lunes, 13 de enero de 2020

Antón Chéjov: "Cine-teatro": La gaviota (The Seagull-Чайка) -I-





El cine y su veloz expansión acabaría, en efecto, saldando, frente al teatro, su flamante índole "simbólico-artística", a todos los niveles, por ser siempre este medio el gigantesco pilar sobre el que se asentó. Poseyó esa sed del tiempo, dada su nubilidad. De un tiempo que, pese a sus avatares, jamás se quedó inmóvil y solo. A veces jugó sus cartas a la desesperada, pero la pantalla, por lo general, ofreció a nuestros ojos otras promesas contenidas en la inteligencia, y se convirtió, mediante sus recursos, en una mágica balaustrada, como ventana de la imagen, que partiendo de esos conceptos de abundancia que eternamente proporcionan los manantiales literarios, se abriría, majestuosamente, a otros perfumes y temblores, capaces de dejarnos una emoción de jardines, de lejanías y espacios, de imaginados paisajes y estampas hechizantes, que podían contener horrores y terrores, personalidades convenientemente elaboradas, o cuantas promesas de nuevas perspectivas, más o menos acertadas, se entrecruzan en las conductas humanas.
Y es a través de ese aliento, que puede contener un dulzor con cierto dejo amargo, con el que vuelve a sentirse la que todavía podría ser una verdad más lírica que la de la literatura, por supuesto, en su adaptadora vertiente novelística o dramatúrgica: ¡la de ese Séptimo Arte, que, al igual que torrente portentoso, precipitara su andadura en los umbrales del siglo XX, destilando también de las altitudes antojadizas del genio, aunque no siempre hiciera suya esta heredad, y nos concediera el don de "una infinita propiedad de contemplación"
Una época y un régimen: Servidumbre del siglo XIX





Es menester cerrar aquí los ojos, y que la curiosidad nos conmine a abrirlos en otros lugares, en los que la verdad de la existencia, con su carga de agonía, vuelve a ser toda campo. Donde las heredades se levantan en inmensos confines solitarios; donde la calidad de las horas adquieren el subido valor de la salud de los hombres, y donde se muere de desvalimiento porque para el labrador toda la faz de la tarde arada, huertos, follajes, quebradas, piedras, espacio, carecen del sentimiento étnico y exclusivista del campesinado que la trabaja. Los golpes del hacha astillan toda raíz emocional; el trigal segado jamás puede crear escuela de porvenir ante el jornalero al que atrapa la gradería de esclavitud que impone la tierra, en silencio, del amo. Por una química de siglos, el fruto henchido en la memoria del hombre no arraiga en la exactitud geográfica del labrador, porque el solar auténtico, de paraíso prometido, es una heredad que ni se alquila ni se vende. La gozan sus nuevos dueños, los terratenientes, que se sientan a comer delante de sus campos; que improvisan sus nacimientos puros en la redención de un humus secular, insigne en la exactitud de su propia conciencia de clase, ya conocida por burguesía, pero que jamás podría definirse como "optimismo social de una jerarquía privilegiada", porque en ella también se vislumbra continuamente un vínculo orgánico destructivo, infortunado y condenado a la inercia y a la depresión. Y que una parte de la humanidad ha ido transmitiéndose para hallar una disculpa y un consuelo a ese degradado prurito que naciera del árbol edénico desde la esencia única del bien y de la igualdad entre los hombres.
                                                                           Orígenes familiares

     

