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lunes, 2 de agosto de 2021

Maurice -VII Parte-


Asistimos a la historia de un joven homosexual, Maurice, que se halla decidido a  "descubrir" y aceptar su propio "Yo" en el retraído corazón de una sociedad como la británica del tiempo "edwardiano", a principios del siglo XX (impregnada de homosexualidad), y que, tras esta arriesgada determinación, es capaz de otorgar al mismo tiempo, a su obligado encubrimiento sexual, la no menos atractiva categoría de una norma de urbanidad absorbente, cautivadora, excitante. La ilustración que abre sus puertas a la primera parte del film, acompañada de las  impuestas vacilaciones de Maurice, nos acercan fascinantemente hasta ese punto de ambigüedad  que ilustra "su" incapacidad primeriza para interpretar lo que sucede ante él. No tardará, sin embargo, en afianzar, con creciente confianza en sí mismo, las resoluciones y el impacto emocional de un orden personal y sexual nuevo, asumido, finalmente, con calma y felicidad. "Maurice", el film, se nos muestra así como un ejercicio creativo de audacia inaudita.
 
 





                      
 
 
 
 
"Maurice" fue escrita por Edward Morgan Forster entre 1913 y 1914, y publicada en 1971, después de la muerte de su autor. La obra está dedicada a "tiempos mejores", o sea, a una época más feliz que pudiera contemplar sin hostilidad las claves íntimas que laten en sus páginas. La dedicatoria encierra así la intención de un libro delicado y sutil que Forster no se atrevió a publicar en vida, por temor a chocar con el puritanismo intolerante que imperó en la sociedad británica durante e incluso después del período que cubre el reinado de Eduardo VII, tras el fallecimiento de la reina Victoria en enero de 1901, y se extendió desde ese año a 1910. El tandem Merchant-Ivory adapta la magnífica novela a la Pantalla Grande con fascinante sutileza en 1987. 
 
 
Protagonizada de forma extraordinaria por jóvenes figuras británicas del nuevo cine inglés : James Wilby como Maurice Hall, Hugh Grant como Clive Durham, (ambos ganadores  en el "Festival de Venecia" del premio al "Mejor Actor"), Rupert Graves como Alec Scudder, y los no menos inolvidables actores secundarios que incluyeron a Denholm Elliot como Dr. Barry, Simon Callow como el profesor Mr. Ducie, Billie Whitelaw como Mrs. Hall, Judy Parfitt como Mrs. Durham, Ben Kingsley como el Dr. Lasker-Jones, y nuevos y prometedores rostros: Phoebe Nicholls como Anne Durham, Patrick Godfrey como Simcox, el mayordomo de Clive Durham, Mark Tandy como Lord Risley, Kitty Aldridge como Kitty Hall, Helena Michell como Ada Hall, Barry Foster como Dean Cornwallis, Catherine Rabett como Pippa Durham, Peter Eyre como el Reverendo Borenius, Orlando Wells como Maurice "niño", y Helena Bonham Carter como la joven asistente del partido de cricket (no acreditada en los títulos). James Ivory fue premiado con el "León de Plata" en el "Festival de Venecia" al "Mejor Director". Richard Robbins, en el mismo Festival, recibió la "Golden Osella" ("Vellon de Oro") al mejor "Sound-Track" ("Banda Sonora Musical") La Academia de Hollywood nominó a Jenny Beavan y John Bright por el "Best Costume Design" ("Mejor Diseño de Vestuario"). "The New Yorker", en una retrospectiva de la película en 2017, declaró: "... Para muchos hombres homosexuales que llegaron a la mayoría de edad en los años ochenta y noventa, "Maurice" fue reveladora" El director James Ivory dijo: "Mucha gente se ha acercado a mí desde "Maurice" y me ha llevado a un lado y me ha dicho: "Solo quiero que sepas que cambiaste mi vida".
 

 

Modelo de adaptación cinematográfica de una buena novela, (si nos decidimos a aceptar la tantas veces criticada incapacidad del cine para entrar en la casa del espíritu literario), "Maurice" es el ejemplo perfecto para mostrar todos los pliegues retrógrados y prohibidos de la conciencia social en cuestiones carnales, y desplegar elegante y respetuosamente el velo de la ironía en cuanto la Naturaleza impone a los más profundos sentimientos que puedan alimentar las necesidades sexuales del hombre.


