La Gran Pirámide, la edificación más importante del Reino Antiguo, fue levantada durante el reinado de Khufu (2550 a.C. a 2527 a.C.), segundo faraón de la "IV Dinastía", [durante el apogeo de su gran capital Menfis], a quien el historiador griego Herodoto llamó Keops. Pero, a día de hoy, los expertos desconocen las técnicas precisas que se emplearon para la construcción del gigantesco monumento funerario El arquitecto Hemiunu, al que se atribuya la obra de la pirámide de Keops, era hijo del arquitecto Nefermaat, constructor también de la pirámide del rey Seneferu o Snefru, (2613 a 2589 a. C) padre de Khufu.
En efecto, los arqueólogos han encontrado menciones de Hemiunu con títulos aproximadamente traducidos como "Gran Maestro de obras" y "Visir" de la corte faraónica de Khufu. Precisamente, su tumba se encuentra cerca de la pirámide de Keops, y contiene relieves con su imagen. Algunas piedras de su mastaba están marcadas con fechas que se refieren al reinado de Khufu. La estatua de Hemiunu está en la actualidad en el museo de Hildesheim en Alemania.
Los egiptólogos arqueológicos, especialistas del Antiguo Egipto e historiadores, desde Herodoto dan por cierta su construcción durante el reinado de Khufu, en la primera mitad del siglo XXVI a. C. La edificación, al parecer ya sin duda alguna, fue dirigida por su "Visir", el arquitecto Hemiunu. En 2013, cerca de Gizeh se descubrieron un puerto y un depósito de naves. Este último contenía numerosos papiros contemporáneos a la construcción de la pirámide.
El papiro
llamado "Diario de Merer" registra los embarques de bloques de piedra caliza, desde Tura hasta Gizeh, con
un total de 200 bloques por mes. En cuanto a la pirámide, fueron necesarios veinte años para acabarla. La Gran Pirámide es en realidad una fábrica cuadrada de ocho
pletros [medida griega que equivalía a 100 pies] de largo en cada uno de sus lados, y otros tantos de altura, de piedra perfectamente
labrada y ajustada, y de un tamaño tan grande que ninguna de ellas baja de treinta pies. La pirámide fue edificándose de forma paulatina, año tras año, siempre permitiendo que en ella quedasen unas gradas o poyos, es decir bancos de piedra adosados a las paredes, que algunos arquitectos llaman escalas y otros altares.
En su detallada visita de la Gran Pirámide de Keops, Herodoto explicó: "que en ella estaba anotado, con letras egipcias, cuánto se gastó en rábanos, en cebollas y en ajos para el consumo de peones y oficiales. Y aclaró que al leérselo el intérprete, le dijo que la cuenta ascendía a 4600 talentos de plata. Fueron víveres para los obreros que allí trabajaron durante veinte años. Y si estos alimentos tan elementales ascendíeron a tal cantidad, ¿a cuánto debió subir el gasto de herramientas para trabajar, y el tiempo empleado en cortar la piedra como en abrir la excavación subterránea? [Heródoto de Halicarnaso. Libro II. Euterpe].
"Yo, Hamar, Sumo Sacerdote de Egipto estoy componiendo la crónica del reinado de Keops, dueño y señor de Egipto. Nos llegan noticias de que una vez más ha vencido a nuestros enemigos, y ahora Egipto es la más grande y poderosa de todas las naciones del mundo. En el día de hoy regresa el faraón con su ejército a Menfis"
Los desertores de la batalla son castigados y lanzados a los cocodrilos por orden de Keops, cuando éste se presenta ante el pueblo que lo aclama.
Cuando Keops exige a los territorios periféricos que se sometan a los duros tributos que le permitirán la construcción de su gran pirámide, la princesa Nelifer-Joan Collins llega como embajadora de la provincia pobre de Chipre y se ofrece al faraón, quien, aunque se siente atraído por ella, le sigue exigiendo también el pago de dicha contribución por parte de Chipre. Pero Nelifer sigue expresando que el único impuesto que puede pagar es el de su propia persona.
Por su insolencia Keops ordena que la princesa chipriota Nelifer sea castigada con el látigo.
Keops ha visto por fin cumplido su sueño: tener un hijo primogénito nacido de Nailla, el príncipe Xenon-Piero Giagnoni.