... Lo mismo esa tarde, que una tarde de 1600, de 1700, de 1800. El abuelo paterno de Antón, Egor Mijáilovich Chej, nacido "campesino siervo" de la región agraria de Vorónezh, en aquella Rusia Zarista, partidaria del mantenimiento del régimen de servidumbre y defensora a ultranza de los intereses de la nobleza, de la que formaba parte el más exorbitante núcleo de hacendados de la Europa decimonónica, había conseguido, tras ingentes sacrificios, pagar los 3.500 rublos -cantidad astronómica para cualquier campesino que por una serie de artilugios puestos en práctica por los terratenientes, habían quedado sometidos a la nueva esclavitud del siglo: la económica- que su amo, el latifundista Chertkov le exigió por su manumisión, la de su mujer y sus tres hijos. Recobrado su apellido Chéjov (ya que los siervos habían perdido sus derechos a llevar apellido), Egor consiguió, merced a su viva inteligencia y dotes organizativas, pese a ser hombre de carácter arbitrario y colérico, la administración de una finca que el conde Plátov, hijo de un héroe en el enfrentamiento bélico de 1812 contra Napoleón, poseía en la cuenca del Don. 

Su abuelo, según cuenta Chéjov, que había padecido en su propia carne las vicisitudes de la esclavitud, trataba con dureza a los campesinos, convirtiéndose él mismo en un adepto acérrimo de la servidumbre. Pero, a pesar de su rigurosidad extrema, el anciano iracundo era un exégeta fantaseador. La vena artística bebía ya del manantial de las fantasías de Egor. Pável, el menor de los hijos, y padre de Antón, nacido de su matrimonio con Evguenia Yákovlena Morózova, hija de un comerciante de paños de Taganrog, (antigua fortaleza fundada por Pedro I en 1698, y ciudad desde 1785), donde habían recalado los tres hijos de Egor, se definía negociante de profesión, pero artista del alma. Violinista autodidacta, también le gustaba pintar iconos.

                          Antón Chéjov joven dramaturgo
"A nosotros, el talento nos viene del padre; el alma de la madre", solía comentar Antón de sí mismo y de sus hermanos. Desde Taganrog, donde había nacido el 29 de enero de 1860, la penosa existencia de Antón Chéjov, recorre sus etapas entre Moscú, Melijovo, Yalta, y el balneario alemán de Badenweiler, donde fallecería el 1 de julio de 1904.
                                                                     


            Pavel Egorovich Chekhov  
   Evgenia Yakovlevna Chekhova (nacida Morozova)               








Con siete años, Antón vive inmerso ya en el odio que siente por su primera escuela de la iglesia ortodoxa griega, donde sufre constantes castigos y vejaciones de manos de su director: "Recuerdo sus palmetazos y sus repugnantes uñas ribeteadas de negro". Su padre, creyendo vislumbrar en su hijo ciertas aptitudes para el comercio y el estudio, lo inscribió luego, junto a su hermano menor Nikolái, en el Liceo de Taganrog: "El Liceo fue una nueva fábrica de esclavos donde no conocí ni un día alegre, entre su disciplina cuartelaria de delaciones y falsedades, regida por el inspector Diákonov, excepción hecha de Stárov, mi bondadoso profesor de latín y griego, y el padre Pokrovski -religión- que adoraba a Shakespeare"...

"En mi infancia, yo no tuve infancia", triste frase que describe a la perfección su niñez. A través de un condiscípulo, Andréi Dossi, y la generosidad del padre del mismo, ambos muchachos, organizaron un auténtico teatro en pequeño. La casa de Andréi era grande y de salas amplias. Su padre era un rico negociante en grano. "A los trece años se produjo un acontecimiento vital en mi vida: descubrí el teatro"
Taganrog era una ciudad teatral, de público aficionado y exigente. "Cazaba pájaros que luego vendía en el mercado. Con el dinero me permitía una entrada de paraíso. Hacía cola mucho antes de empezar la función y siempre entraba el primero. El inspector del Liceo, Diákonov, era el mayor escollo. Escudriñaba el paraíso, porque los alumnos tan sólo podían asistir al teatro con permiso especial del Liceo. Diákonov era el encargado de dichos permisos o pasaportes, y solía denegarlos. Yo asistía sin permiso, y arrostraba el riesgo de calabozo si me pillaba Diákonov... Disfruté de "Hamlet", de una adaptación de "La cabaña del tío Tom", de "Rocambole", de "Lobos y ovejas"...
Pável Chejov, con casa propia en 1874, firmó letras que no pudo pagar, y para evitar la cárcel por deudas, tuvo que huir a Moscú. Vivieron en condiciones deplorables. Antón solicitó el ingreso en la Facultad de Medicina, y para mantener a su familia, escribiría incansablemente, sin abandonar sus estudios, con el pseudónimo de Antosha en la revista "Strekozá". Pero, aparte del motivo material, la vocación hizo presa en él. Lo mismo que su Trigorin de "La gaviota", se entrega a la escritura obsesivamente, siente la necesidad de transmitir a los demás sus sentimientos e impresiones.


