidad de amigo millonario, previa liquidación del mismo, vía
asesinato, e intento de recoger como fruto de su crimen herencia, la
bella novia del amigo desaparecido (cuyo cadáver por la inteligente
suplantación de Ripley increíblemente sigue dando señales
de vida), y todo ello bien batido como un coctel de lo más rocambolesco
frente a la soleada luz mediterránea. Película mítica en su momento,
1959, del oscarizado director francés René Clemént, hoy considerada probablemente su obra maestra [aunque fue Oscarizado por su inolvidable y emotivo film "Jeux Interdits" ("Juegos prohibidos"), de 1952] "Plein Soleil" logró mantener un suspense muy cercano a los films rodados por Alfred Hitchcock, complacientemente dedicado a las miradas ambiguas, los encantos
turbulentos y las aristas más afiladas de los tres rostros principales,
tremendamente atractivos, guapos a rabiar, que pasean su inequívoca
fascinación por el film, convirtiéndolo en viciosamente recomendable y
puede que hasta necesario. "Plein Soleil" se goza así de tanta belleza
masculina como femenina, y exige verse seguido paso a paso, incidencia
sutil tras incidencia cada vez más sutil, y con una carga de efectividad
absoluta, que abre una auténtica senda de delirium tremens
posibilitador de la más ingeniosa exclusividad que pueda llevar hasta el
crimen premeditado, en este caso, de su principal y fascinante
protagonista masculino, el talentoso Tom Ripley, personaje que en realidad encabezaba el título de la novela de Highsmith. Peroo...? En consecuencia, Ripley
se verá envuelto en una una situación límite inesperada, [tras
haber creído llevar a cabo el crimen perfecto], convertido
indefectiblemente en víctima propiciatoria de la situación que con su
ignorado asesinato ha creado. Final sorprendente por medio del cual Highsmith, Clemént y el mismo Ripley,
ya convertido en pieza clave de la trama, juegan magistralmente todos
esos elementos que pueden dimanar del mejor de los suspenses.


Un
multimillonario estadounidense le
confía a Tom Ripley (Alain Delon), con la promesa de recompensarle con una buena cantidad de dinero, la misión de
convencer a su hijo, Philip Greenleaf (Maurice Ronet) un fiestero empedernido que pasa
unas largas vacaciones en Italia con su amante Marge (Marie Laforet) para que regrese a California. Marge conoce la vida de libertinaje de Philip y entre ambos se suscitan constantes discusiones.





Por su parte, Tom se infiltra en el círculo íntimo de la joven pareja y siembra la discordia.
Mientras los tres navegan en el barco de Philip, tras una discusión,
Philip lo deja en un bote atado al barco con una cuerda, bajo un sol
abrasador. Philip y Marge se encierran en el camarote y, al salir, descubren que la cuerda se ha roto. Parten en busca de Tom, a quien finalmente encuentran deshidratado y gravemente quemado por el sol. 

Tom se venga provocando una discusión entre Philip y Marge, y Philip, enojado, termina desembarcando a Marge para encontrarse a solas con Tom. Marge también recibe una carta falsa escrita a máquina por Tom en la que le indica que por lo pronto no piensa volver con ella. 



Philip se siente intrigado por la nueva actitud que Tom mantiene con él.
Y cuando los dos hombres están solos en el barco. Tom le confiesa
ingenuamente a Philip que planea asesinarlo, llevar a cabo el crimen perfecto, ocupar su lugar y vivir a lo grande con Marge.
Desconcertado por tal cinismo, Philip lo reta a llevar a cabo su plan, pero antes juegan a las cartas y Tom gana el reloj de Philip. Bromeando le asegura de que sería una prueba contra él si llevara a cabo su amenaza.sin tomar en serio la amenaza de su compañero.