Al mismo tiempo, el hijo de Vashtar, Senta, es ahora un hombre
joven decidido a ayudar a su padre en el proyecto de la pirámide, pero también para salvarlo de la muerte una vez construida.
El pueblo de Egipto que alguna vez pensó en la construcción de la pirámide como una obra sagrada, ahora lo ve como una vida de miseria y horrores sin descanso. Un trabajo terrible y agotador que exigirá dolor y muerte por el capricho funerario de su faraón.
Prometiéndole, sin embargo, cualquier otra cosa como recompensa, Senta elige a la esclava de Nelifer, Kyra-Luisella Boni. Cuando Nelifer protesta, ya que ha castigado a su sirvienta por haber derramado un tarro de perfume, el faraón la reprende con dureza frente a la corte.
Kyra y Senta acabarán enamorándose una vez la joven ha sido rescatada de la servidumbre de Nelifer. y llevada al hogar de Vashtar.
Un sirviente de Nelifer desliza, desde la terraza que se abre en la cámara de Nailla, la cesta en cuyo interior se halla la cobra.
Hamar es informado de la desgraciada muerte de la reina por sus sirvientas, y comentan que Nelifer estuvo en la camara del niño junto a Nailla y le regaló una flauta, enseñándole a tocarla, lo que probablemente atrajo a la cobra hasta la estancia. Hamar, que nunca ha confiado en la fidelidad de Nelifer, y la considera una mujer vengativa y cruel, comprende que todo se ha tratado de una conjura criminal de Nelifer para acabar con Nailla y su hijo Xenon.
Nelifer, satisfecha y confiada en la muerte de Keops, se halla en su cámara principal junto a Treneh.
Se ha apoderado del collar que tanto ambicionaba, y se promete un
próximo reinado como reina de Egipto en compañía de su amante. No
obstante, Keops llega y se esconde tras una de las columnas, mientras Nelifer sigue manipulando la sumisión de Treneh.
Pero, de repente, observa unas gotas de sangre en el suelo, y se malicia la presencia del faraón, cuyo asesinato probablemente no ha podido ser perpetrado.
Entonces, con la maldad que la caracteriza, se revuelve contra Treneh, acusándolo de haber conjurado contra su esposo, y que la visita sabiendo que el faraón se halla ausente. Luego, haciéndose la víctima, le ordena que salga de la estancia.
Keops, escondido tras una columna, se convence de su inocencia al oír sus falsas palabras, y se enfrenta a Treneh ante la satisfacción de Nelifer.
Aunque Keops gana en el enfrentamiento y da muerte a Treneh, su vieja herida se vuelve a abrir y se derrumba por la pérdida de sangre.
Mientras agoniza, reconoce el collar prohibido que lleva Nelifer y se da cuenta de su culpa. Ella, viéndole agonizar, se regocija en su muerte y confiesa que, en efecto, ha llevado a cabo una conjura contra él y es la culpable también de la muerte de Nailla. Keops, desesperado e impotente, morirá allí mismo.
En el funeral del faraón, Hamar hace que Nelifer acompañe el cuerpo a la cámara funeraria para dar la orden de sellar el sarcófago.
El sarcófago del faraón va bajando para cerrarse. Y el diseño inteligentísimo de Vashtar va cerrando la pirámide con la misma arena del desierto de Gizeh. Impresionantes muros que, despidiendo la arena, obstruyen con su movimiento perfecto todas las salidas. En pocos minutos, la gran pirámide, tumba de Keops, queda herméticamente cerrada para toda una eternidad.
Nelifer trata de imponer su autoridad como reina de Egipto, pero se da cuenta de que ella misma está atrapada allí por la maquinaria que se mueve rápidamente: "No hay salida", le dice Hamar, “Esto es lo que mentiste, tramaste y asesinaste para llegar a lograr tu ambición. Ahora este es tu reino" Nelifer, grita desesperada, se arrodilla ante Hamar, pidiendo que la saque de allí, que no puede morir de forma tan horrible. Pero jamás saldrá de la pirámide, condenada a la misma eternidad de Keops..
Al final, Vashtar, Senta, Kira y todo su pueblo vuelve camino a su tierra natal y se detienen durante un instante mirando hacia atrás para contemplar la gran pirámide.
Maravilloso y climático sound-track compuesto por el gran Dimitri Tiomkin.