SARA MONTIEL ACEPTÓ INTERPRETAR "EL ÚLTIMO CUPLÉ" ACCEDIÓ
AL INTERESARLE EL GUION, PESE A QUE EL RODAJE IBA A PRESENTAR GRANDES
DIFICULTADES ECONÓMICAS, E INCLUSO ELLA COBRÓ SU SALARIO EN PARTES. SIN
EMBARGO, FUE LA REAPARICIÓN DE SARA MONTIEL EN EL CINE ESPAÑOL POR LA
PUERTA GRANDE TRAS SU PROLONGADA ETAPA EN MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS. SIN
ESPERAR AL ESTRENO DE LA PELÍCULA VOLVIÓ A ESTADOS UNIDOS POR LO QUE EL
EXTRAORDINARIO ÉXITO LA SORPRENDIÓ EN AMÉRICA. "EL ÚLTIMO CUPLÉ" FUE
TAMBIÉN IMPORTANTE PARA LA MONTIEL PORQUE LA INTRODUJO DEFINITIVAMENTE
EN EL CINE MUSICAL Y DIO A CONOCER NO SÓLO A ESPAÑA SINO
INTERNACIONALMENTE SU PECULIAR VOZ, DE UNA TESITURA GRAVE PERO SEDOSA.
POR ELLO, CANTÓ SIN LA TRADICIÓN DE LAS ANTIGUAS CUPLETISTAS DE VOCES
ATIPLADAS, CONCEDIENDO AL NUEVO CUPLÉ UNA CALIDAD TENUE Y
MARAVILLOSAMENTE ENTONADA EN UN EXTRAORDINARIO Y ENRIQUECIDO CASTELLANO.
YA LO HABÍA HECHO EN MÉXICO, Y NATURALMENTE NO ACEPTÓ SER DOBLADA POR
UNA CANTANTE PROFESIONAL ANTES DEL ESTRENO DE LA PELÍCULA LA
MONTIEL FIRMÓ UN CONTRATO CON LA DISCOGRÁFICA COLUMBIA PARA PUBLICAR UN
ÁLBUM CON SUS CANCIONES, QUE FUE UN ÉXITO COLOSAL Y SARA TERMINÓ GANANDO
UNA FORTUNA. EL PROYECTO TARDÓ AÑOS EN REUNIR FINANCIACIÓN. HUBIERON
DECORADOS CONSTRUIDOS CON CARTÓN, Y ALGUNOS ATUENDOS DE LA PROTAGONISTA
ESTABAN CONFECCIONADOS EN PAPEL. SARA MONTIEL HABITUADA A LOS GENEROSOS
MEDIOS DE LOS RODAJES EN MÉXICO Y HOLLYWOOD, SE ALARMÓ ANTE TALES
LIMITACIONES SI BIEN SIGUIÓ ADELANTE CON UN SUELDO DE 100.000 PESETAS, Y
SU MARIDO ANTHONY MANN CONSIDERÓ QUE EL FILM ESTABA CONDENADO AL
FRACASO. PERO EL ÉXITO EN TAQUILLA RESULTÓ DESCOMUNAL. ESTUVO 38 SEMANAS
EN CARTEL CON UNA RECAUDACIÓN DE 50 MILLONES DE PESETAS, CIFRA COLOSAL
EN LA ÉPOCA. SARA MONTIEL ADEMÁS DE OFRECER UNA IMAGEN DE EXTRAORDINARIA
BELLEZA, LLEVÓ A CABO UNA INTERPRETACIÓN SUTIL, INTIMISTA Y ENCANDILÓ A
TODOS LOS PÚBLICOS DEL MUNDO. LA PELÍCULA CAUSÓ TANTA SENSACIÓN, QUE SE
ESTRENÓ EN LUGARES TAN LEJANOS COMO EL CAIRO Y BOMBAY. EN PARÍS ECLIPSÓ
TÍTULOS COMO "TRAPECIO" CON BURT LANCASTER, GINA LOLLOBRIGIDA Y TONY
CURTIS. Y SE APLAZÓ EL ESTRENO DE "EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI" Y DE
"UNA PARISINA" CON BRIGITE BARDOT. ACUDIÓ AL FESTIVAL DE VENECIA CON SU
MARIDO DE ENTONCES, ANTHONY MANN QUE PRESENTABA SU NUEVO FILM, Y LA
POPULARIDAD DE SARA MONTIEL ERA TAL, QUE LA ACONSEJARON QUE NO ACUDIESE
PARA NO ECLIPSARLE A ÉL. EN EL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN DE 1958, SARA
PERMANECIÓ FIRMANDO AUTÓGRAFOS DURANTE UNA HORA.











