Vistas de página en total

domingo, 16 de junio de 2024

The Pope of Greenwich Village (Sed de poder) -1-


Las teorías de Freud pasadas por el tamiz degradante de la cultura norteamericana  de aquellos good-bad boys que irrumpieran en la década de los 30 quebrando todo conformismo ético y haciendo añicos el viejo, respetado, estable y tranquilizante esquema del Bien enfrentado y vencedor del Mal, recubrió con sórdida negrura a cientos de personajes (fuesen  jóvenes delincuentes, detectives maduros humanizados o corruptos, o gángsters de la peor calaña) con un baño de ambigüedad moral cuya sordidez se prolongaría, a modo de parábolas no precisamente evángélicas, desde aquellas lejanas décadas hasta finales del siglo XX, para seguir  ofreciendo un reflejo pesimista de la realidad social no sólo del país americano, sino del resto de continentes.  Una nutrida avalancha que también se ha instalado cómodamente en los veintitantos años que llevamos de siglo XXI. Hay que aceptar, pues, que la pantalla nunca se ha recatado en mostrarnos un mundo constantemente debatido entre un clima de crisis moral, guerras aparte, que parece no tener fin y cuyas patologías, como productos de determinadas circunstancias sociales, poblado por seres depravados, criminales sádicos, policías vendidos, mujeres amorales, personajes roídos siempre por la ambición y la sed de dinero o de poder, en un revoltijo de intrigas criminales y de conflictos psicoanálíticos turbios y asfixiantes, han concedido esa popularidad siempre progresiva y nunca en decadencia que clarificaría las causas del centenario auge del film noir, primero en un siempre predilecto blanco y negro, y más adelante dotando también de color sus ambientes turbios. Dentro de la natural diversidad estilística de este género, nunca han dejado así de integrarse al mismo las más variadas y escépticas visiones de la martirizada moral humana y su progresiva decadencia desde que el mundo es mundo habitado por hombres y mujeres. Y es en la Norteamérica y la Europa de posguerra, continentes atenazados por gigantescas neurosis colectivas productos del pasado clima bélico, donde ese llamado cine negro, de temática criminal, alcanzará su mayor auge. Pero no hay que olvidar que escritores especializados en la visión del delito y el hampa como Raymond Chandler, Dashiell Hammett y Mickey Spillane forjaron también con sus novelas, desde los años 30, la popularidad de éste género.


El director de cine austriaco Georg Wilhelm Pabst [Raudnitz, Bohemia, hoy República Checa, 25 de agosto de 1885-Viena, 26 de mayo de 1967] fue uno de los pioneros en introducir en su filmografía, desde 1926, el psicoanálisis movido por una noble inquietud experimental. Dirigió a una recién descubierta Greta Garbo en "Die Freudlose Gasse" ("Bajo la máscara del placer"), un melodrama social que se prohibió en Inglaterra, y también fue censurado y mutilado en Italia, Francia, Austria o la Unión Soviética. 

Y precisamente en ese año de 1926 dirige "Geheimnisse einer Seele" ("Secrets of a Soul"-"Misterios de un alma"), con Werner Krauss, Jack Trevor Ilka Grüning y Ruth Weyher, introduciendo el tema psicológico, que, por supuesto, se apoyaba en las teorías de Freud. En el film analizaba un caso de impotencia y fue censurado de nuevo.
 
Y tras dos películas más en 1927 y 1928, dirige la que sería recordada como su película más inquietante y compleja "Die Büchse der Pandora" ("La caja de Pandora"), en 1929, basada en la biografía de la "Lulú" del dramaturgo Frank Wedelind [autor de la pieza teatral que escandalizó los escenarios alemanes en 1891 con "Frühlings Erwachen" ("El despertar de la primavera") sobre la sexualidad, la pubertad y el suicidio, y fue protagonizada por una extraordinaria y turbadora Louise Brooks, gran actriz de origen estadounidense, donde el pansexualismo femenino sería llevado hasta extremos inimaginables en la Europa de dicha década, y en la que el personaje Lulú se ve obligada  a  huir de Alemania y será finalmente víctima en Londres de Jack el Destripador, que introducía así un final histórico de psicología criminal. 