En 1884, finaliza, entre grandes privaciones, sus estudios universitarios. De todas formas, se siente como una especie de profanador de la carrera duramente emprendida y hacia la cual no encauzará su talento. "He traicionado a la Medicina, mi legítima esposa, por mi amante la Literatura". Sus cartas, 1883-1885, revelan el secreto de la maestría de Chéjov, la auténtica fórmula de su estilo único: "Cuando pienso en mi vocación no temo a la vida" "La verdadera hermana del talento es la concisión" "El arte de escribir es el arte de condensar" "He logrado escribir concisamente sobre temas extensos" "La medicina es mi esposa y la literatura mi amante. Cuando me canso de una, paso la noche con la otra
                                      Семья и друзья
                                      Familia y amigos

En 1887 vive en Moscú, en una pequeña casa de dos plantas, que Chéjov bautiza como "La cómoda" ("Комод") Una placa de broce anuncia "Doctor A. P. Chéjov". Pero sus pacientes son, en su mayoría, literatos necesitados de la amistad del escritor.
Поездка А. П. Чехова на Сахалин в 1890-El viaje de AP Chekhov a Sakhalin en 1890
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                                                      Маршрутом А.П. Чехова по Сибири на Сахалин
                                                     Ruta de A.P. Chéjov a través de Siberia a Sajalín

La muerte de su hermano Nikolai, a los 31 años, de tuberculosis, le sume en una gran depresión. "Fue un aviso fúnebre: tampoco había salvación para mí" (Había tenido su primera hemoptisis en 1884). Se siente descontento con lo que escribe. "Creo que engaño al lector". Vende la propiedad de todas sus obras por 75.000 rublos al editor Marx de San Petersburgo, y se traslada, pese a que amigos y familiares tratan de disuadirle, por ser un viaje largo y fatigoso (en aquella época no existía todavía el Transiberiano), no exento de peligros, a Sakhalin (Sajalín), isla paralela a la costa oriental de Siberia. Chéjov describe las penalidades de sus habitantes: presidiarios y confinados políticos. Su estancia en la isla le acarrea, además de un recrudecimiento de su afección, las impresiones más dolorosas de su vida. Publicado por capítulos, 1893-94, en la revista liberal "Rússkaia Misl", escribe un libro: "Остров сахалин" (""La isla de Sakhalin") 

Мария Павловна (1890—1958) — A su regreso, se instala en Melijovo, en una pequeña finca, a unos 70 kilómetros de Mos. Corre la primavera de 1892. El personaje primordial de su vida en la finca será su hermana María Pávlovna, cariñosamente llamada "Ma-Pa".  




                                                                               Ольга Книпер
                                      Ялтинский дом 
                                     La casa de Yalta