"El
último cuplé" logró distribución internacional, al igual que su álbum
de canciones, y
marcó un hito en el cine español por su recaudación, y Sara
Montiel firmó un contrato multimillonario para realizar películas de
producciones europeas (hispano-francesas-italianas) que la convirtieron
en la estrella de habla española mejor pagada de la década. Ella misma,
asombrada de su inmensa aceptación como nueva figura en la
cinematografía española que había abandonado años antes, explicó: "A veces pienso que este éxito es una especie de desagravio que me tributa el público por no haberse fijado antes en mí"
El film no mostraba realmente un guion demasiado acertado en cuanto a
lo que en él se exponía. Los tópicos típicos de la España folklórica
impregnaron prácticamente casi la totalidad de todo cuanto la película
reflejaba: una bella madrileña, María Lujan, huérfana y novia de un joven relojero (José Moreno)
sin más ambición que el matrimonio. Su protectora tía, una inolvidable Matilde Muñoz Sampedro, con la que vive,
y que concede a la voz de su sobrina cantante de un coro en un pequeño
teatro de Madrid un mérito que aún está por descubrir, desaprueba contundentemente sus
amoríos con el relojero sin futuro. Aparece un repentino descubrirdor de la Luján, Juan Contreras (Armando Calvo),
no sólo de su belleza sino de sus facultades para el canto, y
que, por supuesto, acabará enamorado de ella. Y María,
tras decidir dedicarse al cuplé, rompe amargamente la relación con su novio. Y
pronto se convertirá en una estrella famosa que empieza su gira por las
ciudades más importantes de España. Actúa en París el 11 de noviembre
de 1919 donde es ofendida por un aristócrata exiliado ruso (Alfredo Mayo), quién se bate en duelo con Juan. Éste pierde el duelo pero sobrevive al disparo. María continúa
su gira por América (se mencionan Buenos Aires, México y Nueva York) Y
en la ciudad de los rascacielos, en el Roxy Theatre, vestida de fallera,
canta "Valencia". María tras el duelo, ha fingido amar a Juan, pese a que no siente por él más que agradecimiento. De regreso a Madrid, en la década de 1920, se enamora de un joven torero, Pepe Molina
(Enrique Vera), 10 años más joven que ella. Le conoce en la feria,
luego lo ve en la plaza de toros como espontáneo y le paga la multa.
María está cantando "Fumando Espero" en su casa cuando Pepe va a
agradecerle el pago de la multa y ella le promete ayudarle a triunfar.
El torero debuta en Sevilla y el 14 de junio de 1928 lo hace en Madrid, donde
fallece en la plaza ante la mirada aterrorizada de María, con cuya muerte pierde su última posibilidad romántica durante tantos años olvidada. Tras la muerte de
su amado torero es cuando María Luján canta "El relicario", vestida de
negro y rota de dolor.
Más tarde, María Luján es ya una gloria olvidada de la
canción que actúa en un destartalado cabaret llamado "El Molino" de Barcelona en la década
de 1950. Al reencontrarse con Juan Contreras su
descubridor, y un grupo de amigos, rememora todo su pasado, y es presentada de nuevo al público en una gloriosa y emocionada "rentrée", aunque padece una grave afección cardíaca.