 
La moda de los films "complejos" y con clave psicoanalítica  hizo furor, especialmente en el cine hollywoodense, Sin necesidad de retrotraernos al gangsterismo criminal que también halló muchos de sus mayores hitos en la década de los 30 y parte de los 40, el británico Alfred Hitchcok, instalado en la Meca del Cine Norteamericana, centrándose a fondo en la baza de las psicopatías, dirigió en 1948 para Warner Bros y Transatlantic Pictures, en luminoso Technicolor,  "Rope" ("La soga"), con James Stewart, John Dall, Farley Granger, Cedric Hardwicke, y Joan Chandler. (Dos compañeros de Universidad, unidos ambiguamente por su oculta homosexualidad, asesinan a un tercero, esconden el cadáver en el mismo apartamento, y convencidos del crimen perfecto, invitan a todos sus conocidos, siendo finalmente por su astuto profesor)
 
"Under Capricorn" ("Atormentada"), 1949 -cuya temática coincide muy de cerca con la versión de "Rebeca" de 1940-, de nuevo en Technicolor,  para Warner y la ya efímera Transatlantic, interpretada por  Ingrid Bergman, -en su último film con Hitchcock- Joseph Cotten Michael Wilding, Cecil Parker  y Margaret Leighton.
(Una sirvienta cuya psicopatía trata de inducir a la locura por medio del terror a la mujer a quien cuida
Y "Strangers on a Train" ("Extraños en un tren"), 1951, inspirada en la primera novela homónima de Patricia Higsmith, autora cuyos temas se centraron también en los trastornos de la personalidad  o psicopatías criminalistas- con Farley Granger, Robert Walker, Ruth Roman, Leo G. Carroll y Patricia Hitchcock, en la cual explotó brillantemente el tema de la "transferencia de culpabilidad". (Dos desconocidos que se encuentran en un tren y proyectan un doble crimen, intercambiando sus víctimas para asegurar la impunidad, aunque el primero de ambos decida finalmente renunciar a cometer el asesinato propuesto).



Esta moda de films "complejos" y con clave psicoanalítica realmente hizo furor desde las décadas del 40, pasando por el 50, y desembocando ya en los cincuenta años siguientes hasta, como se ha dicho, alcanzar el nuevo siglo. Espíritus torturados, ambientes turbios y penumbras nocturnas (como "Crossfire" ("Encrucijada de odios") de 1947, dirigida por Edward Dmytryck, con Robert Ryan, Robert Mitchum, Robert Young y Gloria Grahame, cuya acción transcurre toda la noche, mostrando otra faceta  de psicopatía, esta vez racista, por odio a los judíos como patentiza el inquietante personaje que interpretaba Robert Ryan, fueron elementos integrantes del género cuya diversidad estilística  se extendió hacia el realismo urbano de Jules Dassin, el sentimiento de fracaso de John Huston o la crueldad de Raoul Walsh.


No quiere decirse con ello que muchas de estas películas no abogaran también por un punto de vista de la justicia, como en  "Boomerang" ("El justiciero"), 1946 dirigida por un primerizo Elia Kazan, con Dana Andrews, Jane Wyatt, y Lee J. Cobb, Cara Williams y Arthur Kennedy. Y "Naked City" ("La ciudad desnuda"), 1948, dirigida por Jules Dassin con Barry Fitzgerald, Howard Duff, Dorothy Hart, Don Taylor,  y Frank Conroy, rodada por completo en plenas calles neoyorkinas.
Siguió con "The Street with No Name" ("La calle sin nombre), 1948, de William Keighley, con Mark Stevens, Richard Widmark, Barbara Lawrence, John McIntire, Lloyd Nolan y Donald Buka.
Y con "Panic in the Streets" ("Panico en las calles"), de Kazan, con Richard Widmark, en un cambio de registro total del sádico criminal del film anterior a un honesto policía local,  Paul Douglas, Jack Palance, y Barbara Bel Geddes. 






 
Pero lo más abundante y representativo estuvo enfocado desde el interior del ámbito criminal, como una visión escéptica y pesimista  del mundo y de la moral en pleno siglo XX, tras una Segunda Guerra Mundial, y una democracia plena como pretendía ser la Norteamericana. Fueron muchas y muy variadas las visiones cinematográficas hollywoodenses que orientaron sus intentos como ejemplos de un neorrealismo americano de orientación policíaca. John Huston, con el gran debut como protagonista absoluto de Humprhey Bogart, adaptó magistralmente la novela de Dashiell Hammett "The Maltese Falcon" ("El halcón Maltés"), en 1941, -que ya había sido llevada a la pantalla en 1931 por Roy del Ruth, con  Bebe Daniels, Ricardo Cortez, y Dudley Digges- esta vez con un gran reparto compuesto por una pérfida embustera Mary Astor, Gladys George, Peter Lorre, Sydney Greenstret, Elisha Cook Jr., Walter Huston, Ward Bond y Barton MacLane.

 
 
Bogart volvió a triunfar en "Key Largo" ("Cayo Largo"), 1948, de nuevo con Huston, junto a Lauren Bacall, Calire Trevor -Oscar Mejor actriz de Reparto-Edward G. Robinson, Lionel Barrymore, Thomas Gómez, y Harry Lewis.
Ese año 1948, Nicholas Ray filma el drama romántico al que concede todas las características del mejor  cine negro con "They Live By Night" ("Los amantes de la noche"), con Farley Granger, Cathy O'Donnell, Howard Da Silva, Ian Wolfe y Helen Craig. Y Anthony  Mann retomaría a la pareja en  el noir "Side Street" ("Calle lateral"), 1950, James Craig, Paul Kelly, y Jean Hagen. 