Llama a Marge, imitando la voz de Philip, para decirle que no quería verla en ese momento. Y luego pone en marcha su plan. Falsea el pasaporte de Philip reemplazando su foto con la suya y practica especialmente la falsificación de su firma.
Cuando Freddy Miles, amigo de Philip, lo visita y presiente algo sospechoso, Tom también lo mata. El descubrimiento de su cuerpo lleva a la policía italiana a intervenir.
La policía lo investiga pero no tiene pruebas contra Tom, que abandona la pensión en que se halla, y acude a encontrarse con Marge. 
Tom cambia de identidad con frecuencia, pasando de la suya a la de Philip según las circunstancias, y se muda con frecuencia. Intenta
culpar a Philip del asesinato de Freddy, escribiendo una carta de
despedida y un testamento para hacer plausible la teoría del suicidio de
Philip.
Tom visita con frecuencia a Marge, que se halla desesperada por el posible suicidio inexplicable de Philip. Tom la intenta seducir con su constante presencia, consolándola por la pérdida de Philip. Poco a poco, Marge cede ante Tom y empieza a compartir su compañía, hasta el punto de parecer enamorarse de él.
Marge tiene una cita para la venta del barco de Philip. El barco es izado fuera del agua y se descubre el cuerpo de Philip, colgado del cabo del ancla. Tan sólo suena un grito de horror de Marge. Tom seguro de que su crimen ha resultado perfecto y ha conseguido el amor de Marge, disfruta tranquilamente de una copa en un bar después de decirle a la camarera que nunca ha sido tan feliz. Y ajeno a lo que ocurre y a que la policía llega discretamente y pregunta por él, acude sonriente a la solicitud policial seguro de sí mismo.











"Plein Soleil" logra
desbrozar toda la maleza criminalista y todos los excesos propios de la
reacciones apasionadas que pueden conducir hasta el asesinato, cuando
arremete sugestivamente con una especie de maníaca idolatría por
embellecer la imagen más abrumadora y dominante de la novela policíaca y
su lenguaje escrito, valiéndose, en este caso, de dos seductores
protagonistas masculinos: el criminal y la víctima. Pero toda sutil
introspección hacia el "realismo psicológico" da paso a otra expresión
más atrayente como la de una modélica "puesta en escena" que se
aleja así del "cine de autor", ya en boga en la década de los 50 en
Francia. Y con un sugerente lenguaje autónomo como el que lleva a cabo
su director René Clemént, defiende con fascinante furor un nuevo
enfoque cinematográfico "anti-intelectual", para poner en el candelero
al cine negro de suspense o en color norteamericano de Alfred Hitchcock, Samuel Fuller o hasta la "Charade" de Stanley Donen
por aquella década. Y como al mismo tiempo rinde su más tentador culto
al no menos demencial fetichismo que conllevan los ya citados y
agraciados retratos de los intérpretes de "Plein Soleil" (en el que se incluye también la no menos cautivadora figura femenina),
y del poder expresivo y cautivador con que los acoge la imagen
cinematográfica, (aunque no deje de implicarse en su innegable vasallaje
al arte noble de las letras), la película y la perspectiva ganada con
el alejamiento del tiempo logra transgredir la frontera de toda cuestión
"amoral" para seguir convertida en una "pirueta diabólica" artesanal,
¡sí!, pero "que todavía nos devora emocionalmente"











Cuando
la desestalinización ya había quemado todas sus etapas gubernamentales
en Polonia, nos llega su aporte cinematográfico como novedad innegable
de una capacidad autocrítica alejada de su pasado histórico, valiéndose
de una gran libertad formal y su atención hacia problemas individuales,
que se alejan del edificante y pueril romanticismo de las apologías
políticas stalinistas, porque en su nueva cinematografía el romanticismo
tiene un signo pesimista y lúcido a la vez, que en algunos casos
devuelve al hombre la complejidad psicológica que le había arrebatado el
realismo socialista. Y en este rápido y brillante crecimiento del cine
polaco, aparece una personalidad tan interesante como Roman Polanski
(nacido en París en 1933, y estudiante en el Instituto de Lodz, y con
nacionalidad francesa y polaca) que, antes de convertirse en un
trotamundos que recorrerá con enorme notoriedad las cinematografías
occidentales, tras abandonar su Polonia estudiantil, impone, todavía en
dicho país su nombre con el inesperado éxito de "Nóż w wodzie" ("El cuchillo en el agua"), 1962, con dos intérpres masculinos y uno femenino: Leon Niemczyk, Zygmunt Malanowicz y Jolanta Umeck.





