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miércoles, 8 de mayo de 2019

Maurice -I Parte-


Alterar el camino de la normalidad heterosexual en nuestra timorata sociedad siempre ha resultado peligroso y punible. Miles de historiadores, escritores, dramaturgos, guionistas y directores cinematográficos pusieron su talento al servicio de culminaciones dramáticas cuyo único aliento consistía en cantar pasiones y dramas a las que era necesario y vital acompañar de una virtualidad de buen tono con la naturaleza que nos ha hecho hombre y mujer. Profundizar en nuestra Creación es como levantar montañas. Somos los hijos de un itinerario largo y penoso. A nuestras espaldas dormitan decenas de miles de años tortuosos y fugaces como las estrellas que preconizan cada noche nuestra insignificancia. Y sería absurdo negar que las diseminadas existencias de hombres y mujeres, como animales racionales, se han observado pasmadísimas a lo largo de los tiempos, como si quisieran asegurarse de que su presencia en este planeta perdido es el testimonio auténtico de que la geología, la flora y la fauna son mucho más defectuosas que nosotros. A fin de cuentas el diamante no es más que carbón, la roca un acoplamiento milenario de vegetales, la madera puro serrín desprendido de la hulla candente. ¿Y la pasión? ¡Ah, la pasión! Un pesar, un alivio y un yugo que galopa y sobrevive con el género humano porque somos la obra final de una naturaleza caprichosa que quiso convertirnos, por medio de un dudoso raciocinio, en turistas capacitados para aseverar la inmensidad perturbadora de su inmenso y convulsivo cuerpo. Pero de nuestra fealdad humana nacen miserias, y de estas  miserias un hambre insaciable por amarnos contra viento y marea. Esta aventura, origen de tantísimos males como nos vapulean, inutiliza todo razonamiento. Y es que el instinto busca sin denuedo la tentativa. La tentativa se ofrece como médium más sensible a la emoción. La emoción obra prodigios. Y estos prodigios se diversifican: ¡codicia, sometimiento, extorsión, magnetismo, impulsión, tormento, odio, venganza, y deseo!. No son imágenes de ilusión, sino los dones extraordinarios de los poseídos por la Madre Naturaleza. ¡Y ni el diablo podría atenuarlos!

Estas crisis espasmódicas, que tienen sus fiebres y sus fatigas, que adolecen de remedios, que abren los cerrojos a la imaginación, que batallan contra los escrúpulos, y que lagrimean, suspiran y bostezan, dan vida con fulgores deslumbrantes y con florescencias desordenadas a los escalofríos lúbricos con que manifestamos nuestra devoción y ansiedad por seguir existiendo. No escoltemos los detalles íntimos, mejor no deleitarse en ellos. ¡El mundo tenía que marchar bien! La proclama de Mamá Naturaleza se complació en su juicio salomónico: ¡macho y hembra en todas las especies! ¡Amor absoluto entre hombre y mujer! ¡Más  guerra, más sometimiento, y más nemotecnia carnal para que no nos olvidemos de que hay que procrear! Y cuando por fin nos parió, dio por bueno lo hecho. No obstante, ante cualquier duda que pudiese suscitarse entre los coleantes a los que había dado a luz, no pudo por menos que exclamar: "Yo ya he hecho lo que tenía que hacer, y si no os complace, ¡ahí os quedáis! ¡Arregláoslas a vuestro gusto! Pero no olvidéis que de tierra sois..." A lo que algún sabio de estos nuestros vastos pagos añadió: "¡Y con palabras cantamos!, ¿que si no?". ¡¡Muy requetebién dicho!! Desconocemos, no obstante, al padre putativo que nos engendró. Pero madre tuvimos, ¡y esperemos que sea para rato! Madre como ella no hay más que una, solícita con su innúmera prole, aunque nos mandara a paseo ya desde el albor de los tiempos como a niños malparidos, y por ello mismo se haya visto obligada a castigarnos de vez en cuando con algún terremoto, tsunami incluido, o con algunas pandemias y epizootias mil.

La pasión es una evidencia acorde con la naturaleza, no una manía. Es el único faro que ilumina el oscuro monte de la humanidad. Una sucesión de estratagemas incontables cuyos entresijos no podemos facilitar pero si adivinar. Sin ese germen es cierto que jamás podrían haberse desarrollado nuestros árboles genealógicos. El instinto cree pensar, pero sólo tiene sensaciones. Por ello mismo, en las funciones normales del cuerpo humano se suceden todo tipo de fenómenos. Fenómenos que dejamos a los estudiosos. Nuestros interiores no contienen, sin embargo, género alguno de perfección, porque las pasiones no tienen límite. Pero sí poseen una afirmación: ¡su necesidad de querer! El espectáculo de la naturaleza denota constantemente esa intención. Pero tal volición carece de axiomas. En consecuencia, la vinculación humana a las exigidas funciones normales chocan con una eventualidad, en absoluto accidental. Otros designios latentes "en el seno del yo" Las querencias innatas. La libertad de elección. Y la disposición para tenerla. De ahí que en lo tocante a las nociones internas de nuestras pasiones nada importan las orientaciones eróticas. Nada prueba que no sean justas.