Huston obvia esta vez a los criminales como monstruos de maldad inmotivados, y los convierte en gángsters humanizados en su modélica "Asphalt Jungle" ("La jungla de asfalto"), 1950, con las magníficas interpretaciones de Sterling Hayden, una conmovedora Jean Hagen, Louis Calhern, Sam Jaffe, John McIntire, Barry Kelley, Anthony Caruso, Brad Dexter, Dorothy Tree y  James Whitmore y una fugaz aparición inolvidable de Marilyn Monroe.
Frank Tuttle abrió las puertas también al debut de Alan Ladd en 1942 como un asesino a sueldo en la estupenda muestra de cine negro que fue "The Raven-This Gun for Hire" ("El cuervo"-"Contratado para matar"), junto a Veronica Lake, Robert Preston, Laird Cregar, y Tully MarshallEdward Dmytryk dirige en 1944 al edulcorado cantante de la década de los 30 Dick Powell convirtiéndolo en el detective privado Philip Marlowe en "Murder My Sweet" ("Historia de un detective"), junto a  Claire Trevor, Anne Shirley, Otto Kruger, y Mike Mazurki

 


 

 

 

Billy Wilder adapta admirablemente la novela de  James M. Cain con la extraordinaria trama de adulterio criminal en "Double Indemnity" ("Perdición"), 1944, con la mejor interpretación de Barbara Stanwyck, un Fred MacMurray sorprendentemente adaptado a thriller, y Edward G. Robinson, y Tom Powers.

Robert Siodmak, que pasó a convertirse en gran artífice del film noir dirigio en 1946 "The Killers" ("Forajidos")- inspirado en un relato de Ernest Hemingway-,  con un gran debutante como fue Burt Lsancaster y se reveló la personalidad arrolladora de Ava Gardner como mujer fatal. Anatole Litvak ofreció un film claustrofóbico: "Sorry, Wrong Number" ("Voces de muerte") desarrollado con instantáneas extraordinarias de flash-backs para mostrarnos la turbiedad  psicopática de su principal actriz femenina Barbara Stanwyck capaz de arrastrar hasta la planificación de su asesinato a su marido, un magnífico Burt Lancaster, y cuyos coprotagonistas Ann Richards, Wendell Corey, Harold Vermilyea, Leif Erickson, William Conrad, John Bromfield y Ed Begley,  ofrendan un contrapunto de distanciamiento moral, casi indiferente, hacia el horror que vive en solitario la amenazada mujer paralítica sin posibilidad de escape durante la noche en que será amenazada de muerte.
 
. 


El primer rebelde de los años 40, John Garfield depurado por el macartismo que lo llevó hasta acabar con su vida a los 39 años, vivió en 1946 su momento más fatídico junto a una escalofriantemente bella Lana Turner en la modélica adaptación de la novela de James M. Cain “The Postman Always Rings Twice” (“El cartero siempre llama dos veces) dirigida por Tay Garnett, y coprotagonizada por Cecil Kellaway, Hume Cronyn, Leon Ames y Audrey Totter.


Y el gran especialista en melodramas y musicales Vincente Minnelli hizo su incursión en el film noir ese mismo año, con  “Undercurrent” (“Corrientes ocultas”), convirtiendo al galán de la MGM Robert Taylor en un desequilibrado criminal en potencia junto a Katharine Hepburn y Robert Mitchum.

Howard Hawks dirigió en 1947 una de las mejores y más crípticas narraciones de cine negro con "The Big Sleep" ("El sueño eterno"), adaptada de una novela de Raymond Chandler y con guión de William Faulkner, interpretada por la pareja Humphrey Bogart y Lauren Bacall, además de John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Regis Toomey, Elisha  Cook Jr. y Peggy Knudsen. 
Henry Hathaway ofrece un inquietante retrato criminalista por medio de Richard Widmark y de redención a través del siempre irregular Victor Mature, en una de sus mejores interpretaciones, con "Kiss of Death" ("El beso de la muerte"), 1947, junto a Coleen Gray y Brian Donlevy.
Orson Welles pulverizó el mito erótico de Gilda, con la delirante  "Lady from Shangai" ("La dama de Shangai"), 1947, tiñendo de rubia a la pelirroja Rita Hayworth y convirtiéndola en una nueva mujer fatal capaz de llegar hasta el crimen (y destruyendo en la vida real su matrimonio con ella)
 
 

Jules Dassin dirige también un extraordinario drama carcelario con "Brute Force" ("Fuerza Bruta"), 1947, con Burt Lancaster, Hume Cronyn, Charles Bickford, Yvonne De Carlo, y  Art Smith. Fred Zinnemann dirige en 1948 a Van Heflin, Robert Ryan, Janet Leigh, Mary Astor, y Phyllis Thaxter en una de las mejores muestras de psicopatía vengativa encarnada por Ryan en "Act of Violence" ("Acto de violencia").
De Carlo y Lancaster sufren el acoso criminal de Dan Duryea en  la magnífica "Criss Cross" (El abrazo de la muerte") dirigida en 1949 por Robert Siodmak. Ted Tezlaff se vale del pequeño Bobby Driscoll, prestado por Walt Disney, para descubrir un asesinato y ser perseguido por una sádica pareja compuesta por la inolvidable Ruth Roman y Paul Stewart en "The Window" ("La ventana"), 1949, coprotagonizada por Arthur Kennedy y Barbara Hale.

