jueves, 11 de julio de 2024

The Pope of Greenwich Village (Sed de poder) -2-

                                                                                 

                  THE POPE OF GREENWICH VILLAGE


Está claro, pues,  que en las tres últimas décadas del pasado siglo, Hollywood, en lo que al film noir se refiere, viviría un importantísimo relevo de nombres recién llegados, dejando ya muy lejos (aunque sin dejar de ser menos recordados y admirados) a los grandes artífices de las pasadas décadas del blanco y negro. Así mientras asistíamos al crepúsculo de la "generación perdida" -crepúsculo variable según los casos, pues algunos, como Elia Kazan, aportaron todavía titulos que merecen ser tomados en consideración como "America America" ("América , América"), de 1964, que define todavía en un luminoso blanco y negro el drama noir, aunque sea de raíz autobiográfica- se produce también el fallecimiento o retiro de muchos de aquellos sólidos veteranos que habían sido puntuales de la historia del Hollywood más opulento, ya fuera con el melodrama o con el inolvidable film noir. 
 


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Arthur Hiller Penn, nacido en Filadelfia, Pensilvania, EE.UU, el 27 de septiembre de 1922 - Fallecido en Manhattan, New York, el 28 de septiembre de 2010 de insuficiencia cardíaca a la edad de 88 años]
 

 
Que la violencia instintiva de ese cine seguirá siendo, por tanto, un buen material dramático en manos de algunos de flamantes directores, muchos de ellos provenientes de la televisión, no resulta aventurado señalar que el tsunami del viejo Hollywood engullera definitivamente los grandes impactos que las pasadas sombras del blanco y negro proporcionaron a los asiduos espectadores que abarrotaron las salas cinematográficas durante más de sesenta años. Un nombre como el de Arthur Penn, aparece por lo pronto como el más dotado y seguro de los nuevos realizadores del nuevo relevo hollywoodense. Cineasta de crispadas tensiones y de la violencia, había debutado con un western en blanco y negro: "The Left-Banded Gun" ("El zurdo"), de 1958, con Paul Newman, John Dehner, Lita Milan, James Best, James Congdon, y Hurt Hatfield (en el que se percibe por primera vez en un film del Oeste cierta ambigüedad homosexual), biografía poco creíble del famoso bandido juvenil "Billy the Kid" ("Billy el Niño").

Y, a la que seguiría un dramático estudio del proceso de reeducación verídica  de la no menos célebre Helen Keller, la niña ciega, sorda y muda, que superó tan terribles incapacidades gracias a la tenacidad y la perseverancia de otra renombrada figura como fue su profesora Ana Sullivan, en el film en blanco y negro también "The Miracle Worker" ("El milagro de Ana Sillivan"), de 1961, con el cual sus dos protagonistas: la pequeña Patty Duke y Anne Brancoft conseguirían el Oscar de la Academia, aunque Arthur Penn tan sólo fue nominado como el Mejor Director, sin alzarse con el Premio.





 
En 1965, Penn rueda el que sin duda será considerado como su primera andadura por el mundo turbio que destilan las sombras del film noir con  "Mickey One" ("Acosado") en el que se revela el actor Warren Beatty, hermano de Shirley MacLaine, y coprotagonizada por Alexandra Stewart, Hurd Hatfield, y Franchot Tone, film en el que su personaje principal se enfrenta a la hostilidad del medio en que vive, perseguido por esa especie de inframundo de los cabaretuchos de New Yoek, historia a la que añade alfunos toques de fantasía inspirados en Federico Fellini. Inmediatamente, en 1966, Penn ofrece con "The Chase" ("La jauria humana") -y un excepcional guión de Lillian Hellman y Horton Foote- uno de los retratos más duros de la brutalidad y corrupción de la Norteamérica sureña, abriéndonos las puertas a una pequeña comunidad del sur, -que contiene una referencia implícita al asesinato de Lee Harvey Oswald en Dallas-, y al tiempo que critica ferozmente a una parte de su sociedad más opulenta, no duda en envolvernos en ese mundo desolador de los caracteres vacuos de cuantas vidas habitan esas pequeñas ciudades dominadas por el hastío, la degradación moral, la sordidez de sus diversiones, el acendrado racismo, y la más ruin y desbocada irresponsabilidad del asesinato sin la menor concesión al arrepentimiento. Con un reparto excepcional, encabezado por Marlon Brando en el papel de sheriff que trata inútilmente de impedir la desatada violencia en que se ve inmerso, asistimos a un profundo estudio psicológico de cuantas personalidades complejas recorren ese torbellino dantesco que se debate entre el amor y el odio intensificando especialmente "la más ignominiosa de las cazas del hombre": Robert Redford, Jane Fonda, James Fox, Angie Dickinson, Miriam Hopkins, E.G. Marshall, Martha Hyer, Janice Rule, Richard Bradford, Diana Hiland, Robert Duvall, Clifton James, Henry Hull y Jocelyn Brando.
 
