Las aventuras colonialistas Mr. Rudyard Kipling
siempre dejaron en sus fervorosos lectores cierto sabor inofensivo,
porque, él mismo, así lo imaginamos, no sabía cómo rematar los llamados
"lazos afectivos" (que nunca existieron) entre ingleses e hindúes (y
para muestra el botón más magistral: "A Passage to India" ("Pasaje a la India"), novela magistral e ilustrativa de dicho dilema del gran escritor E. M. Forster, más identificado con la marcada oposición racista anglo-india-, obra
póstuma, recogida, estudiada y llevada al summun de la perfección, en
1984, por uno de los más específicos, equilibrados e irrepetibles
maestros del Séptimo Arte: David Lean, gigantesco y afortunado especialista en adecuar sensibilidades
literarias a la gran pantalla). Y aunque creemos que con este genio
único, el género más espectacular y formalista del llamado tour de force colonialista inglés o americano -cinematográficamente hablando- se fue a la tumba -pese a que John Huston,
otoñal y preciosista, nos legara también, en 1975, "The Man Who Would Be King" ("El hombre que pudo reinar"), de nuevo un excelente relato de Kipling,
aunque se sometiera más a las necesidades episódicas, en cuanto a
aventuras audaces se refiere, de sus galanes, obviando así las nefasta
arbitrariedad que todo conquistador ejerce sobre sus colonias-, retrocedemos a este
"Kim" ("Kim de la India") de Victor Saville, que visto hoy,
nos resulta más entrañable que veraz.
Pero alguien dijo que la aventura supera a la mentira, o por lo menos la
justifica.
"Kim"
fue un sendero de luz cargado de falsas pistas y extrañas obsesiones. Y
para aquel público infantil que se agolpaba en los anfiteatros de
nuestros entrañables cines de barrio convertía la jugarreta de lo irreal
en lazos afectivos entre alumnos (¡nosotros!, que no sabíamos de la
misa la media) y maestros avispados, capaces de convertir lo malo o lo
más perverso (todo tipo de sojuzgamiento) de mundos avasallados como la
India, en heredades repletas de ensueñsos inofensivos y envidiables.
¡Dichosa MGM! Visto así, nos sobran razones para seguir
emocionándonos cinematográficamente, (dejando atrás las crónicas
científicas del tratamiento de la verdad, como hiciera Lean y también el gran George Cukor en "Bhowani Junction" ("Cruce de destinos"), con esta sencilla, armónica, colorista y emotiva película.
Cine
en suma, y carne de aventuras imposibles. Tampoco podemos pasar del
mito frente a él, dado que aún seguimos envidiando (como lo envidiábamos
en aquellas tardes cinematográficas de nuestros sábados y domingos
irrecuperables) a Dean Stockwell boy saltando por las atractivas azoteas de Lahore, poniéndonos los dientes
así de largos en sus exóticas andanzas entre espías hindúes femeninas "made inHollywood", "amigo de todo el mundo" y "go-between" del Mahbub Alí, el afgán de barba roja, encarnado por un Errol Flynn espléndido, de auténtica fábula.
Las patrióticas hazañas historicidas (racismo y militarismo
incluido), tenían, pues, todos los ases para deslumbrar nuestros ojos
infantiles en la vistosa, falsa, legendaria, y, ¿por qué no?, casi
mística (por ahí andaba el Lama tibetano a la búsqueda de su fabuloso "río de la flecha")
irrealidad de un colonialismo, siempre ominoso, pero que contribuía a
recargar de atmósfera de leyenda las necesidades de la imagen,
provenientes o no de la literatura. Y acababamos emocionados
con aquel insólito Lama creado por Paul Lukas,
iluminado soñador del mito budista, siempre a la búsqueda desesperada
del sentido de la vida y de la muerte, capaz de domeñar cobras ante la
mirada asombrada y devota de Kim.
Y vivimos con intensidad las magias intrigantes y con su puntito de terror de Lurgan Sahib, el vitriólico y ojisaltón Arnold Moss; y los complots y espionajes de un Imperio Inglés que se negaba a admitir que su caudillaje se tambaleaba, y con la bien integrada maldad, que parecía arrancada de "Las mil y una noches", aunque en plan narración John Silver El Largo de "The Treasure Island", del inquietante Emissary, el impagable gordinflón que fue Thomas Gómez.
¡Cuánta ciencia ficción de ensueños audaces, qué escasa denuncia al uso y abuso del
colonialismo inglés, y hasta con ingerencias de nuevos colonialistas rusos a los que había que combatir también, pero qué toque y retoque costumbrista, casi
humanista, de este inenarrable "Kim" que nos llenaba de sueños aventureros en aquellas no menos exóticas tardes de cine de nuestra infancia! Pues, sí, "Kim de la India" es un clásico, malgré tout, curioso, lujoso, y hasta morboso. ¡Qué tiempos aquellos! Y es que los chicos de hoy ya no son los mismos.
Se transformaría de inmediato en uno de los actores infantiles más rentables de la industria Hollywoodense tras compartir estrellato con Gene Kelly, Kathryn Grayson y Frank Sinatra en el magnífico musical Metro "Anchors Aweigh" ("Levando anclas"), 1945, dirigido por el genial George Sidney.
Su filmografía, una de las más
extensas que se recuerdan (más de 80 películas), adquiriría también una
de las más ricas complejidades interpretativas entre las viejas fórmulas
estereotipadas y unívocas que operaban con la complicidad del
espectador, logrando desplazar triunfalmente su infantil participación
emotiva en el Séptimo Arte hacia su participación adulta, mucho más
intelectual. Stockwell gozó del trampolín del prestigio con resultados
extraordinarios en films como "The Green Years" ("Los verdes años"), 1946, dirigida por dirigida por Victor Saville, y coprotagonizada por Tom Drake, Beverly Tyler, Charles Coburn, Hume Cronyn, y Gladys Cooper; "Gentleman's Agreement" ("La barrera invisible"), 1947, dirigida por Elia Kazan, con Gregory Peck, Dorothy McGuire, John Garfield, Celeste Holm, y Anne Revere.
