viernes, 7 de julio de 2023

Protagonistas de excepción en "La fièvre monte à El Pao"

 

[Gérard Philipe (Ramón Vázquez): Nacido el 4 de diciembre de 1922 en Cannes, Francia- Fallecido en París el 25 de noviembre de 1959 de cáncer hepático a la edad de 37 años]

Instalado en París, en 1943, estudia en el Conservatorio y obtiene el "Second Prix de Comédie". Participa activamente en la "Libération", junto a la Resistencia. En 1946 se impone en los escenarios con una memorable interpretación de "Calígula", y triunfa en la pantalla con "L'Idiot" ("El idiota"), 1946, de Georges Lampin, junto a Edwige Feuillère, Lucien Coëdel, Jean Debucourt, y Jane Marken.



"Le diable au corps" ("El diablo en el cuerpo"), 1947, dirigida por Claude Autant-Lara, con  Micheline Presle, Jean Debucourt, Jean Varas, "La chartreuse de Parme" ("El prisionero de Parma"), 1948, de Christian-Jaque con Renée Faure, Lucien Coëdel, y Louis Salou.
  


Fanfan La Tulipe" ("Fanfán el invencible"), 1952, de Christian-Jaque, acompañado por una despampanante e inolvidable Gina Lollobrigida, le aportó su gran consagración e inmortalidad.



En 1951, antes de alcanzar el gran éxito de "Fanfán" había intervenido en la onírica "La clef des songes" ("Juliette o La llave de los sueños"), del gran Marcel Carné, con Suzanne Cloutier, y Roland Lesaffre.



Con Philippe se fue uno de los encantos más misteriosos que en el hombre pueden producir la conjunción de los sentimientos y sus cuerpos perecederos. La muerte, como en una conmoción de ternura y de extrema sensualidad, lo arrebató del cine el 25 de noviembre de 1959. ¡Tenía treinta y siete años, como treinta y siete soles!



"Une si jolie petite plage",  1948, de Yves Allégret, con Madeleine Robinson y Jean Servais, que además de la extraordinaria interpretación de un Gérard Philipe "divinizado", malogrado gigante de la interpretación, capaz de revalorizar todo lo que con su presencia ilustraba, la película ofrendaba al mismo tiempo una excitación tan sencilla y entrañable como idónea para estimular nuestras defensas preventivas; una excitación que tan sólo los cineastas muy limpios de lenguaje alcanzan.
"La Ronde" ("La ronda"), 1950, de Max Ophüls, con Anton Walbrook, Simone Signoret, Serge Reggiani, Simone Simon, y Daniel Gélin, "Les belles de nuit" ("Mujeres soñadas"), 1952, de René Clair, de nuevo con Gina Lollobrigida, además de Martine Carol, Magali Vendeuil y Marilyn Buferd.).
"Si Versailles m' etait conté" ("Si Versalles pudiera hablar"), 1954,  dirigida por Sacha Guitry, con Jean Marais, Georges Marchal, Jean-Pierre Aumont, y Brigitte Bardot, y "Si Paris nous etait conté" ("Si París nos hubiera contado"), 1956, de Sacha Guitry, con Danielle Darrieux,  Jean Marais y Françoise Arnoul.


"Les orgueilleux",  ("Los orgullosos"), 1953, de  Yves Allégret y Rafael E. Portas, con Michèle Morgan, y Carlos López Moctezuma (sin perder de vista la elíptica batuta concertadora de la obra de la obra "Tifus" de Jean Paul Sartre en la que se inspiró) fue un ambicioso proyecto de Yves Allégret, en el que volvía a insistir en los valores anteriores de aquellas crónicas sociales que reflejara su cine de la década de los 40. Enteramente rodado en México, a través de agradecibles disecciones muy acordes con ciertos patrones opresivos, capaces de arrastrar hasta la desesperación a cualquier ciudadano normal, fuese cual fuese el país que habitara, el film se erigía en un magnífico gráfico descriptivo del sufrimiento humano, muy bien bordeado por el cortante filo de la autenticidad social más sangrante.