En 1967, Penn se vale de dos personajes claves del gangsterismo de finales del 20 al 30 [1934 cuando murieron a manos de la policía] como fueron la pareja de atracadores Bonnie y Clyde, y con ese mismo título "Bonnie and Clyde" nos brinda, una balada neo-noir impregnada de lirismo y de exaltación romántica del personaje del gángster, que en este caso se acentúa al tratarse de una joven y atractiva pareja formada por Warren Beatty como Clyde Barrow y una esplendorosa Faye Dunaway como Bonnie Parker, que vivieron realmente sus aventuras de bandidaje y atracos en los años posteriores a la gran crisis de 1929. 
 
 
 
La impotencia sexual de Clyde juega en la película como explicación de un caso que lindaría en lo patológico de no ser por la romántica admiración de esta pareja anarquista, en su rebelión instintiva y brutal contra el mundo que les rodea. El Oscar que "Bonnie and Clyde" se merecía justamente como la mejor película americana del año, le fue escamoteado debido al impacto que produjo el asesinato del pastor Martin Luther King, crimen que precedió en pocos días a la concesión de premios por la Academia de Hollywood. Fue extraordinariamente coprotagonizada por un recién descubierto Gene Hackman como Buck Barrow, Michael J. Pollard, y Estelle Parsons que consiguió el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. Pese a ello, Arthur Penn recibió el Bodil Award al Mejor Film no Europeo.
 
 

 
Las dos magníficas sombras a todo color del film noir rodados por Arthur Penn se diluyeron con la misma rapidez como emergieron en la gran pantalla, ya que tras "The Chase" y "Bonnie and Clyde", su dos siguientes películas dejaron un rastro muy poco representativo de la magnificencia que plantearon sus anteriores realizaciones. "Alice's Restaurant" ("El restaurante de Alicia"), de 1969, con Arlo Guthrie, Patricia Quinn, y James Broderic, fue un drama social que no obtuvo el éxito esperado aunque, no obstante, Penn fue nominado al Oscar como Mejor Director. Y su siguiente film fue un western crepuscular pero monumental "Little Big Man" ("Pequeño gran hombre!"), 1960, con Faye Dunaway, Dustin Hoffma, Chief Dan George, Marim Balsam y Richard Mulligan.
 
En un nuevo intento por recuperar el perdido balance de las pasadas disipaciones morales expuestas en sus dos pasadas creaciones, auténticas obras maestras del film noir, Penn intentó volver a captar buena parte de aquel foco marginal y demoledor que había dejado atrás, y practicamente cierra esa magnífica etapa capital con "Night Moves" ("La noche se mueve"), 1975, sobre un detective privado Harry Moseby  contratado por una actriz hollywoodiense decadente y alcohólica que desea encontrar a su desaparecida hija. Estuvo protagonizado por Gene Hackman, Jennifer Warren, Susan Clark, Melanie Griffith y James Woods. Su repercusión  en taquilla fue mínima. 
 
