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martes, 25 de noviembre de 2025

Fuori dal mondo (Fuera del mundo) -Final-

 

Tierna, tan real como humana, y tan cuidadosamente estructurada que "Fuori dal mondo", casí acentuando un planteamiento paracristiano, logra compensar las probables frustraciones sentimentales de sus dos personajes centrales: Margherita Buy, en el hoy por hoy la actriz italiana más capacitada para ofrendar el  máximo vigor realista a muchas de sus majestuosas interpretaciones en infinidad de films italianos. Un ser social que apoya el verismo extraordinario de su "Fuori dal mondo" entre diálogos sencillos pero conmovedores y una sobriedad interpretativa siempre en aras de la máxima naturalidad, aceptando los hábitos de monja con los que ha trazado el itinerario de su existencia a través del amor al prójimo y la ayuda a las gentes más humildes y necesitadas que todavía por desgracia abundan en esta nueva etapa no menos crítica del nuestro siglo tecnológicamente remodelado. Hay por tanto una serenidad casi mágica en su personaje (y su esplendorosa voz sólo disfrutable en el bello idioma italiano),  al que logra dotar de una sutilidad tan humana y cálida que afortunadamente consigue rehuir todo tipo de estandarizaciones religiosas habidas y por haber, y casi para acabar debatiéndose en sentimientos maternos mucho más terrenales con estremecedora delicadeza frente a las incidencias promovidas por el bebé hallado. Y Silvio Orlando, personaje complejo al que Giuseppe Piccioni transforma en una especie de herramienta humana de trabajo debatiéndose entre una  soledad gris y triste, pero inmerso en las comodidades de que goza aunque parece hallarse perdido también en su consuetudinario mundo tedioso y vacío, en un mundo en el que parece no tener ya cabida. No obstante, ha sido esa no menos conmovedora crudeza que también le aporta su huraña soledad la que lo han mantenido siempre como ausente de las relaciones con la colectividad  en que está inserto, aunque su ansiada necesidad por poder llegar a compartirla no se realice. Al visionar "Fuori dal mondo" creemos, pues, hallarnos ante una nueva  y moderna eclosión de la grandeza que significó para el cine europeo el neorrealismo nacido en Italia. Y habría que retrotraerse hasta él para volver a reencontrarnos con este maravilloso y flamante ejemplo de cotidianidad naturalista, tanto como para adentrarnos en la vacua existencia de Ernesto, el personaje masculino y el virtuosismo social de suor Caterina, la cual parece que  tampoco logra descubrir si se halla en el lado bueno o el malo de la vida, pero sin que ambos personajes frivolicen en exceso en una de aquellas pasadas denuncias de la insolidaridad humana, y no acaben tampoco despojándose de un sentimentalismo tan convincente y emotivo como el que logra reactualizar el director Giuseppe Piccioni, también como guionista de la cinta, acompañado por Lucia Maria Zei y Gualtiero Rosella. La película logra también resaltar la honradez y sobriedad de este fresco social, tan veraz como semidocumental, valiéndose de una especie de empleo sistemático de actores naturales, casi desconocidos,  en situaciones casi banales pero persuasivas como la de la joven e inhibida madre que ha abandonado a su bebé, la de las trabajadoras de la tintorería, la solitaria que apunta su teléfono en las servilletas de los bares con la esperanza de que alguien se ponga en contacto con ella, las monjas del convento que aceptan huéspedes e incluso comparten con ellos sus inocentes bingos, la dolorida madre de suor Caterina opuesta a la decisión religiosa de su hija y su estremecedora carta de desasosiego escrita al sentirse abandonada por su hija la noche en que decidió tomar los hábitos, el personal del hospital que acoge a un hipocondríaco Ernesto, tras sufrir un imaginado infarto, los empleados de la heladería y los padres adoptivos del bebé, que aportan hiperrealistas pinceladas anecdóticas hasta lograr formar un retablo colectivo espléndido y sensible de las más variadas condiciones humanas como las que diariamente pasan de largo o frente a nuestras vidas. Todo ello, sin embargo, se mantiene  vivo y casi tangible a través de las miradas y actos comprensivos de Margherita Buy y su Suor Caterina, la cual, por momentos,  conscientemente o no de su otra realidad como monja que se halla fuera del mundo, parece querer integrarse en ese vasto retablo social que también compone la humanidad, y dentro de ella Silvio Orlando y su melancólico Ernesto. Así, cuando suor Caterina, ante ese espejo verista de esa realidad del día a dia como la que componemos hombres y mujeres, decide finalmente salir en busca de la joven madre que ha abandonado a su bebé, se despoja de los hábitos. Suor Caterina, por tanto, durante los 90 minutos que dura el film, se convierte también en un personaje más complejo, cuya fe se debate con sentimientos más terrenales al verse inesperadamente sorprendida por la hasta entonces desconocida vocación maternal que el pequeño Fausto ha logrado despertar en ella. Y es que hasta los que podamos creer que nos hallamos "fuera del mundo o en otra cara del mismo" estamos en realidad ligados por completo a él y a las vicisitudes que puedan desprenderse de la cotidianidad de la existencia, y nunca se nos puede enjuiciar por nuestros errores o nuestras dudas, ni por nuestras ideas, sentimientos y creencias. Y ante todo, eso sí, insistir en que esta saludable corriente de cine testimonial como es "Fuori dal mondo" únicamente se debe saborear en su versión original italiana.