"Le rouge et le Noir" ("El rojo y el negro"), 1954, de Claude Autant-Lara, con Danielle Darrieux, Antonella Lualdi, Jean Mercure, y Jean Martinelli,  "Les grandes Manoeuvres" ("Las maniobras del amor"), 1955, dirigida por René Clair, con Michèle Morgan, Brigitte Bardot, Jacques Fabbri, y Pierre Dux. "Le Joueur" ("El jugador"), 1958, de Claude Autant-Lara, con Liselotte Pulver, Françoise Rosay, Jean Carmet, y Jean-Max.

"Les liaisons dangeureuses" ("Las relaciones peligrosas"), 1959, de Roger Vadim, con Jeanne Moreau, Annette Vadim, y Madeleine Lambert.


Y muy especialmente la grandiosa composición de Philipe como el alcoholizado y genial pintor Amedeo Modigliani en "Les amants de Montparnasse" ("Los amantes de Montparnasse-Montparnasse 19")"), 1958, dirigida por Jacques Becker, con Lilli Palmer, Anouk Aimée, Lea Padovani y Lila Kedrova. 

 
Aparece por última vez en la pantalla, antes de abandonarnos, aquejado ya de cáncer de hígado, en "La fièvre monte à El Pao" ("La fiebre sube a El Pao"), 1959, de Luis Buñuel, junto a una excepcional y divina María Félix. Gérard Philippe es un destello inspirador e inolvidable del mejor cine. Desborda la pantalla. Su transparencia de sentimientos, al mezclar encanto y decadencia, ofrece una interpretación, no ya sublime, sino embriagadora. En su rostro, con exactitud y categoría de imagen literaria, rebullen las más geniales y apreciables alternancias entre la violencia autodestructiva de la política corrupta y la mansedumbre redentora, renunciando a un final feliz junto a la mujer que ama.

Fallecerá el 25 de noviembre de ese mismo año. Reposa en el pequeño cementerio de Ramatuelle, cerca de Saint-Tropez. Sus interpretaciones, abocadas directamente hacia temas de polémica social y política, sin olvidar el vector romántico que mueven los dramas, le concedieron uno de los primeros puestos en la mitología cinematográfica europea. Su inquietante atractivo, el expresionismo fascinantemente cautivador de su rostro, que fluye en la pantalla, ya sea entre ambientes de dominante plástica o de turbia riqueza dramático-social, le convirtieron en una de las presencias más sensuales, deslumbrantes, maliciosamente inocentes, y siempre a caballo de cierta ingenua perversidad, del cine francés, preludiando la boga del mito del enfant-séducteur por antonomasia.
 

[María de los Ángeles Félix Güereña (Inés Rojas): nacida en el Quiriego, los Álamos, Sonora, México, el 8 de abril de 1914-Fallecida en Ciudad de México, el 8 de abril de 2002 de causas naturales a la edad de 88 años]
Fue considerada la "gran diva mexicana por excelencia" Descendiente, por parte de su padre Bernardo Félix, de los indios yaquis. Su madre, Josefina Güereña, era de ascendencia española. La separación durante su infancia de su hermano Pablo (por sospechas incestuosas por parte materna), que fue recluido en una escuela militar, le llevó al suicidio, derivado probablemente del hecho.

En su temprana juventud fue coronada reina de la belleza estudiantil. Su segundo marido, Agustín Lara, compuso para ella la canción "María Bonita". En 1953 enviudó de su tercer marido, el segundo gran divo mexicano Jorge Negrete {1911-1953} Perdió también a su único hijo, Enrique Álvarez Félix (el mayor quebranto de su dilatada existencia), nacido de su primer matrimonio.
Se aisló en su residencia, entregándose a la revisión de sus viejas películas, pero jamás se convirtió en la Norma Desmond de "Sunset Boulevard". Supo mantener su leyenda, cantada y saboreada por miles de enamorados a todo lo ancho del mundo ("Es tanta y tan intensa su hermosura, que duele", frase que se atribuye a Jean Cocteau), hasta su plácida muerte (mientras dormía), el 8 de abril de 2002, en Ciudad de México.


