[Nacido en San Francisco, el 15 de octubre de 1900 - Fallecido en Beverly Hills, el 13 de septiembre de 1987 de problemas cardíacos agravados con Alzheimer a la edad de 86 años]
Su madre, que asistía con asiduidad a los principales teatros de vodevil de San Francisco, el Orpheum y el Alcazar, consiguió que su hijo, de seis años, sirviera como papoose
nativo americano en la producción teatral de 1906 de "The Squaw Man". que sería llevada al cine en 1914 por Cecil B. DeMille. LeRoy
atribuyó su temprano interés por el vodevil a "la fascinación de mi madre
por él" y a la de sus primos, Jesse L. Lasky y Blanche Lasky, vodevilistas
durante la juventud de LeRoy. Su abuelo paterno, de
origen judío, poseyó un importante almacén de productos variados al
estilo de las futuras grandes superficies, donde trabajaba su padre, y
que fue destruido por el famoso terremoto de 1906. Pese a que el "department store"
disponía de un conveniente seguro contra cualquier tipo de quiebra que
pudiera sobrevenir, la Cía. Aseguradora se declaró al mismo tiempo en
bancarrota de resultas de tan terrorífico seísmo. La situación familiar
pasó del bienestar a la ruina total. Siendo todavía un niño, LeRoy vende
periódicos por las semiderruidas calles de San Francisco, al mismo
tiempo que descubre en él ciertas aptitudes para el canto, que le
permite, como joven promesa, entrar en el mundo del vaudeville,
en el que se sucederían los fracasos.
Finalmente, se traslada a Los
Ángeles junto a su primo, Jesse Louis Lasky (pionero y co-fundador, en
1913, con su cuñado Sam Goldwyn, de "Jesse L. Lasky Play Company"
en un suburbio de la citada ciudad conocido por Hollywood, llave que
abriría los Estudios Paramount Pictures, y donde un desconocido Cecil B.
De Mille dirigiría su primer film.
Los primeros años no permiten comprender lo que significaría para el pequeño suburbio de los Ángeles (la venidera Meca del Cine) la citada industria de la imagen. LeRoy, como muchos futuros e importantes directores, trabajaría en vestuarios, laboratorios de procesamiento del celuloide filmado y asistente de cámara en multitud de films mudos, muchos de cuyos gags escribiría él mismo. Dirige, por fin, su primera película, "No Place To Go" ("La frontera del amor"), en 1927, con Mary Astor, Lloyd Hughes y Hallam Cooley, cuando en el Sylent Movie imperan las narraciones de argumentos escasamente complejos, vive de una estética y un lenguaje carnavalesco, y los presupuestos fílmicos resultan irrisorios.
LeRoy, que ha asistido al auténtico nacimiento del
Séptimo Arte, se impone, con la llegada del sonoro, una de sus primeras
misiones como futuro realizador de importantes films: conceder a la
balbuciente narrativa cinematográfica, que había nacido de la vía
teatral de Méliès, un dinamismo que pueda converger tanto en una fuerte
expresividad dramática como en una efectiva ampliación de los detalles
de la acción. Acción que habrá de acercarse cada vez más a un realismo
cinematográfico hasta entonces casi desconocido, y que como una
inesperada y nueva sintaxis de la imagen, vaya alejando progresivamente
al nuevo cine de Hollywood del sendero teatral, ya indicado, de Méliès.
Será su encuentro con Edward G. Robinson en 1931 el que enriquecerá
esta tendencia realista de LeRoy. (Lejos queda, a fin de no echar en
saco de olvido el que fue considerado como primer drama de la historia
del cine, "Histoire d'un crime", realizado en 1901, en Francia, por
Charles Pathé, y que con sus 110 metros y seis cuadros rubricó las más
primitivas escenas dramáticas o pretendidamente realistas del naciente
arte).
En "Five Star Final" ("Sed de escándalo"), 1931, el primer film de LeRoy con Edward G. Robinson, además de Aline Mac Mahon, Boris Karloff, Marian Marsh, H.B. Warner, Anthony Bushell, y George E. Stone, nominado en la categoría de Outstanding Productión 1931/1932, luego conocida como Academy Award for Best Picture,
nace la era del periodismo "delictivo".