El mayor
acierto de la película naturalmente reside en la recuperación como
actriz del cine español de Sara Montiel, de su capacidad como cantante al ofrendar un estilo totalmente novedoso en la forma de entonar los viejos cuplés de Raquel Meller y de Consuelo Vello Cano, conocida por La Fornarina (admirada por Jacinto Benavente y los hermanos Machado), y más recientemente una no menos inolvidable Lilian de Celis que dio vida extraordinariamente también a magníficos cuplés, aunque fue eclipsada por la fama que adquirió Sara Montiel.. El título de la película procedía de un cuplé de las navidades de 1914 que fue el último que cantó La Fornarina, dado que murió meses después, en julio de 1915. Final que Juan de Orduña concede también a la película cuando María Luján fallece tras cantar su cuplé más dramático: "Nena" El conjunto de canciones elegidas por los guionistas Jesús María de Arozamena y Antonio Más Guindal, con música de Juan Solano Pedrero fue de una muy acertada calidad: La Montiel cantó: "Balance, Balance", "Ven y Ven", "Clavelitos", "La Madelon", "La Nieta de Carmen".


SARA MONTIEL A PARTIR DE "EL ÚLTIMO CUPLÉ", SE CONVIRTIÓ EN LA ESTRELLA DE HABLA ESPAÑOLA MEJOR PAGADA DE LA DÉCADA. SU SIGUIENTE PELÍCULA, QUE YA SU ADICTO PÚBLICO ESPERABA CON AUTÉNTICA ANSIEDAD, NO SÓLO EN ESPAÑA SINO INTERNACIONALMENTE, IBA A SER "LA VIOLETERA" CON LA QUE EMPEZÓ A COBRAR UN MILLÓN DE DÓLARES POR CADA PELÍCULA Y SU CORRESPONDIENTE DISCO (AL CAMBIO, UNOS 40 MILLONES DE PESETAS), CIFRA QUE DE SER CIERTA IGUALARÍA EL SUELDO QUE FIRMÓ ELIZABETH TAYLOR EN 1963 POR INTERPRETAR "CLEOPATRA". DISFRUTANDO DE CONDICIONES TAN VENTAJOSAS, SARA DECIDIÓ NO REGRESAR A HOLLYWOOD DONDE TEMÍA QUE SU ORIGEN HISPANO LA SEGUIRÍA CONDICIONANDO LABORALMENTE. Y EN UNA OCASIÓN LO EXPLICÓ ASÍ: "DESPUÉS DEL ÉXITO DE "EL ÚLTIMO CUPLÉ", ¿IBA A SEGUIR HACIENDO DE INDIA?" "LA VIOLETERA" CONTABA AHORA CON UN ENORME PRESUPUESTO, E IBA A SER RODADA PARCIALMENTE EN PARÍS. FUE DIRIGIDA POR LUIS CÉSAR AMADORI, Y ESTA VEZ TUVO COMO COPROTAGONISTAS MASCULINOS AL ACTOR ITALIANO RAF VALLONE, AL FRANCÉS FRANK VILLARD, ADEMÁS DE PASTOR SERRADOR, TOMÁS BLANCO Y ANA MARISCAL. ÉL ÉXITO FUE NUEVAMENTE ARROLLADOR. SE PROYECTÓ EN LA SALA PARISINA "GAUMONT PALACE" POR AQUEL ENTONCES EL CINE MÁS GRANDE DEL MUNDO, CON CAPACIDAD PARA MÁS DE 4.600 ESPECTADORES. Y EL ESTRENO DE "LA VIOLETERA" LO LLENÓ POR COMPLETO. EL TÍTULO DE LA PELÍCULA ERA UN CUPLÉ COMPUESTO POR EL MAESTRO JOSÉ PADILLA EN 1914 DURANTE SU ESTANCIA EN PARÍS COMO DIRECTOR DE ORQUESTA DEL CASINO DE LA CAPITAL FRANCESA, CON LETRA DE EDUARDO MONTESINOS, E INTERPRETADO Y POPULARIZADO POR LA CUPLETISTA RAQUEL MELLER. FUE UN CUPLÉ TAN POPULAR QUE EN 1931 CHARLES CHAPLIN LA INCLUYÓ COMO EL TEMA RECURRENTE DE LA VERDADERA VENDEDORA DE FLORES CIEGA EN SU PELÍCULA "CITY LIGHTS"-"LUCES DE LA CIUDAD"-, QUE FUE INTERPRETADA POR LA ACTRIZ VIRGINIA CHERRILL, AUNQUE CHARLES CHAPLIN HABÍA INTENTADO CONTRATAR A RAQUEL MELLER PARA EL FILM. EL MAESTRO PADILLA INTERPUSO UNA DENUNCIA EN PARÍS, QUE GANÓ, POR CARECER CHAPLÍN DE LOS DERECHOS DE LA CANCIÓN. EN 1958 ALCANZÓ UNA GRAN POPULARIDAD GRACIAS A LA INTERPRETACIÓN DE SARA MONTIEL. LA ACTRIZ LA VOLVIÓ A GRABAR EN 1988 PARA SU ÁLBUM "PURÍSIMA SARA" JUNTO CON LA CANTANTE DE ÓPERA MONTSERRAT CABALLÉ.

