lunes, 24 de abril de 2023

GIORDANO BRUNO -2-


Menos desordenada e irregular que la ya mencionada "Galileo Galilei" de la Cavani, la película de Montaldo, puede resultar subyugante, y de una inesperada originalidad expresiva. Rodada en un espléndido Technicolor, y acariciada por la expresiva tonalidad musical que siempre proporcionara Ennio Morricone, es de elogiar la franqueza conmovedora y trepidante de sus maravillosos diálogos, que, como es de rigor, compondrán un virtuoso experimento capaz de fusionarse a la aterradora tragedia (casi colectiva, dado el alcance pavoroso del oscurantismo impuesto por la Iglesia sobre cualquier preocupación individualista de cuantos espíritus inquietos, contrapuestos a su poder, pulularan por aquella Europa Medieval) que, entre estremecedoras imágenes de encarcelamiento, tortura, y una recreación de atmósferas insólitas e inquietantes frente a los castigos infligidos, interrogatorios manipulados, y víctimas conducidas al cadalso, vincularán la historiografía de Giornado Bruno (contemplada por Montaldo en su sentido más individualista), y desde su imposible rebelión librepensadora, a uno de los más siniestros e inevitables encontronazos de la "Intelligentsia" ("Conjunción Reformista de la Intelectualidad") y, por descontado, del raciocinio filosófico, con el monopolizador aparato restrictivo, que para Occidente (lo mismo que para otras civilizaciones primitivas) supuso la influyente (sobre el poder civil) "Clase Sacerdotal" articulada por la supremacía mundial de la Iglesia Católica, en su fase más rigurosa, lúgubre y sanguinaria.
 



G
iordano Bruno continuó exponiendo sus ideas en Venecia, oliendo a anticonformismo y a herejía, y asumiendo actitudes independientes y retadoras. 
 

Finalmente, su timorato anfitrión, Giovanni Mocenigo, instigado por el confesor, lo denunció a la Inquisición. Antes, como ya se las había pagado, Mocenigo esperó que el maestro terminara las lecciones emprendidas en su casa. 


El 23 de mayo de 1592, el filósofo fue arrestado y recluido en las cárceles del Santo Oficio, bajo la acusación de negar la encarnación, la Trinidad y
transubstanciación de Jesús, poner en duda sus milagros y los de los apóstoles, difamar a los frailes y denigrar la religión proponiendo sustituirla con la filosofía. Le fue reconvenido haberse dedicado a la lujuria y frecuentado muchas mujeres. Mocenigo declaró a los inquisidores que Giordano se vanagloriaba de haber tenido más que Salomón, al que la Bibilia atribuía mil. Bruno compareció por primera vez ante los fanáticos jueces eclesiásticos el 26 de mayo. 
 

Las audiencias se prolongaron muchas semanas y el acusado tuvo que sufrir minuciosos y extenuantes interrogatorios. Se defendió con habilidad estableciendo una sutil distinción entre el creyente que acepta sin discutir la verdad revelada y el filósofo que la somete a la luz crítica de la razón. Reconoció haber dudado de que la primera persona de la Trinidad fuera distinta de la segunda y de la tercera, pero en su descargo añadió que nunca lo había escrito ni predicado. Admitió haber comido carne en viernes y declaró querer hacer penitencia.


                               DECLARACIÓN DE GIORDANO BRUNO ANTE EL TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN
 

"Todos lo errores que he cometido hasta el presente los detesto ahora y aborrezco y me arrepiento de haber hecho, dicho, creído y dudado cosas contrarias al catolicismo, y ruego a este sacro tribunal que conociendo mis debilidades quiera acogerme en el seno de la Santa Iglesia proveyéndome de los remedios oportunos para mi salud y teniéndome misericordia"
 
 
Tras este acto de arrepentimiento fue devuelto a prisión. Pero en septiembre, el cardenal Santoro di Santa Severina pidió al Senado de Venecia la extradición del filósofo a Roma, ciudad a la que llegó en Febrero. Estuvo preso hasta diciembre, y en dicho mes volvió a comparecer ante el Tribunal de la Inquisición. Fue un largo proceso que duró siete años, durante los cuales Bruno fue sometido a toda clase de humillaciones y castigos, tratando así de destruir su voluntad. Pero el filósofo, aunque enfermo, se resistió.
 

