martes, 8 de febrero de 2022

Samson and Delilah (Sansón y Dalila) -II Parte-

 




 


La película, según su director Cecil B. DeMille, es una adaptación de los capítulos XIII a XVI del libro bíblico de los "Jueces" y de la novela de 1926-1927 "Judge and Fool", de Vladimir Jabotinsky.
















 


"Sansón ama a Semadar, la cazadora filistea de Timnah"




Sansón (Victor Mature), juez de Dan, país conquistado por los filisteos, tras un encuentro en la ciudad danita-filistea de Timnath (según cuenta su madre Hazel (Fay Holden) se enamora de Semadar (Angela Lansbury), una filistea hija del comerciante Tubal (William Farnum). Y cuando da a conocer a sus padres la decisión de casarse con ella, su madre se desespera, dado que tal enlace tan sólo puede traer desgracias a la familia danita. Su padre Manoah (Charles Evans) insiste en que semejante boda será como lanzar sobre ellos una terrible vergüenza, a lo que Sansón responde que para él no significa deshonor alguno pretender a una correligionaria de sus enemigos los filisteos. Pide a su padre que hable con Tubal para concertar la boda con su hija. Manoah responde que lo prohibe la ley, y su hijo ríe exclamando que se trata tan sólo de una ley filistea. La joven enamorada de Sansón, Miriam (Olive Deering) trata de retener al juez de Dan, que se muestra reticente a renunciar a sus propósitos. Antes de salir de su hogar, alza en brazos a su madre. Hazel reprende  dolorida a su hijo, exclamando: "¡Sansón, Sansón, estás ciego! Abandonas a Miriam, dejas todo lo que es bueno en tu vida. Sólo porque has visto en Timnat una mujer,... una mujer con sedas y joyas"... 

 
 

                                                                         "Dalila conoce a Sansón"
 
Sansón se presenta ante Semadar que, algo asustada al verle, ensaya con su lanza a fin de unirse a la caza del león que se llevará a cabo con su rey, el Sarhán de Gaza, capital donde reside el monarca filisteo (George Sanders) y su despechado pretendiente de Semadar, el despótico y vengativo Athur (Henry Wilcoxon). Tras mostrar su fuerza ante ellos doblando una de las lanzas, es despreciado como acompañante de los cazadores por Athur, el prometido de Semadar, que se halla junto a su novia.




 




          "Dalila se ofrece a Sansón" 
 


Dalila (Hedy Lamarr), que ha observado todo lo sucedido y que además aborrece a Athur, se ofrece a proporcionarle un carro y acompañarle a cazar el león. Tras una enfebrecida carrera, Sansón, con Dalila a sus espaldas, se dirige hacia la zona de caza. El juez de Dan matará tan sólo con sus manos.

                                                                         "La decepción de Dalila"




A la llegada del cortejo, cuando comprueban la muerte del animal sin marca alguna de lanza, Sansón ofrece al Sahrán la piel del león intacta. El rey filisteo le hace ofrenda a su vez del regalo que prefiera, y Sansón, frente al rostro desolado de Dalila, elige a Semadar.









                                                          
"A veces una abeja hace mover a un buey"


Se celebra el convite de bodas con la "Danza de las Plumas", los invitados se mofan constantemente de Sansón y de sus pretensiones. Dalila, enfurecida, deshoja una rosa entre sus manos observando a Sansón y a los comensales que tratan de ponerlo en ridículo con sus engreídas chacotas. Tubal la reprende cariñosamente, insistiendo en que atienda a los invitados. Pero Dalila, encrespada, exlama: "¡Todos le odian!", a lo que su padre pregunta: "¿Por qué? Porque es un danita!". Y Dalila exclama: "¡Porque es un loco!", y Tubal ríe sarcástico: "Muchos lo son, Dalila, y nada podrás contra ellos" Dalila afirma con ironía: "A veces una abeja hace mover a un buey" El danita propone un acertijo, mientras saborea una cucharada de miel: "De aquel que comió, sale comida. Del que fue fuerte, sale dulzura" Lo comensales, con Athur al frente, exclaman que es una adivinanza absurda, sin solución, y Sansón, con sorna, promete a quien lo acierte hacerles regalo de nuevas capas para todos. Dalila convence a los invitados y a Athur para que Semadar les diga la solución del acertijo. "¡Sansón se burla de vosotros!", exclama con astucia Dalila. Athur amenaza a Semadar para que sonsaque a Sansón.Y cuando ella contesta que lo que no quiere es que se case con un danita, Athur esclama que hay mucho odio en aquella boda, y que si no consigue la respuesta de la adivinanza correrá peligro la vida de Sansón.
 