Nada nuevo podía ofrecer la trama de "La violetera", siguiendo las trazas de "El último cuplé", que no fuese la historia de una joven vendedora callejera en el Madrid de finales de siglo XIX y principios del XX vendiendo ramilletes de violetas a los caballeros adinerados asistentes a teatros y cabarets. Naturalmente su belleza y cordialidad siempre le conceden un trato más constante en las calles madrileñas que a otras vendedoras de las mismas flores.
La muchacha, de nombre Soledad Moreno (Sara Montiel) se enfrenta con otra violetera en una furiosa brega y cuando airada le lanza sus ramilletes estos van a parar nada menos que a un galante caballero y aristócrata llamado Fernando (Raf Vallone) cuando en compañía de su amigo Carlos (Pastor Serrador) se dispone a entrar en el teatro Apolo esa noche de fin de año 1899. Ni que decir tiene que el influyente aristócrata madrileño queda prendado de la gracia y belleza de la vendedora de violetas. No tardará entonces en acudir a un teatrillo de cantantes aficionadas donde los madrileños menos caballerosos se dedican a pellizcar y piropear a una cantante (Tony Soler) amiga de la violetera, que decide no volver a interpretar y propone a Soledad que cante ella, conociendo que posee una estupenda voz. La violetera accede, y aunque en un principio es abucheada, interpreta graciosamente un cuplé divertido llamado "El polichinela" que acapara la atención y las risas de beneplácito de todo el público y de Fernando allí presente.
Soledad y Fernando volverán desde esa noche a verse y acaban enamorándose. Fernando la lleva con él a los conciertos y la presenta en sociedad, donde es rechazada por la condesa doña Magdalena (Ana Mariscal) la prometida Fernando. Éste se encuentra bajo la presión constante de su
hermano mayor, el duque don Alfonso (Tomás Blanco), que le recuerda sus deberes,
incluyendo su compromiso con la condesa Magdalena. Así la relación entre los dos amantes se deteriora debido a la diferencia social, y aunque Fernando
se opone a las normas de la época y causa un escándalo en la alta
sociedad madrileña al llevar a Soledad a vivir en un lujoso apartamento y
anunciar su compromiso con ella.
Alfonso muere en un duelo tratando de defender el honor de Fernando y, ahora convertido en duque y sintiéndose culpable de la muerte de su hermano, Fernando decide respetar sus deseos y rompe con Soledad.
Hundida por el abandono de que ha sido objeto por el hombre amado, vuelve a trabajar en el teatrillo madrileño y una noche canta con enorme pasión y tristeza "Mala Entraña" Casualmente se halla en Madrid un empresario francés llamado Henri Garnal (Frank Villard) en busca de cantantes, y desencantado por las cantantes que ha escuchado, descubre en Soledad una calidad indiscutible y, deseando conocerla, le propone llevarla consigo a París donde la puede hacer famosa. Pero esa misma noche en que Soledad viaja con Garnal, Fernando arrepentido de haber dejado a Soledad, va a buscarla al apartamento que ella acaba de dejar. 