MEJOR GUION: GIUSEPPE PICCIONI, GUALTIERO ROSELLA Y LUCÍA ZEI
 
MEJOR PRODUCTOR: LIONELLO CERRI
 
MEJOR DIRECTOR: GIUSEPPE PICCIONI [CANDIDATO]

MEJOR ACTOR DE REPARTO: SILVIO ORLANDO [CANDIDATO]

MEJOR BANDA SONORA: LUDOVICO EINAUDI [CANDIDATO]


 

 

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA: MARGUERITA BUY 
 
 
  
 

 
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: GIULIANA LUJODICE

MEJOR GUION: GIUSEPPE PICCIONI, GUALTIERO ROSELLA Y LUCÍA ZEI
 
MEJOR FOTOGRAFÍA:  LUCA  BIGAZZI
 
MEJOR SONORIDAD EN DIRECTO: AMEDEO CASATTI.
 
 
 
 

GRAN PRIX OF THE JURY

 
 
MEJOR FILM Y PREMIO DE AUDIENCIA.


CANDIDATA AL OSCAR DE HOLLYWOOD COMO MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA.
 
 
 
 

 

 
Ernesto, pese a la negativa de suor Caterina, la acompaña hasta el convento. Por el camino, explica: "No me acuerdo nada de aquella noche, pero cuando vuelva a Milán, voy donde el juez, y si soy el padre, algo se podrá hacer. Podría reconocerlo aun sin la madre. Espero ser yo el padre del niño. ¿Cómo se llama?" "Fausto" "¿Se siente mejor? Quédese un día en el convento. Mucha gente lo hace" "Así que dentro de once meses podrá tomar... ¿cómo se dice? los votos perpetuos" Perpetuos, sí"
"Podría decidir no hacerlo, ¿no?" "En teoría. Sí, ¿pero por qué?" "Podría apetecerle ser cantante" "¡Cantante!" 
 
"Suor Caterina explica a la Madre Superiora del convento el hecho de haberse ausentado y haberse visto obligada por humanidad a ayudar a Ernesto": "He tenido que ayudarle. Él es quien me trajo" (Madre Superiora)"No entiendo nada. Nunca ha pasado nada igual. Es mejor que se marche cuanto antes. ¿Cómo está el niño? ¿Por qué no me lo dijiste?" "Yo sólo quería hacer algo, encontrar a su madre. Quería ayudarla. Quería encontrarla y hablar con ella"
 
"Podías contármelo todo" "Ya sé, cometí un error. Pero no ha pasado nada. Sólo encontré a un niño y lo llevé al hospital. Nada más" "¿De qué tenías miedo? ¿Temías que te impidiera verlo?" "Sí. Pero pensé que no le hacía daño a nadie" "Era algo que me había pasado a mí. Era algo mío"
 
"Has pecado de orgullo. Ser monja no es fácil. Al principio uno ve los aspectos que gratifican. Obrar bien, sentirse útiles. Pero hay ciertas reglas. Eres una buena chica, pero no creo que debas tomar votos perpetuos" "¡No es cierto! Esta es mi vida, la que elegí"
 
"Tal vez no soy lo que Ud. se espera. Pero en mi corazón no hay más que esto" "No es así. O no te habrías encariñado con ese niño. Desear un hijo, o un hombre, no tiene nada de malo" "¿Qué tengo que hacer?" "Me lo tienes que prometer. Quiero que lo pienses. Hay muchas maneras de ayudar a los demás. Aún estás a tiempo" "No sé" "Quizás deberías dejar la orden"



 
"Ernesto va en busca de suor Caterina, tras el juego del bingo con las hermanas del que ha sido ganador: "La estaba buscando. Mire, me trae suerte. Ha sido amable conmigo" "Soy una monja. Mi deber es ayudar a los que pueda, y usted es alguien que necesita ayuda" "¿Esta enfadada? Lo siento, no quería causarle problemas" "Primero trae un niño al mundo, y luego dice: "Lo siento" ¿No piensa que los demás podrían necesitar ayuda? Claro, una monja no. ¡Es buena, se sonroja, y habla poco! Ahora haría cualquier cosa por ese niño. Muy bonito por su parte. Hace las cosas y luego cambia de idea. Y se va por ahí con esa cara de angustia"
 
"Cree que el mundo gira a su alrededor. ¿Ha pensado en lo que siento yo por ese niño? ¿No cree que yo podría darle lo que necesita? ¿No cree que podría quererlo, protegerlo, alimentarlo? ¿Qué me falta a mí?""