Por el contrario, se desdijo de las retractaciones precedentes que llevó a cabo en Venecia, y hasta el último momento se enfrentó decididamente con los inflexibles y enfebrecidos inquisidores, entre los cuales sobresalía el helado, ascético y cruel cardenal Sartori y Roberto Bellarmino [que en 1616 llevaría también adelante el proceso contra Galileo Galilei]
 
 
Al terminar cada audiencia, cuando volvía a su lúgubre celda, Bruno profería terribles blasfemias contra los inquisidores y su Iglesia que eran añadidas como pruebas de impiedad.
 
  
Finalmente, el 8 de febrero de 1600, reconocido "hereje, impenitente y pertinaz", Giordano fue condenado a muerte. Escuchó la sentencia de rodillas, pero al terminar la lectura se puso de pie y apuntando con el índice a sus intolerantes jueces, exclamó:
         

                     "El miedo que demostráis vosotros al infligirme esta pena es superior al que siento yo al sufrirla"
 

Al amanecer del 17 fue conducido al "Campo de' Fiori" ("Campo de las Flores"), en el corazón de la Roma medieval, escoltado por siete padres de cuatro órdenes religiosas diversas que durante toda la noche habían inútilmente intentado arrancarle un gesto de arrepentimiento.
 

Lo desnudaron y lo ataron a un palo al pie del cual había numerosos haces de leña. Por miedo a que de sus labios salieran frases blasfemas, le habían cerrado la boca con una mordaza de hierro. Antes de encender el fuego, un monje le puso un crucifijo ante los ojos, pero Giordano desvió desdeñosamente la mirada.
 

Un segundo después las llamas comenzaron a devorarlo lentamente. La Europa protestante se horrorizó, aunque tampoco fuera avara en hogueras, y Bruno se convirtió en el pretexto de una polémica anticatólica que falseó completamente la grandeza y el significado del personaje. Bruno fue ante todo un aticlerical. Y su oposición a la Iglesia no fue impulsada por una concepción religiosa distinta, sino por una desmesurada rebeldía a toda autoridad por soberbia. Sin embargo supo morir. Y si el martirio que sufrió no basta para conferir a la víctima las dimensiones de un titán, basta, sin embargo, para atribuir la filiciación de verdugo a quien lo inflige.
 

Aquella hoguera que cerró el siglo XVI y abrió el XVII ilumina con las luces más adecuadas el cadavérico paisaje de la Italia de la Contrarreforma: la figura de un sacerdote y un guardia  ocupados en asar un rebelde privado hasta del consuelo de una causa a la cual legar su sacrificio.

 
                                «Exurge domine, et iudica causam tuam» (Levántate, Señor, y juzga tu causa)
        
 

                                                          TRIUNFO FÍLMICO DEL DIÁLOGO FILOSÓFICO
Además de liberal, Giordano Bruno no era creyente. ¿Cómo acomodar las irracionales presencias urbanas medievales a su lírica filosófica? Internarse en su siglo significaba seguir su camino de andadura impredecible, sentir sus repugnancias de conciencia estética. Cautivo que jamás quiso hui. "La expulsión de la bestia triunfante" (título de uno de sus más afamados libros). Al rematar al monstruo, veía su mirada como si la recibiese en la claridad, en el cuidado goce de su filosofía. Ante imágenes que tienen la autenticidad de un documental histórico, cristaliza así la original vitalidad de unos diálogos extraordinarios, capaces de sobrevivir a las centurias borrascosas que habrían de sucederle.

(No fue por tanto nada extraño que, finalmente, su anfitrión Giovanni Mocenigo le delatara a la Santa Inquisición Veneciana por consejo de su confesor) Te he hecho llamar Giovanni porque eres mi amigo. Tú puedes proteger a quien quieras, pero no a un enemigo de la Iglesia”.. (Mocenigo): “¿Un enemigo de la Iglesia?” “Un infiel. ¿No intentarás decir que lo ignorabas? “Desde que ha entrado en mi casa yo no he notado que haya hecho nada para justificar tan grave acusación” “Se dice que en secreto practica la magia negra” “No, no. No lo creo” (Niega Mocenigo) “¿Quiere que lo eche?” Si me lo ordena lo haré” "No, yo no ordeno nada” “¿Entonces?"... “Tus negocios marchan bien, incluso podrían ir mejor. Entonces, ¿por qué comprometerse inútilmente Giovanni? ¿Para qué comprometerse ante los ojos de los demás? Yo quiero lo mejor para tu alma” “La salvación de mi alma está en vuestras manos”...
 
