(Madrid, 2 de junio de 1922-ibídem, 30 de octubre de 2002) Fue
valiente, decisivo. Y su llamada, ¡apremiante!, a que Europa se
solidarizara con el buen cine que podía hacerse en nuestro país, aún nos
conmueve y admira. Fue un estilista prestigioso e inolvidable. Cinco de sus películas: "Cómicos", 1954, "Muerte
de un ciclista", 1955, "Calle Mayor", 1956, "La venganza", 1958 y "Nunca pasa nada", 1963, serán tan eternas y perfectas como cualquier monumento
indeleble al paso del tiempo.
Padres famosos
Hijo de dos renombrados actores característicos del cine español: Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro, y hermano de Pilar Bardem. Fue pues tío carnal de Javier, Carlos y Mónica Bardem.
Crítico
colaborador en su juventud de revistas artísticas como "Alerta",
"Ateneo", "La Hora", "Alcalá", "Objetivo" y "Film Ideal". En 1947 se
examina de ingreso en el "Instituto de Investigaciones y Experiencias
Cinematográficas" (IIEC), en la "Escuela Especial de Ingenieros
Industriales", "Museo de Ciencia Naturales", Altos del Hipódromo.
Madrid. "En realidad, desde 1939, y a pesar de estudiar desde
entonces para llegar a ser ingeniero agrónomo, mi vocación era el cine.
Yo quería ser director de cine, hacer películas, escribirlas, dirigirlas
sobre todo. Y a lo largo de todos esos años, lo había intentado.
Participé en un concurso convocado por Estudios Ballesteros: consistía
en la planificación de una secuencia determinada de la inmediata
película que iba a dirigir José Luis Sáenz de Heredia "Don Juan". Era una prueba inicial eliminatoria que yo superé, pero fracasé en la segunda: he olvidado en qué demonios consistía"
"Una
de mis mayores sorpresas sobrevino cuando me presenté, el día de la
convocatoria, para el exámen de ingreso en el IIEC, en sus diversas
especialidades, en la nave central de la "Escuela Especial de Ingenieros
Industriales". Yo esperaba encontrar allí, como mucho, una veintena de
personas y me encontrá con más de doscientas, de las que la gran mayoría
aspiraban a encontrar su sitio en el curso de Dirección
Cinematográfica. En aquel guirigay de voces, saludos, opiniones,
conjeturas, presentaciones y conocimientos, mis "afinidades selectivas
escogieron a una serie de "aspirantes" a los que he estado unido toda la
vida. Lo primero y principal que dominaba esa incipiente relación era
nuestro profundo amor al cine. Así quedé unido a Agustín Navarro Cano, Florentino Soria Heredia y muy especialmente a Luis García Berlanga...
Nos hicimos socios del "Cine-Club del Círculo de Escritores
Cinematográficos", donde la mayor parte de sus miembros eran unos
"franquistas" de mucho cuidado: Luis Gómez Mesa, Joaquín Romero Merchant, Pío García Viñolas, etc."
Militante de PCE
"1950- Desde mi nacimiento espontáneo como comunista, en la primavera de 1943, mi actividad como militante, una vez que después de más de un año logramos que esta nuestra "célula" pudiese entrar en contacto con la dirección del PCE en Madrid, estuvo reducida a acciones puntuales, presididas siempre por la máxima evangélica "por sus obras los conoceréis" Nos reuniámos en una chocolatería muy pequeña, en la calle San Bernardo esquina a San Hermenegildo, que regentaba el camarada Paulino García Moya. Teníamos muy pocas noticias fidedignas del interior, y lo que sabíamos tanto del interior como del exterior provenía de "Radio España Independiente" o del último "Mundo Obrero" que el responsable de la célula nos leía. Me resulta entrañablemente patético, con los ojos de hoy, rememorar los esfuerzos del camarada responsable para explicarnos las razones geopolíticas del pacto germano-soviético"
"En el otoño de 1950, Luis García Berlanga
y yo habíamos terminado de escribir un guión titulado "Esa pareja
feliz", y estábamos esperando luz verde de los estudios "Altamira" para
empezar a preparar su rodaje. Pero lo único que hicimos era mirarnos
unos a otros y esperar que cayese maná del cielo, porque en "Altamira"
no había ni un duro para afrontar la producción de un largometraje, por
modesto que fuera. Pero apareció por aquel entonces en los estudios Alfredo Ferrando Nieto,
un ayudante de "Obras Públicas del Ayuntamiento de Madrid" dispuesto a
invertir 100.000 pesetas en la sociedad. Vamos, ¡una fortuna! si
