Glosada ya la figura clave de este no menos mítico personaje, Anthony Mann, que frente
a los horizontes superdespejados de la cultura, al asimilar cualquiera
de las vertientes de las que se sirven las artes, fue también un "hombre-cine", tipo "ve cine, piensa cine, vive para el cine"
(mítica frase de Marcel Carné), "The Black Book-Reign of Terror" ("El reinado del
Terror") se apuntala en su cinematografía más artesanal (sin
detrimento
de sus resultados), dotada de ese magnífico ritmo que siempre ha
presidido toda su obra. En el film que nos ocupa, prevalece, pues, una
composición plástica bellísima, en perfecto blanco y negro, muy
apta para introducirnos en ese soberbio fresco de época (todo él,
aunque nos cueste creerlo, rodado en estudios cinematográficos
hollywoodenses), con extraordinarios primeros planos de los
protagonistas y sus enfrentamientos, logrando al mismo tiempo los más
espectaculares resultados. Y en cuanto al género de aventuras, como ya
se dijo, Anthony Mann gozó de todas las virtudes epopéyicas del mismo: "Lo que en realidad cuenta es lo que ahora ves y disfrutas, y no lo que en verdad fue...")
La
trama ficticia con ciertos ribetes de autenticidad de una Francia en
plena ebullición tras la revolución del pueblo contra la monarquía,
exalta ferozmente la figura de Maximilien Robespierre,
inventor de la guillotina, y que por supuesto se siente totalmente
preparado para declararse dictador del pueblo galo. En el "Comité de
Seguridad Pública", el que fuera gran compañero durante el levantamiento
Georges-Jacques Danton, es condenado a muerte.
Y el siguiente de la lista de condenados por Robespierre se halla el gran defensor del pueblo y doctor Jean-Paul Marat-rebautizado François"
Robespierre esconde un secreto "libro negro" que contiene la lista de aquellos a quienes pretende ejecutar, pero finge que ha desaparecido.
Le da autoridad al temido fiscal Duval, el llamado carnicero de Estrasburgo, que llega a París para encontrar el elemento crucial, y es en realidad un personaje desconocido incluso por su jefe de policía, el inquietante Fouché.
Pero el auténtico Duval es asesinado y suplantado por el patriota Charles D'Aubigny, que trabaja en secreto para el marqués de Lafayette, para la justicia, y se propone por todos los medios, ayudado por su antigua amante, la bella Madeleine, derrocar a Robespierre y salvar a Marat de la guillotina.Cuando D'Aubigny ayudado por el siniestro Fouché.encuentran el libro negro que había ocultado Robespierre, sabiendo que se halla en la lista negra después de haber leído los nombres,Fouché trata de arebatarselo a D'Aubigny, que se defiende estrangulándolo.
Madeleine es detenida y torturada por los esbirros de Robespierre para que confiese dónde se halla el libro negro que se halla en poder de D'Aubigny para presentarlo como prueba de la dictadura de muerte que trata de implantar Robespierre ante el "Comité de
Seguridad Pública" Madeleine será salvada de la muerte por D'Aubigny poco después de la caída de Robesbierre.
Éste ha sido puesto en manos del "Comité de Seguridad Pública",
descubriéndose así sus propósitos nefastos., Finalmente, se le ha hecho
callar con un certero disparo en la boca y
conducido a la guillotina. Una vez liberada Francia del dictador, el
pueblo francés festeja su libertad. Robespierre ha sido guillotinado por el mismo pueblo que lo encumbró, tal como predijo Danton.
Pero el execrable traidor Fouché
ha logrado sobrevivir al ataque de D'Aubigny, y antes de unirse a la algarabía de los
ciudadanos habla con un extraño personaje que asegura la Regeneración de
Francia, y cuando le pregunta su nombre le responde que se llama Napoleón Bonaparte.
Al
enmarcar este "The Black Book" ("El Reinado del Terror") en el
providencial estallido que pudo significar para Europa la Revolución
Francesa, y que luego proyectaría sobre los mismos artífices que la
hicieron posible una nueva oscuridad de infortunio, la reconstrucción de
tamaño caos colosalista nos recuerda las dos magníficas versiones llevadas a la pantalla de la obra de Charles Dickens "A Tale of Two Cities" ("Historia de dos ciudades") . La primera versión de 1935, dirigida por Jack Conway, con Ronald Corman, Elizabeth Allan, y Edna May Oliver. La segunda de 1958, de Ralph Thomas, con Dirk Bogarde, Dorothy Tutin, Paul Guers, Marie Versini, e Ian Bannen.
O la inolvidable versión muda del genial David W. Griffith con"Orphans of the Storm" ("Huérfanas en la tormenta"- "Las dos huérfanas"), de 1921, con Lillian Gish, Dorothy Gish, Joseph Schildkraut, Frank Losee, y Katherine Emmet.
