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martes, 8 de abril de 2025

CAMILLE (MARGHERITA GAUTHIER) -1ª Parte-


Jamás pudo ser más humanizado el estatismo insólito y no por ello menos amado de aquel ser cinematográfico majestuoso en que llegó a convertirse la gran diva del cine mudo y su excepcional crecimiento artístico con la llegada del sonoro. Naturalmente se trata de la desbordante estrella sueca que fue Greta Garbo en la que todos los valores de la interpretación cinematográfica alcanzaron con ella muchos de los más traumáticos pero apasionantes delirios eróticos con los que logró enamorar a cuantos espectadores que, para admirarla, llenaron las maravillosas y hoy desaparecidas salas de cine durante la mayor parte de las decadas del pasado siglo. Y que también hoy, 90 años después, aún podamos volver a visionar a la Garbo en el que sin duda fue su más excelso y magistral  drama romántico en la pantalla: ”Camille” (“Margarita Gautier”), -en España-, y lograr de nuevo estremecernos y hasta arrancarnos las lágrimas, maravillosamente viva por toda la eternidad a través del más excelso de los  celuloides en blanco y negro con que la retrató y endiosó el virtuosismo de un realizador tan gigantesco como fue George Cukor. La Garbo, como reafirmación de la más extrema y pura concepción cinematográfica entre guión, decorado, fotografía y dirección, y a través de imágenes de una perfección insuperable, que no han envejecido en absoluto a pesar del tiempo transcurrido,  puede así reaparecer ante nosotros como el auténtico sueño femenino que en realidad fue, y cuya calidad interpretativa quedó circunscrita en la más elevada excelsitud cuando afortunadamente decidió transfigurarse en la “Camille” o “La Dame aux Camélias” de Alejandro Dumas, y ofrecernos un bellísimo y soberbio retrato de la fascinante pelandusca francesa, aunque heroína desgraciada y tísica, de aquel legendario y novelado romance decimonónico. A este notablemente enriquecido y extraordinario drama del más emotivo amour fou que nos legó el Séptimo Arte en los años 30, se añadió el no menos admirablemente dosificado reparto de inmortales intérpretes [Robert Taylor, Lionel Barrymore, Jessie Ralph, Henry Daniell, Leonore Ulric, y Rex O`Malley] “Camille” fue inmediatamente clasificada por la National Board of Review como una de las diez películas mñas destacadas de 1937, titularidad que hoy sin duda sigue conservando. Y Greta Garbo obtuvo por su inolvidable interpretación el Premio del Círculo de Críticos del Cine de New York, y fue candidata al Premio Oscar de la Academia como Mejor Actriz, y que, incomprensiblemente, no le fue concedido. 

FUE MAJESTUOSAMENTE BELLA, ACTRIZ EXTRAORDINARIA Y FASCINANTE, EL PRIMER ENSUEÑO SUECO DE HOLLYWOOD, DEL CUAL HUYÓ EN PLENO ÉXITO PARA NO VOLVER JAMÁS. "FUE TODO LO QUE UNO PODRÍA SOÑAR. ADEMÁS DE HERMOSA, FUE SEDUCTORA, LLENA DE MISTERIO, CON UNA LEJANÍA QUE SÓLO LOS HOMBRES COMPRENDEN, PORQUE ESA ES UNA CUALIDAD QUE USUALMENTE SÓLO SE ENCUENTRA EN LOS HOMBRES" -RAMÓN NOVARRO- 



                                 LAURA HOPE CREWS 

Además de la Garbo, sobresaldría la hoy olvidada y peculiar gran actriz de reparto Laura Hope Crews, como la en un principio divertida, entrometida y casamentera Prudence Duvernoy, que, tildada de buitre por otro de los personajes femeninos de la película, nos mostrará poco después su lado amistoso más superficial y negativo: el de una auténtica egoísta, malévola, materialista y finalmente desleal depredadora de Margarita Gautier.
 
