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martes, 22 de junio de 2021

Land of the Pharaohs (Tierra de Faraones)

Primera y única aventura europea del gran Howard Hawks. Rocambolesca recreación del sueño faraónico que movió al críptico Keops a construir la "Gran Pirámide". Tiene ese hechizo turbulento que posee Hawks. Obsesiones, misterios, magnificencias y una especie de delirium tremens frente a los encantos juveniles de una imaginada y bellísisma  cortesana llamada Nelifer-Joan Collins. Todos los personajes, incluido el Faraón Keops (magnífico Jack Hawkins), se convierten en víctimas de su propia historia. ¿Pudo ser? ¡Jamás lo sabremos! Pero siempre es positiva la revisión de los acontecimientos históricos en manos de talentos como el de este extraordinario director de "westerns" y "thrillers" memorables. Asistimos pues a un mundo inventado, pero creíble.
 






La Gran Pirámide, la edificación más importante del Reino Antiguo, fue levantada durante el reinado de Khufu (2550 a.C. a 2527 a.C.), segundo faraón de la "IV Dinastía", [durante el apogeo de su gran capital Menfis], a quien el historiador griego Herodoto llamó Keops.  Pero, a día de hoy,  los expertos desconocen las técnicas precisas que se emplearon para la construcción del gigantesco monumento funerario El arquitecto Hemiunu, al que se atribuya la obra de la pirámide de Keops, era hijo del arquitecto Nefermaat, constructor también de la pirámide del rey Seneferu o Snefru, (2613 a 2589 a. C) padre de Khufu
 



En efecto, los arqueólogos han encontrado menciones de Hemiunu con títulos aproximadamente traducidos como "Gran Maestro de obras" y "Visir" de la corte faraónica de Khufu. Precisamente, su tumba se encuentra cerca de la pirámide de Keops, y contiene relieves con su imagen. Algunas piedras de su mastaba están marcadas con fechas que se refieren al reinado de Khufu. La estatua de Hemiunu está en la actualidad en el museo de Hildesheim en Alemania.



 

Los egiptólogos arqueológicos, especialistas del Antiguo Egipto e historiadores, desde Herodoto dan por cierta su construcción durante el reinado de Khufu, en la primera mitad del siglo XXVI a. C. La edificación, al parecer ya sin duda alguna, fue dirigida por su "Visir", el arquitecto Hemiunu. En 2013, cerca de Gizeh se descubrieron un puerto y un depósito de naves. Este último contenía numerosos papiros contemporáneos a la construcción de la pirámide. 

 

El papiro llamado "Diario de Merer" registra los embarques de bloques de piedra caliza, desde Tura  hasta Gizeh, con un total de 200 bloques por mes. En cuanto a la pirámide, fueron necesarios veinte años para acabarla. La Gran Pirámide es en realidad una fábrica cuadrada de ocho pletros [medida griega que equivalía a 100 pies] de largo en cada uno de sus lados, y otros tantos de altura, de piedra perfectamente labrada y ajustada, y de un tamaño tan grande que ninguna de ellas baja de treinta pies. La pirámide fue edificándose de forma paulatina, año tras año, siempre permitiendo que en ella quedasen unas gradas o poyos, es decir bancos de piedra adosados a las paredes, que algunos arquitectos llaman escalas y otros altares.

Desde el principio, por tanto, la gran base inferior, con las piedras ya labradas, fue subiendo con una especie de máquina formada de maderos cortos que, alzándolas desde el suelo, las ponía en el primer orden de gradas. Luego una segunda máquina, instalada en el poyo, las subían al segundo orden. Y así sucesivamente, tantas eran el número de máquinas [aunque algunos egiptólogos afirman que tan sólo se trataba de una de fácil transporte de grada a grada], utilizadas cada vez que se descargaban las piedras. La inmensa fachada empezó a pulirse desde arriba, y fue bajando consecutivamente hasta la parte postrera en recibir la última mano, que, por supuesto, estribaba ya en el mismo suelo.

En su detallada visita de la Gran Pirámide de Keops, Herodoto explicó: "que en ella estaba  anotado, con letras egipcias, cuánto se gastó en rábanos, en cebollas y en ajos para el consumo de peones y oficiales. Y aclaró que al leérselo el intérprete, le dijo que la cuenta ascendía a 4600 talentos de plata. Fueron víveres para los obreros que allí trabajaron durante veinte años. Y si estos alimentos tan elementales ascendíeron a tal cantidad, ¿a cuánto debió subir el gasto de herramientas para trabajar, y el tiempo empleado en cortar la piedra como en abrir la excavación subterránea? [Heródoto de Halicarnaso. Libro II. Euterpe].