Olga Kniper, 10 años más jóven que Antón, actriz de la obra "Царь Фиодор Иоаннович" ("El Zar Fiódor Ioánnovich"), de Alexéi Tolstoi, le impresiona profundamente. A sus 41 años se consideraba ya un solterón recalcitrante. Se casan en mayo de 1901. Pero su enfermedad se agrava, y los médicos le obligan a que se mantenga permanentemente en Yalta, su "isla del diablo". Olga en Moscú, por su trabajo en el teatro. Y Antón debe permanecer en el campo. "Yo iría a verla y prometo seguir siendo un buen marido. Pero no deseo una esposa que aparezca a diario en mi cielo como la luna", escribe a un amigo. La realidad era muy distinta: "La culpa la tiene el diablo, que me ha inoculado a mí este bacilo, y a ti el amor al arte", le escribiría después a Olga. 
                                  Немецкий курорт Банденвайлер
                                                                   Balneario alemán de Bandenweiler
Nostalgia, soledad, tedio, vuelven a aquejarle en Yalta, aún mucho más después de su boda. En primavera, se agravaría su estado con terribles síntomas que hicieron temer a los doctores una tuberculosis intestinal. Fallecería en el Balneario alemán de Bandenweiler (a donde se había trasladado en busca de nuevos tratamientos esperanzadores, aconsejado por la junta médica), la noche del 1 al 2 de julio de 1904. Su entierro, 9 de julio, una vez trasladado el cadáver a Moscú, se convirtió en una colosal manifestación de duelo.
 
                                  Похороны Антона Чехова
                                                                                      
                                                                    Funeral de Antón Chéjov 


                      Легендарный хранитель дачи Чехова Алла Ханилов Ялте
                                            Alla Hanilo, el legendario guardián de la dacha de Chéjov en Yalta.

            
Лев Толстой говорил о нем: 
     «Чехов - это Пушкин в прозе».
 
 León Tolstói dijo de él:"Chéjov es  Pushkin en prosa".






 


                                             [Filadelfia, 25 de junio de 1924 - Nueva York, 9 de abril de 2011]
El debut de Sidney Lumet, detrás de la cámara, se produjo como director de la serie "Danger" en la CBS. Integrante, pues, de la famosa generación de la Televisión. De todas formas, hijo de un actor teatral judío, de origen polaco, Baruch Lumet y de la bailarina Eugenia Wermus, había debutado como actor a los cuatro años en el "Yiddish Art Theater" de New York. 



Gran amante del teatro, empezó a dirigir a varios miembros del "Actor's Studio" en el off-Broadway en 1947. En 1957, se produce su salto al cine. Con "12 Angry Men" ("12 hombres sin piedad"), con un gran reparto estelar encabezado por Henry Fonda y Lee J. Cobb, iniciación prometedora que le otorga el Oso de Oro de Berlín. Es nominado también por la Academia de Hollywood como mejor director del año.


Gran adaptador de clásicos, pese a que fracasa al dirigir a Marlon Brando, Anna Magnani y Joanne Woodward en "The Fugitive Kind" ("Piel de serpiente"), de Tennessee Williams, 1959, consigue un resonante éxito, ya entrada la década de los 60, con "Long Day's Journey Into Night" ("Larga jornada hacia la noche"), adaptación del controvertido y ampuloso drama de Eugene O'Neill, esta vez a través de una inspiradísima dirección de actores de la altura de Ralph Richardson, Dean Stockwell (en la que sería su mejor interpretación ante las cámaras), Jason Robards, y una sublime Katharine Hepburn.

Otras magníficas adaptaciones teatrales serían "A View from the Bridge" ("Panorama desde el puente", 1962, según la obra de Arthur Miller, con un reparto europeo: Jean Sorel y Raymond Pellegrin, especialmente encabezado por Raf Vallone, que se integraba de forma magistral, por primera vez, a la cinematografía norteamericana. Y "Equus", 1977, según la obra de gran éxito de Peter Shaffer, con gran reparto británico: Richard Burton, Peter Firth, Colin Blakely, Joan Plowright, Eileen Atkins y Jenny Agutter