Y "Song of the Thin Man" ("La ruleta de la muerte"), 1947, dirigida por Edward Buzzell, con Keenan Wynn, Phillip Reed y Dean Stockwell como insólito y teoréticamente acelerado Nick Jr., hijo de los "intocables" Nick y Nora Charles (inefablesWilliam Powell y Myrna Loy), en sus alocadas comedy-crymes del escritor Dashiell Hammett.
Y "The Boy With Green Hair" ("El muchacho de los cabellos verdes", 1948, dirigida por Joseph Losey, con Pat O'Brien, Robert Ryan, Barbara Hale, y Richard Lyon, film que que parecía perseguir los patrones estéticos de la animación Disneyana; "Deep Waters" ("Sombras en el mar"), 1948, dirigida por Henry King, coprotagonizada por Jean Peters, Dana Andrews, Anne Revere y Cesar Romero.
La gran aventura marinera, emplazada en
el mundo de los cazadores de ballenas, "Down to the Sea in Ships" ("El demonio del mar"), 1949,
dirigida por Henry Hathaway, y en la que compartía estrellato junto a
Lionel Barrymore y Richard Widmark (en la línea que popularizara Freddie
Bartholomew con su intensa "Captains Courageous" de 1937).
Y la espectacular versión de la novela de Rudyard Kipling "Kim" ("Kim de la India") dirigida por Victor Saville para MGM en 1950, donde el jovencísimo Stockwell se involucraba magistralmente entre el esquema uniforme de la ocasional aventura colonialista inglesa en la India, junto a un extraordinario Errol Flynn y un imposible lama tibetano, aunque entrañablemente interpretado por Paul Lukas.
En 1957, interviene en el western "Gun for a Coward" ("Un revólver para un cobarde"), dirigida por Abner Biberman con Fred MacMurray, Jeffrey Hunter, Janice Rule, y Chill Wills, y en "The Careless Years" ("Los años descuidados"), dirigida por Arthur Hiller con Natalie Trundy, John Larch, Barbara Billingsley, John Stephenson.
En 1959, con 23 años, lograría una de sus mejores interpretaciones dando vida al psicópata juvenil de "Compulsion" ("Impulso criminal"), de Richard Fleischer, junto a Bradford Dillman, Diane Varsi, y un epopéyico abogado al que daba vida Orson Welles.
En Gran Bretaña interpretaría la adaptacion de la novela de adaptation of the D. H. Lawrence de 1913, "Sons and Lovers" ("Hijos y amantes"), 1960, de Jack Cardiff, al lado de los extraordinarios Trevor Howard y Wendy Hiller, y Heather Sears y Mary Ure.
Y junto a la joven, extraordinaria e inolvidable actriz francesa Patricia Gozzi, aparecería en "Rapture", 1965, dirigida por John Guillermin y coprotagonizada por Melvyn Douglas, Gunnel Lindblom, y Leslie Sands.
Y en 1962 conseguiría el premio como mejor actor en el "Festival
de Cannes", ex-aequo con los rutilantes Ralph Richardson, Katharine
Hepburn y Jason Robards Jr., por su cruda, escéptica, apasionada y
emotiva creación de Edmund Tyrone, el joven tuberculoso, en "Long Day's Journey Into Night" ("Larga jornada hacia la noche").
Realista e irreprochable adaptación a la pantalla
grande de la obra teatral de Eugene O'Neill que dirigió admirablemente
Sidney Lumet.
Su extensa filmografía abarca 50 de los mejores años del siglo XX. Apareció en papeles secundarios en películas como "Paris, Texas", 1984 de Win Wenders, con Harry Dean Stanton, Nastassja Kinski, Aurore Clément, y Hunter Carson; "To Live and Die in L.A." ("Vivir y morir en Los Ángeles"), 1985, de William Friedkin, con William Petersen, Willem Dafoe, y John Turturro; 5, "Blue Velvet" ("Terciopelo azul"), 1986, dirigida por David Lynch, con Isabella Rossellini, Kyle MacLachlan, Dennis Hopper y Laura Dern. Y "Beverly Hills Cop II", 1987, de Tony Scott, con Eddie Murphy, Corey Hart y James Ingram.
Recibió elogios de la crítica por su
interpretación en "Married to the Mob" ("Casada con todos"), 1988, de Jonathan Demme, con Michelle Pfeiffer y Matthew Modine, por la que fue nominado al Oscar
al "Mejor Actor de Reparto".
Posteriormente tuvo papeles en "The Player" ("El juego de Hollywood"), 1992, de Robert Altman, con Tim Robbins, Greta Scacchi, Dina Merrill, Whoopi Goldberg, y Peter Gallagher, y "Air Force One", 1997, dirigida por Wolfgang Petersen, con Harrison Ford, Gary Oldman, Glenn Close, y William H. Macy.
Entre 1989 y 1999 apareció en numerosos films para televisión.
Estuvo casado con la actriz Millie Perkins [1950-1962], y con Joy Marchenko [1981-2004]. Fueron padres de dos hijos. En 2015 hizo su última aparición en la pantalla en la película "Entertainment", dirigida por Rick Alverson, con Gregg Turkington, John C. Reilly, Tye Sheridan, Amy Seimetz, y Lotte Verbeek. Su ex-esposa Joy informó, en enero de 2017, que Stockwell había sufrido y se había recuperado de un derrame cerebral en 2015, retirándose definitivamente de la actuación.
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