Y Raoul Walsh nos devuelve a un James Cagney ya maduro, como el brutal psicópata Cody Jarret, jefe de una terrible banda de atracadores, en "White Beat" ("Al rojo vivo"), 1949, junto a Edmond O'Brian, Virginia Mayo, Steve Cochran, Margaret Wycherly y John Archer.   Lizabeth Scott ofrece un estupendo recital de ambición y crimen en "Too Late for Tears" ("Demasiado tarde para lágrimas"), 1949, de Byron Haskin,  con Arthur Kennedy, Don De Fore, Dan Duryea y Kristine Miller.
Atrapados por "El demonio de las armas", acabaron como los legendarios fuera de la ley Bonnie y Clyde de los años 30, John Dall y Peggy Cummings en "Gun Crazy", 1950, dirigida por Joseph H. Lewis, y coprotagonizada por Berry Kroeger, y Morris Carnovsky,



Steve Cochran, uno de los más personalísimos actores orientados hacia el mundo delictivo, ya en la década del 50, interpreta a un despiadado criminal en  "Highway 301" ("Carretera 301") 1950, de Andrew L. Stone, junto a Virginia Grey, Gaby André, Edmon Ryan, y Robert Webber. Y con Ruth Roman "Tomorrow Is Another Day" ("Unidos por el crimen") , 1951,  y  aparece en el magistral  drama policíaco, junto a Ida Lupino, Howard Duff, Dean Jagger y Dorothy Malone, "Private Hell  36" ("Infierno 36"), 1954, dirigida por Don Siegel.
Charlton Heston ofrece un extraordinario debut en "Dark City" ("Ciudad en Sombras"), 1950, dirigida por William Dieterle con  Lizabeth Scott, Don De Fore, Viveca Lindfors, Dean Jagger, Ed Begley y Jack Webb. Y en 1956, un recién llegado y genial Stanley Kubrick filma "The Killing" ("Atraco perfecto"), recuperando al mejor Sterling Hayden, con Coleen Gray, Elisha Cook Jr., Vince Edwards, Jay C. Flippen, y Marie Windsor.
En 1952, el irregukar Roy Ward Baker da una oportunidad de lucimiento a la principiante y futura sex symbol Marilyn Monroe, la más bella y maravillosa de todas, en "Don't Bother to Knock", ("Niebla en el alma"), junto a Richard Widmark, Widmark, Anne Bancroft, Donna Corcoran, y Jeanne Cagne.

Dos años antes, en 1950, otra peligrosa desequilibrada como la delirante Faith Domergue, amenaza la vida de un tranquilo médico encarnado por Robert Mitchum, y a Claude Rains,  en "Where Danger Lives" ("Donde habita el peligro")
Robert Mitchum, especialista en hallar en su camino mujeres fatales que atentaran contra su integridad ya había tenido que enfrentarse a Jane Greer en "Out of the Pass", ("Retorno al pasado"), 1947, de Jacques Tourneur, y coprotagonizada por Kirk Douglas, Rhonda Fleming y Richard Webb.

En 1953, Samuel Fuller nos ofrenda su mejor film noir de todos los tiempos "Pickup on South Street" ("Manos peligrosas") con una deslumbrante Jean Peters, Richard Widmark y una conmovedora Thelma Ritter. Y el duro Otto Preminger, que ya había triunfado con "Laura" en 1944, nos vuelve a sorprender con una de sus mejores películas de film noir "Where the Sidewalk Ends" ("Al borde del peligro") con Dana Andrews, Gene Tierney, Gary Merrill, Bert Freed, y Tom Tully.  
 


Y convierte a Jean Simmons en una perversa asesina por amor en "Angel Face" ("Cara de ángel"), 1953, con Robert Mitchum, Mona Freeman, Herbert Marshall, Kenneth Tobey, Barbara O'Neil, y Leon Ames.
Ese año 1953, Fritz Lang no falta a su cita con el film noir y rueda "Blue Gardenia" ("Gardenia azul"), convirtiendo la tranquila vida de Anne Baxter en una pesadilla tras un crimen involuntario, con Richard Conte, Ann Sothern y Raymond Burr, además de la voz inolvidable de Nat King Cole.