valoramos en pesetas su equivalente de hoy. O sea que podíamos hacer
"Esa pareja feliz". Para escribir esta película, Luis y yo nos habíamos apoyado deliberadamente en cuatro films: "Solitude" de Paul Fejos, "Antoine et Antoinnette" de Jackes Becker, "From this day onward", de John Berry, y "Navidades en julio" de Preston Sturges. Si en esta película, su protagonista Dick Powell gana
un concurso de eslógans para una determinada marca de café, diciendo:
"Si no puede dormir, no lo achaque al café: es la cama", nosotros
hacemos decir a nuestro protagonista Alady una frase definitiva y profética: "¡A la felicidad por la electrónica" Todos acabamos viviendo a la sombra de Fernando Fernán Gómez, el "pelirrojo", actor principal de "Esa pareja feliz" Nos invitaba a whisky. Y se decía: Fernando
"no sabe bailar, no sabe montar a caballo, no sabe conducir un auto ni
montar en bicicleta ni apearse en marcha de un tranvía. No juega al
golf, ni al tenis, ni sabe nadar. ¡Pero es maravilloso" Él mismo se
publicitó diciendo algo que yo suscribo: "¡Para reír, Fernán Gómez! ¡Para llorar Fernán Gomez! "¡Use siempre Fernán Gómez!... Y no olvidemos ese momento cumbre de un rodaje historicida, pelucones incluidos, a lo Juan de Orduña, de una primeriza e inefable Lola Gaos: "¡Muera conmigo el honor de Palencia! ¡Ahhhhhh!"
"Iris Film" estrena "Esa pareja feliz", y "Bievenido Mr. Marshall" va a Cannes"El éxito obtenido por el film de Luis García Berlanga "Bienvenido Mr. Marshall" (cuyo argumento y guión salieron de mi pluma) permitió poder estrenar nuestra película rodada al alimón. "Iris Film" creía en ella, pero, por desgracia, aquello no funcionó. Yo preparaba el guión de "Cómicos". Se acercaba el "Festival de Cannes" y "Bienvenido..." estaría allí. "oficialmente". Aunque algunos de los estudios "Uninci" me aseguraron que me invitarían -me refiero a Ricardo, Luis, Canet, Reig, etc.- se portaron todos como unos cerdos. Cannes era una oportunidad que no podía dejar escapar. "Bienvenido..." era también mía. Así que yo tenía que estar allí. Finalmente, como trabajaba para el productor Benito Perojo, su director Miguel Tudela me adelantó 5.000 pesetas. Tomé el billete más económico que me llevara de Madrid a Cannes. En la estación del Norte me topé con Lolita Sevilla, la protagonista femenina. Claro que "la gran estrella de la canción andaluza" -según la película- viajaba en coche-cama. Yo había reservado una habitación en un pequeño hotel de una callecita que baja hasta La Croissette. Me preguntaron si era el guitarrista español. Explicación: en aquella época la delegación oficial española daba una pequeña fiesta: "paella" de Riscal, vino andaluz, flamenco, alguna que otra folklorica y el niño cantor Joselito..."
Por
la noche, proyección oficial de "Bienvenido..." en el "Palais des
Festivals". Pero antes había tenido problemas: el actor estadounidense Edward G. Robinson,
gran estrella y tremendo reaccionario, que formaba parte del jurado, había
visto ya la película y exigió que se cortaran esos planos donde se ven
unas banderitas de papel norteamericanas que se van por las
alcantarillas. Entonces, las "stars and stripes", aunque fuera de papel
no podía andar por los suelos. Ahora, cincuenta años después, ya no es
delito ni en Estados Unidos ni en ningún sitio. M. Favre le Bret
autorizó el corte. Cualquier cosa antes que un escándalo. La película
tuvo gran éxito. Materialmente, el premio consistió en una edición
bellísima e ilustrada de las "Odas" de Anacreonte. Luego Luis se
fue a París. A mi me prometieron que también iría, pero la promesa no se
cumplió. Regresé a Madrid, "ligero de equipaje", con la conciencia de
que a partir de entonces mi suerte iba a cambiar"
"Cómicos" y "Felices Pascuas", 1954
"Cómicos" y "Felices Pascuas", 1954
En "Unión Films" leyeron mi guión de "Cómicos", les entusiasmó y se dispusieron a filmarlo. El contrato de dirección era absolutamente feroz. "Unión Films" podía echarme tranquilamente y sustituirme por otro director si en los tres primeros días de rodaje yo me pasaba en tiempo y en dinero del presupuesto establecido. El reparto estaría formado por Fernando Rey, Carlos Casaravilla, María Asquerino, Rosario García Ortega, Manuel Alexandre, Rafael Alonso, José María Prada y mi madre Matilde Muñoz Sampedro.
