La popularidad en Italia de Cardinale sobrepasa por aquellas fechas de 1966, según las revistas cinematográficas, a Mastroianni, Loren o Lollobrígida. En "Life" se describe el atractivo de la actriz como "Una mezcla de sólida y radiante simplicidad y sensualidad. Los espectadores masculinos la idealizan como una amante y una esposa excitante. No obstante, su éxito en Hollywood le resulta como una especie de fiesta frustrante que no ofrenda una significación tranquilizadora a su carrera cinematográfica, ahora ya a nivel internacional. En una entrevista de julio de 1966 con "Life", confiesa su miedo a ser demasiado "glamourosa" y explotada, como lo estaba siendo Sophia Loren y Brigitte Bardot. "Y aunque tengo varias películas estadounidenses más en fila, no siento ningún deseo por convertirme en un cliché a lo vamp".
Una fotografía de Cardinale apareció en 1966 del álbum "Blonde on Blonde", creado por Bob Dylan. La actriz nunca autorizó la foto y Dylan la eliminó en ediciones posteriores. Junto a Anthony Quinn, Alain Delon y George Segal protagonizó para Columbia Pictures el irrelevante film bélico "Lost Command" ("Mando perdido"), dirigida por el casi siempre anodino Mark Robson. Quinn ansiaba trabajar con ella y expresó: "Me resultó una compañera adorable". Intervino también en un magnífico western del notable Richard Brooks "The Professionals" ("Los profesionales"), coincidiendo de nuevo con Burt Lancaster, además de Lee Marvin y Jack Palance. La actriz la consideró su película estadounidense. "Una rosa per tutti" ("Una rosa para todos"), 1967, de nuevo en Italia, dirigida por Franco Rossi con Nino Manfredi, Mario Adorf, Lando Buzzanca fue intrascendente.
Pero en la farsa sexual del siempre genial Alexander Mackendrick "Don't Make Waves" ("No hagan olas"), también de 1967, junto a Tony Curtis y la malograda Sharon Tate, la inesperada vis cómica de Cardinale y su presencia fascinante [que lograba desbancar a Tate) alcanzaron matices de autentico lujo. Se pudo gozar a la mejor Cardinale en cada uno de sus momentos, ya desde el primer fotograma y su encontronazo delirante con Curtis. "Don't Make Waves" resultó una de las comedias más sabiamente divertidas de la década de los 60. La crítica, erróneamente, destacó una falta de química entre Curtis y Cadinale. Sin embargo, el productor, actor y crítico estadounidense Leonard Maltin describió la película como "una auténtica joya".
En 1970, Cardinale actuó junto a Peter McEnery y Eli Wallach en una absurda parodia británica de Jerzy Skolimowski "The Adventures of Gerard" ("Las aventuras de Gerard"), basada en "Las hazañas del general de brigada Gerard" de Arthur Conan Doyle.
En 1971, formó un dúo con Brigitte Bardot en el spaguetti western de corte cómico franco-español-británic "The Legend of Frenchie King" ("Las petroleras"), dirigido por Christian-Jaque en tierras almerienses.
Junto a un insuperable Alberto Sordi interviene en una magnífica comedia de Luigi Zampa, "Bello, onesto, emigrato Australia sposerebbe compaesana illibata" ("Bello, honesto, emigrado a Australia quiere casarse con chica intocada") en la que Cardinale realiza una interpretación cómico-áspera inolvidable. Filmada en exteriores de Australia en febrero y marzo de 1971, le valió a Cardinale un nuevo premio a la "Mejor Actriz" en los premios "David di Donatello" al año siguiente. Siguió, en 1972, "L'udienza" ("La audiencia"), decepcionante crítica político-religiosa de Marco Ferreri, que se proyectó en el "22º Festival Internacional de Cine de Berlín". También apareció en "La Scoumoune" ("Requiém para un homicida") de Jose Giovanni, con Jean-Paul Belmondo y Michel Constantin. Después de un papel como un aristócrata ruso junto a Oliver Reed en "One Russian Summer" ("Il giorno del furore"), 1973, de un desconocido Antonio Calenda, ambientada en la Rusia prerrevolucionaria, y protagonizó junto a Franco Nero y Fabio Testi "I guappi" ("Los guapos"), 1974, de Pasquale Squitieri, una película de ambiente decimonónico con elementos "poliziotteschi" y "noir"
Claudia Cardinale y el director Pasquale Squitieri [27 de noviembre de 1938– 18 de febrero de 2017-78 años] se conocieron por primera vez en el set, convirtiéndose poco después en su segundo marido. En 1977 la dirigiría también el "Il prefetto di ferro"
En 1975, Cardinale consiguió una gran interpretación como Libera Valente la hija de un exiliado político Felice Valente (Adolfo Celi) volviendo a trabajar a las órdenes de su director preferido Mauro Bolognini en "Libera, amore mio!" ("Libertad, amor mío"), una gran personaje capaz de enfurecerse y criticar con ferocidad al gobierno fascista de Italia.