En 1954, Richard Quine descubre a la nueva y veinteañera rubia Kim Novak que Hitchcock convertiría en una zombie de ensueño en su futura "Vértigo" de 1958, para enloquecer a James Stewart, y nos deja admirarla a través de ventanas indiscretas en la apetecible "Pushover" ("La casa 322"), 1954, junto a otra inolvidable Dorothy Malone, y Fred MacMurray, Phil Carey y E.G. Marshall.
De transformar a Humprey Bogart en un sádico secuestrador de una familia al completo se encargaría el clasicista William Wyler en 1955, con "The Desperate Hours"  ("Horas desesperadas") coprotagonizada por Fredric March, Arthur Kennedy, Martha Scott, y Dewey Martin. Incluso el siempre caballeresco William Holden incidió en otro secuestro similar, en 1948, bajo la dirección de Rudolph Maté en "The Dark Past" ("Cerco de odio"), junto a Lee. J.Cobb, Nina Foch, Adele Jergens y Steph
Elia Kazan dirige también en 1957 "A Face in the Crowd" ("Un rostro en la multitud") con Andy Griffith, una extraordinaria Patricia Neal, y los recién llegados Lee Remick, y Anthony Franciosa, una negra sátira social de un advenedizo cantante que se convierte en un gran astro a través  de los medios de comunicación que no dudarán en un hundirlo cuando, seguro de su éxito, descubren su falta de empatía con sus fans.Y en 1959, el prestigioso Robert Wise reúne a Robert Ryan, Harry Belafonte, Ed Begley, Shelley Winters y Gloria Grahame en el atraco inquietante y frustrado de "Odds Against Tomorrow" ("Apuestas contra el mañana")


 
A partir, pues, de la década de los 50, los directores cinematográficos más consagrados seguirán ejerciendo su supremacía en los nuevos rumbos que el thriller emprende y que encabezarán las siguientes generaciones de actores y actrices frente a una comunidad un tanto paralizada por el miedo ala Comisión de Actividades Antiaméricanas promovida por el senador Joseph Raymond McCarthy, denominada "caza de brujas", y que en febrero de 1950 lanzó una acusación pública contra 205 supuestos comunistas infiltrados en el Departamento de Estado. Pese a que no pudo demostrarlo en ninguno de los casos que se trataron en el Comité del Senado para las Relaciones Internacionales, el ambiente propiciado por la Guerra Fria (con la Unión Soviética Comunista) y la  Guerra de Corea (entre 1950 al 1953) lo hicieron muy popular en los ambientes más conservadores de su país. McCarthy instigó una cruzada anticomunista, titulándose defensor de los auténticos valores estadounidenses. Los elementos más conservadores de la clase política estadounidense, entre ellos el futuro presidente Richard Nixon, lo apoyaron en su labor en el Comité del Senado que presidió, y en el que declararon Robert Taylor, Gary Cooper, Ronald Reagan y Edward Dmytryck, entre otros muchos. McCarthy falleció en Bethesda, Maryland, el 2 de mayo de 1957. Elia Kazan fue depurado por la citada Comisión, viéndose obligado, para poder continuar dirigiendo películas, a denunciar a quince antiguos miembros de  del Partido Comunista americano. Dió la gran oportunidad de convertirse en uno de los actores, como se dijo de él,  de mayor magnetismo como "macho elemental" a Marlon Brando en tres de sus películas más famosas: "A Street Car Named Desire" ("Un tanvía llamdo deseo"), 1951, basada en la obra teatral homónima de Tennessee Williams, [que ya había treiunfado en sus representaciones en el escenario de Broadway con los mismos actores y actrices, a excepción de Vivien Leigh] en la que Leigh ganó su segundo Oscar a la Mejor Actriz Principal, y Karl Malden y Kim Hunter a los Mejores Actores de Reparto, y  "¡Viva Zapata!", 1952, cuyo guionista fue el escritor John Steinbeck, con una maravillosa Jean Peters, Anthony Quinn, Joseph Wiseman, Arnold Moss, Henry Silva, Margo y Mildred Dunnock, Lou Gilbert y Frank Silvera.
                                                 El Oscar fue para el Mejor Actor Secundario Anthony Quinn.
 








  Precisamente, y tratando con ello de justificar su comportamiento ante el Comité de McCarthy, se había permitido deformar la visión de encarnizada pugna que mantuvieran los Sindicatos de obreros portuarios en New York, cuyas mayorías, en realidad, se hallaban formadas por miembros del Partido Comunista, en su famoso film "On the Waterfront" ("La ley del silencio") de 1954, y cuyo espíritu de trabajo, del acatamiento más humillante, y de sus reivindicaciones proletarias aparecían (todo ello falso) dominadas y controladas por una banda de mafiosos. Reincidiendo en sus equívocas justificaciones, y a través de su gran protagonista, Marlon Brando, y su portentosa interpretación, mostraría ante los ojos asombrados de los "Supervisores Sindicalistas" de todos los puertos norteamericanos una grandilocuente apología de la delación.








