martes, 14 de septiembre de 2021

FREE CINEMA: Impulso renovador del Cine Británico

La trayectoria emprendida por el "Free Cinema Inglés", tras demostrar su vitalidad artística y el impulso renovador que moviera en un principio a sus más notables creadores, y a fin de competir con la pequeña pantalla del televisor, acabaría por debatirse entre seguir encorsetada en sus clichés narrativos afectos al "cine de autor", o por una forzosa decantación hacia el imperativo que empezaba a imponer el "cine-espectáculo". El pacato puritanismo británico, los buenos modales, la hipocresía, las cosas que no se deben hacer ni decir evidenciarán por primera vez la fragilidad de los supuestos estéticos de la pasada cinematografía inglesa. Esta flamante trayectoria del "Free Cinema" nos conduce irremediablemente hacia el fenómeno de la síntesis entre el "cine-espectáculo" y el "cine de autor", en la línea ya ensayada por el americano Stanley Kubrick con su "Espartaco" de 1960. Así, puesto que el blockbuster (éxito de taquilla) es ya una realidad industrial que no puede ignorarse, y capaz de atraer a las grandes masas de espectadores ¿por qué no abordarlo sin renunciar a la dimensión intelectual que toda obra de arte debe tener?



Hacia 1957 la industria cinematográfica debe competir definitivamente con la arrolladora expansión de la televisión en los hogares norteamericanos y europeos, especialmente en Inglaterra, que a partir de ese año 1957 contabilizaría ya más de siete millones de televisores en los hogares ingleses. El estallido del "Free cinema" había revitalizado con sus magníficas aportaciones la ya casi extinguida tradición documental inglesa que, en la década de los 40, había ofrendado grandes momentos de triunfo al cine británico. El "Free Cinema" se estrena en un famoso mes de febrero de 1956 con una célebre sesión que organizó la Cinemateca Británica ("National Film Theatre") con un programa en el que intervinieron Lindsay Anderson con su primer film (en formatos de 16 ó de 35 milímetros) "O Dreamland", Lorenza Mazzetti con "Together", y Karel Reisz y Tony Richardson, al alimón, con "Momma Don't Allow". Inmediatamente fueron conocidos como los "angry young men", que no tardarían ya en aportar sus nuevos y memorables largometrajes en el periodo que abarcaría los siguientes 4 años, 1958 a 1961.


La primera aportación definitiva al recién nacido cine libre inglés llegaría con "Room at the Top" ("Un lugar en la cumbre"), 1958, de manos de Jack Clayton, con un extraordinaria Simone Signoret (que conseguiría el "Oscar de Hollywood" a la "Mejor Actriz"), Laurence Harvey, Heather Sears, Donald Wolfit, Donald Houston y Hermione Baddeley
 

No obstante, en 1961, Clayton rehuiría la vertiente dramática empleada en su primer film, para sorprender al público europeo con su alucinante y modélica adaptación a la Pantalla Grande de la sensacional novela de Henry James  "The Turn of the Screw" ("Otra vuelta de tuerca"), titulada "The Innocents" ("Suspense"). Fue como indicó algún crítico: "Un gran ejercicio de estilo donde las situaciones morbosas del puritanismo y la represión sexual de la Inglaterra decimonónica, perfectamente escenificadas por la gran interpretación de Deborah Kerr y de los jovencísimos Martin Stephens y Pamela Franklin, rebasaba lo patológico para penetrar en las fronteras inextricables de lo demoníaco". Etuvo coprotagonizada además por Michael Redgrave, Peter Wyngarde Megs Jenkins.  

Tony Richardson y Karel Reisz en sus nuevas realizaciones insistieron en presentarnos personajes nacidos y crecidos entre un proletariado neocapitalista, que se adaptaba perfectamente a los clichés conformistas. Así sus protagonistas, inmersos en esa cotidianidad obrera y despreocupada de la posguerra, tan sólo pensaban en divertirse, y aunque algunas veces se mostrasen como auténticos rebeldes en lucha contra el medio ambiente que les rodeaba, en realidad lo que evidenciaban era hallarse desprovistos de la más mínima conciencia política, ya fueran izquierdistas o derechistas.Y definitivamente sumidos en la total mediocridad de sus ciudades fabriles, (quizás por ignorancia o porque nadie se lo hubiese enseñado jamás), habían preterido el hecho de que el hombre es poseedor de una gran capacidad para modificar el curso de la historia, y configurar nuevas formas sociales, la única aptitud que nos diferencia de los animales.