La protagonista principal Ana Ruiz no tenía rostro todavía. Pero pululaba por "Unión Films" un judío argentino, Alberto Soiffer,
"macanudo" y simpaticote, capaz de vender la mismísima Giralda de
Sevilla a la Condesa de Alba. Y fue él quien nos convenció de que la
interprete ideal para hacer mi Ana Ruiz era la bella y juvenil actriz argentina Elisa Christian Galvé, o simplemenente Christian Galvé.
En el panorama de las jóvenes actrices españolas de entonces no había
nadie que me gustase para ese papel.
Yo era libre de proponer a otra actriz: mi elección fue la extraordinaria Emma Penella. Pero con una condición sine qua non: ya hiciésemos sonido directo o tuviésemos que doblar los diálogos -especialmente con el acento argentino de Christian Galvé- Emma hablaría por primera vez en una película con su propia y peculiar voz desgarrada.
Había entonces en Madrid duras restricciones eléctricas. A mí y a la película no nos importaba: rodábamos toda la noche en el teatro Fontalva, que yo conocía al dedillo. Bueno, también rodamos en el teatro "La Latina", y en unos mínimos decorados -unis camerinos- que había hecho Bernardo Ballester en los "Estudios CEA".
Y en la estación de Aranjuez, también por la noche. La primera noche de rodaje en el Fontalva vinieron a desearme suerte un grupo de colegas franceses. Así que esa primera noche de rodaje "en solitario" como director vinieron a decirme "Merde!", el director Marcel Camus, el documentalista George Rouquier, y Marc Maurette. Rouquier estaba rodando en Madrid el largometraje "Farrebique", sobre la novela francesa "Sang et Lumieres", una tópica y mediocre novela sobre toros. Fue un terrible fracaso, y George volvió a lo que sabía, el documental, y yo no volví a tener noticias de él.
El interés que ponía "Unión Films" y su equipo de producción en el devenir de "Cómicos" era realmente muy escaso. Jesús Franco y yo íbamos a recoger al laboratorio de los "Estudios Ballesteros" los "daylies", es decir, el material positivado del trabajo diario. Luego, yo alquilaba por mi cuenta y a mi cargo una sala de proyección en el cine Calatrava y veíamos lo que habíamos hecho. Y todo a mi cargo. O sea que rodar la película restaba dinero de mi magro estipendio.
Acerté en contratar a Carlos Casaravilla, de escasa aparición en el cine de entonces y a excelentes principales y secundarios: Fernando Rey, Charo García Ortega, Rafael Alonso, Manuel Alexandre, mamá, etc. Papá no pudo actuar en la película debido a otros compromisos. Y acerté con Emma Penella y su voz.
(Villaflores, Salamanca, 14 de noviembre de 1903 - Las Vegas, Nevada, Estados Unidos, 1978)
[Agosto de 1936. Ramón Ruiz Alonso detiene a García Lorca, el autor de "Bodas de sangre", "La casa de Bernarda Alba", "Romacero Gitano", etc.,
en casa de la familia Rosales y lo lleva al Gobierno Civil. Fue
también el responsable de la denuncia que condujo al vil asesinato del
genio. (Ian Gibson)]
Lo más grave que me sucedió en "Cómicos" fue que deslumbrado por Elisa Christian Galvé abandoné a mi mujer María Aguado Barbado. Sí, la dejé, aun a sabiendas de que estaba embarazada de nuestro primer hijo. Mi comportamiento con ella fue realmente siniestro. La convencí de que debía abortar y hasta la acompañé a esa consulta clandestina. Es curioso. Estaba en un segundo o tercer piso de una casa de la calle de Alcalá nº 156. Casa en la que había vivido Federico García Lorca en 1935 y 1936, y desde la que marchó a Granada, a la Huerta de San Vicente, para celebrar allí su santo y el de su padre: "San Federico, 18 de julio" Cuando se abrió la puerta de esa consulta clandestina, María huyó despavorida escaleras abajo. Ella quería tener su hijo, nuestro hijo, por encima de todo, pasara lo que pasase ente nosotros, aunque yo fuera a abandonarla.
