"British adaptations to the Big Screen"
"A
Room with a View" ("Una habitación con vistas") de 1908 será adaptada
con enorme éxito a la pantalla en 1985 por el productor Ismael Merchant, con script de la acreditada guionista Ruth Prawer Jhabvala, extraordinariamente dirigida por James Ivory, con un inolvidable musical score de Richard Robbins, e interpretada por un excelente plantel de actores: Maggie Smith, Denholm Elliot, Helena Bonham Carter, Julian Sands, Simon Callow, Judi Dench, Rupert Graves y Daniel Day-Lewis.
"... La joven inglesa Lucy Honeychurch, (comprometida con el ambiguo, melifluo y esteta Cecil Vyse,
personaje cómico que no duda en manifestar de contínuo, con sus
enrarecidos aires de petulante superioridad, su repelencia por cualquier
tipo de vida rural), decide antes de su boda pasar unas vacaciones en
Florencia con su pusilánime prima Charlotte Bartlett (quien, pese a intentarlo con gran empeño, no puede disimular su penuria crematística ante su parentela, y siempre anda liada con los cambios). La acaudalada viuda Honeychurch, aunque ha accedido a regañadientes, exige, con disgusto de su hija, que acepte como chaperon a su prima Charlotte,
invitada constante del envarado estamento familiar y objeto de solapada
sorna por parte de sus adinerados primos.
Al iniciarse la novela, Charlotte Bartlett, una vez en Florencia e instaladas en la Pensión Bertolini,
muestra ante su prima el descontento que siente por las habitaciones en
que se las ha instalado. Ambas dan a un patio oscuro en vez de tener
vistas sobre el río Arno como se les había asegurado. Entre los
huéspedes de la pensión se encuentran Mr. Emerson y su hijo George
que, tras el enfado de las mujeres, durante el almuerzo, se ofrecen a
intercambiar sus habitaciones que se asoman al Arno. El joven George, que no aparta su mirada de Lucy, prefigura un interrogante con su plato y lo muestra a la muchacha. La apocada Charlotte, confusa y consternada, muestra cierta reticencia en aceptar el ofrecimiento de los Emerson.
La caballerosidad de los dos huéspedes le parece "atrevida y poco
convencional", y expresa ante su joven prima que acceder a tal
proposición conllevaría "cierto compromiso inadecuado" para ambas. Será
otro cliente de la pensión, el clérigo Mr. Beebe, vecino
en Surrey de la encopetada familia, quien convenza a las dos mujeres de
que deberían aceptar el intercambio de habitaciones, puesto que a los Emerson no les guía más que una cortés amabilidad. Charlotte se sigue mostrando indecisa en insinúa que aquella moderna elegancia, tan poco usual en un país latino, se debe a que los Emerson probablemente sean "socialistas". La decidida Lucy se propone visitar la la Basílica de la Santa Croce
al día siguiente. Su constantemente desasosegada prima pasea poco
después con su acostumbrada timidez por las calles de Florencia en
compañía de la decidida escritora Miss. Eleanor Lavish, otra de los huéspedes. En la Piazza della Signoria tiene lugar un altercado de dos jóvenes italianos que se salda con la muerte de uno de ellos. Lucy sufre un desvanecimiento ante el brutal acontecimiento y será el joven George Emerson quien acudirá en su ayuda. Lucy y George regresan a la pensión. Cierto encanto de intimidad amigable tiene lugar tras aquel encuentro. Mr. Beebe propone una excursión a la Fiesole, desde la cual se muestra una hermosa vista de Florencia. Otro clérigo, Mr. Eager, Miss. Lavish, los Emerson, Lucy y Charlotte componen en grupo la pequeña gira. Atraída por la belleza rural, Lucy se aparta de su prima y de Miss. Lavish entregadas a ciertos característicos comadreos. George se halla a lo lejos admirando la vista. Lucy surge como una hermosa aparición en el campo alfombrado de espigas. Un impulso irrefrenable mueve ahora a George. Observa detenidamente a Lucy,
se dirige lentamente hacia ella, le toma el rostro, la abraza y la
besa. Luego se entrega a una alocada carrera por el verde prado toscano.
Una escandalizada Charlotte será testigo del hecho, y alarmada por lo que pueda suceder, decide acortar el viaje y regresar a Surrey.
Los Emerson fijan inesperadamente su residencia en la pequeña villa vecina a la mansión Honeychurch. Lucy, que ha decidido olvidar el incidente de Fiesole, acepta la propuesta de matrimonio del snob Cecil, quien no acierta ni a sellar con un beso el acuerdo nupcial. Poco después, la joven prometida se entera de que fue Cecil quien les sugirió, tras conocer a los Emerson en Londres, que alquilaran la casa rural. El alocado Freddy Honeychuch,
que juega con la circunspecta Charlotte, se entrega a frenéticos bailoteos con su madre y a tocar el piano
con la irreflexiva insensatez juvenil que le caracteriza, entabla
amistad con George. En compañía del clérigo Mr. Beebe y de George propone un baño en el estanque próximo al pueblo. Casualmente Lucy, su madre y Cecil pasean cerca de allí. Lucy devertida observa los cómicos chapoteos de los tres hombres desnudos, mientras que Mrs. Honeychurch y Cecil muestran sus escandalizadas actitudes, y Cecil abre paso entre la maleza como si se tratara de una jungla de la que huir. Freddy escapa entre risas y se oculta de su madre de su hermana y de Cecil entre la espesura. George Emerson se aplica desde entonces a cortejar subrepticiamente a Lucy; y juega con ella y su hermano al tenis, mientras Cecil, ajeno a todo, hojea sus acostumbradas lecturas. Ante su falta de discernimiento frente al decoro que debería observar frente a ella, Lucy finge sentirse indignada. Pero George aprovecha
cualquier momento para besarla.
Más adelante sugerirá a la muchacha que
su ambiguo prometido no podrá nunca ofrendarle la varonil pasión que
una mujer merece. Lucy se pierde en razonamientos íntimos, pero decidida a renunciar a los insultantes galanteos de George, proyecta un nuevo viaje, pero esta vez a Grecia. Antes anula su compromiso con Cecil. que se muestra muy apesadumbrado y comenta que creía que ella le amaba. Al iniciar su escapada, visita a Mr. Beebe creyendo que debe dar una explicación por su conducta, y se enfrenta también a Mr. Emerson, que le comunica su marcha a Londres en compañía de George.
La muchacha repentinamrente se deja llevar por el delirio de los
sentidos. La mueve cierto remordimiento y una profunda inquietud. Y
vuelve velozmente tras el coche de Mrs. Honeychurch que con Charlotte
la habían acompañado hasta el pueblo. En realidad su viaje no era más
que una absurda excusa por huir del sentimiento amoroso que le inspira George... Una habitación con vistas a Florencia acoge a Lucy y George felizmente casados."
No hay comentarios:
Publicar un comentario