1913- Edward Morgan Forster (1-1-1879– 7-6-1970), afamado novelista inglés visita a George Merrill, compañero sentimental de Edward Carpenter, escritor, poeta y filósofo uranista: "Bastó una suave palmada... de Merrill. Y de aquella persistente sensación física que emanó de tan chocante acto, nació mi novela "Maurice"... "Dedicada a tiempos mejores".






Nace en Londres, hijo de un arquitecto, Edward Morgan Llewelyn Forster y de Alice Clara Whichel. Huérfano de padre, que  fallece de tuberculosis el 30 de octubre de 1880, al año y medio de su nacimiento. Su madre se traslada desde Londres a Rooks Nest, cerca de Stevenage, Hertforshire, donde transcurrirá su infancia. El recuerdo de su nuevo hogar servirá de modelo a Forster para su futura novela "Howards End". Cursa sus primeros estudios en el Tonbridge School de Kent. (El teatro de estudiantes de la citada escuela sería bautizado con su nombre) A la muerte de una acaudalada tía por parte paterna, Marianne Thornton, hereda £8,000 (equivalentes en la actualidad a unas £990,000), considerable fortuna que le permitirá vivir holgadamente a lo largo de su vida, dedicada ya por entero a la literatura. Entre 1897 a 1901 asiste al King's College, de Cambridge, se gradúa en Historia y en materias clásicas, y pasa a ser miembro de la Cambridge Conversazione Society, también llamada "The Apostles", sociedad de tipo secreto en la que tienen lugar intercambios filosóficos y discusiones sobre la moral imperante. De esta sociedad y sus miembros nace, a partir de 1907, el Bloomsbury Group formado por renombrados intelectuales e integrantes de las Artes, tanto pictóricas, como literarias, políticas y sociales. El nombre se toma del barrio de Londres que circunda el British Museum, zona que acogía los domicilios de la mayor parte de sus participantes. Los más relevantes fueron Clive Bell, crítico de arte, Vanessa Bell, pintora post-impresionista, E.M. Forster, novelista, Roger Fry, crítico de arte, Duncan Grant, pintor post-impresionista, John Maynard Keynes, economista, Desmond MacCarthy, crítico literario, Leonard Woolf, ensayista y escritor de no ficción, y Virginia Woolf, escritora de ficción y ensayista (que acabaría suicidándose el 28 de marzo de 1941 a los 59 años). Las reuniones del Bloomsbury tenían lugar en el hogar de Vanessa Stephen, casada con el críticode arte Clive Bell. y Virginia Stephen (después Virginia Woolf, al casarse con Leonard Woolf)  En 1917 el matrimonio compró una pequeña imprenta manual con la que fundaron la después famosa "Hogarth Press", que editaría la obra de la propia Virginia y la de algunos relevantes escritores más, como Katherine Mansfield. Tomas S. Eliot, Sigmund Freud, Laurens van der Post entre otros muchos. En esta época, Forster mantuvo una breve relación pasional con Harry Daley, integrado también al Bloomsbury group. En Weybridge, Surrey, donde se había trasladado junto a su madre, tras efectuar en su compañía varios viajes por los paises del continente Europeo, escribirá seis de sus más afamadas novelas.


En 1906 conoce al joven  hindú de 17 años Sayyid -Syed- Ross Masood, que más adelante efectuaría sus estudios en Oxford, licenciándose en Latín. Fue una pasión que conmocionó vivamente a Forster. Syer fue en realidad un romántico muchacho que aceptó la fascinación del novelista siempre desde una perspectiva más amistosa que carnal. Tal contingencia no dejó de avivar el deseo de Forster hacia él. En su novela de 1924 "A Passage to India" puede leerse la siguiente dedicatoria: "A Syed Roos Masood, y a los diecisiete años de nuestra amistad"


En 1914 visita Alemania, país al que seguiría Egipto (donde más tarde  le sorprendería la I Guerra Mundial) y finalmente la India. Su compañero de viaje será esta vez el uranista, político-científico y filósofo, miembro también de Bloomsbury, Goldsworthy Lowes Dickinson (amistosamente denominado "Goldie" por sus compañeros), hijo del pintor Lowes Cato Dickinson entre cuyos afamados cuadros (hoy conservados en The National Portrait Gallery de Londres) se encuentra un retrato de Goldsworthy a la edad de siete años.