 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hamar-Alexis Minotis, Visir y Sumo Sacerdote de Egipto y amigo de la infancia del faraón Keops-Jack Hawkins, narra su reinado:
 

"Yo, Hamar, Sumo Sacerdote de Egipto estoy componiendo la crónica del reinado de Keops, dueño y señor de Egipto. Nos llegan noticias de que una vez más ha vencido a nuestros enemigos, y ahora Egipto es la más grande y poderosa de todas las naciones del mundo. En el día de hoy regresa el faraón con su ejército a Menfis"
 


 

 


 
 



Los desertores de la batalla son castigados y lanzados a los cocodrilos por orden de Keops, cuando éste se presenta ante el pueblo que lo aclama.
 
La primera visita de Keops, tras volver victorioso de su última campaña, es a su esposa, la reina consorte Nailla-Kerima, de la que espera pueda ofrecerle el primer hijo que tanto anhela.

 


El faraón, que ha acumulado un tesoro fabuloso con el que será sepultado, confiesa a su Visir Hamar, que sólo quiere dos cosas más en esta vida: un hijo y heredero y un sepulcro seguro libre de la amenaza de los ladrones de tumbas.
 





 
Insatisfecho con las ofertas de sus propios arquitectos, recluta a un gran arquitecto, al que ha hecho prisionero junto a su hijo el niño Senta y el resto de su familia, llamado Vashtar-James Robertson Justice, cuyo acuerdo obtiene al ofrecer liberar a la gente de Vashtar cuando se complete el trabajo, aunque Vashtar tendrá que morir para proteger los secretos de la pirámide. Más tarde, Vashtar les demuestra a Keops y Hamar cómo sellará toda la pirámide con una piedra sólida en cuestión de momentos una vez que el cuerpo y el tesoro del faraón estén dentro.
 



 

 

 

 

 

 

 

Cuando Keops exige a los territorios periféricos que se sometan a los duros tributos que le permitirán la construcción de su gran pirámide, la princesa Nelifer-Joan Collins llega como embajadora de la provincia pobre de Chipre y se ofrece al faraón, quien, aunque se siente atraído por ella, le sigue exigiendo también el pago de dicha contribución por parte de Chipre. Pero Nelifer sigue expresando que el único impuesto que puede pagar es el de su propia persona.


Por su insolencia Keops ordena que la princesa chipriota Nelifer sea castigada con el látigo.

 

 

 

 

 
 
Tras el castigo, una vez llevada a la cámara privada de Keops, Nelifer se sigue enfrentando a él, exigiéndole que si la quiere poseer ha de ser convirtiéndola en su segunda esposa. Y Keops,  que primero se resiste y la abofetea, accederá finalmente a ello.

                          
Nelifer se ha convertido en la esposa favorita del faraón. Y Keops para impresionarla y demostrar su grandeza como dios de Egipto muestra a Nelifer que es capaz de luchar con otro dios y vencerlo al estilo cretense: un toro
 
 
 
 
 
 

 


Keops
ha visto por fin cumplido su sueño: tener un hijo primogénito nacido de Nailla, el príncipe Xenon-Piero Giagnoni. 
 

Al mismo tiempo, el hijo de Vashtar, Senta, es ahora un hombre joven decidido a ayudar a su padre en el proyecto de la pirámide, pero también para salvarlo de la muerte una vez construida.



 
 
Mientras Keops le muestra a Nelifer su enorme tesoro, se le permite entrar en una bóveda interior donde el faraón guarda lo mejor del tesoro para su "segunda vida".


 

 
 
Nelifer se pone un collar con incrustaciones de joyas que Keops exige airadamente que se quite. Después de que el faraón es requerido y se va, ella se lo vuelve a poner y desafía a Treneh-Sidney Chaplin, el capitán de la guardia, a quitárselo. "Si fuera mío, te lo regalaría", le dice Treneh. Al final, se enamora de ella.








 


El pueblo de Egipto que alguna vez pensó en la construcción de la pirámide como una obra sagrada, ahora lo ve como una vida de miseria y horrores sin descanso. Un trabajo terrible y agotador que exigirá dolor y muerte por el capricho funerario de su faraón. 

 







 

 

 


 

 

 



 

  

 

 

 


 
 
Keops, a fin de aligerar la construcción de su pirámide, propone a Vashtar que lo ayuden un grupo de esclavos por él elegido que nunca podrán desvelar los  misterios del recinto porque a todos ellos se les ha cortado la lengua. Además, cuando él muera, compartirán su muerte permaneciendo en la cámara funeraria.Vashtar, horrorizado, muestra su desacuerdo, pero Keops impone su autoridad.