Seducido desde su juventud por Antón Chéjov, este esteta de los escenarios, bien que no menos tentado por la penetración y gran aceptación que el cine europeo ejerce sobre el nuevo público americano a finales de la década de los 60, sobre todo las producciones francesas, italianas y suecas, y que responden a criterios intelectuales más adultos y de mayor franqueza, en especial Ingmar Bergman y Federico Fellini, se sirve de nuevo de un ajustadísimo reparto, y acomete la filmación, en escenarios europeos, de su Chéjov preferido: "The Sea-Gull" ("La gaviota"),1968. El encontronazo con la crítica fue feroz. Rasgadas ya las vestiduras, sus detractores exclamaron que Lumet trataba de vestir al omnipotente cine norteamericano, laureado, por aquel entonces, con sus producciones de prestigio, en las que el shocking interpretativo vivía sus mejores momentos, con la innecesaria intelectualidad démodée del cine-teatral europeo.

Pero la obra de Antón Chéjov jamás recorre los dominios de la banalidad, y Lumet no se limita a esbozar la presión social de su substancioso ambiente psico-intelectual, sino que, a través de un planteamiento magistral, valora cada momento de la obra con la afinidad secreta que le confiere su admiración por la misma, y muestra por otro lado la persistente sensación física de unos personajes que se mantienen en constante lucha con sus temperamentos reprimidos, y cuyo estallido final: hombres y mujeres que parecen que no se atreven a acercarse a la luz diurna, muestra modélicamente, a través de extraordinarios recursos intelectuales, pero llenos de una grandiosa fascinación anímica, ocultos pliegues de conciencia, fantasmagóricos velos de ironía, e inolvidables estallidos de sensualidad entre las más contradictorias efusiones de la naturaleza humana. Lumet, como ya hiciera con "Long Day's Journey Into Night", convierte, en consecuencia, su teatro, a través de imágenes hermosísimas, en cine ilustrativo de gran notoriedad, y que, pese a sus detractores, evidencia cómo ha madurado este género menospreciado.


En "La gaviota" se absorbe el silencio profundo de las leves pisadas, porque no hay estridencias en sus personajes. Pero su languidez no se halla vacía, está llena de vida y de esa noche especial en la que palpitan los temblores de los pulsos, y se expresan la vaguedad de los sentimientos ocultos, finalmente, con desgarramiento. También hay mucho amor, que retoza en el sol frente al brillo de un lago; y el gemido doliente de los no correspondidos. Hay una llama dolorosa del hijo que siente en sus párpados la mirada indiferente de una madre que parece vivir todavía la servidumbre escolar de una voluptuosidad ya huidiza, y que trata de retener, aunque sea a costa de su humillación y del desprecio del hijo desesperado y frustrado. Este joven, de talento inmaduro, y la virginal gaviota, bella muchacha que se complace en todas las humildades del amor, entre el mundo apacible de sus sentimientos y sus sueños, vivirán esa cruel ironía que significa la contradicción entre la grandiosidad de las ensoñaciones y la manifiesta debilidad del soñador, totalmente incapacitado para emprender su lucha contra la adversidad que le oprime, y dar cuerpo a sus sueños. Y, finalmente, el hombre destructivo, que tortura y mata a su joven gaviota: el literato que atrae a las mujeres, en verdad de espíritu débil, que siempre teme perder su inspiración, pero que siente su talento como una esclavitud.




(Konstantín Treplev-David Warner- prepara en el jardín una pequeña obra de teatro, escrita por él y que interpretará su amada Nina-Vanessa Redgrave- Konstantín charla con su tío Sorin-Harry Andrews- acerca del escaso amor que cree hallar en su madre) "... ¿Ves? Ahí lo tienes. Mi madre no me quiere. ¡Claro que no! Ella desea gozar de la vida... Pero yo ya tengo veinticinco años y le recuerdo constantemente que ha dejado de ser joven. Y por eso me odia. Ella ama el teatro, le parece que sirve a la humanidad" (Sorin) "No es posible pasarse sin el teatro" (Treplev) "Hacen falta formas nuevas... Yo quiero a mi madre, la quiero mucho, pero ella lleva una vida descabellada, se desvive por ese literato, su nombre aparece constantemente en los periódicos, y a mí me fatiga eso"... (Finalmente Sorin consigue calmar a su sobrino, que le abraza efusivamente)


                                                            Llega Nina, que ha volado a caballo, 
                                                         y se abraza a Konstantín que la presentará                       
                                                                      al resto de invitados.