 















Tras recibir en 1999 un Oscar Honorífico al conjunto de su carrera, entre atronadores aplausos de Warren Beaty, Meryl Streep, Steven Spielberg, Jim Carrey y Kathy Bates entre otros muchos, y arropado por Robert de Niro y Martin Scorsese, fue también abucheado por gran parte de sus ex-compañeros de profesión.




 
La sombra del film noir queda por el momento un tanto diluida entre directores anteriores al Macartismo -McCarthyism- [contra la que alzaron sus voces una comisión presidida por Humphrey Bogart y su esposa Lauren Bacall] y sería en un principio, Fred Zinnemann (director de la magnifica "Act of Violence" ("Acto de violencia") 1948) quien, valiéndose del un tema tan genuinamente americano como el  western, dirige en 1952, "High Noon" ("Sólo ante el peligro") con un especialista en el tema como Gary Cooper (Oscar al Mejor Actor Protagonista), las recién llegadas Grace Kelly y la mexicana Katy Jurado-Ganadora del Golden Globe por su interpretación-, [que en su papel  de antigua amante y foránea Helen Ramírez, se halla dispuesta a ayudarlo] una nueva visión psicológica del mismo que expone el conflicto moral de un sheriff desgarrado entre el cumplimiento de su obligación y el instinto de conservación, y que era a la vez una punzante parábola contra el macartismo, mostrando a una comunidad que paralizada por el miedo ha perdido su sentido moral y su capacidad de acción y ayuda al hombre que hasta entonces había defendido la ley por encima de todo.
 
El gran patriota de la democracia norteamericana John Wayne confesó que el film de Zinnemann era un insulto al país "la más antiamericana que había visto en toda mi vida", y luego se unió al director Howard Hawks que respondió con "Río Bravo" en 1959, mostrando a un sheriff seguro de sí mismo y que no pide ayuda a otros habitantes, aunque estos se la ofrecían desinteresadamente. Hawks declaró que "resultaba vergonzoso y absurdo que un sheriff corriera por la ciudad como una gallina asustada, pidiendo a todos que lo ayuden. ¿Y quién lo rescata?, su esposa cuáquera. Esa no es la idea que he tenido yo toda mi vida de un buen sheriff del oeste". Más tarde, en 1973, Fred Zinnemann respondió que, aunque admiraba a Hawks, le pidió que "dejara mis películas en paz".



Defendió el desarrollo de la historia diciendo que "tiene lugar en el Viejo Oeste, pero en realidad es una historia sobre el conflicto de conciencia de un hombre. En este sentido, es primo de "A Man for All Seasons" ("Un hombre para la eternidad"), que rodó en 1988, y que trataba sobre Sir Thomas More [Tomás Moro], quien historicamente se vio obligado por su conciencia a sostener la ley contra viento y marea, aunque por ello fuese condenado a morir bajo el hacha de verdugo por orden de su valedor real, el monarca Henry VIII.
Su primer film histórico, en calidad de producción de "gran prestigio", tutelado por Columbia Pictures. Obra teatral y guión del célebre e influyente escritor y guionista Robert Bolt, con interpretaciones geniales del insigne actor shakesperiano Paul Scofield, (que conseguiría el Oscar como inconmensurable protagonista principal), la incombustible y siempre notoria gran dama inglesa Wendy Hiller, la joven y no menos prestigiosa Susannah York, Nigel Davenport, Leo McKern, un magnífico debutante John Hurt, un primer cameo como Anne Boleyn de Vanessa Redgrave, y diez de los minutos interpretativos más inolvidables de Robert Shaw y Orson Welles.
Esta preciosista recreación de los últimos años del humanista Thomas More y su "santificador sacrificio final" bajo el hacha del verdugo, se alzaría con 6 Oscars de la Academia de Hollywood y 7 "Bafta" ingleses. Zinnemann conseguiría así su segundo Premio como destacado director cinematográfico.

No obstante, el film noir se convierte por todo ello en dramas que gustan hurgar en las llagas más purulentas de la gran norteamerica enemiga feroz de cuantas exposiciones atenten contra la responsabilidad colectiva de su afianzada y patriotica democracia, que no por ello se ha visto libre jamás de la fascinación de la sordidez impuesta por las discriminaciones raciales, la corrupción reinante en muchos sectores públicos y el crimen organizado por el gagsterismo tras la famosa Ley Seca que, aunque vetada por el presidente Woodrow Wilson, fue aprobada y promulgada por el Congreso el 28 de octubre de 1919. Negros fueron los dramas que el prestigioso Billy Wilder rodó en 1950 con el título de "Sunset Boulevard" ("El crepúsculo de los dioses") con las viejas glorias Gloria Swanson y Erich von Stroheim, y el joven William Holden que saltaría a la fama con su interpretación de gigoló en este desolador retablo del mundo del cine hollywoodense y sus actrices olvidadas, incluyendo en su banda sonora el comentario en off y en primera persona del personaje asesinado por la enloquecida estrella del cine mudo que acaba por enloquecer, creyendo recuperar el éxito de sus tiempos de juventud dirigda por su mayordomo y marido, Stroheim. Wilder de nuevo dirige "Ace in the Hole" ("El gran carnaval"), en 1951, criticando concienzudamente los desmanes del periodismo sensacionalista, cuyo personaje, encarnado por Kirk Douglas, a fin de publicar un artículo que lo lance a la fama, dejará morir lentamente a un accidentado trabajador en el interior de una mina, frente a la indiferencia de su esposa, encarnada por una siempre inquietante Jan Sterling.

