En cualquier instante de este conmovedor "Fuori dal mondo" se nos muestra, para gozo de nuestros sentimientos más profundos, la total apreciación sobre el comportamiento del pequeño componente humano con que se trazan en la película sus personajes, insólitamente, tan lúcidos, tan verdaderos, intentando salvarse de sí mismos, pero salvando a los otros, y empezando de nuevo cuando ya parecían decididos a acabar, y volviendo a “ser”, y a "sentirse", para que el film siga conmoviéndonos hasta lo más hondo de nuestro ser. Y así, cumpliendo los más bellos requisitos de la comunicación humana, también puede romper otros cuantos sentimientos que, contrariamente, logran aumentar la efectividad de nuestros no menos supuestos defectos. Por todas estas cosas, solas, ya vale la pena, ¡y mucho!, no perderse la visión de esta extraordinaria película. Y hay un lenguaje, minuto más, minuto menos, de autentica cordialidad y sencillez, de gozo supremo en lo que estamos viviendo ante la pantalla y sus imágenes; y unas descripciones unas veces fáciles y otras difíciles para mostrarnos dónde están "cada uno" con "cada uno". "Fuori dal mondo" se convierte así en un majestuoso ritual de una no menos majestuosa dosis de ternura; de todo un mundo de los que creen hallarse fuera de él, pero que no pueden obviar las sensaciones más emotivas en sus encuentros y en sus actos; en sus sensaciones vivas de esperanza y hasta de desesperación que nos convierten en cómplices y víctimas de las mismas, y que, mayormente, casi siempre parece que tenemos olvidadas. Y por ello mismo, asistimos a un nuevo aprendizaje de formas de mantenernos ansiosamente más y más llenos de vida aunque también, más de una vez, tantos y tantos hallamos creído hallarnos "fuera del mundo"
MEJOR GUION: GIUSEPPE PICCIONI, GUALTIERO ROSELLA Y LUCÍA ZEI











Suor Caterina propone a Ernesto, el dueño de la lavandería, tras haberla acompañado en el tranvía, que vaya con ella a ver al bebé. Ernesto se mantiene indeciso y no lo hace. Caterina
no deja de visitar al pequeño, e interiormente siente que un
sentimiento desconocido de maternidad nace en su interior cada vez que
se presenta en el hospital, y casi temiendo que muy pronto el bebé pueda
ser adoptado y no pueda volver a verlos más. Caterina recibe
aquel día la visita en el convento de su madre (Alessandra Comerio), que siempre se mantuvo
opuesta a la decisión de su hija de hacerse monja, y desea que vuelva de
nuevo con ella. (Suor Caterina la recibe con su acostumbrado y humilde emotividad cariñosa) "Mamá, ¿por qué no me has avisado?" (Su madre irónica) "¿Con un mensaje en el contestador?" "¿Te quedarás unos días?" "No, me voy esta noche. Estás delgada. Seguro que coméis poco" "Pero si estoy bien. ¿Has saludado a la Superiora?"









"No me apetece ir por el convento besando a todo el mundo" "¿Qué tal está papá?" "No sé. Me manda dinero a través de su abogado. Después de 20 años de casados, somos casi desconocidos" "¿Has vuelto a fumar otra vez? Tendrías que dejar de fumar" "A veces quisiera irme a una playa con palmeras. A un sitio donde no hace falta pensar" 


"Últimamente no veo muy bien ¿Debería preocuparme?" "Quédate aquí unos días. También tenemos pensión" "Ni loca. Me daría un ataque de nervios a los dos días"
(Su madre entrega a Caterina una carta) "Esta te la escribí hace mucho, pero nunca te la he mandado. Pero no la leas ahora. Aquí uno no sabe ni adónde tirar una colilla"
En el convento se celebra la consagración de otras jóvenes. Más tarde, Caterina leerá apesadumbrada la carta que le ha entregado su madre.







"Querida Caterina, mientras te escribo ya estarás dormida en tu primera noche en el convento. Es una noche fría y quizás tú necesites una manta. Logro imaginarme tu habitación sólo como un lugar frío. Te he dejado sola, mi niña está sola. Alguien se la ha llevado. Quizás no hice lo suficiente para retenerte. Hasta pensé en sacarte de ahí por la fuerza. ¿Una madre no tiene el derecho a hacerlo?"










"A menudo pienso en tu padre. Justo cuando intenté salvar nuestro matrimonio, me di cuenta de que yo no formaba parte de su mundo. Otra persona había tomado mi lugar. Casi me pasó lo mismo contigo. Me has dado un gran disgusto. ¿Tendrás la fuerza? De niña eras hasta demasiado tranquila. Luego emergiste de repente, como de la penumbra. Brotaste como una flor tardía. Bella pero inquieta"
"Siempre había algo que te afligía y que te alejaba de nosotros... los demás, el mundo. Sin embargo, siempre volvías a mí"













Ernesto
después cree sufrir un infarto, pide ayuda pero nadie le hace caso. E
ingresa asustado en un hospital. Tras una llamada de la monja, ésta se
entera de que ha sido internado, y acude en su ayuda.


Aquella noche, en la enorme casa del dueño de la tintorería, Caterina permanece junto a él por si precisa su ayuda, y mantienen una conversación sobre sus dos formas de enfrentarse al mundo. (Suor Caterina) "Tiene que dormir" 

















































































































































































































































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