                                                                          "La traición de Semadar
 









La novia llora ante el juez de Dan reprochándole: "¡Ya no me quieres! En nuestros esponsales, y para ti no represento nada". Sansón se duele, diciéndole: "Semadar, no llores, no resisto el llanto" Y finalmente le da la solución: "Si un panal de miel te satisface, un león no va a separarnos"... "¿Es esa la solución del acertijo?", inquiere la novia. Sansón explica: "¿Recuerdas el león que maté? El sol ya blanqueó sus huesos, y unas abejas se instalaron en ellos" Semadar profiere feliz: "Ese es el panal de miel que me trajiste" Y el danita susurra: "¿Que hay más dulce...?" Y Semadar a su vez: "¿Que hay más fuerte que el león?...". 
 

                                                                            "La boda interrumpida"

En el momento en que Tubal hace entrega de su hija al juez de Dan, Athur revela el acertijo. Sansón, furioso y despechado, compara a Semadar con las gatas callejeras de Timnath, despreciándola por haberle traicionado la misma noche del desposorio.  
 

Los invitados exigen lo prometido, y Sansón, aplastando la copa de boda entre sus manos, abandona la fallida  celebración para salir en busca de las capas prometidas. Cuando Sansón sale de la casa, Dalila exclama: "¡Siempre te esperaré!"

 

Tubal acude presuroso a detener su marcha, pero Dalila lo impide: "¡Déjale ir, padre!"... Tubal exclama: "¡Pero el Sahrán se la dio a Sansón!"... "Y él la comparó con las gatas callejeras de Timnath"... "Pero eso es terrible, ahora él no la quiere...", se aflige Tubal, a lo que Dalila aclara: "Pero Athur sí, y la cámara nupcial espera a la novia"... "¡Ah, no falta el buen sentido en esa cabecita!"..., acepta complacido Tubal. Dalila convence así a su padre para que entregue Semadar a su anterior prometido. La sierva de Dalila, Haisham (Julia Faye) la reprende: "¡La desgracia que hoy escancias la beberás tú mañana!" Dalila hace caso omiso al vaticinio de Haisham. 
 



Sansón, emboscado en la oscuridad de Timnath, ataca a cuantos ricos comerciantes se ponen esa noche en su camino para robarles sus lujosas capas, que luego llevará ante los engreídos comensales, lanzándoselas al rostro ante la arrobada mirada de Dalila. 


 
                                                                      "Sansón rechaza a Dalila"

Sansón, arrepentido de haber repudiado a Semadar, tras pagar la deuda a los convidados, requiere la presencia de su esposa:"(Sansón): "¿Dónde está Semadar?..." (Tubal) "¡Oh, espera, Sansón!..." "¿Dónde está mi esposa?..." "Pero si no es tu esposa. Tú dijiste..." "¡No importa lo que dijera!..." "Oye, Sansón, dijiste que no querías casarte con ella, lo dijiste tú mismo; pensé que la odiabas y entonces se la entregué a tu compañero, a Athur..." "¿A Athur?..." "Sí, él sí quería casarse con ella ¿qué iba a hacer yo?..." "¡No querías un danita para yerno!..." "¡No, no!, mira Sansón, mi otra hija, Dalila, llévatela; ésta será mucho mejor esposa, es mejor que Semadar, y mucho, mucho más hermosa" "¡Quieres darme berzas por flores!..." "¡Espera, espera, Sansón!, ésta es una reina entre las mujeres. Sansón, mira, mira, ¿viste alguna vez ojos como éstos tan llenos de amor por ti? Fíjate en la blancura de su piel, suave como una paloma, ya verás cuando florezca su espléndida belleza..." "¡Será la belleza del espino!" (Dalila detiene a Sansón, atenazándole entre sus manos, furiosamente asida a sus ropas, y exclama despechada): "¿Era un espino quien robó el carro que te llevó a cazar el león? ¿Era un espino quien le dijo al Sahrán que lo mataste sólo con tus manos? ¡¡No, fui yo!! Tuvo que creerme y elegiste a Semadar..." (Sansón trata de apartarla de él, y profiere): "¡No claves tus garras en mí!..." (Dalila se revuelve de nuevo enfebrecida):  "¡Tú nunca podrás librarte de ellas! ¡Hice a Athur arrancar el secreto de tu acertijo a Semadar, engañé para evitar tu matrimonio con ella,... mataría para retenerte porque eres lo único que deseo en el mundo y quiero!" (Sansón, violento, observa indistintamente a Tubal y a Dalila)  "¡Detén tu lengua de víbora antes de que mi talón la aplaste!..." "¡Aunque me arrancases la vida, te besaría con mi último suspiro!..." "¿Y quieres que me case con esta fiera salvaje?..." (Sansón escapa en busca de Semadar, y Tubal, reteniendo a Dalila, predice ): "¡Dejemos que corra a su perdición!..."