 
 

(Durante la noche, Mocenigo mira la cartas ante Bruno, que se recupera de un enfriamiento, sonríe)  “El cosmos, uno eterno e infinito. La Tierra es uno de esos mundos, y nosotros sobre ella somos las formas, giramos alrededor del sol, sin notarlo” (Mocenigo) “No me interesa el cosmos ni el movimiento de la Tierra. Hace ya dos meses...” “¿Qué?, (Tose Giordano, que se halla resfriado). “Te doy comida, cama, y te pago”... “Continúa”... “Tú que conoces el arte de la predicción, la magia”... (Bruno explica) "Existe la magia natural que cada uno de nosotros poseemos, y la magia negra que es cosa de charlatanes” “Blanca o negra, tú estás aquí para enseñarme a leer el futuro. Quisiera saber cómo se hace para tener poder sobre una persona, cómo se puede dominar el ánimo, la voluntad de los otros" (Bruno sonríe"¿Y yo qué sé?” "Pues te he hecho venir para esto” "¿Y tú para qué quieres dominar a los otros? Además, ya sabes que la brujería está prohibida, y se castiga duramente"  "Yo soy rico, y puedo darte el dinero que quieras” “Ah” “Y mi protección. La necesitas” “La riqueza... la riqueza te ha atacado al cerebro. Tú no sabes lo que es nobleza y riqueza. No...” “¡Nadie ha osado hablarle así a un Mocénigo!”

“Bah. Está bien, ¿quieres conocer tu futuro? ¿Saber lo que dicen tus cartas?"
(Bruno se ríe, llevándose las manos al rostro) “Jojojo! Dicen que me echarás de tu casa” “¡Te irás después de haber pagado tus deudas!” “Yo no debo nada a nadie” “¡Siervos... venid en seguida. Vamos, rápido” (grita Mocenigo)..



(A la mañana siguiente aparecen soldados) “Tiene que venir con nosotros, señor. Orden de la Santa Inquisición Veneciana” (Bruno recoge sus documentos) “No, sus cosas se quedan aquí”
(En la cárcel de Venecia, el escribano) “Filipo Giordano Bruno, ¿edad? “Cuarenta y cuatro años” “¿Nacido? “ En Nola” ”¿Dónde está eso?" “¡En Nápoles... Napoles! ¡Nola, Nola, Nola!” ”¡Silencio!” “¿Qué oficio tienes?” “Soy escritor y filósofo” (Gritan los presos) "¡¡Aquí podrás escribir en las paredes!!" "¿Sabes jugar a los dados, filósofo?” "¿Motivo del arresto?" “Orden de la Santa Inquisición Veneciana” “¡Buena suerte, paisano!" (Grita uno de los encarcelados)
(Bruno es encerrado en una celda junto a varios presos. Le van diciendo sus nombres, y el último explica)
"Soy Celestino de Verona, hereje. He sido procesado dos veces. He abjurado y ahora me han vuelto a encerrar. ¿Y tú por qué estás aquí, amigo?” “He tropezado con un estúpido” (Grita otro preso):“¡Celestino, mártir de la Fe. ¡Imbécil!” "¡Basta! Callaros! ¡Delincuentes! Son unos ignorantes. Delincuentes. Han conseguido escapar de las cárceles del estado pontificio para acabar en las venencianas. Y ahora Roma les reclama"
(Bruno conjetura) "No creo que Venecia ceda a ninguno". “¿No cederá a ninguno, eh?" "¡Jaja!, ha llegado el profeta". 

 
 
"¡Míralo, míralo!" "¡”Déjalo ya!" (Grita otro). (Bruno ríe con ironía ante un fraile que reza): “¡Entre frailes!"...
 

 
(El Tribunal de la Inquisición Veneciana atiende la denuncia de Giovanni Mocenigo) “¿Cuánto tiempo ha sido su invitado?" "Alrededor de dos meses"... "¿Con qué finalidad lo hizo venir?” “Me habían dicho que era un sabio y que enseñaba el arte de la memoria” "¿Y por qué lo ha denunciado?" “Cuestión de conciencia y por orden de mi confesor” "Comprendo, esto justifica los motivos de la denuncia, sin embargo no le absuelve de haberlo hospedado bajo su techo” “Me he dado cuenta de que no era un buen católico, que era un infiel. He reparado en seguida en mi error" "¿Y usted es un buen católico, señor Mocenigo?"
"¿No pretendía aprender de Bruno el arte de la magia?" "¡No, no!, la magia no. El arte de la memoria” "Pues cuéntelo todo, las blasfemias que ha oído, los pecados que ha cometido y de los cuales ha sido usted testigo. Las herejías que ha cometido en su presencia” “Ha hablado mal de Nuestro Señor Jesucristo” "¿Y usted?" “Yo me santiguaba. Y le decía, ¡calla diablo, acabarás en el infierno! Y el reía y me decía, pero ¿crees aún en el infierno? Y yo le decía que era peor que un luterano” “Pero los luteranos creen en la pena eterna” “Pero él no. Por eso es mucho peor,... Se reía,... bravo, espera el día del juicio final. Cuando resuciten todos, verás qué bonita sorpresa. El cree que eternidad quiere decir que la vida no se apaga nunca y que las almas pasan eternamente de cuerpo en cuerpo" "¿Cuándo dijo todas esas cosas?" “El otro día"...