 

 

 

 

 

 

 

 

Así, asistiremos a una primera parte de la obra y también de la película en la que su segundo protagonista, Clive Durham, muestra una personalidad atractiva de homosexual convencido y convincente, siguiendo las drirectrices libres de su amigo Lord Risley (que se dedica a buscar emociones en los bares londinenses), lleno de fascinantes recursos intelectuales, descrito de forma extraordinaria por Forster; y que Ivory, aquí sí,  decida traicionar las páginas del autor, presentándonos el cambio sexual del joven pensador, amante del clasicismo griego, como el producto de una presión social que somete y castiga las libertades sexuales de sus hombres y mujeres. Se sacrifican, en consecuencia los profundos matices del original literario, para detenerse en una no menos sutil pintura del medio hostil de la época "edwardiana", con el episodio del proceso por indecencia del uranista  Lord Risley que no se hallaba en la novela, -inspirado por mano de Ivory en el escritor homosexual, amigo de Forster, Lytton Strachey-, y que nos es presentado como un  dandy afeminado. 

Pero el planteamiento de Ivory vuelve a ser magistral, ya que vela en este comienzo la relación carnal de la pareja universitaria Clive-Maurice para hacer estallar la fascinante impronta sensual de Maurice cuando el joven criado de los Durham, Alec Scudder, se mete en la cama de Hall, y sus siguientes, modélicos y excitantes encuentros amorosos. 

La elección de los juveniles protagonistas por parte de Ivory es un nuevo acierto. Maurice es apuesto, sano, atractivo, y mentalmente torpe -como lo quiso Forster-. Alec, no menos gallardo, es endiablado y decidido. Y Clive, es apolíneo, impetuoso y arrogante, en su primera personificación como estudiante en Cambridge. Luego, tras abandonar a su confiado amante y compañero Maurice, Durham decide dejarse bigote -al habérselo afeitado Hall  después de su desesperada riña y rompimiento con Durham (ingenioso tropo inventado por Ivory), y entra así en los dominios acomodaticios y escasamente atractivos de la banalidad social de la época. La novela tenía que acabar, al ser de tesis amorosa, con un final feliz. "Si no -dijo Forster- no me hubiera molestado en escribirla". La cinta, por supuesto, también. 

 

 

 



Pero, como espectadores agradecidos, asistiremos a un nuevo hallazgo: el añadido simbólico de Ivory de que Clive Durham cierre, con rostro pensativo y probablemente con cierta añoranza, ante su esposa, Anne, las ventanas del dormitorio, para evitar que entren una vez más por ellas las perdidas y placenteras efusiones de la Naturaleza, encarnadas por Maurice Hall. 






Durante un viaje a una playa azotada por el viento, Maurice Hall, un escolar de 11 años, recibe instrucciones sobre los "misterios sagrados" del sexo de su profesor Mr. Ducie. Un deseo loable, pero todavía inentiligible para su alumno, huérfano de padre. Y a su un tanto confusa explicación añadirá los cambios que experimentará en la pubertad. Y traza sobre la arena de la playa dibujos cuyo significado el pequeño Hall no logra entender.


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Años más tarde, en 1909, Maurice asiste a Cambridge. Allí, además de las clases, asiste a reuniones de merienda que imparte su profesor de Filosofía el Dean Cornwallis, tras la lectura de los clásicos griegos.



Poco después entabla amistad con dos compañeros de estudios: el aristocrático Lord Risley y el rico y apuesto Clive Durham. Entre ambos jóvenes se suscita un inesperado deseo de estar juntos y abrazarse, aunque Maurice, accediendo, no acaba de comprender los motivos que mueven a Clive para sentirse tan unido a su afecto. 


 

 

 

Durham sigue la filosofía griega en el sentido de poseer además del amigo, el compañero sexual deseado. Así, se enamora de su amigo y sorprende a Maurice al confesarle sus sentimientos. Al principio, Hall reacciona con asombro y no acaba de creer lo que oye de labios de su amigo. Clive sale corriendo, sintiéndose avergonzado de haber expresado su nuevo sueño de compañerismo helénico.