 
Debido a las largas horas de trabajo a la luz de las velas, la vista de Vashtar está fallando, por lo que comparte el arcano de la tumba para que Senta  lo ayude. Junto a él recorre el interior del recinto haciéndole partÍcipe de todos los secretos de la pirámide.



 
 
Un día, tras las periódicas visitas de Keops a su tumba, en el sitio interior de la construcción, Keops conoce a Senta, y se entera de que es hijo de Vashtar. El joven salvará a Keops de un bloque de piedra que se escapa. Para sacar al Keops herido, Senta revela su conocimiento de la tumba y ahora debe compartir el destino de su padre. 
 




Prometiéndole, sin embargo, cualquier otra cosa como recompensa, Senta elige a la esclava de Nelifer, Kyra-Luisella Boni. Cuando Nelifer protesta, ya que ha castigado a su sirvienta por haber derramado un tarro de perfume, el faraón la reprende con dureza frente a la corte.



Kyra y Senta acabarán enamorándose una vez la joven ha sido rescatada de la servidumbre de Nelifer. y llevada al hogar de Vashtar.
 










Nelifer convence a Treneh para que explique a Keops la existencia de un tesoro situado en una tumba  cercana a Menfis. Treneh muestra una estatuilla de oro proveniente de dicha tumba.  
 
 
Keops, ambicionando nuevas riquezas, accede a formar una expedición y salir en busca del mismo. 
 

 
 




 
 
 
 
 
 
 
Nelifer conspira con Treneh para comprar una cobra con la que poder eliminar al pequeño príncipe Xenon. valiéndose de la ausencia del faraón.






 
Y para atraer a la serpiente, finge enseñar al niño a tocar la flauta ante su madre la reina Nailla.

 
 
 
 
Un sirviente  de Nelifer desliza, desde la terraza que se abre en la cámara de Nailla,  la cesta en cuyo interior se halla la cobra.
 
 
 
 
 
 
                        
       
                            Al sonido de la flauta que tañe el pequeño Xenon, se desliza lentamente hacia él. 
 

 
 
Nailla, que descubre al reptil dirigiéndose hacia su hijo, advierte  a su pequeño para que siga tocando y no se mueva. Luego se arroja sobre la cobra muriendo envenenada por su pìcadura. 
 

Nelifer junto a Treneh y su  sirviente Nabuna aguardan en su recamara real a que se cumpla la conjura criminal y cuando oyen el grito de Nailla, comprenden con satisfacción que ha sido un éxito y que la reina ha muerto, y probablemente también su hijo. Ahora urden un nuevo plan. Nabuna debe acudir al oasis donde se halla Keops y acabar con su vida mientras duerme

 

Hamar es informado de la desgraciada muerte de la reina por sus sirvientas, y comentan que Nelifer estuvo en la camara  del niño junto a Nailla y le regaló una flauta, enseñándole a tocarla, lo que probablemente atrajo a la cobra hasta la estancia. Hamar, que nunca ha confiado en la fidelidad de Nelifer, y la considera una mujer vengativa y cruel, comprende que todo se ha tratado de una conjura criminal de Nelifer para acabar con Nailla y su hijo Xenon.



 
Keops recibe las dolorosas noticias por un emisario de Hamar de lo sucedido en palacio: la muerte de Nailla envenenada por una cobra y cuyo acto maternal ha salvado al principe Xenon de una posible posible también. El faraón no puede comprender cómo ha sucedido tal desgracia. Y desolado por la muerte de su primera esposa y madre de su hijo, dispone todo lo necesario para partir al día siguiente hacia Menfis.


 
 
 
 
Pero llegada la noche, el sicario Nabuna enviado por Nelifer y Treneh se desliza hacia la tienda de Keops, donde éste duerme inquieto por lo sucedido en la corte,  con la orden de asesinarlo. Se abalanza con un puñal hacia el faraón pero éste despierta de golpe, se defiende del sicario, aunque no puede evitar ser herido por él. En su defensa, el sirviente de los conjurados muere sin poder delatar a los culpables. Keops, herido y desesperado, ha reconocido a Nabuna, el esclavo de Nelifer y ahora sospecha de ella, por lo que decide volver de inmediato a la corte de Menfis para descubrir la conjura, incluido el propio intento de su asesinato.

 

 

 






Nelifer
, satisfecha y confiada en la muerte de Keops, se halla en su cámara principal junto a Treneh. Se ha apoderado del collar que tanto ambicionaba, y se promete un próximo reinado como reina de Egipto en compañía de su amante. No obstante, Keops llega y se esconde tras una de las columnas, mientras Nelifer sigue manipulando la sumisión de Treneh. 