Penn trató de recuperarse en 1976 contratando a dos superestrellas como Marlon Brando y Jack Nicholson en un nuevo western  crepuscular como fue "The Missouri Breaks" ("Missouri").
Siguieron "Four Friends-Georgia", 1981, con Craig Wasson, Jodi Thelen, Michael Huddleston, y Jim Metzler, "Target" ("Agente doble en Berlín"), 1985 con Gene Hackman, Matt Dillon, Gayle Hunnicutt, Viktoriya Fyodorova, e Ilona Grübel.
 
Y una etapa final con "Dead of Winter" ("Muerte en invierno"), 1987, con  Mary Steenburgen, Roddy McDowall, Jan Rubes, y William Russ. Penn centró entonces sus últimas realizaciones en Televisión.
La herencia del film noir había sido muy profunda y pudo volver a medirse por las variadas obras que siguieron aquel punto documentalista y anecdótico de dimensiones profundas y complejas a partir de tantas creaciones anteriores, como si de un afán polémico sobre la investigación de aquellas realidades ya históricas o sociales, que tampoco dejaron de tener algo de melodrama, se debatieron constantemente entre dos polos opuestos: el realismo negro y la tentación de un romanticismo exasperado por una implícita violencia y el crimen con sus resonancias literarias. En 1968, a Norman Jewison [Toronto, 21 de julio de 1926-Los Ángeles, 20 de enero de 2024], director y productor canadiense se le concedió el Premio de la Academia con "In the Heat of the Night" ("En el calor de la noche"), con Rod Steiger (Oscar al Mejor Actor Principal) y Sydney Poitier, un magnífico alegato en favor de los negros, cuyo protagonista, Poitier, mal tratado por el policía de una pequeña localidad sureña (Steiger), un cultivado e inteligente personaje de color, muy poco representativo de la realidad social, falseaba el planteamiento fanático y racista policial en un caso de asesinato, consiguiendo esclarecer el caso criminal para sorpresa de la comunidad segregacionista. Coprotagonizada por Warren Oates y Lee Grant, obtuvo un óptimo resultado en taquilla.


La turbiedad moral vuelve a ser ágil e incisiva por medio de directores llegados del mundo televisivo y que de inmediato se disponen a pisar el primer peldaño en el  tobogán del coloso cinematográfico norteamericano en las décadas siguientes: John Frankenheimer [19 de febrero de 1930-6 de julio de2002], salido como director de televisión, ofrece un recorrido espectacular de títulos que modulan un torbellino de furia expresiva al que se añade la ferocidad del viejo cine americano de violencia. Su carrera de expresiva impetuosidad y de sutilezas psicológicas como fueron, por poner un ejemplo: "Birdman of Alcatraz" ("El hombre de Alcatraz"), "The Manchurian Candidate" ("El mensajero del miedo"), ambas de 1962, "Seven Days of May" ("Siete días de mayo"), 1964, o la bélica "The Train" ("El tren"), 1965, hasta pasar por su primer thriller psicológico de terror  como fue "Seconds" ("Plan diabólico"), 1966, y la que sería su primera incursión en el mundo del thriller juvenil con "The Young Savages" ("Los jóvenes salvajes"), que había dirigido en 1961.
 
 
Hasta llegar a su último film noir con su  detective Popeye Doyle interpretado por Gene Hackman, en la secuela de "The French Connection" que William Friedkin había dirigido en 1971, "The French Connection II", 1975, que sigue obstinadamente la pista de una banda de narcotraficantes europeos recordándonos tantos films de los años 40.
 

Y Francis Ford Coppola [Detroit, Míchigan; 7 de abril de 1939] con una trayectoria que había dado comienzo en 1962, nos lleva en 1972 hasta una espectacular erupción de la Mafia Italiana que se radicara en EE.UU. desde los viejos tiempos de las emigraciones europeas hasta el continente americano con su violencia desatada en la trilogía del "The Godfather" ("El Padrino") con la que Marlon Brando conseguiria su segundo Oscar (que nunca llegó a aceptar), junto al protagonismo de jóvenes figuras como Al Pacino, James Caan, Diane Keaton y Robert De Niro.
 