                                               
 



(Konstantín besa a Nina, que explica): "A mi padre y su mujer no les gusta que venga aquí. Dicen que este es un ambiente bohemio... temen que quiera meterme a actriz... Y yo me siento atraída hacia aquí, hacia el lago, lo mismo que una gaviota... (Konstantín, hondamente complacido, ayuda a su joven enamorada a vestir el blanco sayal para la representación) 


                                                                             Empieza la obra



                   (Nina recita el texto escrito por Konstantín) "Las grullas ya no se despiertan con su grito en el prado"

Arkadina, cuando acaba el recital de Nina, profundamente disgustada con la representación, dado que la obra escrita por su hijo Konstantín le parece demasiado varguandista, abandona junto con el resto de invitados la reunión instalada frente al improvisado escenario del jardín.



(Masha - Kathleen Widdoes) "Masha quieres tener la bondad de pedirle a tu padre que prepare el coche para el doctor Dorn...Un momento, doctor... (Masha se sienta junto a él en un  banco) Ayúdeme, o cometeré una tontería... Echaré a perder mi vida... No puedo seguir así... Sufro mucho. Nadie se imagina mis padecimientos, ¡nadie! Amo a Konstantín"...

           

Konstantín, tras un fallido intento de suicidio, es curado por su madre y discute con ella acerca de su amante, el escritor Trigorin.


       

          


(Treplev a su madre)ltimamente, en estos días, te quiero con la misma ternura y sin reservas como cuando era niño. Ahora no me queda nadie más que tú. Pero ¿por qué cedes a la influencia de ese hombre, por qué?" (Arkadina-Simone Signoret) "Tú no le comprendes, Konstantín. Tiene una personalidad de lo más noble"... (Treplev) "¡Una personalidad de lo más noble! Mientras tú y yo estamos casi a punto de regañar por su culpa, él andará en la sala o en el jardín riéndose de nosotros... faroleando delante de Nina, procurando convencerla definitivamente de que es un genio." (Arkadina) "Tú gozas diciéndome cosas desagradables. Yo estimo a ese hombre y ruego que no se hable mal de él delante de mí" (Treplev) "Pues, yo no lo estimo. Pretendes que también yo le considere un genio, pero tendrás que perdonarme porque yo no sé mentir y sus obras me dan náuseas." (Arkadina) "Esto no es más que envidia. La gente que no tiene talento... (Pero, finalmente, madre e hijo se funden en un abrazo de perdón).



Nina, se encuentra con Konstantín Treplev. Discuten, y Treplev, que vive amargado por el reciente desapego de la muchacha, le presenta una pobre gaviota muerta, como premonición de su futuro junto al promiscuo y vanidoso amante de su madre. Pero Nina, que se ha enamorado de Trigorin, al cual ambos han observado a lo lejos, huye de Konstantín, y acude al encuentro con el seductor escritor, que recoge sus escopetas de cacería.




 








(Nina) "¿Acaso no le brindan minutos sublimes y dichosos la inspiración y el propio proceso creativo?" (Trigorin-James Mason) "Es cierto. Me siento a gusto mientras escribo. Pero, apenas se publica un trabajo, ya no lo soporto, veo que no he acertado, que ha sido un error, que no debía haberlo escrito... y ando contrariado, con el alma asqueada..." (Nina) "Perdone usted, pero no llego a comprenderle. Creo que el éxito le ha estragado, sencillamente" (Trigorin) "¿El éxito? Yo nunca me he gustado a mí mismo. Yo no me gusto como escritor. Soy un mentiroso hasta la médula"... (Nina) "Es un sueño"... 