 
                                                                "Dalila jura vengarse de Sansón"








 





Athur, que se halla en la habitación conyugal, trata de atacar a Sansón con su espada. El danita lo detiene con el cortinaje y se enfrenta al odio con que los convidados tratan ahora de enfrentarse a él, en defensa de Athur. Semadar se defiende parapetada con Sansón. Se produce una tragedia. Unos de los convidados lanza su dardo contra Semadar, y la joven muere atravesada por el mismo. Tubal fallece también en la reyerta, ante el horror de Dalila. Sansón alza el rostro de Semadar y exclama que todos los que vinieron a los esponsales morirán como ella, ya que muerte y sangre es cuanto trajeron a la boda.
 








Athur, tras la matanza de sus hombres, y ante la fuerza de Sansón, masculla asombrado: "¿Que invisible poder es el que mueve su brazo?" 


Sansón, que ha prometido vengar a Semadar, quema la casa de Tubal y sus campos. Dalila, perdida ahora en los campos incendiados, solloza ante Haisham, y jura vengarse de Sansón. Su sierva le aconseja: "Vuelve, no mirés ya más. Todo lo que tienes ahora en el mundo son muerte y cenizas"... "¡Sansón vive!" (exclama Dalila, a lo que Haisham responde): "¡Púdrasele la carne en sus huesos!"... "¡Calla, vieja loca!" (prorrumpe Dalila), "¡Aunque tenga que emplear en ello mi vida, haré que maldiga el día en que vino al mundo!"... "Dijo que tenías lengua de víbora" (recuerda su sierva) "¡Y sentirá la picadura!" (amenaza Dalila) "¿Qué podrán estas manos contra ese hombre?" (besa la mano de Dalila Haisham. La filistea profiere): "Pueden ser fuertes como un león y suaves como una paloma. Ya encontraré la fuerza, Haisham. ¡¡Fuerza para destruirle!!..."


                                                                    
"Dalila favorita del Sahrán"
 

"Y el Sahrán de Gaza colmó a Dalila de collares con "orificias" de símbolos sagrados, y de pulseras de ave de gemas con cerrojillos de esmeralda, y de arracadas que brillaban como la pulpa rosa y azul de las flores de loto de los jardines de Menfis, y que semejaban pupilas caprichosas, labradas en crisólito, en carbunclos, amatistas, zafiros y esmeraldas..." 
 



                                                                        
"La estrategia del Sahrán"


Athur desesperado exclama que cualquier pastor danita sabe dónde se encuentra Sansón, pero sigue invisible. El Sahrán irónico aduce que él sabe que los danitas adoran a un dios invisible, ¿pero a un caudillo invisible? Athur expone que ha perseguido a su pueblo, los ha azotado, los ha encadenado, los ha quemado, pero no ha servido de nada. El Sahrán convence a Athur que haga como las hormigas. "¿Hormigas?", se asombra Athur. El Sahrán que se entretiene con un hormiguero, indica: "Los danitas las llaman nemalá, los babilonios cerbabú, y nosotros hormigas. Observa como exigen la comida de sus esclavos, que es lo que equivale a recaudadores de impuestos.  Y para detener a Sansón lo mejor es, por tanto, endurecer las alcábalas a los danitas
 
                                                                                    "Timnah"

 
El pueblo de Timnah se verá obligado, ante la presión ejercida sobre ellos por el fisco filisteo, a delatar a Sansón, dado que la orden es esquilmar a sus correligionarios si el Juez de Dan no es entregado a las fuerzas del Sahrán. Uno de los sacerdotes aduce con tristeza: "Os lleváis las luces ante las que oramos" Y el soldado le responde bruscamente: "No seguiréis orando mucho tiempo, viejo, si no hacéis que Sansón salga de su escondrijo" Miriam, la eterna enamorada de Sansón, enfurecida exclama ante la soldadesca: "¡Sí, él volverá para arrojaros de nuestras tierras, podéis acosarnos con impuestos, robar nuestras casas, quemar y saquear, pero no traicionaremos a Sansón!" Pero el Sacerdote del Sanhedrín añade que el Juez de Dan deberá entregarse ya que es el culpable de cuanto sucede y está obligado a salvar a sus correligionarios, esclavizados ahora por el abusivo pago de impuestos que imponen sus conquistadores, los filisteos.
 