 
De excepcional belleza (el director Fernando Palacios la abordó en las calles preguntándole si le gustaría dedicarse al cine), la historia de la cinematografía azteca sin ella jamás habría sido la misma. Su provocativo erotismo carnal, su intenso fatalismo, su fuerza de choque emprendedora, su penetración seductora y furibunda, daría lugar a una de las más importantes mitologías creadas alrededor de una estrella, ajena por completo a la devoradora máquina de los sueños impuestos por Hollywood. Incesantemente reclamada por la Meca del Cine, se resistió por completo a ella. María Félix esgrimiría que jamás quiso aprender inglés, que "no había nacido para cargar canastos" "Sólo me dan papeles de huehuenche (indio)", y que, al igual que su país, podía hallarse "tan cercana a EEUU como tan lejana de sus encumbrados dioses"
 
Mientras estaba en Francia, el prominente David O. Selznick la había requerido para que interpretara a su Perla Chavez en la gran superproducción "Duel in the Sun" ("Duelo al sol"), 1946,  con Gregory Peck y Joseph Cotten, papel que María rechazó y pasó a Jennifer Jones. Otra propuesta fue por parte de Joseph L. Mankiewicz para protagonizar "The Barefoot Contessa" ("La condesa descalza"), 1954, con Humphrey Bogart, pero ella la rechazó. El papel pasó a Ava Gardner. En su lugar interpretó "La Belle Otero" en Francia.
Jean Renoir le ofreció una imagen impactante en  su colorista "French Can Can", 1955, con Jean Gabin y Françoise Arnoul. Fue todo un mundo cinéfilo el que saboreara, ya fuera en francés o en castellano azteca, los fulgores de vértigo con que esta incomparable vamp mexicana supo cimentar su reputación. Así el desenfreno cromático, vodevilesco y pictórico, del fin de siglo parisino, recreado por Jean Renoir en "French Can Can", movilizó gran parte de sus fuerzas vivas y fantasías visuales merced a la presencia en el film (que todavía hoy nos corta el aliento) de la "Gran Doña": "María Bonita", arrancada eventualmente a México por el genial director francés.





 
En Italia, interpretó "Mesalina", 1951, de Carmine Gallone, con Georges Marchal, Memo Benassi, Delia Scala, y Erno Crisa. Y en Francia de nuevo intervino además en "Les héros sont fatigués" ("Los héroes están cansados"), 1955, de Yves Ciampi, con Yves Montand, Jean Servais, Curd Jurgens, Gerard Oury, y Elisabeth Manet.



Y fue la "Niña Chole" en "Sonatas-Las aventuras del Marqués de Bradomín", 1959, dirigida por Juan Antonio Bardem, con Francisco Rabal, Aurora Bautista y Fernando Rey.  . 
Su extensa filmografía recorrió el cine mexicano y español, siempre desbordando su carácter contestatario en cada una de sus interpretaciones, rebasando con esplendidez sin igual mucho de lo que sus contemporáneos podían soportar. Quizás gran cantidad de estos films no la merecieron, pero María Félix quedó en la pantalla grande, como en su vida misma, como una seductora y sublime conclusión de un talante y de un talento refrendado además por una belleza inolvidable. Fue "Doña Bárbara" en 1943, dirigida por Fernando de Fuentes, y la película que la convirtió en el gran mito mexicano. Y "La devoradora", 1946, del mismo director.
Inmersa en la revolución mexicana fue "La escondida", 1955, de Roberto Gavaldón, con Pedro Armendáriz. Y "La cucaracha", 1959, de Ismael Rodríguez, de nuevo con Armendáriz y Dolores del Río. Y su talante guerrillero brilló de nuevo formidablemente en la gran aventura de "Juana Gallo", 1961, de Miguel Zacarías, junto a Jorge Mistral y Luis Aguilar.