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Y retomando la perpetua rebeldía contra el medio social, de la incomprensión familiar o de situaciones conflictivas padecidas en la infancia, echa de nuevo leña al fuego, en 1983, baqueteando modelicamente  a la juventud norteamericana inadaptada con "The Outsiders" ("Rebeldes"), interpretada por una constelación de jóvenes rebeldes como C. Thomas Howell, Matt Dillon, Ralph Macchio, Diane Lane, Rob Lowe, Emilio Estevez, Patrick Swayze, y Tom Cruise.



Y finalmente con "Rumble Fish" ("La ley de la calle"), con un Mickey Rourke en estado de gracia, Mat Dillon, Diane Lane, el ya maduro rebelde de los 50 Dennis Hopper, y Nicolas Cage.


                                      Stuart Rosenberg 

[Stuart Rosenberg, nacido en Brookling, New York, EE.UU., el 11 de agosto de 1927 -Fallecido en Los Ángeles, California, el 15 de marzo de 2007 de infarto agudo de miocardio a la edad de 79 años]
 

Sus primeras incursiones cinematográficas habían tenido lugar en televisión. Su momento estelar, que se subscribe inmediatamente en el denso mundo tan problemático del crimen, tiene lugar en 1960 cuando dirige un noir modélico junto con Bob Balaban como "Murder Inc" ("El sindicato del crimen"), protagonizado por Peter Falk, Stuart Whitman, May Britt, Henry Morgan, Simon Oackland, Sara Vaugham y Vincent Gardenia.

Tras esta primera película, vuelve a televisión  y dirige 15 episodios de "The Untouchables" ("Los Intocables"), con Robert Stack, y junto a Bob Hope en ocho de la Antología Bob Hope Presents the Chrysler Theatre,.
También intervino como director en "Alfred Hitchcock Presents", "The Twilight Zone" y en "The Defenders", consiguiendo un Premio Emmy por el episodio "The Madman"
Su gran éxito en pantalla grande se produce en 1967 con "Cool Hand Luke" ("La leyenda del indomable"), un film carcelario interpretado por el habitualmente sobreactuado Paul Newman, que, no obstante, obtiene una buena recaudación en taquilla. Fue coprotagonizada por George Kennedy, Dennis Hopper, Harry Dean Stanton y Strother Martin, En 1969, dirige "The April Fools" ("Locos de abril") con Catherine Deneuve en su primera película norteamericana, y Jack Lemmon -con su productora Jalem- Peter Lawford, Myrna Loy, Charles Boyer, y Jack Weston.
Rosemberg convierte a Paul Newman  en su actor predilecto para sus siguientes películas "WUSA" ("Un hombre de hoy"), 1970, con Joanne Woodward, Anthony Perkins y Laurence Harvey, y "The Drowning Pool" ( "Con el agua al cuello"), 1975, junto a Anthony Franciosa, Joanne Woodward, Richard Jaeckel, y Murray Hamilton.
En 1973, con Walter Matthau no se había disociado de su tendencia hacia el cine policíaco, y dirigió "The Laughing Policeman" ("San Francisco, ciudad desnuda"), coprotagonizada por Bruce Dern, Louis Gossett Jr., Albert Paulsen, y Anthony Zerbe. En 1974, cambia radicalmente su registro de film noir y dirige un film coral "Voyage of the Damned " ("El viaje de los malditos"), sobre un barco de refugiados judíos durante el nazismo, con James Mason, Faye Dunaway, Wendy Hiller, Orson Welles, Max von Sydow, Oskar Werner, Sam Wanamaker, Jonathan Pryce, Maria Schell, Fernando Rey, José Ferrer, Katharine Ross, Denholm Elliott, Ben Gazzara, Helmut Griem, Julie Harris, Luther Adler, Malcolm McDowel y Laura Gemser.
Sus dos siguientes películas ofrecen ya síntomas de una prematura decadencia en Rosemberg: "Love and Bullets" ("Amor y balas"), 1979, impersonal estandarización escasamente innovadora de las pequeñas odiseas policiales frente a las bandas de traficantes de droga a la que se enfrenta con su acostumbrada convicción fría y vencedora Charles Bronson. Y en la que, por lo menos, no falta el aditivo final de la venganza con sopresa. Rodada en Suiza, fue coprotagonizada por Rod Steiger, Jill Ireland, Henry Silva, Bradford Dillman y Albert Salmi. Ese mismo año rueda "The Amityville horror" ("Terror en Amityville"), una típica película de casa embrujada y sucesos sobrenaturales, interpretada por James Brolin, Margot Kidder y Rod Steiger.
Logra rehacer un nuevo éxito de taquilla con "Brubaker", de 1980, de nuevo un drama carcelario interpretado esta ve por Robert Redford, inspirada en hechos reales como la historia de Tom Murton, quien a finales de los 60 denunció y reformó el salvaje y corrupto sistema penitenciario de Arkansas. Fue coprotagonizada por Morgan Freeman, David Keith, Murray Hamilton, Yaphet Kotto y Jane Alexander. 