 
(Acude un soldado a la celda: y le dice a Bruno) “Te llaman”... (Bruno declara)... "...En Nápoles, hace veinticinco años, cuando celebré mi primera misa, apunta un escribano- cuando me hicieron dos procesos: uno cuando tenía catorce años por haber quitado las imágenes de los santos del convento de los Dominicos,  por haber sacado las imágenes de los santos, dejando tan sólo el crucifijo. Y el otro por haberle dicho a un novicio que leía las siete alegrías de la Virgen que tirara ese libro y que leyera la vida de los santos padres. Tuve dos procesos y huí a Roma esperando obtener justicia del General de la Orden. Pero no fue así. Entonces dejé el hábito y salí de la religión, y para vivir enseñé el arte de la memoria a los niños, en Noli, Liguria"
"Fui a Turbi, y siguiendo el curso del Po me detuve por primera vez en Venecia, donde me hospedé en casa de un obrero casi un mes"...
 
(Escribano) "¿Un obrero?"... "No recuerdo el nombre. La peste me alejó de Venecia y luego de Padua. Pasé los Alpes y llegué a Ginebra en donde gobernaban los calvinistas, pero no quise someterme a su religión. Y me fui a Toulouse donde enseñé dos años en su Universidad. Las luchas religiosas y civiles me obligaron a refurgiarme en París en donde el rey Enrique III me pidió que le instruyera en el arte de la memoria. Tras cinco años de cátedra en la Sorbona nuevas guerras civiles y nuevas masacres me condujeron a refugiarme en Londres. La reina Isabel me honró con su amistad. Más tarde, en Praga, Rodolfo II de Habsburgo, buen monarca, protector de las ciencias, me dio trescientos táleros por una obra mía de geometría. En la feria del libro en Frankfurt, recibí la invitación del señor Giovanni Mocenigo para venir aquí" (Bruno alza su brazo burlonamente) "¡A Venecia!"

 
(El Patriarca Veneciano recibe al Nuncio apostólico Santoro di Santa Severina enviado desde Roma por la Inquisición) "Monseñor, ¿qué debo decirle al capitán que ha venido para llevarse a Giordano Bruno?” “Dile que espere en el puerto:y que esté preparado para zarpar de un momento a otro"...”Es un diablo. El cuento de sus viajes es un montón de mentiras. Sabemos perfectamente que ha mantenido contactos con las cortes de Inglaterra y Francia, cosa muy distinta al arte de la memoria. Recuerda sólo lo que le conviene. Le hemos escuchado un río de palabras sin sentido. Venecia tiene la manga ancha con los enemigos de la religión. En cien años sólo 1500 casos de fe y sólo cinco condenas capitales. Mientras que en Roma en cinco años han matado a cinco mil" "Monseñor tenéis mucha prisa por encender hogueras en Roma. No olvidemos que hasta ahora los testigos que han citado en contra de Bruno han declarado a favor del imputado. Por tanto sólo tenemos la denuncia de Mocenigo. Usted ya conoce el derecho canónigo “Unus testis nulus testis” "Beatísimo Patriarca, la Inquisición Romana quiere a Giordano Bruno para juzgarlo en Roma" "No veo por qué en Roma. Ha sido arrestado en Venecia por denuncia de un noble veneciano. Y tenemos suficientes tribunales, prisiones, y si me apura madera para hacer fuego y quemar en los patíbulos. Debemos juzgar si un hombre es culpable o no según nuestro criterio y no con el de los demás. Por eso le doy un consejo paternal. Haga regresar a esa nave"... "¿Nave?" "Correría el riesgo de esperar demasiado aquí en Venecia".. Ya veremos lo que opinan en Roma"