Pese a todo, las adaptaciones de Richardson de la pieza del gran dramaturgo John  Osborne, en 1959,  "Look Back in Anger" ("Mirando hacia atrás con ira"), con Richard Burton, Claire Bloom, Donald Pleasence, Edith Evans, Gary Raymond, y Mary Ure, "A Taste of Honey" ("Un sabor a miel"), de la autora Shelag Delaney, con Rita Tushingham, Dora Bryan, Murray Melvin, Robert Stephens, Paul Danquah, Eunice Black, David Boliver, y Margo Cunningham.
 





De "The Loneliness of the Long Distance Runner" ("La soledad del corredor de fondo"), 1963, con Tom Courtenay, Michael Redgrave, James Bolam, Avis Bunnage, y Alec McCowen;  y la visión no menos sombría del obrero inglés, interpretado por un recién llegado y extraordinario Albert Finney, de aquella empobrecida sociedad británica posbélica que nos retrata Karel Reisz en "Saturday Night and Sunday Morning" ("Sábado noche, domingo mañana"), 1961, coprotagonizada por Rachel Roberts, Shirley Anne Field, Hylda Baker y Colin Blakely, se inscribieron admirablemente y con tremenda fuerza entre los nuevos supuestos estéticos que estableció este primerizo, encomiable e irrepetible "Free Cinema"
 



Cúspide nuevamente acrecentada por otro gran realizador como Lindsay Anderson, con su amarga y pesimista visión del infortunado minero, interpretado por Richard Harris, en "This Sporting Life" ("El ingenuo salvaje"), 1962, quien, una vez convertido en un famoso rugbyman, no conseguirá escapar de la  íntima frustración que empaña toda su existencia; claro reflejo de muchos de los inestables desequilibrios que latían tras la nueva "sociedad de consumo inglesa" o en el resto de Europa, y muy especialmente entre su recién alimentada generación de "jóvenes airados".




La aparición de Richard Lester, procedente de la televisión americana, rebasará la visión alienada de los "angry young men", que se habían encargado de hacer añicos con sus magníficas películas todos los consabidos tópicos de la estable, puritana, próspera y educada Inglaterra, e inscribirá al cine inglés en inesperados supuestos estéticos que, basándose en un desenfado humorístico, de estirpe surrealista, al que se denominará "Comic-book" ("Cine-tebeo"), dinamitarán por segunda vez las más respetables instituciones y costumbres del reino. 
 

Estrepitosos recién llegados "Hermanos Marx" melódicos, excelentes compositores y cantantes en que se convertiría aquel cuarteto de Liverpool conocidos por "The Beatles", con cuyas melenas y extravagantes atuendos representarán la flamante alegría de vivir entre nuevos tiempos musicales, poniendo en solfa sus protestas contra los obsoletos principios de autoridad y las pasadas formas de vida de la vieja Inglaterra, interpretarán "A Hard Day's Night!" ("¡Qué noche la de aquel día!"), 1964, primer film "Comic-book" y de "Pop-art" inglés, y en el que Richard Lester, su director, se permitirá destrozar, con su enloquecido montaje, la noción clásica del espacio y del tiempo cinematográfico.  
 



Lester volvería a utilizar este grafismo destructivo, de modernas ideas figurativas, utilizando de nuevo a "Los Beatles", en su siguiente "Help!" ("¡Socorro!") de 1965, coprotagonizada por actores famosos como Leo McKern, Eleanor Bron,Victor Spinetti y Roy Kinnear, película bastante inferior a la anterior, pero en la que su estrafalario realizador jugaría enloquecidamente con los desenfoques a fin de conseguir bellas e imprecisas masas coloreadas, que recordarían al experimental Michelangelo Antonioni de "Il Deserto Rosso".
 





Pero la mejor aportación de Richard Lester a esta apabullante y explosiva "semi-virtud" cinemática sería su adaptación de la obra teatral de Ann Jellicoe "The Knack Or How To Get It" ("El Knack y como conseguirlo"), de 1965, que se adscribiría al no menos polémico y también recién nacido "teatro del absurdo"




La moda del "Comic-book" volvería a hacer furor por aquellos años con la llegada de las aventuras "sádico-eróticas" que impondría la irrupción del súper agente secreto James Bond, especie de robot humano creado por el novelista Ian Fleming,  cuyas siglas "007" significaban, nada más y nada menos, que "licencia para matar con total impunidad". Sería el actor escocés, casi desconocido, Sean Connery,  el encargado de iniciar con su varonil y cínica prestancia la serie en 1962 con "Doctor No" ("Agente 007 contra Dr. No"), dirigida por el irregular Terence Young, junto a la espectacular Ursula Andress y su blanco bikini, y coprotagonizada por Jack Lord, y Joseph Wiseman.  
 