                     (Trigorin) "¿Qué hay aquí?" (Nina) "Una gaviota. La ha matado Konstantín"                                                        






            
          Han transcurrido dos años        

                                                                                                                
        


Arkadina y Trigorin vuelven a casa tras unos largos años pasados en Moscú, y un oculto affair amoroso del escritor con la joven Nina, a la que ha abandonado por completo, más interesado en la vida de comodidad que le ofrece Arkadina.










                 
(Shamráev, el administrador, llevando a Trigorin hacia un armarito) "Aquí está el objeto"... (saca del armarito una gaviota disecada) "Como usted lo encargó"... (Trigorin, contemplando la gaviota) "No recuerdo" (Se queda pensando) "¡No me acuerdo!" (Y aleja de sí el ave disecada)
                                                                                                                                                                                                                                                                              






El grupo de amistades, una vez reunidos de nuevo, se proponen a entretenerse en un familiar juego de lotería, en el que participan todos menos Konstantín, que permanece en silencio, saluda y besa fríamente a su madre, y luego continúa elucubrando sus nuevos escritos, por los que ha sido felicitado hasta por el propio Trigorin. Masha dirige el juego, lee los números y sufre en silencio el despecho de su enamorado Konstantín.
NOCHE
Konstantín oye unos pasos apresurados en el jardín. Se asoma al ventanal y distingue una sombra que corre hacia el bosque alejándose ahora de la casa. Es la abandonada Nina que, enterada del regreso de Trigorin, se arriesga a verlo desde el exterior. Konstantín la sorprende, y ambos jóvenes, recordando su pasado, se abrazan. Nina llora atormentada porque no puede volver a ser la alegre muchacha que fue. Pese a todo, no puede por menos, ante el dolor de Konstantín, ratificarse en el amor desesperado que siente por Trigorin. Cuando se separan, Konstantín completamente consternado y triste, toma una decisión desesperada.

(Konstantin) "Yo la he maldecido a usted, Nina, la he odiado..." (Nina) ... "Estoy extenuada. Si pudiera descansar... descansar... Soy una gaviota... Cuando vea usted a Trigorin, no le cuente nada... ¡Le amo! El tema para un pequeño relato. Soy una gaviota... Le amo, le amo con pasión, le amo desesperadamente. ¡Qué bien vivíamos antes, Kostia! ¿Se acuerda?"...

Nina besa a Konstantín, su último beso, escapa y se pierde en la noche como una gaviota herida. 


Cuando se separan, Konstantín vuelve a la casa completamente consternado y triste, y toma una decisión desesperada. Primero emborrona sus escritos. Luego, un oculto revolver en su mano. Y se refugia en soledad en la noche.

El grupo sigue con su juego ajeno a lo que acontecre. Fuera, de repente, se escucha una detonación, que podría tratarse de un disparo de revolver.
                                    
(Todos se sobresaltan)"¿Qué ha sido eso?..."

El doctor Dorn abandona a sus amigos un instante, y se dirige al exterior de la casa. Un par de minutos después regresa con la mirada consternada...                                                       


Recibiría el galardón de Actriz del Año por su interpretación de Nina en "La Gaviota". Egregia actriz (hija de Michael Redgrave), de impresionantes ojos azules, alta y rubia, ilustra con magnetismo, se distancia de la típica postura teatral que conllevan los terremotos melodramáticos, y nos enseña, quizás como jamás ninguna otra actriz supo hacerlo antes, que es un ser translúcido, porque posee esa especie de corazón cristalino capaz de transparentar los más nobles sentimientos de la ternura, y que, una vez convertida en gaviota muerta, fue gran soberana de corte y rasga al tratar el tema de las pasiones irredimibles, aunque fueran a lágrima viva. ¡Cuán hermoso fulgor!