La batalla competitiva de las
publicaciones de prensa que a diario recorren las calles
estadounidenses, y de cuyos entresijos no se omitirá, como diagnóstico
enfermizo de una sociedad constantemente en pugna por la supremacía
periodística, cierta violencia desatada que habrá de confabularse con el
crimen. Vuelve a contar con Robinson para su siguiente film, "Little
Caesar"("Hampa dorada"), 1931, con Douglas Fairbanks Jr., Glenda Farrell , Stanley Fields, y Sidney Blackmer, película en la que LeRoy se interna, también por vez primera, en
el inquietante mundo del gangsterismo,
puertas que seguirán abiertas ya definitivamente a este género, uno de
los mayores y más originales del cine norteamericano; y que en la década
de los 30, junto con los films de presidio, dio vida a un impactante ciclo a los que como dirían los críticos "el sonido había restituido la voz de sus macabros y excitantes conciertos de metralletas".
Edward G. Robinson, en su duro papel como el egocéntrico, enfebrecido y
feroz Rico Bandello, convertido en César de los bajos fondos de
Chicago, se transforma en el primer gangster
por excelencia, casi diabólicamente epopéyico, que prohija las
directrices de un género por medio del cual LeRoy trazaría nuevas
directrices diseccionadoras del fenómeno del gangsterismo. Y que tras bucear en las causas y razones que lo hicieron posible,
acabaría mostrándolo al público como una de las peores lacras que debían
ser extirpadas de la sociedad estadounidense; y sin prescindir tampoco
del conveniente final moralizador.
Fue una nutrida etapa cuyo valor se centraba en su testimonial fuerza expresiva y documental, dejando, no obstante, los diagnósticos e investigaciones de sus raíces sociales un tanto difuminadas. Siguiendo con este ciclo de violencia desatada, surge "Scarface" ("Cara cortada"), 1932, de Howard Hawks, con Paul Muni, George Raft, Boris Karloff, Ann Dvorak, y Karen Moley, producida por el magnate Howard Hugues (que publicitó la película hasta límites nunca recordados, proclamando que era éste el film de gangsters que llevaría a la picota y limitaría definitivamente todas las filmaciones futuras de dicho género), impetuoso biopic del gangster Iberoamericano Al Capone, extraordinariamente interpretada por Paul Muni. Junto a la no menos excelente "City Streets" ("Calles de la ciudad"), 1931, de de Rouben Mamoulian, con Gary Cooper y Sylvia Sidney.
Y los dramas carcelarios se suceden de inmediato: "The Big House" ("El presidio"), 1930, de George W. Hill, con Chester Morris, Wallace Beery, Lewis Stone, Robert Montgomery, y Leila Hyams, "Public Enemy" ("El enemigo público"), 1931, de William A. Wellman, "Bad Company", 1931, James Cagney y Jean Harlow, y "Bad Company", 1931, de Tay Garnett, con Helen Twelvetrees, Ricardo Cortez y John Garrick.
Y "20.000 years en Sing
Sing" ("20.000 años en Sing Sing"), 1933, de Michael Curtiz, con Spencer Tracy, Bette Davis, Arthur Byron, Lyle Talbot, y Warren Hymer.
Sin olvidar que, el año anterior, 1932, Mervyn LeRoy había dirigido "I Am a Fugitive from a Chain Gang" ("Soy un fugitivo"), con un inolvidable Paul Muni, además de Glenda Farrell y además de Glenda Farrell, Helen Vinson y Preston Foster. Y que dicha película sería seleccionada "For preservation in the United States National film Registry by the Library of Congress" por ser "cultural, histórica y estéticamente significativa"
En 1938, LeRoy es contratado como jefe de producción por los grandes Estudios de Metro-Goldwyn-Mayer. Una vez allí su registro como director se abre a un campo más amplio: el melodramático. Su primer paso en MGM es asumir toda la responsabilidad de la que sería una de las más taquilleras realizaciones de los Estudios: "The Wizard of Oz" ("El mago de Oz"), 1939, con Judy Garland, Frank Morgan, Ray Bolger, Bert Lahr, Jack Haley y Billie Burke.
