BETTE DAVIS: una vida de cine -Final-




"Pocketful of Miracles", 1961, regreso a Hollywood






Bette Davis volvió
a la Meca del Cine en 1960 para rodar "Pocketful of Miracles" ("Un gángster para un
milagro"), que iba a dirigir póstumamente Frank Capra, sobre una desgraciada harapienta Apple Annie, y repleta de espléndidos secundarios, dos de ellos, Thomas Mitchell y Edward Everett Horton, pertenecientes a la familia artística de Capra, y ya en en sus últimas apariciones en la Pantalla Grande. Capra había elegido a Bette para el papel como último recurso. Era una nueva versión en Technicolor y Cinemascope de "Lady for a Day" ("Dama por un día"), que el mismo Capra había rodado en 1933 con la inolvidable May Robson, nominada al Oscar por su interpretación. Resultó una obra estúpida y fallida que no conservaba ya ni una
mínima traza del genio legendario de su director. Pero Davis
estuvo espléndida, pese a que odiaba el formato Cinemascope en que se
rodó. Glenn Ford declaró en una entrevista que por agradecimiento a
Bette, por haberle hecho trabajar en "A Stolen Life" ("Una vida robada"), de 1946, insistió en que
fuese ella la que hiciera el papel de Annie. Bette se puso furiosa. "¿Quién
es ese hijo de perra que se ha atrevido a decir que ha ayudado a que me
llamen de nuevo? ¡Ese tío de mierda no me hubiera ayudado ni a salir de una cloaca! ¡Jamás debí volver a Hollywood! ¡Os odio a todos! ¡Y a Apple Annie más que a nadie! ¡Debo de haber estado loca al volver!" Glenn Ford odiaba a Bette por sus insultantes estallidos, y se pasó toda la película tratándola como una actriz secundaria.





Bette Davis vs Joan Crawford






















Cuando
Jack Warner la llamó de nuevo, en 1961, para rodar "What ever Happened to Baby
Jane?" ("¿Qué fue de Baby Jane?") decidió mostrarse generoso con Bette.
Robert Aldrich, fornido e impetuoso ex deportista, que iba a dirigir el
film, tuvo la idea de contratar como oponente a Joan Crawford. Bette no
estaba muy segura de si actuaría en la película. Deseaba hacerle una
pregunta a Aldrich, pero prefirió callar y aceptar el reto. La pregunta
que llevaba in mente
era si le garantizaría que no iba a favorecer la labor de Joan. Durante
el rodaje se llevaron perfectamente. Pero la Crawford, que ya había
"asediado" a Bette años atrás, siendo jóvenes, empezó de nuevo a
enviarle zapatos, pañuelos y mil bisuterías. Recibió una nota de Bette
indicándole más o menos que "parase el carro". Joan, chasqueada una vez
más por la gran Bette, a la que siempre había "adorado", se transformó
en una enemiga salvaje. Descargó todo su odio sobre su hija adoptiva
Christina. Y se comportó como una fría ricachona con la Davis,
tratándola como a una aristócrata venida a menos y que le hiciera de
doncella. Con gran enojo de la Crawford, Bette fue nominada al Oscar.
Joan no. Siempre apurada de dinero, pidió un préstamo de 75.000 dólares a
cuenta del 10% que le correspondía por "Baby Jane", y por el horror que
le había representado verse en la pantalla con semejante catadura.


Bette Davis vs Olivia De Havilland











Robert
Aldrich propuso un nuevo film a ambas actrices "Hush... husch, Swett
Charlotte" ("Canción de cuna para un cadáver"). Fue el dinero lo que
forzó a Bette a aceptar trabajar de nuevo con su insoportable y
declarada enemiga, que durante la anterior entrega de los Oscars,
exclamaría "¡Ajá!"
cuando se anunció como ganadora a Anne Bancroft por "The Miracle Worker" ("El milagro de Ana
Sullivan"), 1962, y que la Crawford recogió muy eufórica en ausencia de la
actriz galardonada durante la ceremonia. Antes del comienzo del rodaje,
Joan Crawford sufrió una infección de las vías respiratorias superiores
(en realidad fue un auténtico malestar psicosomático producido por la
tirantez de sus relaciones con Bette). Joan fue hospitalizada. La Davis
quedó encantada, y sugirió como probable sustituta a Vivien Leigh. Miss
Leigh, diva famosa por su irónicas incontinencias lingüísticas, contestó
fríamente "que jamás podría soportar observar el rostro de Bette Davis diariamente desde las siete de la mañana en una plantación del Sur de los Estados Unidos"
(probablemente ya había tenido bastante con "Gone With the Wind" -("Lo que el viento se
llevó"-). Davis consideró una grosería el comentario, y decidió que, para
evitar nuevos desdenes, la carta más segura a jugar sería su gran amiga
(con la que ya había compartido dos films en el pasado) Olivia de
Havilland. Hubo dificultades en convencerla, pues sentía preferencia por
los papeles de buena chica (pese a que ya había hecho de mala en otras películas). Miss Crawford, todavía en el hospital, se enteró por radio de la
noticia de que había sido sustituida por la De Havilland a instancias
de Bette. Acto seguido lo pagó con la enfermera de turno, a la que le
lanzó un jarrón a la cabeza. En la primavera de 1960, la Davis presentó
demanda de divorcio contra Gary Merrill. Bette no reclamó ninguna
pensión excepto la simbólica de un dólar al año.

Sus cuatro maridos resultaron ser hombres tan débiles, que ella misma aseguraba: "Ninguno de ellos fue lo suficiente hombre para convertirse en señor de Bette Davis".
En 1979, Bobby vino a ver a su hermana. Bette la abrazó efusivamente,
contenta por su buen aspecto y la ausencia de signos de sus pasados
desequilibrios nerviosos. Pero durante la noche le contó la verdad:
estaba enferma de cáncer y sólo le quedaban unos meses de vida. Su
última amargura se la dio su hija biológica Barbara (los otros dos
fueron adoptados), que publicó en 1985 unas memorias terribles, tachando
a Bette de alcohólica y de madre abusiva, dominante y odiosa. Bette le
respondió dos años más tarde con otro libro "This'n That".






Pese
a su decadencia imparable, llegó todavía a superarse en uno de sus
últimos papeles, convirtiéndose en doble de sí misma, en un interesante
aunque menor thriller de 1964, dirigido por su amigo Paul
Henreid, "Dead Ringer" ("Su propia víctima"). En 1987 aún compartió con
Lilian Gish y Vincent Price una emotiva historia de dos hermanas ancianas cuyas vidas
permanecen impulsadas por un entrañable balanceo evocativo entre el amor
y el rencor: "The Whales of August" ("Las ballenas de Agosto"), dirigida por Lindsay Anderson
En 1989, recibió el premio "Donostia del Festival de San Sebastián". A su entrega, bromeó: "Si esperan un poco más, no hubiera podido recogerlo" Días después, el 6 de octubre de 1989, moría de cáncer de pecho, en Neuilly-sur-Seine, París.
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