 
James Mason, Simone Signoret (pese a su acento francés), David Warner, Harry Andrews, Denholm Elliott, y una no menos inolvidable Kathleen Widdoes, nos ofrecen el más digno recital de cómo se debe rehuir el estilo escénico y visual del teatro, para convertirse en un reparto etéreo y fluorescente en este paradigma de lo que debe ser un Chéjov imprescindible y casi casi "cinematográficamente clásico". Y, ¡eso sí!, irrepetible, por más que se lo patearan a Sidney Lumet.





            АНТОН ПАВЛОВИЧ ЧЕЙОВ Продолжайте жить! ФОТОГРАФИИ СЛЕДУЮТ





















                        








3 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de leer tu trabajo sobre Chejov y las adaptaciones al cine de sus obras. ¡Aún sigo emocionado y con los ojos húmedos!
¿Cómo agradecerte lo que haces? ¿Como devolverte tanta pasión y esfuerzo por adentrarnos en la belleza de tus idilicos mundos de papel y celuloide?
¿Cómo corresponder a la riquezas con que nos obsequias gratuitamente?
¡Es dificil! Pero lo intenaré de nuevo otra vez, aunque con trampa, usando de tus mismas hermosas palabras.
Tus criticas, amigo mío, estan llenas de vida y de esas noches especiales, en las que palpitan los temblores de los pulsos y se expresan la vaguedad de los sentimientos ocultos, finalmente, con desgarramiento.
Tambien hay mucho amor, que reboza en el Sol frente al brillo del arte y la belleza.
Tus criticas, hermano, ofrecen a nuestra sed de cultura, otras promesas contenidas en la inteligencia, y se convierten, mediante sus recursos, en una mágica balaustrada, como ventana de la imagen, que partiendo de esos conceptos de abundancia que eternamente proporcionan los materiales literarios, se abren majetuosamente, a otros perfumes y temblores, capaces de dejarnos una emocion de jardines, de lejanías y espacios, de imaginados paisajes y estampas hechizantes, de BELLEZA Y SENSIBILIDAD.
Gracias por tanto arte, y por acercarnos a Chejov y a su maravillosas obras convertidas en imagenes.
¡¡INFINITAS GRACIAS!!

Kentauro dijo...

Querido Hipócrates, sólo por esa intensa emoción que he logrado "inocularte" (qué bonitos y saludables son los virus que se contagian a través del cine y de la literatura... y de la música, que ya se me olvidaba!), y por esos ojos húmedos con los que has recorrido este humilde homenaje a mi "adorado" Chéjov, y a las tres "únicas" muestras cinematográficas que de sus inmortales e irrepetibles obras he podido recuperar y conservar como oro en paño, ha valido la pena las horas y minutos dedicadas a tan gozosa recuperación (¡mejor que la de un galeote hundido en aguas caribeñas o gaditanas!). Te agradezco tu comentario, tan lleno de "SENTIDO Y SENSIBILIDAD", y tu fidelidad a mis comentarios, que, como ya ves, siempre andan por ahí tratando de recuperar algunas joyitas perdidas, todavía hoy, lo sé bien, muy valoradas por estupendos entusiastas, por desgracia, desconocidos. Afortunadamente, cuento con tus "salutíferos empujoncitos hipocráticos" que me enriquecen el cerebro más que "el castaño de Indias" de las mágicas (¡y me ratifico en que lo son!) "Flores de Bach" Un abrazo, ya no inmenso, sino con toda la salubridad (¡de saludable,eh!) con que pueda yo contagiarte. ¡Hasta cuando tú quieras... (¡volver!.

Kentauro dijo...

Perdona, Hipócrates, porque donde dije "galeote", quería decir "galeón", porque los pobres "galeotes" ya tenían bastante con los latigazos y las "somanta palos" que les endilgaban, además de irse al fondo con la galera, y acabar todos en boca de algún "TIBURON" spielbergiano. Recuperar a Chéjov ha sido fácil, pero a un pobre "galeote", ¿Habría que preguntárselo a Mr.Steven? ¡Hasta... cuando... se pueda, mi saludable hermano cinéfilo!

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