Aspiró a sueños de grandeza y a convertirse en gran actriz (lo cual consiguió en la vida real) en "La estrella vacía", 1958, de Tito Davison, con Ignacio López Tarso y Carlos López Moctezuma. Y volvió a meterse en la piel de una deslumbrante provocadora en "La bandida", 1962, de Roberto Rodríguez, con Pedro Armendáriz, Emilio Fernández, y Katy Jurado (de vuelta de EE.UU.)
Y en España, ya había sido una auténtica mujer diablo que fue la causa de que Fernando Fernán Gómez perdiera su alma y estuviera en el infierno, en "Faustina", 1957, dirigida por José Luis Sáenz de Heredia.
Pero fue Emilio Fernández, "El Indio" quien elevó a María Félix a los altares, arrancando de ella dos interpretaciones antológicas, joyas auténticas del mejor cine mexicano, en las magistrales "Enamorada", 1946, con Pedro Armendáriz, Fernando Fernández, y Miguel Inclán, y "Río Escondido", 1948, con Carlos López Moctezuma, Fernando Fernández, y Agustín Isunza.




El genial Luis Buñuel, ansioso de que la Félix encabezara su lista de actrices fetiches (tras haber desaprovechado durante toda su etapa mexicana el potencial interpretativo y su resplandeciente belleza, con el que sin duda habría brillado como ninguna otra actriz azteca, de haber sido la protagonista absoluta de films como "Abismos de pasión", 1954, "Nazarín", 1959, o "El ángel exterminador", 1962) le ofreció por fin en "La fièvre monte à El Pao" ("La fiebre sube a El Pao"), 1959, uno de sus papeles más significativos y memorables.





[Jean Aimé Antoine Servais (Alejandro Gual): nacido en Amberes, Bélgica, el 24 de septiembre de 1910 - Fallecido en París, el 17 de febrero de 1976 de infarto agudo de miocardio a la edad de 66 años]
Fue miembro de la compañía teatral de Jean-Louis Barrault. En los años 30 intervino en algunos films hoy prácticamente olvidados. Acabada la II Guerra Mundial, alcanzó algún renombre en "La danse de mort", 1948, dirigida por Marcel Cravenne, con Erich von Stroheim, Denise Vernac, Massimo Serato, y Paul Oettley.
 
Yves Allégret lo incluyó como personaje amenazador del huido personaje Gerard Philipe en la magnífic "Une si jolie petite plage",  de 1948.



Pero sería su impactante caracterización de atracador, capaz de crear una desgarrada conmoción de violencia, que se refleja a través de su rostro inquietante y amenazador, frente a las fantásticas elucubraciones expresionistas del mundo gansteril europeo, reflejado por el gran Jules Dassin en su extraordinaria y mil veces imitada "Rififí", 1955, junto a  Carl Möhner, Robert Manuel, el mismo Jules Dassin, y Magali Noël el que le ofrecería una ocasional fama mundial.
Luis Buñuel consiguió igualmente imponer con gran eficacia la imagen de Servais en el opresivo mundo dictatorial que reverbera en "La fièvre monte à El Pao", 1959.
Luis Buñuel ahonda en un nuevo y esporádico ciclo cinematográfico. Testimonio de impresionante fuerza expresiva. Investigación y diagnóstico certero de las raíces sociales que impulsan las Dictaduras Políticas. Inquietante lacra que ha de ser definitivamente extirpada de este planeta. Herencia recogida por Costa-Gavras en "Êtat de siège" y "Z". ¡Irascible y fascinante!






 















 











 





















 





























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