Nuestro hijo nació el 19 de septiembre de 1954. Era una niña y se llamó -y se llama- María como su madre.
Cuando ya estaba terminando de rodar "Cómicos", el dramaturgo Alfonso Paso y el productor José Luis Dibildos aparecieron por casa de mis padres, donde yo todavbía vivía, con un argumento titulado "Felices Pascuas", para que yo desarrollase con ellos el oportuno guión cinematográfico. Ya tenían casi convencido al gerente de la distribuidora "Exclusivas Floralva", Álvaro Capdevila, para producir la película. "Floralva" contrató a un estupendo actor francés, Bernard Lajarrigue, actor cómico si se quiere, que ya había trabajado como secundario en algunas películas de René Clair. La protagonista era Julita Martínez. Después un abundante reparto de secundarios entre los que se encontraba mamá. El rodaje empezó el 1 de febrero de 1953, en un campamento gitano a orillas del Manzanares, con 10 ºC bajo cero: un frío polar. No se podía trabajar en esas condiciones. El pobre Cecilio Paniagua, director de fotografía, llegó al rodaje directamente desde las Canarias y fue un milagro que no muriese congelado. Para interpretar a los hijos de la pareja Bernard-Julita, yo había elegido a Carlitos Goyanes, quizá porque jugaba muy biren al fútbol. Descubrí a lo largo del rodaje que era el peor actor del mundo. Para hacer de su hermanita, había elegido a mi sobrina María Eugenia Peña Soto, una belleza deslumbrante, entonces y ahora. Pero se negó a hacer el papel porque según el guión estaba obligada a comer col lombarda, cosa que detesta. Su puesto lo ocupó otra niña preciosa: Pilarín San Clemente.
Con la llegada de la primavera, la película "Cómicos" ya estaba lista para ir oficialmente al "Festival de Cannes" Entonces cada país mandaba a concurso un montón de películas. Volé a Niza y me alojé en el Gran Hotel Martínez en La croissete. Llegué tarde: quiero decir que ya habían proyectado "Cómicos" tal cual, sin subtítulos. Debe de ser duro ver especialmentela esta película sin uno no habla ni entiende español. El jurado no había asistido a la proyección. Mis amigos de la crítica cinematográfica de izquierdas protestaron a la dirección del festival y su secretario, M. Favre le Bret, que se vio obligado a a repetir la proyección de "Cómicos" y exigir que el jurado estuviese presente. Del jurado formaba parte Luis Buñuel. Me imagino que nadie del jurado se sintió a gusto con esa "imposición", y menos que nadie Luis Buñuel, al que, estoy seguro, la película le debió de parecer horrible.No lo sé a ciencia cierta ni tampoco sé si en esa ocasión fuí presentado al gran sordo de Calanda.
Me permito recordar ahora que, cuando el paso de "Bienvenido Mr. Marshall" en el festival anterior, se produjo realmente el nacimiento de las tres B: es decir Berlanga, Bardem y BB, o sea Brigitte Bardot. Hay una foto nuestra -quizás perdida- con BB en las escaleras del Palais que lo atestigua. BB era una muñeca asombrosa cuya publicidad en el Festival, mejor, cuyo nacimiento al mundo del cine en el Festival, corría a cargo de un estupendo fotógrafo de "Paris-Match", Michel Simon, un tipo "guay" diríamos hoy, al que yo envidiaba dos cosas: su amistad con BB y un "Trumph" rojo, biplaza, descapotable. Ese mismo modelo que luego hice aparecer en mi película de 1965 "Les pianos mécaniques" pilotado por Hardy Kruger. En aquel año de 1954 Luis García Berlanga había forzado a Benito Perojo a comprar los derechos de un relato de Edgard Neville, titulado "Quince añitos", que luego, una vez en pantalla, se titularía "Novio a la vista". De regreso a Madrid, intenté convencer a "Peladilla" [personaje con cierto parecido a Charlot que Perojo, tras fundar la productora "Patri Film" en 1915, interpretó como estrella cómica], de que en vez de una joven francesita desconocida llamada Josette Arno, le diese el papel a Brigitte Bardot. ¡Perojo se negó en rotundo! ¡Que falta de perspicacia! Claro que decirlo ahora, a clavo pasado, es fácil. Pero, ¡hummm, lo que habría sido aquella deliciosa comedia berlanguiana con BB de protagonista!
"Trumph" rojo, biplaza,
descapotable. Película de
1965 "Les pianos mécaniques" pilotado por Hardy Kruger.
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