Su amistad se rompe momentáneamente, aunque Maurice pronto se da cuenta de que corresponde a los sentimientos de Durham


 
 
 
 
 
 
 
 
      
 
 
 
     Durante la noche, Hall decide acudir a la habitación de Durham, y hacerse perdonar sus dudas en un cálido abrazo.

Los dos amigos se embarcan en una apasionada historia de amor pero, gozosos rehuyen las clases de la universidad y parten en motocicleta, retozando en el campo y embargados por la felicidad de sentir las mismas emociones.  Pero ante la insistencia de Clive, su relación sigue siendo no sexual. Ir más allá, en opinión de Durham, los disminuiría a ambos. Maurice acepta aunque su deseo sexual se resiente ante la negativa de Clive a aceptar sus impulsos naturales. 
 



Clive, miembro de la clase alta, tiene un futuro prometedor por delante y no quiere arriesgarse a perder su posición social. Su estrecha relación continúa después de que Maurice es expulsado de Cambridge por haber abandonado consecutivamente sus clases. Clive y Maurice se despiden en la estación, confiados en continuar su relación más tarde en Londres, donde Hall comenzará  una nueva carrera como corredor de bolsa tras abandonar definitivamente sus estudios, mientras Clive permanece en Cambridge para acabar su carrera.

La relación de Maurice con su madre, viuda, y sus dos hermanas, Ada y Kitty, resulta engorrosa. Su madre no acaba de aceptar que Maurice haya dejado Cambridge. Pero el joven se muestra indiferente y se niega en redondo a seguir la normativa de vida que impone Mrs. Hall, negándose, entre otras cosas, a asistir a misa con ellas, y haciendo caso omiso de las reprimendas domingueras mientras desayuna.
Cuando el caso judicial de Lord Risley por comportamiento inmmoral al intentar abusar de un soldado sale a la luz, y el mismo es condenado a prisión, Clive que ha asisitido al juicio teme que el escándalo pueda salpicar su nombre y que sus orientaciones sexuales en Cambridge hacia Maurice puedan acarrearle una condena social como la que acaba de sufrir su compañero y amigo Lord Risley. Tras el juicio Clive visitará a la familia Hall en Londres. Maurice, su madre y sus hermanas reciben encantadas a su inesperado visitante que naturalmente es invitado a pasar la noche en su hogar londinense.
 

 
          
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Clive, en una de sus visitas anteriores, compartió el lecho con Maurice, pero ahora decide cambiar de habitación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
    
 
 
 
    
 
                              La noche siguiente, tras la cena, se muestra indispuesto, sufriendo un desmayo.


Maurice, asustado, recibe  la ayuda inmediata de sus hermanas y de su madre para conducir a Clive hasta el dormitorio. Cuando Ada y Kitty no se hallan presentes, Maurice, de forma impetuosa, besa a su amigo, y antes de que llegue el doctor, ruega a su madre que no comente el acto de haber besado a Clive. Mrs.Hall tranquiliza a su hijo mostrándose muy comprensiva.

Una vez el doctor atiende al joven Durham, aconseja que una enfermera vele aquella noche al enfermo. Pero Maurice rechaza tal idea, ofreciéndose él mismo para cuidar de su amigo y amante, y atenderlo en todas sus necesidades físicas. Clive se muestra su reticencia a que Hall lo atiende, expresando que eso resulta un tanto repugnante.

A la mañana siguiente, cuando Maurice vuelve de su trabajo Clive se dispone a abandonar el hogar de los Durham, ya que su madre ha acudido en su busca. Cuando Maurice requiere a Clive el motivo de esa marcha inesperada, éste no contesta a sus preguntas, dejando terriblemente desconcertado y entristecido al joven Hall. Una vez en su casa, cuando su criado Simcox muestra su preocupación por lo sucedido a Lord Risley, Clive, cuyo propósito, una vez se restablezca, es viajar a Grecia y olvidar el suceso, permanece silencioso sin desear expresar ningún comentario con respecto al juicio y a los motivos del mismo.  
 







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