 
"Ernesto llama a la lavandería y por primera vez trata de mostrarse más condescendiente y amable con sus trabajadoras, en especial con la encargada de abrirla en su ausencia, aunque como de costumbre, no recuerda con claridad su nombre, lo mismo que ignora los nombres de las demás, por las que casi nunca se ha preocupado. Y su empleada, Catarini, se siente asombrada por la amabilidad imprevista de las preguntas de don Ernesto"
 
 
"¿Se va?" "Vuelvo a Milán. Esa chica, Teresa, trabaja en una heladería. Tengo su dirección" "Claro" "Adiós, no olvide el paquete" "Quiero hablarle, saber si el niño es mi hijo. ¿Quiere venir?"
 
"Caterina toma rápidamente una decisión. Se dirige al almacén donde acumulan la ropa para las obras benéficas en busca de un atuendo informal, y, para sorpresa y satisfacción de Ernesto al verla sin su hábito de monja, decide acompañarle en busca de la joven Teresa, madre de Fausto: "Voy con usted. No me mire así. No diga nada"

 


 
"Caterina se encontrará con la joven Teresa (Carolina Freshi) y suscitará un diálogo con ella para hablarle del pequeño Fausto, el recién nacido que abandonó en el parque: "Nunca sabes cómo hablarle a un niño. ¿Qué decir? Luego descubres que sí hay una manera. Pero no te lo enseña nadie. Lo descubres sólo cuando lo tienes en tus brazos. Fui al hospital todos los días. Lo miraba, pensaba en qué haría"
 
"Su primer llanto, su primer dolor, su primera decepción, su primera sonrisa, el primer amigo o el primer amor... Yo pensaba que no le vería nunca".

 
"Un día tenía la piel enrojecida. Parecía una gamba. Me explicaron que no era grave, que era sólo alergia. Al volver al convento, me encontré mal. Lo sé, es tonto. Yo no soy nadie. Ni siquiera elegí su nombre. ¿Qué música escuchará? ¿Tú qué música escuchabas?"
 
"Podría ser útil para los padres adoptivos. Quizás se dormiría antes. Quizás no lloraría. Es tan sencillo lo que necesita un niño, y tan necesario, que te olvidas de que existes. Parece decirte: "Yo estoy por encima de todo" ¿Por qué tú no lo hiciste? ¿Por qué lo rechazaste?"

 
(Teresa) "¿Usted quién es? ¿Qué quiere?" "Pudiste haberlo llevado al hospital, en vez de dejarlo en la calle. ¿Y si no lo llegan a encontrar?" "Lo encontraron"  
 
 
 
"¿Seguro?" "Yo lo vi. Se lo llevó una monja. Era usted. Yo no podía. Me daba vergüenza. Sabía que iba a encontrar una familia con una bonita casa y todo lo demás... Que sería más feliz que yo" "¿Eso te da el derecho a desentenderte y dejar que los demás resuelvan todo?.

 


 
"¿Qué derecho tiene a hablarme así? Usted no sabe nada. Sólo tengo 20 años. Para mí era como si no existiera. Usted no puede entenderme. No podía quererlo" "Podías hablar con alguien" "¿Con quién?" "No sé, tal vez con tus padres" "No, con ellos, no" "Entonces, con Ernesto". "¿Qué Ernesto?" "El de la lavandería. ¿No es el padre del niño?" "¿Qué tiene que ver Ernesto? Ni yo sé por qué pasó eso. Él no tiene nada que ver"
"Usted no es el padre"  (Ernesto)"¿Como le ha ido? Explíqueme bien"  "Usted no tiene nada que ver. No tenemos nada que ver" 
 
 
 
 
 

 



 
 
"Suor Caterina se desprende de una medalla": "Perdonen, yo... Nada. Pues... esto es para Fausto" 
 
 



(Ernesto) "Vendo la casa. Tanto espacio es un derroche. En un momento pensé" 
"Me ha entendido, ¿no? Con usted sé qué decir, pero resulta inútil" "No es cierto" 
 

"¿Está preocupada?" "Pues, sí. Tendré que empezar de nuevo. No será fácil. Pero esta es mi vida" "Si yo hubiese sido otro, lo habría hecho igualmente" "No"

 
                            

 SILVIO ORLANDO

 




 







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