Más tarde, ese mismo año apareció en las comedias "A mezzanotte va la ronda del piacere" ("La ronda del placer") de Marcello Fondato, con Vittorio Gassman, Giancarlo Giannini y una extraordinaria Monica Vitti, con la que repite como compañera de una enloquecida huida y "Qui comincia l'avventura" ("Cita al final del camino") de Carlo Di Palma El biógrafo de Vitti señaló cómo Cardinale y Vitti se destacaron como el dúo femenino en un elenco predominantemente masculino.
En 1976, Cardinale apareció en la comedia sexual "Il comune senso del pudore" ("El sentido del pudor"), dirigida y escrita y protagonizada por Alberto Sordi.
Cardinale protagonizó "Il prefetto di ferro" ("La fuerza del silencio") de su marido Pasquale Squitieri, con Francisco Rabal de coprotagonista invitado, que cuenta la historia de Cesare Mori (Giuliano Gemma), un "prefecto" italiano que antes y durante el periodo fascista, opuesto al régimen totalitario que imponía el Fascio aunque en lucha también con los rebeldes sicilianos, era mejor conocido como "el prefecto de hierro". La película compartió el premio "David di Donatello" de 1978 a la "Mejor Película" con "In nome del Papa Re" ("En nombre del Papa Rey"), nuevamente del dadaista Luigi Magni, con Nino Manfredi. En 1978, Cardinale es dirigida por otro de sus mentores, el gran Damiano Damiani en el thriller político "L'uomo della CIA" ("Good Bye and Amén"), con Tony Musante, y vuelve a tener como compañero a Giuliano Gemma en la película de gángsters de su marido Pasquale Squitieri, ambientada en la Sicilia de la década de 1950. Después de un papel en otra película de Squitieri en 1978, "L'arma" ("El arma"), con Stefano Satta Flores, interpretó a Eleana, una "madame de burdel griega y valiente que ayuda a la resistencia contra los alemanes en Grecia" , junto a Roger Moore, Telly Savalas y David Niven, en la película de guerra de aventuras del siempre irregular George P. Cosmatos, "Escape to Athena" ("Evasión en Atenea")1979. La película, filmada en exteriores en Rodas, fue muy mal recibida por la crítica, y fracasó en taquilla.
Liliana Cavani la reclama como el objeto amoroso de Marcello Mastroianni en el film inquietantemente bélico "La pelle" ("La piel"), basada en la novela homónina de Curzio Malaparte, que muestra con una especie de horror el desembarco de las tropas norteamericanas en Nápoles. El film incluyó también a Burt Lancaster. "La pelle" pasó por el "Festival de Cine de Cannes" de 1981 nominada a la "Palma de Oro".