 
(Lectura de uno de los  libros escritos por Giordano Bruno ante el cardenal Sartori y Roberto Belarmino y el resto del Clero Romano Inquisitorial) “En Italia es distinto que en otros países del otro lado de los Alpes, que ya sea por el clima frío o por el carácter de sus habitantes, persiguen a los que van con mujeres. En nuestras ciudades no sólo están autorizadas las furcias, o putas, como queramos llamarlas. Las leyes alaban nuestras ciudades porque hay burdeles y mujeres de mala vida. Les ruego que me escuchen, no sólo están autorizadas las furcias en todas las leyes ciudadanas, sino que los burdeles están instituidos regularmente como conventos de monjas”...  "Ah, esta si que es buena. Este hombre pretende que haya un sitio entre las cuatrocientas órdenes menores o de las cuatro mayores, o quizás quiere elegir una madre superiora en cada burdel"




"¡Es suficiente" "El Candelaio" Comedia en cinco actos de Giordano Bruno. Habéis oído con vuestos oídos su lenguaje profano e indecente" "Eminencia, sólo es una obra burlesca. Quizás sería mejor juzgar a este hombre por sus escritos importantes" "¡Eso serían aún peores. "El Candelaio" ofende tan sólo a la decencia, las otras obras ofenden a la conciencia religiosa" "Apuesto a que Giordano Bruno nunca se ha divertido tanco como con los jueces venecianos. El ambiente de Venecia es el que es" "La Inquisición es controlada por el Consejo de los diez y el Dux" "Venecia es un nido de víboras. La plaza de San Marcos es el punto de unión de todos los herejes de Europa" "¿Por qué no escribe al Nuncio para apretar al Patriarca? Prefiere desafiar al sacro colegio, pretende ir contra del Papal" "Entre otras cosas tenemos el asunto de los desterrados. Aunque yo no soy del parecer de ponernos en desacuerdo con la Iglesia veneciana. Más bien trataría directamente con la República. Es una ciudad de comerciantes y con ellos se llega siempre a un acuerdo. Hagamos un oferta a cambio"... "¿Por ejemplo?" "Hablad con libertad. Y yo me fiaré de vuestro criterio" "Por ejemplo, alguna prebenda eclesiástica para las familias más importantes. Estoy seguro que hasta sería del agrado del Dux"

(Celestino de Verona() “Mandan a Roma a los delincuentes. ¡Los mandan a Roma! ¡A Roma!... Fray Giordano ¿conque Venecia no cedería? Te mandarán también a ti algún día"...
(Giordano abjura ante el tribunal Inquisitorial de Venecia) “Confieso mis errores. Quizás me haya equivocado y desviado de la Santa Iglesia. Estoy aquí para arrepentirme. Preparado para poner remedio. Por mi salud confieso mis errores y pido humildemente perdón al Señor y a la Iglesia Católica. Estoy dispuesto a recibir cuanto de vuestra prudencia sea deliberado y juzgado hacia mi alma, es más os suplico inflijáís un castigo incluso grave con tal de no exponerme a la pública abjuración de la cual sólo podría derivar deshonor hacia el hábito que he llevado. Si de la misericordia de Dios y de la vuestra me es concedida la libertad, prometo cambiar de vida y procurar compensar el escándalo que he ocasionado con una causa edificante"
(Celestino en la prisión) "¿Has abjurado? Has tenido miedo. Bruno, yo te comprendo..." (Bruno le responde) "Yo sé que tú has pasado por esto. El miedo enloquece. Yo he abjurado para poder seguir pensando y continuar mi filosofía. Ahora conozco el precio"...



(El Consejo de la República Veneciana con el Dux al frente delibera sobre la cuestión jurídica de Giordano Bruno) " Ese Bruno nunca acaba de dar quebraderos de cabeza. En Roma lo quieren para freírlo en la plaza" "Nosotros ya hemos hecho contentar a la Santa Sede al entregarles a todos los desterrados, pero por lo visto no es suficiente. No comprendo por qué nos preocupamos tanto" "¿Quién es ese Bruno? ¿Está tal vez emparentado con nuestra familia? Es un Foscari, un Dandolo, un Bragadin? Por lo que tengo entendido es un medio campesino que estudió en un convento, y ahora se las da de filósofo y mago. Lo quiere el Papa. Pues démoselo. Tampoco se trata de dárselo a los turcos, ¿no?" "No, Bruno no es un delincuente común como los desterrados. Tenemos los ojos de todo el mundo puestos en nosotros" (El Dux) "¿Por qué he de ser yo quien decida? ¿Por qué no decide el Senado?" “Es cierto, estamos dramatizando un problema muy simple. El Senado decidirá"...