Y aunque en 1942, como si guardase cierta fidelidad a los cánones fílmicos de cine negro que lo habían consagrado en la década de los 30, LeRoy filmaría "Johnny Eager" ("La senda prohibida") a mayor gloria de dos de las superestrellas contratadas por MGM: Robert Taylor, Lana Turner, y en la que también se incluiría a Van Heflin (ganador del Oscar al Mejor Actor de Reparto), LeRoy, olvidando que también él supo poner el dedo en la llaga, no cometiendo el error de creer en una prosperidad americana sin límites. parece, sin embargo, no querer ya prestar sus oídos a los agoreros de una pasada época, y eludirá en los nuevos Estudios no tan sólo el un tanto desfasado cine de gangsters, sino aquellos exámenes críticos que una vez ensombrecieran y siguen ensombreciendo el rostro del país como el control abusivo de los grandes monopolios y el paro obrero, la corrupción política y la falta de probidad en la administración de la justicia, las dificultades agrarias y los problemas terroríficos de las instituciones penitenciarias.
Bajo la
refulgente luz de los focos de MGM, nace un intuitivo Mervyn LeRoy que
se pone al servicio del nuevo andamiaje estilístico: un melodramático
fatalismo romántico que va a modular convenientemente casi toda su
producción futura, transformando profundamente su personalidad
cinematográfica. La primacía comercial de Hollywood, en los 40, se
asienta en la gran aceptación popular de géneros, que, aunque jamás
pasaron de moda, en la nueva década exponen una de sus más extensa
trayectorias, demostrando que lo que fundamentalmente busca el público
en el cine es divertirse o llorar a moco tendido. La comedia, la comedia
musical, la aventura y el film romántico-folletinesco va a afianzarse
en esta nueva crónica de una "elementalidad social" del cine que,
inesperadamente, teme abordar problemas más complejos, en especial en
unos años en los que América permanece todavía neutral y espectadora
ante el catastrófico incendio bélico con que Adolf Hitler abrasa a
Europa. Dirige "Waterloo Bridge" ("El puente de Waterloo"), 1940, con la exquisita Vivien Leigh y
Robert Taylor. Asistimos a la esencia imposible del amor, superada por
la arrolladora potencia de los sentimientos, que, aunque permite a los
enamorados separados por la guerra de Europa reunirse de nuevo, fragua
por medio del suicidio el destino final de la protagonista femenina, que
había ocultado celosamente las "personales circunstancias de su
prostitución" tras la ausencia del hombre amado a quien creyó muerto.
"Escape" ("Evasión"), también de 1940, anunciado como gran drama "Pre-War II Nazi Germany",
involucrará a Robert Taylor y a Norma Shearer y Conrad Veidt en una odisea
lacrimógeno-aventurera por salvar a una madre, Alla Nazimova (olvidada
diva del Sylent-Movie)
de un campo de concentración alemán. En 1942 realiza un estilizado y
rosáceo melodrama sobre la tragedia y el "Happy End" de un amnésico que
se mueve entre el más incongruente de los romanticismos: "Ramdom
Harvest" ("Niebla en el pasado"), con Greer Garson y Ronald Colman.
En 1941 dirige un ternurista bien que conmovedor biopic sobre la figura de Edna Gladney: "Blossoms in the Dust" ("De corazón a corazón"), con Greer Garson, Walter Pidgeon, Felix Bressart, Marsha Hunt, y Fay Holden [Edna
Gladney fundó “Texas Children's Home and Aid Society of Ft. Worth”. Jugó un papel decisivo en convencer a la
legislatura de Texas de aprobar la llamada "Ley de certificados de
nacimiento", que eliminó la palabra "ilegítimo" de dichos certificados
de los niños nacidos fuera del matrimonio. Su sociedad colocó a más de 2000
huérfanos en buenos hogares. Todavía estaba viva y tenía unos 55 años cuando
Greer Garson la interpretó en la película “Blossoms in the Dust”]
No obstante, recibiría una
nominación al Oscar como Mejor Director. "Madame Curie", de 1943, con Greer Garson, Walter Pidgeon, Henry Travers, Albert Basserman, y Robert Walker, se
convierte en una edulcorada y simple narración que, tras convertirse en
una intensa aventura sentimental, expone la trayectoria, más o menos
auténtica, aunque totalmente recortada en el último tramo de cuanta
verdad conllevara la existencia final de la gran química y física
polaca, Marie Curie, pionera en el campo de la radioactividad y Premio
Nobel de Física en 1903. En 1949, lleva a cabo un plomizo y dulzón remake de
"Little Women" ("Mujercitas"), con un espectacular reparto: June Allysson, Elizabeth Taylor, Janet Leigh, Margaret O'Brien, Mary Astor, Peter Lawford, Rossano Brazzi, Lucile Watson, Leon Ames, Harry Davenport, Elizabeth Patterson y C. Aubrey Smith, que no logra superar la calidad estética e
interpretativa de la versión que George Cukor realizara en 1933 con
Katharine Hepburn.