Filmó las que serían sus tres últimas películas antes de retirarse como profesor del American Film Institute. "The Pope of Greenwich Village " ("Sed de poder"), 1984, con Mickey Rourke, Eric Roberts, Daryl Hannah, Geraldine Page, Kenneth McMillan, Jack Kehoe, Philip Bosco y Tony Musante. "Let's Get Harry" ("Rescate infernal"), 1986, con Mark Harmon, Gary Busey, Robert Duvall, Michael Schoeffling.
Y "My Heroes Have Always Been Cowboys", 1991. con Scott Glen, Kate Capshaw y Ben Johnson.



De cuantas películas rodara Stuart Rosemberg (que no fue en verdad una filmografía demasiado extensa) y tras haberse hallado muy cercano a la tradición del cine independiente que cristalizó en el llamado New American Cinema Group, nacido al calor de la revista Film Culture que dirigía Jonas Mekas, Rosemberg se abstuvo prematuramente de dar una valoración global a aquella Escuela de New York que rozó y cuya declaración de principios había sido "no queremos películas rosas, sino del color de la sangre", y prefirió quizás no internarse en los conflictos no comerciales del cine independiente cuyas importancia  y originalidad fue tantas veces silenciada entre la artillería pesada del cine americano que rodaba por entonces sus grandes orgías de masas y escayolas como fue la tormentosa "Cleopatra" -1961-63- de Joseph L. Mankiewicz. Y por ello, en 1984, Rosemberg se decide a adaptar una novela testimonial de Vincent Patrick: "The Pope of Greenwich Village", que rueda  artesanamente, pero sin dejar de mostrar sin falseamientos ni retoques excesivamente románticos, una parte del verdadero rostro que todavía enseñorea el país: Mafia, corrupción política y policial, atraco, crimen y muy especialmente "sed de poder"... lo que sea. Y no es que la película, aunque se adentre en el viejo estilo del film noir, actúe como un auténtico detonante para el cine americano de mayor autoconsumo,  que desde la década de los 60 hasta bien entrados ya los años 80 vuelve a hallarse destinado a llenar la mayorías de las salas cinematográficas, ni mucho menos para las minorías de los cine-clubs o las Art Houses, fruto de la sociedad más opulenta, que ya habían empezado a poner al alcance de cualquier bolsillo la adquisición de cámaras tomavistas y de película de pequeño formato. Por eso al elegir "The Pope of Greenwich Village" como la mejor película de cuantas rodó Stuart Rosemberg no hemos hecho otra cosa que apartarnos un tanto de aquel cine en que las palabras "experimentalismo" y "vanguardia" aparecían en los labios de casi todos sus jóvenes creadores. Rosemberg no se resiste por tanto al encasillamiento del pasado cine negro. Y también al rodarla rehuía los andergrounds movies que anunciaban, sin saberlo, el próximo fin del cine como el arte de masas por excelencia, devorado por las gigantescas cadenas de televisión.











 

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