jueves, 5 de mayo de 2022

JOSEPH LEO MANKIEWICZ: "El mago de la palabra"

[Joseph Leo Mankiewicz, Wilkes-Barre, Pensilvania, 11 de febrero de 1909-Bedford, Nueva York, 5 de febrero de 1993 de infarto agudo de miocardio a la edad de 83 años]

Hijo de un exiliado alemán, que ejercería de profesor en New York City College. Joseph suspende, dada su falta de entusiasmo, los estudios de psiquiatría. Más tarde en 1928 consigue diplomarse en Arte en la Universidad de Columbia. Se traslada a Berlín como corresponsal del Chicago Tribune. Tras entrar en contacto con el mundo del teatro y el cine, es contratado por Paramount Pictures como traductor de intertítulos para la UFA's American de dicha ciudad. Herman Mankiewicz, su hermano, guionista en Hollywood, le propone que colabore con él y Joseph vuelve a Estados Unidos.
 


Abandona Paramount tras rehusar las labores secundarias ofrecidas por el Estudio. Consigue un nuevo contrato en Metro-Goldwyn-Mayer y colabora por primera vez en un guión cinematográfico: "Manhattan Melodrama" "El enemigo público número uno") dirigida por S.van Dyke en 1938, con Clark Gable, Myrna Loy y William Powell. La película se hace con el premio de la Academia al mejor "script".

Alentado por este premio insta al gran magnate de MGM, Louis B. Mayer, para que le permita dirigir sus propios guiones. Rechazada su petición, sigue interviniendo en guiones como el de "Fury" ("Furia) de Fritz Lang, 1936, con Spencer Tracy y Sylvia Sidney,  y el de "The Philadelphia Story" ("Historias de Philadelphia") de George Cukor, 1940, Katharine Hepburn, Cary Grant y James Stewart, que acabarán marcando la decisiva consagración artística de Mankiewicz.










Decepcionado ante las constantes negativas de Mayer, abandona MGM y firma un nuevo contrato, esta vez con Darryl F. Zanuck de 20th Centrury Fox, estudio en el que realizaría su ópera prima como director cinematográfico "Dragonwyck" ("El castillo de Dragonwyck"), en 1944, con Gene Tierney, Walter Huston, Vincent Price, y Glenn Langan,  film del que se hace cargo tras los problemas de salud de que se halla aquejado Ernst Lubitsch, primer director propuesto para su dirección.
 

 

Culto, gran guionista, fue capaz de adaptar toda clase de obras literarias por medio de un fascinante engranaje dialogístico de la más sobresaliente calidad; capaz de arremeter, como pocos directores hicieran antes que él, contra los más convencionales cánones establecidos por la cinematografía norteamericana al uso. Su método expresivo irradiaba las más cuidadas estructuras al abordar sus historias. Sus laboriosos senderos figurativos, perfectamente reconocibles ya a lo largo de toda su obra posterior, y la prolongada elaboración de sus inolvidables diálogos, como ya se indicó, ofrendaron una de sus formas más puras al vehículo intelectual en el cine.  
Los personajes de sus películas (siempre perfectamente dirigidos por Mankiewicz) prenden como regueros de pólvora en su mundo cinematográfico y se convierten en muestra inconfundible de un arte inimitable en la dirección de actores, casi siempre en total desacuerdo con el automatismo psíquico acostumbrado por la Meca del Cine. Una de sus más celebradas "invasiones profundamente psicológicas" se funde en el drama del amnésico que interpreta John Hodiak en "Somewhere in the Night" ("Solo en la noche"), 1946, coprotagonizada por Nancy Guild, Richard Conte y Lloyd Nolan.  Es el de Joseph L. Mankiewicz, por tanto, un arte receptivo por antonomasia de las inquietudes más vivas de la mente humana.
 




En 1947 dirige "The Late  George Apley" ("El mundo de George Apley"), con Ronald Colman, Peggy Cummins, Vanessa Brown, Richard Haydn, y Charles Russell, y "The Ghost and Mrs. Muir" ("El fantasma y la señora Muir"), con Rex Harrison, Gene Tierney, George Sanders, Anna Lee y Natalie Wood 





En 1948, de nuevo con Rex Harrison y Peggy Cummings, además de los actores británicos William Hartnell, Cyril Cusack Norman Wooland, y Jill Esmond,  rueda en Inglaterra "Escape" ("Hombre en fuga").

 



Como patrimonio prioritario de este gran guionista y director destacan "A Letter to Three Wives" ("Carta a tres esposas"), 1949, con Kirk Douglas, Jeanne Crain, Ann Sothern, Linda Darnell, Paul Douglas, y Jeffrey Lynn.