 

 AND THE OSCAR WINNER SHOULD HAVE BEEN TO GRETA GARBO 



"La soñadora pero pobre mantenida por amantes Margarita Gautier derrocha el dinero que consigue de sus amoríos. Pero su interesada amiga de diversiones la madura Prudence Duvernoy, que la provee de vestidos y sombreros  a cuenta esperando cobrar tarde o temprano si provee a Margarita de un amante rico, la acompaña aquella mañana al teatro donde ha preparado una entrevista con un tal Barón de Varville, adinerado y que, Prudence no lo duda, caerá rendido a los pies de la muchacha en cuanto la conozca. "Tiene un pie en la tumba, y lleva peluca", ironiza Margarita. "En absoluto,. Todo lo contrario. Es joven y guapo. Una de mis empleadas supo por su ayuda de cámara que irá al teatro esta noche. Por eso quería que estuvieses imponente"
 
 
"Querida, ya eres prácticamente una baronesa. No olvides que fue gracias a mí", asegura la casamentera Prudence. "¿Dónde nos sentamos?" "Palco A. Siempre pido el palco A. Al barón no le pasará desapercibido. Abra el palco A" La encargada de repartir los palcos aclara a Prudence: "Hay alguien ahí dentro" "¿Qué?". Buenas noches entradas por favor" "Tome" "Aquí dice palco B" "Pedí el palco A", insiste Prudence. "Si llevase gafas vería lo que le dan" "Que insolencia" "No pasa nada" "Espera. ¿Quién hay ahí dentro" "Una amiga suya" Margarita y Prudence caen en la cuenta de que la usurpadora del palco A es otra de sus entrometidas amigas siempre en busca de conquistas masculinas. "Olympe" "Olympe. Claro. ¿Qué te hace tanta gracia?" "Que hayas armado todo este lio por Olympe" "Menuda arpía.  Te equivocas si crees que voy a dejar que una tramposa como ella desbarate mis planes. Tiene que cambiarnos el sitio" "Resuélvanlo entre ustedes, señoras"
 
 
"Cuando la entrometida Olympe abre la puerta del palco, las tres mujeres se saludan cariñosamente, pese a las escasas simpatías que sienten por Olympe. "Ángel mío" "Margarita, cariño" "¿Cómo estás, querida? "Qué guapas estamos esta noche. ¿Qué perfume llevas? "Es mi secreto" "¿Y qué tal tú, vieja ladrona" "Hay que ver lo bromista que eres" "Pero ¿por qué nos quedamos en el pasillo?" "Mira, Olympe, se han equivocado con nuestras entradas y nos gustaría que nos cambiases el palco" "¿Por qué? No entiendo por qué queréis este si el vuestro es igual" "Ya conoces a Prudence. Ella y sus secretos. Hasta el corsé es un gran misterio", bromea Margarita"
 
 
"Algunas cosas han de ser un misterio. Pero si haces lo que te pido te regalaré el sombrero de piel" "Trato hecho. Me cambiaré en el descanso",acepta Olympe. "Ven, Margarita" En ese instante, se presenta en el teatro el barón de Varville, y le es entregada la nota de Prudence. "Una nota para para Monsieur le Baron" "Habrá un asiento en el palco A para M. Le Baron de Varville con una dama  que espera le honre con su presencia"
"¿Cuál es el palco A?" "Aquél, a la izquierda" "Muéstreme mi sitio" "¿No desea mandar una nota?" "Lo decidiré luego"
"Querida, ¿ves a ese caballero que está de pie", pregunta Prudence a Olympe"
"¿Cuál?" "En la segunda fila, en el pasillo" "Sí, ¿Le conoces?" "Sé quién es. Es el inmensamente rico, barón de de Varville"
"No sabía que los hombres ricos pudieran ser guapos", confiesa encantada Margarita. "Éste sí, nos está mirando" , añade Prudence. "Nos ha visto mirarle. He cambiado de opinión. Quédate con el sombrero. El barón de Varville viene a este palco y me quedo a conocerlo" "Pero viene a conocerme a mí"