Noir fue también la trasposición a la pantalla de la célebre novela de Theodore Herman Albert Dreiser "Una tragedia americana" y que dirigió en 1951 George Stevens con el título de "A Place in the Sun" ("Un lugar en el sol"), con Montgomery Clift, Elizabeth Taylor y Shelley Winters, en la que un joven obrero se ve atrpado entre el amor de dos mujeres, una aristócrata y una tranajadora a la que deja embarazada, y recurre al crimen, a fin de afianzar el amor imposible de la joven adinerada, y cuyo asesinato es probado y finalmente será condenado a muerte. El director húngaro Lazslo Benedeck dirige la obra de Arthur Miller "Death of a Salesman" (Muerte de un viajante"), 1952, protagonizada por Fredric March, Mildred Dunnock, Kevin McCarthyCameron Mitchell,  en la que un maduro vendedor de ropa femenina, tras años de recorrer la geografía norteamericana, ve como el curso de su vida se cierra definitivamente en el fracaso que impone el principio de la vejez, y es despedido de su trabajo, vive enfrentado a unos hijos incapaces de haber logrado un futuro estable, y halla en el suicidio por accidente automovilístico el único modo de poder corresponder a la fidelidad de su siempre sacrificada esposa por medio del seguro de vida. 

No obstante, los condicionamientos  de la industria de Hollywood eran demasiado abrumadores para que pudiera nacer en sus estudios un auténtico cine social, comparable al neorrealismo italiano. La verdad es que el cine americano aprovechó tan sólo las calles de sus grandes ciudades, y las fachadas de sus imponentes edificios o casas de extraradios, que era tanto como decir que se trataba de las nuevas fachadas del neorrealismo, y con los que autentificar sus dramas urbanos. Las crónicas policíacas que habían hecho furor durante las anteriores décadas, distaban ahora bastante de tener validez y representatividad testimonial. Lo cierto fue que tras el hongo de Hiroshima la ciencia ficción comenzó a reclamar sus derechos, y abrieron sus series con "Destination Moon" ("Destino a la luna"), 1950, de Irving Pichel, con actores no muy renombrados como John Archer, Warner Anderson, Tom Powers, Dick Wesson, y Erin O'Brien-Moore, un primer intento de mostrar los viajes astronáuticos con verosimilitud  científica en sus destalles técnicos. Ciertamente, la profecía del film no tardaría en cumplirse en 1969.
Luego se impuso la Física-Recreativa con el mensaje moral, no menos ensombrecido, advirtiendo a los humanos de la insensatez de sus querellas y subrayando, a través de amenazas cósmicas, la unidad del destino del género en  "Rocketship K-M" ("Cohete K-1"), 1950, de Kurt Neumann, con actores ya más conocidos como  Lloyd Bridges, Osa Massen, John Emery, Noah Beery Jr., y Hugh O´Brian. Rudolph Maté planteó el drama de un cataclismo cósmico -con magníficos efectos especiales- y los conflictos nacidos de la posible supervivencia  de unos pocos elegidos enviados a otro planetas cuando una estrella gigante está a punto de chocar con la Tierra, lo que inevitablemente provocaría el fin del mundo,  con "When Worlds Collide" ("Cuando los mundos chocan"), 1951, interpretada por Richard Derr, Barbara Rush, Peter Hansen, Larry Keating, y John Hoyt.



Y el gran experto en film noir Robert Wise rodó ese mismo año la mejor y más severa advertencia a los habitantes de la Tierra para que pusieran  fin a sus constantes e inútiles guerras, capaces de hacer peligrar la vida del universo, con  "The Day the Earth Stood Still" ("Ultimátum a la Tierra"), con un magnífico reparto encabezado por Michael Rennie, Patricia Neal, Hugh Marlowe, el Robot Gort, y Sam Jaffe.
 