Soledad consigue un éxito enorme en París. Fernando se casa
con Magdalena y abandona España al ser nombrado embajador en Brasil. Mientras Soledad da conciertos por los mejores teatros de toda Europa, acompañada siempre de Garnal que acabará también enamorándose de ella, aunque la joven no le corresponde. Cuando Soledad debuta como gran cantante en el teatro Real de Madrid, vuelve a encontrarse con Fernando.
Y ella, por despecho, cuando él acude a escucharla, canta "Agua que no has de beber". Cuando abandona Madrid acompañada por Garnal, ambos se embarcan rumbo a Estados Unidos para su debut en Broadway, pero se trata del buque RMS TITANIC y la gran catástrofe que sufrió con su naufragio antes de alcanzar las costas de América. Garnal muere. Soledad logra sobrevivir, pero queda gravemente
enferma. Después de una larga recuperación y habiendo perdido la voz,
sola y triste, no consigue encontrar trabajo en París y se queda sin
dinero. Finalmente, opta por volver a Madrid, y allí es contratada con enormes reparos por el dueño del pequeño cabaret-teatro donde empezó a cantar años antes. Debido a que no puede entonar la canción propuesta, que se trata de "La violetera", un cuplé que la hizo famosa en todo el mundo, el dueño del cafetucho intenta que lo haga con un gramófono. Pero esa noche Fernando, que ha enviudado, acude también al teatrillo, y cuando se vuelven a encontrar, Soledad recupera la voz y entona el cuplé. Mientras el público celebra la llegada del año nuevo, Soledad y Fernando
se unen en un fuerte abrazo y se besan, pudiendo por fin estar juntos
sin que nada ni nadie les pueda separar.
La trillada trama romántica de "La violetera" no revalorizaba ninguna sorpresa ante el público que acudió en masa en Barcelona y Madrid, que fueron las primeras capitales españolas donde se estrenó, a la nueva aparición cinematográfica de la Montiel que no lo hubiese hecho ya "El último cuplé". Sara volvía a ofrecer el retrato de una recatada jovencita madrileña preparada para alcanzar de nuevo el podium de su fama como cantante de magníficos cuplés con la misma ingenuidad y falta de excesivo drama psicológico que podría haber resultado demasiado indigesto para un público que no deseaba ver en ella nada que no fuese un buen equipo fotográfico que realzara su indiscutible belleza, música y cuplés pegadizos sin dejar por ello de ser excelentes, y pasión generacional muy pura y sin engaños. Y lo importante fue que Sara Montiel volvía a hacer estragos, realzando lo que ya la ilustraba desde su regreso a España y no había otra manera de gozarla en aquella su segunda rentrée en las pantallas internacionales. Juan Quintero Muñoz se encargó de la música, y los cuplés elegidos esta vez no defraudaron en absoluto a sus fieles fans. Sara Montiel demostró una vez más sus facultades como tenue cantante de voz aterciopelada con la ya citada "El polichinela". A ésta siguió un chotis madrileño "Rosa de Madrid" y "Mimosa"
La sentida "Mala entraña", una homenajeadora pincelada parisina con "Bajo los puentes de París", "Es mi hombre", y "Frou Frou", y el cuplé de Padilla "La violetera".
El entono despechado de "Agua que no has de beber", una versión italiana de "Cuore ingrato-Catarí", el encanto andaluz de "Tus ojitos negros".
Y finalmente a imposibilidad de vocalizar "Flor de té",







































































































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