Al estallido de la I Guerra Mundial, Forster se declara "objetor de conciencia", y sirve como Chief Searcher (Jefe investigador de militares desaparecidos en la contienda) para la Cruz Roja Británica en Alejandría. Durante esta etapa en Egipto 1916-1917, estudia concienzudamente las características étnicas e históricas del país, y tras estas observaciones escribe "Alejandría: A History and Guide", "Pharos and Pharillon: A Novelist's Sketchbook of Alexandria through the Ages". Ven la luz también historias cortas que publica en los periódicos locales del Alejandría bajo el pseudónimo de "Pharos". Allí conocería al poeta griego Constantin Cavafis. Consciente durante su servicio en la Cruz Roja de que debía reprimir sus inclinaciones emocionales, admitió, no obstante, haber perdido su respetabilidad en 1917 mientras se hallaba al cuidado de un soldado herido. En aquella época conoce en Ramleh (Ramala, ciudad palestina de Cisjordania) al joven Mohammed el Adl, conductor de tranvía, con el que mantiene una corta relación. Poco después hace objeto de su afección a Arthur, un conductor de autobús. A esta ambigua nueva amistad, una vez descubierta, pondría fin la esposa de joven Arthur.

"The Well of Loneliness"  scandal










Acabada la I Contienda Mundial dirigió durante un tiempo el periódico laborista Daily Herald. Poco después participaría en las protestas contra la censura de una novela lésbica titulada "The well of loneliness" ("El pozo de la soledad") de Radclyffe Hall,  autora de origen inglés. En teoría, la única escena referente al lesbianismo se basaba en una frase “... Y esa noche no estuvieron divididas” La corte británica lo juzgó escabroso porque defendía “prácticas antinaturales". El libro se convirtió también en objeto de una intensa campaña en su contra por parte del editor del diario Sunday Express, que publicó en sus páginas un duro alegato en dura oposición con la escritora :"Antes que publicar esta obscena novela, preferiría darle a un chico o a una chica saludable una botella de ácido prúsico". 


A principios de 1920 hasta 1921, Forster se encuentra en la India ejerciendo como secretario privado de Tukijirao III, maharajá del Principado Maratha en el estado de Dewas. Durante este período verá la luz su extenso relato de vivencias auténticas "The Hill of Devi" (inspirado en el famoso templo, situado en una alta colina, y dedicado a la Diosa Madre Hindu "Devi"-inmortalizada también por el director cinematográfico hindú Satyajit Ray en su film "Devi" de 1960-) que no se publicaría hasta 1953, y que Forster dedicaría a  Malcom Lyall Darling, compañero juvenil de estudios en el King's College de Cambridge, y en la década de los 20 administrador de Indian Civil Service durante la ocupación británica en la India. De este extenso relato se derivaría una de sus más famosas obras: "A Passage to India", que sería completada por Forster en 1924 a su regreso a Londres. La novela recibiría el James Tait Black Memorial Price. No obstante, el escritor aseguró que volvía de la India "con su inspiración agotada"


En 1925 publica "Eliza's Fay", una rememoración de dicha escritora epistolar (nacida probablemente en Rotherhitle, Surrey en 1756, y fallecida en Calcuta, el 9 de septiembre de 1816, a la edad de 60 años).y sus recorridos, junto al abogado Anthony Fay, con el que contrajo matrimonio el 6 de febrero de 1772. Más adelante Anthony trataría denodadamente de ejercer la abogacía en Calcuta. Sus desplazamientos empezaron en 1779 desde París. Tras cruzar los Alpes, se embarcaron rumbo a Egipto, país que  atravesaron en caravana. Atacados por bandidos en el desierto egipcio, los grandes aventureros Anthony y Eliza lograron llegar hasta Calicut, capital de Mysore, reino situado al suroeste de la India. Allí fueron apresados por Hyder Alí,.monarca de dicha la región. Con la ayuda de un mercader judío proveniente de Cochín, hoy Kochi, distrito de Ernakulam, al que Eliza cita como Mr. Isaac, ambos esposos lograrían llegar de nuevo a Calcuta en 1780. Un año después, la pareja se divorció. De su unión no nació ningún hijo.

El 3 de agosto de 1932, a los cincuenta años, fallece Goldsworthy Lowes Dickinson, "Goldie" como era conocido en el King's College, Cambridge (donde fue un reconocido "exhibicionista"). Compañero de Forster en algunos de sus viajes, también formó parte del Bloomsbury Group. Dickinson, colmado siempre de grandes aspiraciones, había cursado estudios de medicina en el mismo Cambridge, aunque nunca se sintió demasiado atraído por este doctorado que había iniciado en 1886. Tras aprobar sus exámenes en 1887 y 1888, una vez diplomado renunció a ejercer dicha carrera. Alcanzó gran renombre en 1896 con sus ensayos "The Greek View of Life" y sus diálogos socráticos. 