(Fosca, la amante del aristócrata Morosini, entre sus lujos, ojea el regalo de un collar. Pero se interesa por la suerte y la defensa de Giordano Bruno) "Es precioso. Gracias... ¿Es cierto lo que se rumorea? (Refiriéndose a Bruno) ¿De que le quieren en Roma? ¿Recuerdas la última fiesta? Mañana haré una recepción en honor de Giordano Bruno, célebre filósofo en toda Europa. Estabas orgulloso de mostrarlo a tus amigos y a los que suelen frecuentar tu casa. ¿Y ahora qué piensas hacer por él?" "He ido al Tribunal y declarado en su favor, exponiéndome sin reservas"  
"¡Eres un Morosini, eres poderoso, nadie puede criticarte, y te sobra valentia para decirles a esas momias del Senado que sería una infamia, un escándalo para Roma!"
 
"Cuidado porque estás cosas se acaban pagando. Sería una vergüenza para Venecia" "Querida, Venecia sabrá juzgarle y decidirá con justicia según sus leyes"...

(El aristócrata Morosini defiende a Giordano Bruno en el Senado) "¿Qué es lo que ha hecho potente nuestra República? El coraje, la decisión de combatir el abuso. Recordad lo que sucedió hace cincuenta años. Otro Papa excomulgó a toda la ciudad de Venecia, pero nosotros resisitimos, y nos quitaron la excomunión" (Voces) “Tiene razón”... “Es verdad” “¿Quién nos quitará la marca de Poncio Pilatos si consignamos a Bruno a sus perseguidores? Esta es la cuestión a la que han sido llamados a resolver, señores"
(En el exterior, el ciudadano Arsenalotto, amigo de Bruno) "Os digo que quieren ver a Bruno entre los curas de Roma, entonces significa que somos una porquería en todo. ¿Pero por qué te ríes? Si uno es libre y vive aquí libre está bien, pero si Bruno es libre y lo mandan donde no hay libertad, quiere decir que tampoco hay libertad, ni tampoco en Venecia" (Una mujer) “Me han dicho que es mago" "¡Virgen Santa!" "Sí, es un mago, me lo ha dicho una vecina mía"... "Si, es cierto" (Fosca se halla entre la gente y escucha los comentarios) (Otro ciudadano) "Yo también lo he oído decir”...
(En el Senado) "Antes de deliberar, les invito a considerar las consecuencias que podría tener en nuestra relación con la Santa Sede. Si rechazamos el entregar a Bruno a quien lo reclama con pleno derecho"... "¿Con qué derecho? No tienen ninguno"

(Un ciudadano) "En Padua, hace veinte años hubo un asunto con un tal Pomponio Alfieri que lo mandaron... (Fosca sigue escuchando los comentarios) a Roma porque decían que era una cuestión de su competencia"... "La gente dice que ese mago se pone un ajo en la boca para que el diablo lo proteja” (Protestas de la gente ante la presencia de los soldados)

(El Senado vota la extradición de Bruno ante el Dux. También forma parte de dicho Senado el delator Mocenigo)
(Los ciudadanos esperan el resultado. Y Fosca se encuentra entre ellos)
(El senado entrega la decisión del las votaciones) "Votantes 172, favorables 142, contrarios 10, abstenciones 20. El Senado decide por mayoría que Giordano Bruno sea entregado a la Santa Inquisición Romana"...
          (Mocenigo vuelve a su casa)
 
 
 
 
 
 
(En la puerta de su mansiónun cartel le acusa de "JUDAS" y lo arranca enfurecido) "¡Bellacos! (Exclama aterrorizado) "¡Viles" "¡Hijos de perra!, ¡cobardes!" 

(En el puerto de Venecia, Bruno es conducido a la nave que lo transportará a Roma, ante los ciudadanos y amigos venecianos)
(Fosca, abatida, se halla presente y observa impotente la injusticia cometida contra Bruno)
(En la nave Bruno explica a los marineros) “La Naturaleza está gobernada por una profunda armonía. Líneas invisibles unen las pequeñas cosas de la tierra. Como por ejemplo el poder de los hombres Los astros. Hay infinitos mundos que aún no conocemos La luna provoca las mareas y la menstruación de las mujeres. El sol provoca la vida y la muerte de las plantas, el cambio de las estaciones y la vida y la muerte del hombre".









                           











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