Werner Herzog dirige en 1982 "Fitzcarraldo", incluye a Cardinale con Klaus Kinski, propietario de un burdel que financia la compra de un viejo barco
de vapor en América del Sur. La película, inspirada en la historia del barón
del caucho peruano Carlos Fermín Fitzcarrald, fue filmada en locaciones de
Brasil y Perú. La película fue aclamada por la crítica. Vincent Canby de "The
New York Times" la calificó como "una película peculiar y
fascinante" y un "espectáculo impresionante". La química y el audaz dinamismo que derrochan Kinski y Cardinale se comparó con el de Katharine Hepburn y Humphrey Bogart en
"The African Queen" ("La Reina de África") John Huston. La aportación de Cardinale a la película de Herzog, no demasiado extensa, logró, sin embargo, convertir a Kinski, conocido por
su temperamento volátil, sus representaciones de megalómanos y criminales, en una presencia de dimensión por primera vez genuinamente humana" Más tarde ese año, Cardinale
interpretó junto al francés Pierre Mondy la insustancial farsa sexual "Le Cadeau" ("El regalo"), de Clio Goldsmith y Yugo Poster.
En 1983, Cardinale aparece en la miniserie "Princess Daisy" de Waris Hussein, y junto a Lino Ventura y Bernard Giraudeau interviene en la película francocanadiense "Le Ruffian". En 1984, de nuevo con Marcello Mastroianni en una producción de "Henry IV" de Marco Bellocchio, basada en la obra de Luigi Pirandello del mismo nombre.
En 1985, Cardinale actuó junto a Ben Gazzara y Lina Sastri en "La donna delle meraviglie" de Alberto Bevilacqua. Entró en la competencia en el "Festival Internacional de Cine de Venecia". En 1986, vuelve a televisión con "La Storia" de Luigi Comencini de una novela de Elsa Morante, duro retrato de una viuda que cría a un hijo durante la Segunda Guerra Mundial, y en "Naso di Cane", una miniserie de su marido de su marido Pasquale Squitieri. En 1987, aparece junto a Peter Coyote, Greta Scacchi y Jamie Lee Curtis en la película de Diane Kurys "A Man in Love" ("Un homme amoureux") que se inscribe también en el "Festival de Cine de Cannes". La interpretación de Cardinale como la madre enferma de cáncer de Scacchi fue elogiada por el crítico Desson Howe de "The Washington Post": "Una Cardinale cálida y radiante como nunca" Después de un papel en la comedia "Blu elettrico", dirigida Elfriede Gaeng 1988, interpretó a Yolande de Polastron, una de las favoritas de Marie Antionette, en la película en dos partes "La Révolution française", realizada en 1989 para celebrar el bicentenario de la Revolución. De una duración de 360 minutos, la película dirigida Robert Enrico y Richard T. Heffron fue una producción internacional, contando con un elenco que incluía a Klaus Maria Brandauer, Jane Seymour y Peter Ustinov.
En 1991, junto a Richard Berry y Omar Sharif interviene en la magnífica
"Mayrig" ("Madre") que dirige Henri Verneuil, una película sobre
las luchas de una familia armenia que emigró a Marsella en Francia desde
Turquía después del genocidio armenio de 1915. Obtuvo un éxito rotundo de público, y Verneuil hizo una secuela al año siguiente titulada "588, rue Paradis", repitiendo con todo el elenco. La
"Unión General Benevolente de Armenia" de América señaló la "actuación
impecable de estos intrépidos actores, especialmente de Claudia
Cardinale".
En 1994, Cardinale tuvo un papel en "Elles ne pensent qu'à ça..." de Charlotte Dubreuil, y al año siguiente apareció en la serie de televisión francesa "10-07 L'affaire Zeus"
En 1997, apareció en la miniserie dramática de televisión británico-italiana "Nostromo", dirigida por Alastair Reid y producida por Fernando Ghia de "Pixit Productions", una coproducción con "Radiotelevisione Italiana", "Televisión Española" y "WGBH Boston". Se describe como una adaptación de la homónima épica historia de Joseph Conrad, de agitación política, codicia y romance en la América del Sur de principios del siglo XX". ["Nostromo" se preveía como la siguiente realización del gran director británico David Lean tras "A Passage to India", y como trayectoria rememorativa de su inolvidable "The Bridge on the River Kwai". Su fallecimiento el día 16 de abril de 1991 no lo hizo posible] Cardinale y el elenco fueron nominados para un premio "ALMA" a la excelencia "Elenco-Latino" de una película o miniserie hecha para televisión. Contó con un reparto extraordinario: Claudia Cardinale, Claudio Amendola (como Nostromo), Joaquim de Almeida, Albert Finney, Colin Firth, Brian Dennehy, Lotario Bluteau y Roberto Escobar.
