El film entra de lleno en uno de esos barrios italianos de Greenwich Village. Allí, dos primos hermanos [pertenecientes ambos a una de esas acendradas familias descendientes de la emigración italiana de principios de siglo], un atildado Charlie Moran (Mickey Rourke), maître d'hôtel con aspiraciones de algún día tener su propio restaurante, comparte algunas horas de sus jornadas laborales con Paulie Gibonni (Eric Roberts) el intrigante y torpe primo que trabaja como camarero en el mismo hotel que Charlie. Paulie también es un soñador de altos vuelos que aspira a poseer un semental de carreras que llegue a enriquecerle. A Paulie lo pillan falseando las cuentas de los platos que sirve.
Y tanto él como Charlie son despedidos del hotel, quedándose ahora sin trabajo y endeudados. Charlie debe encontrar otra manera de pagar la pensión alimenticia a su ex-mujer y a su hijo, mantener a su novia, Diane (Daryl Hannah) profesora de baile con la que convive. Diane para mayor inri se halla embarazada. Charlie sigue soñando con la posibilidad de comprar un pequeño restaurante a las afueras de New York.
Paulie conoce a un viejo relojero medio cegato, Barney (Kenneth McMillan),
que además es un experto cerrajero capaz de abrir cualquier caja
fuerte, y que también aspira a la posibilidad de poder retirarse de su
improductivo negocio de relojero con la ganancia del robo. Un detective de tráfico conocido por ser inflexible con los coches mal aparcados llamado Burns (M. Emmet Walsh) ordena a la grúa que se lleve el automóvil de Paulie pese a los ruegos de éste que ha llegado a tiempo para recogerlo. Paulie le insulta llamándole "el muy cerdo" y preparará su venganza al día siguiente.
Paulie, Charlie y Barney se dirigen hacia el lugar donde puede llevarse el atraco que Paulie ha propuesto. Y una vez allí estudian las posibilidades de lograr el atraco. Aunque Charlie no se muestra muy convencido, pero Paulie insiste en que no hay equivocación posible: "¡Charlie! Está garantizado. Consúltalo con la almohada".
Walter "Bunky" Ritter (Jack Kehoe), policía corrupto, trabaja en los chanchullos ilegales del mafioso Eddie Grant (Burt Young) para recoger el dinero que guardan donde Paulie prepara el atraco. Bunky se entrevista primero con Grant antes de llevar a cabo la recolecta del dinero escondido, grabando ocultamente sus conversaciones en una cinta que lleva escondida en su pecho.
Paulie, para vengarse del Detective Burns (M. Emmet Walsh), espera a que entre en el bar del Bronx, y mientras se dirige al retrete, mezcla en el ginger ale que suele beber un laxante de caballo. "¿Tarda en hacer efecto?", pregunta asustado el camarero. "No, es lento", responde Paulie. Burns se bebe su ginger ale y sale del bar dispuesto a seguir multando a todo coche que considere que no cumple con las leyes de aparcamiento. Y Paulie se esconde a la espera de que la bebida surta su efecto. Y llama de inmediato por teléfono a los compañeros policías unos minutos antes, indicándoles: "Hay un agente caído. Necesita ayuda". El resultado no se hace esperar, y Paulie, entre saltos y risas, llama a los compañeros para que descubran al avergonzado policía arrinconado por el efecto demoledor del laxante.
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