James Bond alcanzaría, por medio de sus siguientes "Goldfinger", 1964, dirigida por Guy Hamilton, con Honor Blackman, Gert Fröbe, Shirley Eaton, y Tania Mallet, y "Thunderball" ("Operación Trueno"), 1965, de nuevo con Terence Young, con Claudine Auger, Adolfo Celi, Luciana Paluzzi, Rik Van Nutter, Guy Doleman, y sus siguientes e inacabables entregas, una relevante celebridad mundial, convirtiéndose así en uno de los mitos más embrutecedores que se recuerdan (y que aún pervive en pleno siglo XXI).

 

          [La Crosse, Wisconsin, 14 de gener 1909 - Londres, Inglaterra, 22 de juny 1984 a la edad de 74 años]
 

Víctima en 1952 de la caza de brujas  emprendida por el senador Joseph McCarthy, acusado de mantener actividades antiamericanas, emigró  a Inglaterra. Allí trabajo con varios pseudónimos, entre ellos el de Joseph Walton, Victor Hanbury y Andrea Forzano. No obstante, prosiguió su carrera en el Reino Unido hasta obtener el gran reconocimiento de la crítica y el esperado éxito merced a su colaboración  con el dramaturgo Harold Pinter [Londres, 10 de octubre de 1930- Londres, 24 de diciembre de 2008 a la edad de 78 años] Sus tres primeras películas con él fueron "The Servant", 1963, "Accident", 1967, y "The Go-Between", 1971. Por esta última obtuvo la "Palma de Oro" en Cannes. 
 








Autor de extraordinarias y controvertidas películas como "The Sleeping Tiger" ("El tigre dormido"), 1954, con el siempre inquietante (a partir de entonces) Dirk Bogarde, Alexis Smith, Alexander Knox, Hugh Griffith, y Maxine Audley.


"Eve" ("Eva"), 1962, con Jeanne Moreau, Stanley Baker, Virna Lisi, Giorgio Albertazzi, y James Villiers.



"The Servant" ("El sirviente"), 1963, con Dirk Bogarde, Sarah Miles, James Fox, Wendy Craig, Catherine Lacey y Richard Vernon. [Las críticas fueron excepcionales ante este desasosegante, tenso y adulto drama psicológico de un intrigante y manipulador mayordomo que consigue, gradualmente, dominar la vida del señor al que sirve, aprovechándose de sus debilidades sexuales.]




Y "King and Country" ("Rey y Patria") 1964, con Dirk Bogarde, Tom Courtenay, Leo McKern, Barry Foster, Richard Arthure, y Jeremy Spenser.

 



Losey, entre otras muchas películas, no dudaría tampoco en adscribirse a tan arrolladora moda como la del "Comic-book", rodando "Modesty Blaise", 1966, el sofisticado súper agente femenino creado por los afamados "Comics" de Jim Holdaway, especie de reverso desmitificador del héroe masculino Bond, y modelo de rubio erotismo espumeante al que prestaría su despampanante y divertida imagen la incomparable actriz italiana Monica Vitti, que en compañía de un "young-male" todoterreno encarnado por Terence Stamp materializarían triunfalmente todos sus enfrentamientos con el perverso criminal, y amanerado Gabriel, humorísticamente encarnado por el concienzudo, meticuloso y no menos genial actor inglés, icono de Joseph Losey, Dirk Bogarde.





Mención aparte merece la extraordinaria y exquisita adaptación a la pantalla de la novela de L.P.Hartley con guión del mismo novelista y de Harold Pinter "The Go-Between" ("El mensajero"), 1971, premiada en Cannes con la "Palma de Oro", interpretada por una siempre inolvidable Julie Christie, Alan Bates, Margaret Leighton, Michael Redgrave, Dominic Guard y Edward Fox. [En  la Inglaterra de principios del siglo XX, los acomodados Maudsley, de la alta sociedad inglesa, invitan al joven Leo, un compañero de clase de su hijo a pasar unos días de vacaciones con ellos. El recién llegado será utilizado por la hermana de su amigo para enviar cartas a su amante
 








Pese a estos desplazamientos hacia las nuevas premisas cinematográficas impuestas por aquella nueva realidad social que establece el blockbuster o cine de pop-corn ("palomitas"), que no es más que esa otra realidad industrial que promueve la necesidad de atraer a las grandes masas de espectadores por lo menos de las tres cuartas partes del planeta, los famosos "airados" del "Free cinema" insistirán en que abordar el blockbuster no tiene por qué significar una total renuncia a la dimensión intelectual que toda obra de arte debe tener. Y por ello mismo será Tony Richardson el primero en conceder a su "Free Cinema" una nueva desenvoltura formal, desenfadada y ágil (cámara llevada a mano), al dirigir "Tom Jones" en 1963, con Albert Finney, Susannah York, Hugh Griffith, David Warner, Edith Evans, Joan Greenwood y Diane Cilento, basándose en la novela clásica, satírica y libertina de Henry Fielding (un afamado "angry young man" de la puritana Inglaterra del siglo XVIII), que quiebra descarada y modélicamente la tradición académica y encorsetada que mantuvo hasta entonces el género histórico en el Séptimo Arte, y confiere una saludable actualidad a la sátira mordaz, saludablemente humorística, grosera e impúdica que impregnaran las letras de Fielding. A fin de cuentas disolutos, viciosos y groseros fueron los clásicos ingleses, al igual que los franceses o españoles del Siglo de Oro. 






