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martes, 5 de abril de 2022

Anna Karenina -2- "Julien Duvivier tras las huellas de Lev Tolstói"

 

 







[
Lille, Francia, el 8 de octubre de 1896-París, 30 de octubre de 1967 de infarto agudo de miocardio a la edad de 71 años]




                                                                                  "HACELDAMA"
Se inicia en el teatro a partir de 1916, y actúa en el Théâtre de L'Odeon dirigido por André Antoine. Se integra a "Gaumont Film Company" como escritor y asistente de directores como Louis Feuillade y Marcel l'Herbier. Su primer film: "Halcedama ou le prix du sang" data de 1919. A partir de 1920 sus películas se centran en temas religiosos: "Credo ou la tragédie de Lourdes", "L'abbé Constantin", y "La vie miraculeuse de Thèrése Martin" ("Thèrése de Lisieux").

 


En 1925, había dirigido "Poil de Carotte" ("Pelirrojo"), con André Heuzé, Charlotte Barbier-Krauss, Fabien Haziza, Henry Krauss, Lydia Zaréna. Film que repitió en 1932, con Robert Lynen, Harry Baur, Louis Gauthier, Simone Aubry, Maxime Fromio.
 



No obstante, Duvivier se convertirá en un director polifacético. Su carrera, que acaba por adquirir gran solidez y oficio, no se centrará en temas de fórmulas únicas, aunque sí alcanzará un estilo un tanto arquetípico en el que resaltarán sus afamados "claro-oscuros" ("dark-images") y una inspirada imaginación de expresiva sensibilidad estética. Crea una estimulante y efectista trayectoria de personajes (muestra de una óptica humana centrada, por lo general, en la sociedad francesa de posguerra -I Contienda Mundial-, y que luego continuaría en otras producciones europeas, así como en su breve estancia hollywoodense) confluyente, ya por norma estilística tanto en Duvivier como en otros directores europeos de gran renombre, con lo que se llamó "punto de encuentro psicológico de las masas": "La tête d'un homme", 1933, "La bandera", 1935.  
 

"Le Golem" -remake del famoso film mudo alemán de 1920 dirigido por Paul Wegener y Carl Boesse, 1936, "La belle équipe", 1936, "Pépé le Moko", 1937, su primer gran éxito con Jean Gabin (su actor fetiche) y Mireille Balin







 





En 1935 filma "Golgotha", la historia de los últimos días de la vida de Jesucristo desde su llegada a Jerusalén hasta su resurrección, con Harry Baur, Jean Gabin, Robert Le Vigan, Charles Granval, y André Bacqué.










Y en 1939, rueda la inquietante "La charrette fantôme" ("La carreta fantasma"), sobre la leyenda del carro fantasma, con Pierre Fresnay y Marie Bell.
 
 




Durante la II Guerra Mundial se instala en Hollywood y dirige cinco películas, en 1941 "Lydia", con Joseph Cotten, Merle Oberon, Edna May Oliver y Alan Marshal.

 
 
 Dos de las cuales: "Tales of Manhattan" (6 Destinos"), 1942, y "Flesh and Fantasy", 1943, con grandes repartos estelares, ofrendan fragmentos de una gran riqueza imaginativa, inquietante y sorprendente, estrenando lo que sería una constante fílmica en Duvivier: su formato multihistoriado, que impregnan ambos films de un erotismo refinado, de una barroca etnografía, y una elogiable estructuración de hechizante austeridad psicológica en cada uno de sus sketchs.


 

En 1944, también en EE.UU, había rodado un interesante drama de guerra con Jean Gabin, Richard Whorf,  Allyn Joslyn, y Ellen Drew: "The Impostor" ("El falsario").



 
 
En 1946 vuelve a Europa. Dirige "Panique", con Michel Simon y Viviane Romance,  y condensa en este film (gran fracaso de taquilla) una apasionada denuncia social hacia los más oscuros, bajos y nihilistas instintos humanos. Pese a todo, la mirada angustiada de Duvivier, tras la nueva posguerra, dará pie a una atractiva trayectoria de personajes (que acabarán por convertirse ya en una constante vital de sus films, incluso en sus realizaciones de factura y desenfrenado refinamiento estético, basados en argumentos novelísticos, como "Anna Karenina", 1948, con Vivien Leigh, Ralph Richardson y Kieron Moore,  de clara filiación expresionista, aunque un tanto anquilosada) a los que dotará de unos protagonismos caracterizados por un pujante vigor, casi a remolque de la literatura que los inspira, capaces de enfrentarse a una sociedad mezquina, hipócrita, frustrada, intolerante frente a cualquier conflicto psicológico, en especial si se trata de tema erótico, y rigurosamente clerical (que ya jugaran un papel especial en sus producciones de la década de los 30, como "La belle équipe", cuyo pesimista final -celos y asesinato- fue rechazado por la crítica y el público de la época, y hubo de ser nuevamente rehecho -ambos finales han sido preservados por la Filmoteca Francesa-); seres, al cabo, a los que mueve una apasionada inquietud, un desasosiego angustioso por alcanzar cierta plenitud en sus existencias, y que, las más de las veces, acabarán destruidos por la mezquindad y el mecanismo intransigente que promueven las aventuras vivenciales de su entorno.