G. K Chesterton, periodista, filósofo, poeta, novelista y dramaturgo, dedicó una diatriba contra "Goldie" en el capítulo 12 de su obra "Heretics" titulado "Paganism and Mr. Lowes Dickinson". (Goldsworthy junto a otros pensadores de la época se había declarado contrario al movimiento "Catholic Literay Revival", que sostenía un empecinamiento literario centrado estrictamene en los temas católicos, y del que Chesterton era miembro honorario. E. M Forster fue requerido en 1934 por las hermanas de "Goldie" para que escribiera su biografía, que se publicó con el nombre de "Goldsworthy Lowes Dickinson". Fueron las hermanas Lowes las que sirvieron de inspiración a Forster para concebir los caracteres de ficción Margaret y Helen Schlegel en su novela "Howards End"). La biografia de Goldsworthy recibió feroces críticas del ente público. Muchas de sus innumerables fuentes se basaron en la uranista vida sexual de "Goldie", marcada por sus "foot fetichism" (fetichismo centrado en los "pies"), y sus requerimientos eróticos hacia los jovenes.

En 1925, junto a su madre, fija su residencia en West Hackhurst, situada en la villa de Abinger Hammer, Surrey. Tras el óbito materno (marzo de 1945, a los 90 años), deprimido por la desaparición de su progenitora, se traslada a Londres y alquila una casa en el 9 de Arlington Park Mansions en Chiswick.. En abril de 1961 determina instalarse en el King's College, Cambridge, del que había sido elegido miembro honorario en Enero de 1946. No aceptó, sin embargo, el título de "Caballero" (Sir) que se le quiso conferir en 1949. En vida y a los 82 años, Forster rechazaría las constantes ofertas que le llegaban de Estados Unidos a fin de poder adaptar muchas de sus novelas a la gran pantalla. El escritor se mostró enérgicamente contrario a que las interesadas y tiránicas financiaciones norteamericanas de Hollywood se involucraran en el fruto de su desbordante inventiva novelística. Fue nominado en diversas ocasiones al Premio Nobel de Literatura, que no llegaría a conseguir.



El director cinematográfico Richard Marquand (1937-1987), que mantuvo una estrecha amistad con Forster, aseguró que el motivo de sus  rechazos se debían a las duras críticas que el mundialmente famoso novlista lanzaba contra las injerencias de la política exterior estadounidense. En 1969 fue condecorado como miembro de la "Orden of Merit", que lo distinguía por sus servicios en las fuerzas armadas, y mostraba su reconocimiento a una vida entregada a la ciencia, las artes y la literatura, y como gran promotor de la cultura inglesa. El 7 de junio de 1970 E. M. Forster, a los 91 años de edad, hallándose en Coventry como huésped de honor en la "Buckinghams' home", fallece de un derrame cerebral. .






















Edward Morgan Forster experimentó por medio de su obra novelística, sus cuentos y sus ensayos un sincero alivio al liberarse de las perturbaciones que generaban en él y sus más allegados contemporáneos la  encopetada sociedad decimonónica de Inglaterra. La altivez caciquil del  imperialismo británico, la opositora, inaccesible, y engreída corriente burguesa, promotora de las desigualdades sociales, de la inmodesta jerarquización de la religión, del bien público, y de la estricta y envarada moral reinante en la totalidad del país, fueron objeto de sus diatribas más irreconciliables. La potestad que le confería su adinerado standing ciertamente le abrió las puertas de los grandes colegios ingleses y su aproximación a los mejores estudios que los mismos podían conferirle. Sin embargo, con sus actos, ideas y posteriores escritos, se comprometió a defender las desigualdades de la Naturaleza. Atacó así aquel arribismo colectivo que inficionaba la sociedad de su tiempo. La consideró como un teatro corruptor, y a su dinero una funesta estructura de clasicismo moral, que fomentaba la arrogancia de las clases, la indiferencia y ultraje por los más desfavorecidos. Sus letras, fluidas y sobrias, pulsan su desembarazada hostilidad y enfrentamiento contra el imperialismo. De su entusiasmo por conferir una esencia mucho más ética y transigente a las debilidades y comportamientos del género humano, nace la salvación de un mundo donde puede imperar una amplitud deontológica  capaz de aúnar pasiones más fraternales y comprensivas, y que pueden así distanciarse del gravamen emocional y tiránico que sobre el hombre impone el materialismo.

Obra Literaria













NOVELAS







"Where Angels Fear to Tread" -1905- ("Donde los ángeles no se aventuran")

"The Longest Journey" -1907- ("El viaje más largo")

"A Room with a View" -1910- ("Una habitación con vistas")

"Howards End" -1910- ("Regreso a Howards End")

"A Passage to India" -1924- ("Pasaje a la India")

"Maurice" - Escrita entre 1913-1914- Publicada póstumamente por deseo de Forster en 1971.



                                                      

































































































































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