Y también de 1949, "House of Strangers" ("Odio entre hermanos"), con Susan Hayward, Edward G. Robinson, Richard Conte, Debra Paget y Luther Adler.




Y muy especialmente "All about Eve" ("Eva al desnudo"), 1950, premiada con seis Oscars de la Academia; auténtico torbellino dialogado, que, enriquecido por la arrolladora personalidad interpretativa de Bette Davis, aportó una de las mayores inyecciones de interés cultural al universo, hasta entonces un tanto convencional, de lo que podía llegar a ser el verdadero arte cinematográfico. El film, además, se benefició de un reparto extraordinario multiestelar: una extraordinaria Anne Baxter, George Sanders (que consiguió el Oscar al "Mejor Actor Secundario"), una incipiente Marilyn Monroe, Thelma Ritter, Celeste Holm, Gary Merrill, Gregory Ratoff, Hugh Marlowe,  y Barbara Bates.
 











"Five fingers" ("Operación Cicerón"), 1951, con James Mason, Danielle Darrieux y Michael Rennie,  una de sus más significativas e indiscutibles obras maestras, capaz (como jamás lo consiguiera antes director hollywoodense o europeo alguno) de rehuir las más flagrantes faltas de originalidad del cine de espionaje. 
 



Ese mismo año 1951 dirige, como encargo artesanal de 20th Century Fox, la comedia "People Will Talk" ("Murmullos en la ciudad"), con el siempre carismático Cary Grant, y Jeanne Crain, Finlay Currie, Hume Cronyn, y Walter Slezak,  que pasa prácticamente desapercibida .







Y "Julius Caesar" ("Julio César"), 1952, desenfreno literario-teatral, y una de las mejores muestras de clasicismo cinematográfico retomado de las fuentes del proscenio; preciso, eficaz y antirretórico, que recrea con la más loable de las exigencias narrativas que se puedan plasmar en el celuloide la inmortal obra de William Shakespeare, interpretada por ilustres actores como Marlon Brando, James Mason, Greer Garson, Deborah Kerr, John Gielgud, Edmond O'Brien, Louis Calhern, George Macready, Richard Hale, Michael Ansara, Edmund Purdom, Ian Wolfe, Michael Pate, John Hoyt y Alan Napier;  polo atractivo del público, gran fiasco de taquilla, y film al que Mankiewicz se entregó con todo el "furor ilustrado" que afianzara su reputación.
 
 
 








"The Barefoot Contessa" ("La Condesa Descalza"), 1954, un nuevo torrente de diálogos apasionados, y una de las imágenes de mujer (la mejor interpretación de Ava Gardner en la pantalla) más coherentes con el doloroso universo del "descubrimiento estelar" y la quincallería hipertrofiada que conlleva la fama; además de atrevida exposición, por vez primera en el cine, del hombre impotente y reprimido, capaz, no obstante, de perseguir su sueño de mujer ideal, que finalizará con un impactante recorrido hacia el asesinato. Fueron sus coprotagonistas Humphrey Bogart, Rossano Brazzi, Valentina Cortese, Edmond O'Brien, y Marius Goring.







Su primer y único musical será "Guys and Dolls" ("Ellos y ellas"), de 1955, en la que Marlon Brando canta personalmente también por primera y única vez, y la exquisita Jean Simmons y Brando nos ofrecen un enloquecido baile cubano y la Simmons canta "If I Were a Bell". Intervienen también Frank Sinatra y Vivian Blaine. Pese a resultar un musical harto curioso a lo Minnelli, en el que todo acaba en bofetada y boda, el film fracasa en taquilla.




 



En 1958, adapta la novela de Graham Greene "The Quiet American" ("El americano tranquilo") con el mismo título, interpretada por un magnífico Michael Redgrave, pero el film se resiente del inadecuado Audie Murphy y la menos creíble asiática Giorgia Moll.




"Suddenly, Last Summer" ("De repente , el último verano"), 1959, adaptación modélica y sugestiva de una de las obras más polémicas del siempre difícil y controvertido Tennessee Williams, con Elizabeth Taylor, Montgomery Clift, Katharine Hepburn, Albert Dekker, Mercedes McCambridge, Gary Raymond y Joan Young.
 