 
 





En la década de los 50 dirige "Sous le ciel de Paris", de un realismo naturalista y parábola, al mismo tiempo, de una fraternal y subjetiva visión de la realidad cotidiana enclavada en relatos imaginarios: "Una joven que sueña con su gran amor, rehusa el de un compañero de infancia, y acabará acuchillada por sádico escultor. El asesino caerá abatido por un policía que, a su vez, ha herido gravemente a un obrero que vuelve a su hogar tras el éxito de una huelga. El obrero, hospitalizado, será salvado por la primera operación a corazón abierto que le practica un joven cirujano que acaba de suspender su examen como interno del hospital"-"Una anciana que tras haber deambulado en vano, durante todo el día por las calles de París, en busca de alimento para sus gatos, recibe la recompensa inesperada de una madre que halla, al atardecer, su hija extraviada desde la mañana" "El cielo de París -canción- no es eternamente cruel o ruín, y para hacerse perdonar, ofrece al hombre su Arco de San Martín"- Materialización subordinada a una especie de jerarquía suprema impuesta también por cierto grado de fantasía, que utiliza a sus protagonistas, pese al sentido truculento de las tramas, como súbditos osmóticos (influencias mutuas) con los contornos y colores de esa misma fantasía sin fronteras que forma la incesante ruleta del azar, y que inspirar puede una irrupción de emociones tanto poéticas, humorísticas y líricas, como burlonas, acerbas y trágicas.


Las productoras europeas que ya recurren, a partir de la década de los 50, a una mayor estandarización de sus obras, exigirán a muchos directores bajo contrato nuevas fórmulas de probada rentabilidad. Duvivier moviliza sus nuevos films hacia el terreno que le reclaman las nuevas Compañías cinematográficas y se inicia en producciones de corte irónico-humorístico. Rueda, basándose en las obras de Giovanni Guareschi, "Le petit monde de Don Camillo", 1951, con Fernandel y Gino Cervi,  y "Le retour de Don Camillo", 1953, con los mismos intérpretes, en las que asoman las puerilidades sorprendentes de un humor discutido y discutible, explicitadores de cierto lenguaje de sentimientos y captación propagandista clerical, empapadas de una gazmoña tolerancia y escasa evolución del realismo, que, en absoluto, puede atrapar al público más exigente.




Con el gran actor malogrado Gerard Philipe (fallecido a los 37 años),  Danielle Darrieux y Dany Carrel dirige en 1957 "Les amants de Paris-Pot-Boulle" ("Los amantes de París"), basada en la novela de  1882 "Pot-Bouille" de Émile Zola.
 


Y "La chambre ardente" ("La cámara ardiente), en 1961, con Jean-Claude Brialy, Claude Rich, Nadja Tiller, Héléna Manson, Walter Giller.
 


"Le diable et les dix Commandements", realizada en 1962, con Michel Simon, Micheline Presle; Françoise Arnoul,  Charles Aznavour, Lino Ventura, Mel Ferrer, Danielle Darrieux, Madeleine Robinson,  Alain Delon, Jean-Claude Brialy y Louis de Funès será considerada como su postrer película antológica. Siete historias (Duvivier retoma su característico montaje de "formato multihistoriado") que agrupan, entre imágenes recias y veraces, varios de los 10 Mandamientos, que se amalgaman en un componente fundamental: el de los actos humanos, y que, mediante la "operación mágica que propone la imagen", por muchos críticos denominada de "mezcla", expone sin excesivas cortapisas el drama del hombre y de la mujer acosados por todas y cada una de sus obsesiones más constantes. Toda esta conmoción patológica que promueve la conducta de la criatura humana, y que tan profusamente ha circulado por las grandes pantallas cinematográficas, es expuesta en este film gigantesco y modélico con una finura psicológica y una sutileza fuera de lo común por el mejor Julien Duvivier.








En 1967 realiza "Diaboliquement vôtre": su personaje central queda amnésico tras un terrible accidente automovilístico. Ese mismo año, Duvivier sufre un ataque cardíaco tras un accidente real de automóvil, y muere a los 71 años de edad. 
 
 




Entre su legado cinematográfico, unas 70 películas, que forman un espléndido lenguaje visual que alcanzó el límite de una evolución y madurez creadora comparable a la obra de los más grandes maestros, se encuentran también: "Voici le temps des assassins", 1954, con Jean Gabin y Danièle Delorme. Y una versión muy andaluza, rodada en España, de "La Femme et le Pantin", 1959, (muy inferior a la magnífica versión de Josef von Sternberg "The Devil is a Woman", 1935, interpretada por Marlene Dietrich), con Brigitte Bardot, Antonio Vilar, y Lila Kedrova.


 





Uno de sus mejores thrillers fue sin duda "Chair de poule" ("Carne de perdición"), de 1963, con Robert Hossein, Jean Sorel, Catherine Rouvel, Georges Wilson, Lucien Raimburg.
 
 

 

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