Gone With The Wind (Lo que el viento se llevó) -II Parte-
El escalafón torrencial de
todo gran espectáculo melodramático no pierde jamás el sabor de sus
magnificencias. "Gone With The Wind" no sólo se rubrica a
través de las figuras humanas que lo integran, que son multitud, sino
que,
además, posee el recamado barroco del siglo que retrata, la presencia
siempre dolorosa del deseo, el agasajo de los amores verdaderos, el
dragón
espinoso de la guerra, el frío empaque de las jerarquías de raza blanca
que se
explayan en actitudes negreras, séase esclavistas, con las razas
importadas de
África, y el tono piadoso que vela melancólicamente el negro espejo de
la
muerte. ¿Y en cuanto a sus conductas? Son voces que al principio tienen
el gorjeo
cálido, tímido, esenciado de las emociones literarias. Un comentarista
de la
época glosaría los goces y padecimientos de este drama, ya en su origen
literario, tan folletinesco como modélico, a través del molde de todas
las lenguas en que fue vertido. Pero también se reafirmó en que este
momento cinematográfico en el que la novela de Margaret Mithell y
sus personajes, en especial la protagonista femenina, fueron adaptados con sus novelescas conductas a la Pantalla Grande "se hallaban más
allá del bien y del mal"...
El regreso temporal de Ashley,
y su amarga reflexión sobre el frente, los horrores de los campos
sembrados de cadáveres, la nieve en Virginia, el frío y la desesperación
viendo morir al Sur. La última Navidad en Atlanta antes de la
rendición. La nueva ansiedad de Escarlata por demostrarle
un amor obsesivo, el faldellín militar que ha confeccionado para él, y
la promesa de que, pese a esa pasión no correspondida, Escarlata cuidará de Melania en su ausencia de difícil retorno:"Cuida
de Melania por mí. Es tan frágil y dulce, y te quiere tanto. Si me
matan...¡No digas eso! ¡Da mala suerte! Reza a continuación... Reza tú
por mí. Ahora que se acerca el final necesitaremos tus oraciones... ¿El
final?... El final de la guerra y el final de nuestro mundo,
Escarlata.... No creerás que los yanquis van a ganar...¡Mis hombres van
descalzos! Y la nieve en Virginia está muy alta. Cuando les veo, y veo a
los yanquis ¡cada vez más numerosos! Cuando
llegue el final, estaré lejos. Me consolará saber que te tiene a ti. Me
lo prometes, ¿verdad?... Sí"
Atlanta bajo el ardiente cielo de estío, asolada por los bombardeos yanquis, es ahora un tropel de imágenes huidizas. Un mundo alterado del orgullo Confederado. Y la imagen aterrorizada de Escarlata puede sentir el estentóreo rumor de la guerra cada vez más próximo. Sin noticias de Tara, descubre a un grupo de sus esclavos reclutados para el frente. Tras ellos han quedado los campos de algodón de los O'Hara. Y como única noticia, Tara sigue en pié, y Miss. Ellen enferma.
"¡Todo el mundo huye"!TíaPittypat- Laura Hope Crews- aterrorizada por las bombas: "¡Yanquis en Georgia! ¿Cómo habrán podido entrar!"Melania Hamiltonpostrada en el lecho, a punto de dar a luz. Lo prometido a Ashley.
Y las excentricidades descerebradas y mentirosas, como comadrona experimentada, de
la negrita
Prissy-Butterfly McQueen.
"Melania, Melania, todo por tu culpa. Te odio, te odio, y a tu hijo también... Si no se lo hubiese prometido a Ashley..."
Y ese Sur
atávico, amo de
esclavos; y sus absurdas cartas de nobleza aristocrática plena de
antojos señoriales a los que la guerra acabará por poner fin, mientras
la grúa gigantesca de O. Selznick asciende sobre una tenebrosa
estación
hospital, ávida de muerte, entre aquellas hileras temblorosas de los
uniformes vencidos, cuyos antiguos privilegios cobraban, finalmente,
categoría de mortaja.
Y la agonía del parto de Melania, el mundo
redimido de Escarlata que ha permanecido junto a su cuñada, enfrentándose
a una Atlanta en descomposición por la guerra, plática sudorosa en
la tarde ardiente. Y Prissy de nuevo que antepondrá su pasado canto libertario en su búsqueda de ayuda por parte de Rhett Butler, invitado de honor de la siempre generosa y criticada Belle Watling.
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