 
Considerada uno de los mejores clásicos de  ciencia ficción, fue premiada con el Globo de Oro a la Mejor película para promover el entendimiento internacional. El film contó además con un extraordinario sound-track de Bernard Hermann.
Y en 1953, no pudo faltar a estas reconocidas citas de avertencias cósmicas la versión basada en la novela del futurista  H. G. Wells "The War of the Worlds" ( "La guerra de los mundos") [con la que un joven Orson Welles aterrorizó América en la noche de Halloween de 1938 con  una extraordinaria versión radiofónica]- dirigida por Byron Haskin, con Gene Barry, Ann Robinson, Les Tremayne, Henry Brandon, y Robert Cornthwaite. El film recibió 3 nominaciones al Premio de la Academia, y consiguió el Oscar por sus extraordinarios efectos especiales  
 
 
 
                                                                              

La década de los 60, la recién adquirida importancia de la ciencia ficción, suplantando al film noir, empieza a derivar de nuevo hacia una visión crítica del presente a través de hipótesis imaginativas de futuro posibles en nuestro planeta. En 1966, se estrena "Thunderbirds Are Go" ("Guardianes del espacio"), dirigida por un casi desconocido director británico David Lane, -que también creó la serie de 26 episodios para televisión inglesa "Ufo" ("Ovni")- dirigida por Gerry Anderson y Sylvia Anderson- e interpretada por Ray Barret, Sylvia Anderson, Alexander Davio y Peter Dyneley.


En 1965, el afamado director de grandes aventuras Richard Fleisher, se interna en una aventura biológica en el interior del cuerpo humano con "Fantastic Voyage" ("Viaje alucinante") con la nueva y exuberante sex symbol Raquel Welch, y  Stephen Boyd,  Donald Pleasence, Edmond O'Brien, y Arthur O'Connell.

Y las proezas del superagente británico James Bond 007 se conexionan también con esta nueva modalidad de la ciencia ficción en "You Only Live Twice" "Sólo se vivie dos veces", de 1967, dirigida por Lewis Gilbert, con Sean Connery, Donald Pleasence, Akiko Wakabayashi, Lois Maxwell, y Jeanne Roland.

Y el primer film noir de la década de los 60 con catástrofe volcánica incluida,  rodado en Technicolor "The Devil at 4 O'Clock" ("El diablo a las 4"), que en 1961 rodaría el gran artesano de la MGM Mervyn Le roy "El diablo a las 4", con con Spencer Tracy, Frank Sinatra, Jean-Pierre Aumont, Barbara Luna, Alexander ScourbyKerwin Mathews, y Grégoire Aslan.

Las catástrofes naturales en nuestro planeta se repiten y también hallan su apogeo a finales de los 60 y principio de la década de los 70 con films a todo color, pero ensombrecidos por los cataclismos, con "Krakatoa, East of Java" ("Al este de Java"), 1969, dirigida por Bernard L. Kowalski, con Sal Mineo, Maximilian Schell, Diane Baker, Brian Keith,  John Leyton, Rossano Brazzi y Barbara Werle. "Earthquake" ("Terremoto"), 1974, dirigida por Mark Robson, con Charlton Heston, Ava Gardner, George Kennedy, y Geneviève Bujold, Lorne Greene. Que recibiría también 4 nominaciones al Premio de la Academia por sus efectos especiales.

"Meteor" ("Meteoro"), 1974, -en la que Estados Unidos y la Unión Soviética, en plena Guerra Fría deben olvidar sus diferencias y colaborar en la prevención de una inminente catástrofe- dirigida por Ronald Neame, y protagonizada por Sean Connery, Natalie Wood, Henry Fonda, Karl Malden y Brian Keith. Y la que sin duda está considerada como una auténtica obra maestra de las hipotesis que pudieran avalar el fin de la preponderancia del hombre racional en el planeta Tierra, 3000 años después de la cicivilización humana, ahora desaparecida y poblada por simios, en la espectacular "The Planet of the Apes" ("El planeta de los simios"), -que rodada en 1968, pasaría a engrosar su gran éxito con una serie exhaustiva de continuaciones en la década de los 70- dirigida por el especialista en grandes superproducciones  Franklin J. Schaffner, e interpretada por un extraordinario Charlton Heston, y Kim Hunter, Roddy McDowall,, Maurice Evans, y Sal Mineo. 
 
Charlton Heston protagonizaría también una inquietante visión de nuestro planeta -situada en el ya transcurrido en el año 2022, afortunada y felizmente ya superado por la humanidad- en la que la Naturaleza ha desaparecido, y el ser humano y las hambrunas se dan citan en los restos destruidos de ñas grandes ciudades, donde los habitantes luchan por una supervivencia terrorífica con derecho a eutanasia en centros destinados a crear lo que sería una muerte feliz, con  "Soylent Green" ("Soylent Green, cuando el destino nos alcance"), de 1973, dirigida por Richard Fleisher, y coprotagonizada por Edward G. Robinson -en su última aparición en la pantalla- Joseph Cotten, Leigh Taylor-Young, Brock Peters, Paula Kelly y Chuck Connors.













          


No hay comentarios:

Publicar un comentario