En 1997 interviene en "Sous les pieds des femmes" y "Stupor Mundi" de su marido Pasquale Squitieri, en la que interpretó a Constanza de Aragón. En 1998, interpretó a la madre de Lola Naymark en el retablo francés "Riches, belles, etc.", como adinerada baronesa que deja su hotel a su hija para que la cuide durante su ausencia.
En 2000, Cardinale decide probar las tablas de los escenarios, e interviene en la producción teatral de Maurizio Scaparro de "La Venittienne- "La Venexiana", [adaptada por René de Ceccatty, escritor francés, traductor, editor y escritor con más de 30 novelas en su haber] en el "Théâtre du Rond-Point" de París. También apareció en la película para televisión de Pasquale Squitieri, su marido, "Élisabeth, ils sont tous nos enfants". Interpreta también "La strana coppia" con Ottavia Fusco. Dos años después, Cardinale realizó una gira teatral por Italia, actuando en "Come tu mi vuoi" de Luigi Pirandello, que también dirigió Squitieri. Junto a Jeremy Irons aparece en la película de suspense de Claude Lelouch "And Now ... Ladies and Gentlemen" ("Y ahora ... Damas y caballeros"), interpretando a un personaje que pasa su tiempo en Fez, Marruecos, con guapos gigolós. El film se proyectó fuera de competición en el "Festival de Cine de Cannes de 2002". El crítico A. O. Scott de "The New York Times" lo descartó como "sublimemente tonto", pero elogió las "impecables composiciones de CinemaScope" y la "partitura exuberante y suave" de Michel Legrand.
En 2005, Cardinale apareció en una producción teatral de Philippe Adrien de "Dolce uccello della giovinezza"-"Sweet Bird of Youth" ("Dulce pájaro de juventud") de Tennessee Williams, y en la temporada 2006/2007 también apareció en otra obra de Williams, "Lo zoo di vetrio"-The Glass Menagerie"("El zoo de cristal") dirigida por Andrea Liberovici, en la que interpretó el personaje de Amanda Wingfield, la madre que impulsa a sus hijos a conquistar un futuro mejor.
Intervino también en el drama bélico de Ernst Gossner "The Silent Mountain", una historia de amor ambientada en las montañas Dolomitas en el comienzo de la "Primera Guerra entre Italia y Austria-Hungría" en 1915. Gossner la describió como "un espíritu insólito y audaz en el set" , y señaló que Cardinale le contó al equipo de producción "historias legendarias" sobre su admirado Marcello Mastroianni, que una vez pretendió casarse con ella. Fue una "simpática acompañante italiana vizcondesa" en la película dramática de época británica "Effie Gray", 2014, de Richard Laxton, escrita por Emma Thompson, que contó con Dakota Fanning en el papel principal.
Su atractivo y carisma jugó todos esos elementos necesarios para ganar batallas en la pantalla grande. Claudia Cardinale acabó así por convertirse en una pieza clave en cuantos films intervino. Fue la fascinación total de lo mejor que podemos entender por estrella cinematográfica. Una encarnación del erotismo elevado al summum, pero sin que en cada uno de los personajes que interpretó dejara de predominar el sentimiento más genuino de la mujer iluminada por el amor, y antepuesto al de la heroína fría y distante. Hoy, una vez traspasada la frontera de la madurez, sigue mostrándonos la hermosura de otro tiempo en el que, de forma inolvidable, ha dejado en la pantalla la universalidad de su ejemplar condición humana que en ella han aunado sentimentalidad, ternura y una profunda huella de actriz hecha a sí misma, e inscrita en el triunfal sueño de haber sido dirigida por los más reputados realizadores de Europa. Precisamente por ello, sus películas europeas son las que salen más fortalecidas por el paso del tiempo. Y su vertiginosidad se combinó con la dulzura, y sus apasionamientos se decoraron con una semblanza entrañable de actriz certera y precisa, que es lo mismo que decir que nos ha ofrendado muchos de los más hermosos testimonios interpretativos que se han visto en la pantalla. Claudia Cardinale "per sempre".
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