 

 

 

 

 

 

Pero, de repente, observa unas gotas de sangre en el suelo, y se malicia la presencia del faraón, cuyo asesinato probablemente no ha podido ser perpetrado.


Entonces, con la maldad que la caracteriza, se revuelve contra Treneh, acusándolo de haber conjurado contra su esposo, y que la visita sabiendo que el faraón se halla ausente. Luego, haciéndose la víctima, le ordena que salga de la estancia. 

Keops, escondido tras una columna, se convence de su inocencia al oír sus falsas palabras, y se enfrenta a Treneh ante la satisfacción de Nelifer








Aunque Keops gana en el enfrentamiento y da muerte a Treneh, su vieja herida se vuelve a abrir y se derrumba por la pérdida de sangre. 

 

 

 

 

Mientras agoniza, reconoce el collar prohibido que lleva Nelifer y se da cuenta de su culpa. Ella, viéndole agonizar, se regocija en su muerte y confiesa que, en efecto, ha llevado a cabo una conjura contra él y es la culpable también de la muerte de Nailla. Keops, desesperado e impotente, morirá allí mismo.
 

 


 
 

 

 
El repique siniestro en los templos de Menfis de la gran Cruz de la Vida anuncia al pueblo la muerte del faraón. 
 

La muerte de Keops alerta a Vashtar, a Senta, a Kira,  y a todos sus compañeros prisioneros, temerosos de que ahora, una vez desaparecido el faraón, sus vidas ya no sean importantes y puedan ser condenados a muerte por el Visir Hamar. Y Kira propone que lo más sensato sería huir de Egipto ahora que la pirámide está finalizada. Vashtar aclara que serían perseguidos hasta darles muerte puesto que son ellos los que conocen el sereto interno de la tumba.


Vashtar y Senta aguardan la decisión del Visir sobre su destino. Pero Hamar, hombre integro, justo y comprensivo, tras la muerte de Keops, libera a Vashtar y Senta de sus sentencias de muerte. Una vez que la tumba esté sellada, el secreto no importará, y su constructor junto a su familia podrá volver a los hogares donde fueron hechos prisioneros.
 

Es exigencia, tras su viudez que, Nellifer (que ahora finje sentirse destrozada por la muerte de Keops) acuda al  encuentro del pequeño huérfano Xenon, asegurando ante el niño que comparte su dolor, y que su pena es tan grande como la que todos sienten por la desaparición del faraón.

 
 
Pero luego pide a Hamar que abra para ella la cámara del tesoro de su esposo, ahora que es regente de Egipto. Hamar obedece su deseo y la conduce hasta la misma. Sin embargo, su decepción es terrible cuando descubre que el Visir ha trasladado las valiosas pertenencias del faraón a la tumba, y Hamar le comunica que no gobernará en Egipto como regente del príncipe Xenon hasta que ella misma dé sepultura al faraón en la pirámide. Entonces le serán reintegrados los tesoros de KeopsPara apaciguarla, Hamar le aclara que él y los sacerdotes mudos que ayudaron en la construcción serán sepultados junto con el faraón en la pirámide. 
 

Y ahora su acto siguiente, ha de ser presentarse ante el pueblo de Menfis para aceptar la regencia del reino.

 







 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el funeral del faraón, Hamar hace que Nelifer acompañe el cuerpo a la cámara funeraria para dar la orden de sellar el sarcófago.


 

 
 
El sarcófago del faraón va bajando para cerrarse. Y el diseño inteligentísimo de Vashtar va cerrando la pirámide con la misma arena del desierto de Gizeh. Impresionantes muros que, despidiendo la arena, obstruyen con su movimiento perfecto todas las salidas. En pocos minutos, la gran pirámide, tumba de Keops, queda herméticamente cerrada para toda una eternidad.  
 

 

 

 

 

Nelifer trata de imponer su autoridad como reina de Egipto, pero se da cuenta de que ella misma está atrapada allí por la maquinaria que se mueve rápidamente: "No hay salida", le dice Hamar, “Esto es lo que mentiste, tramaste y asesinaste para llegar a lograr tu ambición. Ahora  este es tu reino" Nelifer, grita desesperada, se arrodilla ante Hamar, pidiendo que la saque de allí, que no puede morir de forma tan horrible. Pero jamás saldrá de la pirámide, condenada a la misma eternidad de Keops..

 




 

 

 



 



Al final, Vashtar, Senta, Kira y todo su pueblo vuelve camino a su tierra natal y se detienen durante un instante mirando hacia atrás para contemplar la gran pirámide.


 


                                       Maravilloso y climático sound-track compuesto por el gran Dimitri Tiomkin.