[Robespierre: ¿Qué debo hacer?- Danton: Vuelve a la tierra. De inmediato. - Robespierre: Detén el ímpetu revolucionario y matarás la revolución. - Danton: La gente quiere comer y dormir en paz. Sin pan no hay ley, libertad, justicia. ¡Al diablo con los Comités! Te admiro. Me encantaría seguirte, pero no a cualquier parte.- Robespierre: Quiero dar condiciones de vida normales al 80% de la gente. Eso es todo. - Danton: Déjalo... ¡No hagas discursos aquí! -Robespierre: ¿Qué? - Danton: ¡Eso no es todo lo que quieres! ¡Quieres sentirte feliz! ¡Pero no sabes nada de la gente! ¿Como podrias saber? ¡Mírate! No bebes, estás empolvado Dicen que las espadas te hacen desmayar.
¡Nunca has tenido una mujer! ¿Por quién hablas? ¡Haz felices a los hombres! ¡No eres un hombre! ¡Te mostraré a la gente! Demos un paseo por las calles.]
En esa encrucijada, de nuevo nos hallamos frente a la
consabida miscelánea del hecho histórico ficticio (en este caso, la
búsqueda de un inculpador "Libro Negro", supuestamente confeccionado por
Robespierre, con una lista no menos negra de sospechosos,
viejos colaboradores a los que ansía arrastrar hasta la guillotina),
con los correspondientes acontecimientos fidedignos que vivieran gran
parte de los personajes reales que enseñorean el film: Danton
que se enfrentó con Robespierre la noche antes de ser condenado a
muerte vituperando sus sueños de dictadura y burlándose de ellos. Y al
día siguiente, en el Comité de Salvación Pública, a instancias
de su ex-amigo Robespierre, acusado y conducido a la guillotina, como nos mostró Andrzej Wajda, en 1982,
en su film "Danton" {con Gérard Depardieu, Wojciech Pszoniak, Anne Alvaro, Patrice Chéreau, Tadeusz Huk} de forma más prolija, y brillantemente, ese mismo suceso. A todo ello se unen
las injerencias malévolas del demoníaco Fouché, espía omnipresente del
Comité Ciudadano, y el apresamiento y muerte en la guillotina de su
mismísmo inventor: el controvertido Robespierre.
Toda la película conserva una especie de orden miniaturista del siglo que
retrata. En contraposición, la cámara de Mann, convierte en presa fácil
de los espectadores la turbulencia inquietante de muchos de sus
personajes, o las bellísimas aristas de su protagonista femenina, al
encuadrarlos en una especie de exaltación coral, abarrotada de
excelentes e inesperados primeros planos, muy en la línea del gran
maestro impresionista Fritz Lang, y hasta del genial Josef Von
Sternberg, cuyos tratamientos fílmicos, en los dorados 30
hollywoodenses, se han convertido, por derecho propio, en el mayor
enemigo del tiempo, dado que no han envejecido ni lo más mínimo.
No
echaremos de menos tampoco, en este "Reinado" tan espléndidamente
fotografiado, el suplemento rocambolesco y aventurero, tipo "The Three Musketeers" ("Los tres Mosqueteros"),
"Scaramouche" del gran George Sidney o "Ivanhoe" y "The Prisoner of Zenda" ("El prisionero de Zenda"), del artesanal Richard Thorpe, de la siempre deseable
suplantación de personalidad en todo film de intrigas arriesgadas que se
precie.
En consecuencia, asistiremos encantados a esa segunda
profetizada destrucción del absolutismo más injustificado con la necesaria búsqueda del terrorífico libro negro de Robespierre para acabar con él y llevarlo hasta la guillotina, tras oírle exponer: "Vivimos
en una violencia constante, el pueblo está sediento de sangre, y exige
cada vez más muertes A diario el monstruo reclama su parte, sólo hay un
hombre capaz de parar a la bestia y dicho hombre ha de llegar a ser el
dictador de Francia" "¿Qué te detiene?" "Un
libro negro. Mi agenda secreta, en ella consta la lista de los enemigos
de Francia y todos sus delitos, es el que utilizo para elaborar la
lista para la guillotina. Ayer desapareció dicho libro" "¿Y por qué no haces otro?" "No
lo entiendes, algunos trabajan en mi propio Comité, sospecho que nadie
sabe seguro si su nombre figura en la lista, su miedo me otorga el poder
sobre la Convención"
"Así
puedo controlarlos individualmente, pero si se enteran de que están en
la lista no podré hacerlo. Por eso importa recuperar el libro antes de
que se haga público"
No
hay, por tanto, comedimiento en este estupendo relato histórico, de
miradas oscuras y
de personajes epicéntricos que no cesan de verse reflejados en un
delirante despliegue entre las sombras de esa Convención parisina
sedienta de sangre ni podemos ocultar que el auténtico discurso
absolutista del nefasto Robespierre, capaz de imponer tan ácidas consideraciones ideológicas de
la más cruel tiranía, fueron: "El pueblo es un monstruo sanguinario que se alimenta de vidas humanas, y cada día debe satisfacer su cuota. Sólo un hombre es capaz de controlar esa bestia, y ese hombre ha de ser dictador de Francia"
¡Western, cine negro, historia!= ¡espectáculo maestro! Todo lo que esperábamos de Anthony Mann en este "Reinado del Terror". ¡Gozada y gozosa!
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