Fue el primer largometraje de Polanski, candidato al Oscar a la Mejor Película Extranjera y al Premio BAFTA.
En él se mostraba un conflicto generacional a través de tres
personajes en un yate, intimista, sin estridencias, pero insertos en
unas situaciones emocionalmente tan opresivas como inquietantes. Una
rivalidad entre los dos hombres, uno de ellos recogido durante el
trayecto en yate, y una naciente tensión sexual
entre el recién llegado, (un autoestopista que recogen en la carretera y
al que invitan a compartir el día en el velero), y la joven esposa, que
termina en una pelea a bordo, durante la cual el joven desconocido cae
al agua y desaparece misteriosamente de la vista de los dueños de la
embarcación, que acaban convencidos de que ha muerto ahogado a causa del
altercado, vuelven al embarcadero y huyen en su coche. La lucha de
clases en el yate se transforma en una competencia entre los dos
hombres por los favores de la mujer del primero. Cada uno quiere
demostrar que es
el más fuerte, el más viril, el más digno de la atención de una mujer
sensual que parece disfrutar verlos luchar por ella. Más que físico, el
combate es psicológico, de miradas voyeristas, de frases contundentes y
agudas. 










Sería entonces el malogrado creador británico Anthony Minghella[Ryde, Isla de Wight, 6 de enero de 1954- Londres, 18 de marzo de 2008 a los 54 años de edad] quien daría otra vuelta de tuerca a dicho personaje, en una flamante producción de William Horberg y Tom Sternberg,
convirtiendo el film en un nuevo clásico, esta vez en la década de los
90 y cinco nominaciones al Oscar y cinco al Golden Globe. Y que así esta
casi imposible historia llena de avaricia, traición, mentiras, pero de
asesinato no premeditado pudiera al mismo tiempo convertirse también en
una obra maestra. Minghella (director y guionista del nuevo film) mostró mayor fidelidad a la novela de la Highsmith, en la que predomina ante todo un verdadero sentimiento homosexual de Ripley hacia el caprichoso y atractivo hijo de multimillonario Philip- aquí Dickie Grenleaf-,
con lo cual consigue crear una inesperada atmósfera por entre los
aspectos más profundos, más genuinos y más ocultos de la personalidad
del joven héroe que se ve abocado al crimen. Pero es en realidad
inimaginable la sensual psicología que lo alejan de la imagen del
asesino a sangre fría. Y es aquí donde empieza el magnífico juego juego entre Ripley y Dickie.
Nada importa la ambición por el dinero, ni el engañado amor de la
protagonista femenina, lo importante son las idas y venidas de los tres o
cuatro personajes, si añadimos al insufrible Freddie Miles,
manipulados por un azar que llega dispuesto a interponerse entre la
acción galopante de la historia que se nos cuenta; y que, finalmente,
sea el obligado talento de Ripley a quien su espléndido
juego exija el "más doloroso de sus secretos", y que se vea impulsado a
cometer tres irremediables asesinatos.
Finales de los años 50, Tom Ripley (Matt Damon) es un joven empleado de
una empresa de servicios que coge prestada una chaqueta de Princeton
para tocar el piano en una fiesta al aire libre. Cuando termina, el
dueño le casa habla con él creyendo que es amigo de su hijo Dickie (Jude
Law-nominado al Premio de la Academia como Mejor Intérprete de Reparto) y le ofrece mil dólares si va a Italia y convence a su hijo para
que regrese a casa para hacerse cargo de los negocios familiares.

Una
vez en Italia, Tom se siente completamente fascinado con el estilo de
vida de Dickie y su novia Marge (Gwyneth Paltrow) y empieza a pasar
tiempo con ellos. 

En tales momentos, Tom Ripley ofrece
una imagen juvenil carente de todo atractivo, casi vulgar y
ridiculizada constantemente por el encanto seductor y enormemente
fascinante del caprichoso Dickie. Por medio de los encuentros de Ripley y la engañosa amistad que Dickie acepta por parte del mismo, que ha mentido desde un principio haciendo creer a Marge que se conocieron en la universidad, las emociones humanas como el amor, la amistad, los celos y el deseo harán presa en Ripley, e incluso la inseguridad de un sentimiento homosexual reprimido, que en su último enfrentamiento con Dickie,
cuando éste demuestra todo el desprecio que en realidad siente por él,
lo llevarán a asesinarlo y hacerlo desaparecer en una tarde de huida a
mar abierto. 

Y Jake Davenport como Peter Smith-Kingsley, el último ambiguo amigo de Ripley, será eliminado dolorosamente a fin de que el talentoso Tom Ripley pueda seguir manteniendo el as de sus mentiras y falsa personalidad en la mano. 













































































































































































































































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