Ya en 1958, con "Home Before Dark" ("Después de la oscuridad"), adaptación de una mediocre novela de Eileen Bassing (que escribiría el guión del film junto a su esposo Robert Bassing), LeRoy alcanza, merced a los momentos antológicos ofrecidos por una protagonista de excepción como fue la portentosa Jean Simmons, además de Rhonda Fleming, Dan O'Herlihy, y Efrem Zimbalist Jr., uno de sus mejores "tempos" cinematográficos: extraordinaria calidad estética de sus claroscuros en blanco y negro, el dramático silencio torturante de una mujer enamorada, celosa y desequilibrada que, tras seguir alimentando los sueños amorosos de su juventud, aceptará que cierto grado de locura se adueñe de sus sentimientos, al tiempo que trata de recuperar al hombre amado, egocéntrico, hastiado de las neurastenias obsesivas de su esposa y enamorado, durante su ausencia en el manicomio, de la gazmoña y bella hermanastra de su enferma mujer.
En la citada década de los 50, LeRoy
dirigiría algunos musicales. "Lovely To Look At" ("El amor nació en París"), 1952, con los populares cantantes Kathryn Grayson, Howard Keel, y Red Skelton, Marge Champion, Gower Champion, y Ann Miller, "Million Dollar Mermaid" ("La primera sirena"), 1952, con Esther Williams, Victor Mature, Walter Pidgeon, David Brian, y Donna Corcoran, "Latin Lovers" ("Mi amor brasileño"), 1953, con Lana Turner, Ricardo Montalban, John Lund, Louis Calhern, y Jean Hagen, y una nueva versión de "Rose Marie", 1954, con Ann Blyth, Howard Keel, Fernando Lamas, Bert Lahr, y Marjorie Main.
El colosalismo vuelve a actuar como auténtico detonante para atraer al público. La moda de rodar grandes films de tema bíblicos o simplemente el llamado género de "romanos" en el extranjero y que no tiene más objetivo que el económico, es decir, abaratar costos y eludir la presión fiscal, mueve a los estudios MGM a rodar en Roma, en los estudios Cinecittà, la superproducción "Quo Vadis?", basada en la renombrada novela del "Premio Nobel de Literatura Polaca" Henryk Sienkiewicz (en 1902, Ferdinand Zecca, cineasta francés, rodó una primera transposición de la misma obra; en1912 vería la luz otra espectacular versión del director italiano Enrico Guazzoni; en 1925, Arturo Ambrosio, Gabrielle D'Annunzio y Georg Jacobi, con el famoso actor alemán Emil Jannings, se aventuran de nuevo en un suntuoso remake del film anterior.
También Cecil B. De Mille, en 1932, realiza la no menos desorbitada "The Sign of the Cross" ("El signo de la cruz") basándose en un guión de Waldemar Young y Sidney Buchman proveniente sin lugar a dudas de la misma novela, y con un espectacular reparto compuesto por Charles Laughton, Fredric March, Claudette Colbert, Elissa Landi, e Ian Keith.