Y "Cleopatra", 1963, "calamitoso bazar de excelencias cinematográficas", y que Mankiewicz no dudó en catalogar como "su mayor pesadilla": desastres inconcebibles que estuvieron a punto de convertir el film en una de las más considerables catástrofes fílmicas en las que se viera involucrado el genial director; quebranto inimaginable de salud (necesitaría dos años para recuperarse); gravísima enfermedad de su protagonista Elizabeth Taylor (que, no obstante, batió el record de cotización por su labor: ¡1 millón de dólares!), cambios constantes de reparto y platós de rodaje (de Londres a Roma hubieron de rehacerse todos los decorados de Alejandría), y gran fracaso de crítica, así como un fiasco de taquilla que estuvo a punto de arruinar definitivamente a la productora 20th Century Fox. El reparto estelar resultó extraordinario: Rex Harrison,(premiado con el National Board of Review), Richard Burton, Hume Cronyn, Cesare Danova, Roddy McDowall, Martin Landau, Pamela Brown, Kenneth Haigh, Robert Stephens y Margaret Lee. Recuperada hoy la totalidad de su metraje, "Cleopatra" se nos muestra, pese a todas las "plagas casi bíblicas que se cernieron sobre ella", con un monumentalismo de indiscutibles hallazgos, no tan sólo técnicos, sino como una de las más exquisitas "erupciones de estética pictórica" jamás transplantadas al cine. "Cleopatra" refrenda la titánica dimensión lírica, subjetiva e intimista del mejor Joseph L. Mankiewicz frente a la espectacularidad de la imagen. Y, en la actualidad, se erige en uno de sus más considerables e inmarchitables triunfos artísticos y de mayor calidad cinematográfica (pese a la incomprensión de público y crítica en su fecha de estreno). Un documento fílmico colosal de feliz renacimiento que se ha perpetuado en el celuloide con la más inesperada de las resonanacias mitológicas que conceder pueda el paso del tiempo. Sometida al vértigo financiero de Hollywood como costosísima producción (superior incluso a "Gone With the Wind"-"Lo que el viento se llevó"), y capaz de encabezar la historia crematística de la Meca del Cine, se constata como una obra superior que se enfrentará posteriormente a todos los absurdos caprichos de la crítica que la condenó, y ya, por fortuna, efímeros. Mankiewicz libró eficazmente, bien que a costa de su salud, y también para asombro de los futuros espectadores, todas las escaramuzas a que lo supeditaron los desesperados inversionistas hollywoodenses, y nos legó con su "Cleopatra" una filmación colosal y modélica de la siempre cacareada y pocas veces conseguida "obligada organización arquitectónica de espacio y corporeidad de decorados", a la que hay que añadir una excepcional función descriptiva de personajes, y, finalmente, como nos confirma la sorprendente maestría del rescatado montaje original, toda una epopéyica lección de verismo y riqueza de detalles (muy distante del oropel y de la mascarada con que se suelen revestir las llamadas películas "históricas", y de la que "Cleopatra" se hallará siempre en las antípodas). 
 
 









Un muy particular Olimpo en el que Mankiewicz brilló como uno de los mejores guionistas-directores del Séptimo Arte. Olimpo al que, una vez más, es preciso adicionar, como senda de la más sublime introspección de la mente humana, el magnetismo refinado, impactante, preciosista, y necesario en todo ciclo de grandeza histórico-espectacular, que desprenden los diálogos del este majestuoso film. Sus últimas películas, sin perder las cartas de nobleza con que se refrendara su gran nivel como creador cinematográfico que enriqueciera excepcionalmente su dinámica trayectoria a través del Séptimo Arte con eminentes recursos estilísticos y un venerable testimonio de imborrables maestría en el difícil ingenio dialogístico, fueron "The Honey Pot" ("Mujeres en Venecia") 1967,  con treinta minutos de una brillantez interpretativa inolvidable de Susan Hayward, además de Rex Harrison, Maggie Smith, Capucine, Edie Adams y Clift Robertson.
 

 








Un western impagable "There Was a Crooked Man" ("El día de los tramposos"), 1970, con Kirk Douglas, Henry Fonda, Hume Cronyn, y Warren Oates.
 
 


Y "Sleuth" ("La huella"), 1972, con Laurence Olivier y Michael Caine, cuyas explotaciones comerciales no obtuvieron los esperados resultados satisfactorios. 
 


La fecunda herencia artística de Mankiewicz sufrió así un inmerecido rechazo final por parte del público. Padre del productor Christopher Mankiewicz (hijo de su primer matrimonio con Elizabeth Young, 1934-1937), del guionista-director Tom Mankiewicz y de Alexandra Mankiewicz, nacidos de su segunda esposa Rose Stradner, 1939-1958, fecha en la que enviudaría de ella. Joseph L. Mankiewicz, se volvió a casar en 1962 con Rosemary Matthews. Fallecería el 5 de febrero de 1993 en Bedford, New York.








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