                                                                             "La fuerza de Sansón"




 
Comandado el ejército por Athur, éste lo conduce atado de su carro hacia Gaza. Cuando se asegura de que con su captura las órdenes del Sahrán han sido abolidas,  el Juez implora ayuda a su Dios y en medio de una tormenta, con una quijada de asno que porta consigo un enano burlón, acaba con la milicia enemiga. Un soldado de los que ha logrado escapar cuenta la matanza llevada a cabo por el forzudo danita. Y cuando Athur se presenta ante su rey, éste se burla exclamando que su bien pertrechado ejército ha sido derrotado por una quijada de un asno. Los cortesanos y ricos mercaderes allí reunidos se hallan desesperados, ya que Sansón volverá a atacar las caravanas y hacerse fácilmente con el botín. Y pese a todo no hay medio para acabar con él.






                                                                    "Dalila cazadora de Sansón"




















Dalila, ahora como favorita del Sahrán, aparece en la sala, y propone: "Quizás puedan prenderlo unas manos de mujer". Ante el asombro de todos, la filistea insiste en que es capaz de descubrir el secreto de la fuerza de Sansón, y apresarlo en el valle de Sohreck donde Athur deberá aguardar oculto hasta que ella lo tenga en sus manos. Y una vez hecho prisionero, exige del Sahrán que ninguna punta afilada hiera su cuerpo ni se derrame una gota de su sangre. Pero que muela el trigo asido a la piedra del molino como una bestia. Asimismo, exige ser recompensada por su caza por parte de los mercaderes y cortesanos con una compensación de 30.000 piezas de plata de cada uno. Ante el escándalo de los allí presentes, el Sahrán se deja convencer, aunque opina que es una retribución demasiado cara por una danita. Dalila aduce que cuando su hermana y su padre murieron por culpa de Sansón, juró no descansar hasta vengarse de él. El Sahrán duda, ya que conoce el subrepticio amor que la cortesana oculta por el Juez de Dan, y prueba de elllo es que desea que siga con vida una vez sea apresado. No obstante, accede a regañadientes: "Nadie con ojos podría resistírsete, Dalila. Pero sólo un loco podría confiar en ti... Como rey no tengo otra opción, como hombre te dejo marchar porque así lo quieres", y Dalila astutamente expone: "Rey de mi amor, voy a apresar a tu enemigo... y el mío" El Sahrán pone su mano en la barbilla de ella, y contesta sarcástico: "Dalila, Dalila"..."Mi amor es sólo para ti", miente Dalila. "Un hombre capaz de paralizar el corazón de un león, pudiera animar el de una mujer", sigue diciendo irónicamente el Sahrán. Pero Dalila no cede y promete a su rey: "Te entregaré a Sansón antes del mes de la siega"... 
 

 

 
                                                                                "El valle de Sohreck"
 
 

Dalila partirá hacia el valle de Sohreck. Su caravana es vigilada desde un altozano por Sansón y el joven Saul (Russ Tamblyn) futuro rey de Dan. El campamento se alza en las ruinas de un templo, y una vez allí, Dalila aguarda en su lujosa tienda la llegada de Sansón, puesto que sabe a ciencia cierta que el caudillo danita se presentará ante ella una de las siguientes noches. Haisham toca el arpa en el exterior, observando la llegada de Sansón, que se presta a caer en la trampa que le ha tendido Dalila.




"De seda la trampa y por cebo una mujer"












 
 
Cuando Sansón penetra en la lujosa tienda, se acerca lentamente a Dalila, y amenaza: "¡No grites!" (La filistea, ocultando su rostro tras un hermoso velo, responde irónica): "No lo haré ¿Tienes miedo?" (Sansón sonríe) "¿De una mujer?" (Con sorna cuando alza el cortinaje y reconoce a Dalila) "¡Sí!" "Tu caravana es rica..."
 