Mervyn LeRoy, al igual que Sienkiewicz intentara ofrendar con su
monumental obra un suntuoso melodrama ambientado la Roma de Nerón, aplica un exagerado y gazmoño planteamiento teológico
que pretende convertirse en una exhaustiva investigación sociológica del
nacimiento del Cristianismo. El imperativo industrial exigía, ante
todo, un reparto casi irrepetible en tan titánica empresa como la de
llevar a buen puerto "Quo Vadis?", que liberase al film de sus
exigencias puerilmente religiosas dado el endeble guión de S.N. Behrman,
Sonya Levien y John Lee Mahin; script que acabaría por desvirtuar gran parte de la autenticidad histórica presente en la novela.
Peter Ustinov, nominado al "Premio de la Academia", con su delirante
interpretación de Lucio Claudio Domitio Nerón, compuso uno de los
mejores "efectos tragi-cómico-dramáticos" de su espléndida carrera como
actor irrepetible. Pero la pendiente del cine-espectáculo sigue acosando
a los grandes estudios. El gigantesco despliegue de medios que supuso
"Quo Vadis?": legiones de extras, intentos velados de orgías paganas, travellings
espectaculares en falsos Coliseos, una orientación demagógica de
cuantos fenómenos religiosos que en el pasado han sido, y siguen siendo
en el presente, tiene mucho de "zarzuelero", por no decir "operístico", y
postizo. El film de LeRoy posee una función más descriptiva que
expresiva, tiende en todo momento hacia una estética pictórica: el
incendio de Roma, el "martirologio" cristiano cobrando vida en
Technicolor, y un monumentalismo teatral que trastoca la historia y
acaba por convertirla en una mascarada no menos folletinesca que
cualquier drama mundano y pasional entre imponentes escenografías
arquitectónicas. Pese a todo, el nuevo "Quo Vadis?", se engrandeció al contar con un espectacular reparto: Robert Taylor, Deborah Kerr, Peter Ustinov, Leo Genn, Patricia Laffan, Marina Berti, Finlay Currie, Buddy Baer, (impresionante Ursus) Abraham Sofaer, Rosalie Crutchley, Felix Aylmer, Nora Swinburne, Ralph Truman, Geoffrey Dunn, Norman Wooland, (y sin acreditar, por aquella Roma de cine también asomaron Elizabeth Taylor, Sophia Loren y Bud Spencer) Y a todo ello habría que añadir la primera de las grandes epopeyas musicales del gran Miklós Rózsa,
que compuso una espléndida banda sonora. El monumental film se erigió
por tanto en un espectáculo indiscutible, con impresionante índice de
éxito en taquilla en todas las salas de cine del mundo.
Contratado, finalmente, por Warner Brothers, dirige en dichos estudios "Mister Roberts" ("Escala en Hawai"), 1955, con Henry Fonda, James Cagney, Jack Lemmon, William Powell, y Ward Bond, y cuyo rodaje había abandonado John Ford; "The Bad Seed" ("La mala semilla"), 1956, con Nancy Kelly, Patty McCormack, Gage Clarke, y Jesse White, un pseudo-thriller de terror psicológico donde la supuesta inocencia infantil adquiere tintes diabólicos, y basado en una obra teatral de Maxwell Anderson.
"The FBI Story" ("FBI conra el imperio del crimen"), 1959, con James Stewart, Vera Miles, Murray Hamilton, y Larry Pennel, y un biopic musical, "Gypsy", 1962, basado en las memorias de la pionera del striptease, Gypsy Rose Lee, espléndidamente interpretada pos Rosalind Rusell, Natalie Wood y Karl Malden.
En 1961, había rodado "A Majority of One" ("Mañana viviré"), con Rosalind Russell, Alec Guinness,y Ray Danton, y la aventura volcánica "The Devil at 4 O'Clock" ("El diablo a las cuatro"), con Spencer Tracy, Frank Sinatra, Kerwin Mathews, y Jean-Pierre Aumont.
Y antes de retirarse definitivamente del cine en 1966, rueda su último melodrama "Moment to Moment" ("Momento a momento") 1965, con la malograda Jean Seberg, Honor Blackman, Sean Garrison, Arthur Hill, y Grégoire Aslan.En 1974, Mervyn Leroy publica su autobiografía: "Take One". Descubrió estrellas como Clark Gable, Loretta Young, Robert Mitchum y Lana Turner.
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