El éxito fulminante de "Tom Jones" no tardó en desencadenar las inevitables imitaciones. Terence Young se atrevió con Daniel Defoe, y tratando de captar el espíritu alocado, burlón y picante del film de Richardson, adaptó "The Amourous Adventures of Moll Flanders" ("Las aventuras amorosas de Moll Flanders") 1965, eligiendo como protagonista absoluta a una por primera vez descocada y siempre provocadora Kim Novak, coprotagonizada por Claire Ufland, Vittorio de Sica, Lilli Palmer, Richard Johnson, Angela Lansbury, Leo McKern y George Sanders.


Y en 1966, dirige uno de los más truculentos dramas jamás filmados sobre la encubierta maldad humana, en este caso la femenina, al convertir a la gran actriz francesa Jeanne Moreau en un auténtico monstruo de perversión, en "Mademoiselle", coprotagonizada por Ettore Manni, Keith Skinner y Umberto Orsini. El film mostraba una personalidad atractiva, sensual y aparentemente beatífica de la protagonista, pero cuya afinidad secreta con la más inimaginable de las perversidades resultaría escalofriante. [En un pequeño pueblo francés, una profesora admirada y respetada -Jeanne Moreau-, a quien todos llaman Mademoiselle, es capaz de provocar a escondidas de su comunidad  una inundación cuando todo el mundo anda en una procesión. Por otro lado un atractivo inmigrante italiano, Manou-Ettore Manni-, despierta en ella un gran interés, al que él no corresponde. Extraños casos de accidentes, así como de envenenamiento de animales, todo ello provocado por Mademoiselle empiezan a despertar sospechas en todo el pueblo, en especial de xenofobia hacia los inmigrantes italianos, en busca de  un posible culpable. Tan sólo un alumno de esa nacionalidad, maltratado psicológicamente por la perversa profesora, conoce las malas artes de la misma sin poder llegar a demosrarlo tras el asesinato de su hermano Manou]





 




El paladar artístico de Tony Richardson volvió a superar la vieja antonomía entre arte, historia y sátira que pudieran apetecer tanto a las minorías selectas  como a las grandes masas de espectadores más toscos, y filmó en 1968 la espectacular "The Charge of the Light Brigade" ("La última carga"), con David Hemmings, Trevor Howard, Vanessa Redgrave, Corin Redgrave, John Gielgud, y Harry Andrews. 
 



El film sirvió como reverso de tantas antiguallas pasadas que se especializaron en las exaltaciones épico-históricas como "Fire Over England" ("Inglaterra en llamas"), 1937, de William K. Howad, con Vivien Leigh, Laurence Olivier y Flora Robson, James Mason, Leslie Banks, Raymond Massey y Tamara Desni.
"That Hamilton Woman" ("Lady Hamilton"), 1941, de Alexander Korda con Vivien Leigh, Laurence Olivier, Alan Mowbray, Sara Allgood, y Gladys Cooper. "49th Parallel" ("Los invasores") 1941, de Michael Powell, con Laurence Olivier, Raymond Massey, Eric Portman, Finlay Currie, Leslie Howard, Anton Walbrook y Glynis Johns, y "King Henry V of England" ("Enrique V") 1944, de Laurence Olivier, con el mismo Olivier, Robert Newton, Leslie Banks, Felix Aylmer, y Renée Asherson. Películas que no dudaron en mostrar la voracidad imperialista de las grandes potencias europeas como Inglaterra y la mezquindad de muchos de sus nobles y oficiales.



 
 



No obstante, la culta nación británica ya se había insertado libremente en un tratamiento cinematográfico naturalista e histórico con realizaciones costosas y grandes súper producciones, ora en blanco y negro, ora en Technicolor, merced a las grandes sociedades como "Eagle-Lion", y al colosal imperio, formado durante los años de la II Guerra Mundial, de "John Arthur Rank Organisation Ltd" que agrupaba las firmas "Gaumont-British", "Gainsborough Pictures" los estudios "Denham and Pinewood"  "Two Cities Films" y "Productions of The Archers"

 


 


 
 







 





 

 

 

 

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