  (Sansón empieza a apoderarse del botín) "Ni los pájaros se alejan tanto de las rutas. ¿Por qué lo hiciste tú?" (Dalila satisfecha de tener a Sansón en su tienda, le dice) "El joyero está en el arcón de plata" (Sansón se extraña) "¿Y tu esposo?"... "No tengo esposo..." "Pues llama a tu amo... No lo tengo tampoco... Hay mesa puesta para dos..." "Es que esperaba una visita..." "Sí, ¿quién?..." "Tú, Sansón..." (Dalila sale de detrás del cortinaje y se enfrenta a él con el rostro todavía cubierto. Sansón inquiere) "¿Sabes mi nombre?..." "Toda Gaza lo sabe..." "Y creo que no les gusta..." "Lo respetaban cuando el poderoso Sansón no se había convertido en un ladrón vulgar..." "Ni Dalila en la primera cortesana de Gaza..." (Dalila se vuelve hacia él, con su  bello rostro resplandeciente) "Fui una estúpida Sansón al pensar que podría engañarte. Roba lo que quieras..." (Sansón ironiza, tomando un hermoso cordón bordado de oro) "No es robar. Son impuestos. Tu Sahrán nos los exige y yo a los filisteos..." "¿Y que linda danita se beneficiará de ellos?..." "Son para comprar armas" (Sansón queda absorto ante la olvidada belleza de Dalila, la mira un instante y repite)..."Para comprar armas y defendernos de la de los filisteos..." "¿Necesitas protección?..." "La mujer que gobierna a quien gobierna en cinco villas debe estar en la opulencia. ¿Donde está el resto?" (La filistea se balancea en uno de los colgantes de la tienda, galantea con el danita, y responde melífluamente) "No muy lejos..." (Luego se deja caer sobre el arcón de plata y exclama) "No te esconderé nada..." (Sansón reconoce que es una trampa, la toma y mirándola frente a frente, responde) "El ardid más viejo del  mundo. De seda la trampa, y por cebo una mujer" (Y la echa de sí. Dalila cae sobre el tierno alfombrado) "¿Sabes de alguno mejor? Los hombres responden siempre..."
 

"¿De todas las mujeres de Gaza por qué el Sahrán te envió a ti?" (se extraña Sansón. La respuesta de Dalila es rotunda) "¡Yo se lo pedí!..." "¿Por qué?..." "Porque sabía que no te rendirías a otra mujer..." (El Juez de Dan se ríe) "¡Y has venido a salvarme!..." "¡No, he venido a venderte!" (exclama Dalila con la misma rotundidad. Sansón se muestra desconcertado) "¡Por los cuatro vientos, tienes valor Dalila!" (La filistea toma un hermoso plato con incrustaciones de piedras preciosas, y propone) "No te dejes esto. Es un regalo del Sahrán..." "Tú podrías atar a un hombre mejor que las cadenas del Sahrán..." "¿Podría atarte a ti?" (pregunta casi con desespero Dalila) "No, Dalila, volverás junto al Sahrán del único modo que yo pueda estar seguro?..." "¡Ah, ¿matándome tú mismo..." (Sansón la toma del brazo y ella sugiere) "Podrías aplastarme entre tus manos..." (Se recuesta en su pecho y pregunta)"¿Por qué no lo haces? Ya te dije que te besaría con mi último suspiro..." "Tus besos tienen sabor de muerte..." "No creo que pudieras matarme. Inténtalo. Ah, no te atreves a matarme..." (Sansón a punto de ceder a los encantos de Dalila, invoca) "Dejaré que el demonio lo haga..." "Ya sé que lo harás, pero no me dejes comer sola" (Convencida de que ya es presa suya, toca unas campanas y requiere la presencia de su sierva Haisham) "Regresaré a Gaza al amanecer..." "Te irás esta noche..." (Haisham aparece con una bandeja de alimentos, y Dalila ordena) "Nos vamos, Aisham. Que vayan cargando los camellos" (Haisham replica descaradamente) "¿Qué camellos? Sus bandidos te los han robado..." "Pues que los camelleros preparen la litera..." (Haisham cada vez más enfurecida)"Tampoco están. Huyeron a las montañas cuando vieron a este engendro del demonio..." "¿Cómo entonces, Sansón?" (inquiere Dalila. Sansón ríe) "Haré que te devuelvan los camellos..." (Dalila se interpone) "¿Por qué no los traes tú mismo mañána?..." "Porque al volver la espalda, avisarás a los soldados de Athur..." "No podría avisar a nadie si tú estuvieras conmigo" (propone Dalila creyéndolo conquistado al fin) "Haisham, pon vino..." (Sansón se resiste) "Para uno sólo..." (Dalila juega ya su última carta, y pregunta con voz seductora)"¿Pero es que ya no te gusta el vino?..." "Tengo lo que quiero..." (Y decididadamente Dalila exclama) Y tú eres lo que yo quiero!" (Sansón suelta el enorme fardo del botín y se rinde ante Dalila) "¡Tú eres el demonio!" (El Juez de Dan y la cortesana de Gaza se funden en un apasionado beso).















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