 
"Así que ése era el misterio", exclama Olympe. "Le he invitado yo" "No podía ser mejor. Gracias, querida Prudence, por apañarlo. Ya que te has molestado tanto, déjame que lo reciba sola" "Desgraciadamente, también me gusta" "¿Por qué desgraciadamente?" "Sus ojos me cortejado toda la noche" "Mentira. Apenas te ha mirado. No he quitado los anteojos de su cara salvo por un instante, para que viese la mía" "Quizá fue el instante en el que me sonrió" "No te sonrió y no te encontrará aquí" "Me buscará en otra parte" "Olympe, apelo a tu sentido del honor, si es que lo tienes" "Cállate, vieja. Salid antes de que os eche" "Vamos, Prudence. Estás loca Olympe"
"Tú estás loca. Prudence no es más que un viejo buitre" "¡Buitre! Me ha llamado Buitre", exclama Prudence furiosa"
"El que robaría la cartera a un muerto. Te diré algo más. Si no dejas de despilfarrar el dinero acabarás en la cuneta. O en la granja de la que vienes, ordeñando vacas y limpiando gallineros" "Esos animales son mejores amigos   que los que he conocido en París"
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


"Prudence requiere a la acomodadora para que avise al Barón de Varville del cambio de palco, ya que Olympe no ha accedido a trasladarse: "Venga. Impida que el barón vaya al palco A. Dígale que venga al palco B. ¡Deprisa!"... "Monsieur le Barón. Ha habido un error, monsieur. La dama que le envió la nota no está en el palco A, sino con su amiga en el palco B"  Pero la entrometida Olympe lo estropea todo: "¿Es usted? Pase, monsieur?" "¿Su respuesta, monsieur?" "Diga que, por el momento, estoy ocupado"
"Usted me ha sonreído antes, ¿verdad? Dígame primero si me sonrió a mí o a mi amiga" "¿Qué amiga?" "¿Ni siquiera la ha visto?" "No" "Eso es encantador" "Me preguntaba si me invitaría a sentarme si acudía al palco" "¿Por qué no? Estábamos predestinados a conocernos hoy, ¿no?"
"El destino debe de haber tenido algo que ver. Llevo tanto tiempo esperando. ¿No me cree?" "No" "La vi por primera vez hace año y medio. Iba en una calesa, vestida de blanco. Entró en una tienda en la Place de la Bourse" "Sí, puede ser. Iba a un sastre en la Place de la Bourse" "Llevaba puesto un vestido fino con muchos volantes, un gran sombrero de paja, un chal bordado, una sola pulsera, y, por supuesto, las camelias" "Tiene muy buena memoria, ¿verdad?" "Después fue en el Opera Comique. Estaba en un palco con un abrigo de piel, y Gaston, un tipo que conozco y que la conoce, dijo: "Margarita ha estado enferma" Eso me entristeció"
 
 
"La vez siguiente" "Dígame si eso es cierto, ¿por qué no ha hablodo conmigo antes?" "En primer lugar, no la conocía" "Tampoco esta noche" "No, pero después de que me sonriera, sabía que no le importaría" "¿Y ahora que me conoce?" "Ahora sé que la quiero, y la he querido desde el primer día. Margarita, querida"
"En ese momento, aparecen Prudence y Gaston, algo bebidos, en especial Prudence. "Con lo que ha pasado necesitaba un brandy" "Y después, dos más" "Sí, y luego me ha hecho beberme otro. Bueno, sólo son cuatro" "Imagina que vas a tomarte otro, y luego..." "No querrás emborracharme." "Quiere librarse de nosotros. Quiere estar sola con mi amigo" "Por primera vez en tu vida  tienes razón, Gaston" "¿Quién es tu amigo?" "Barón de  Varville, ésta es mi vecina, Madame Duvernay"
"¿Barón de Varville?" "¿Barón de Varville? No me extraña que quisiera librarse de nosotros" "Yo no he dicho que fuese ningún barón" "Allí está el barón en persona, con la granuja de Olympe" "¿En serio?" "Así es" "Bueno, esto es muy divertido" "¿Divertido?" "Sí, estoy de acuerdo. Es divertido"  "Aunque no sea el barón de Varville, siéntese" 
"Qué raro que me invite sabiendo que no soy importante" "No sea tonto. ¿Quién es usted?" "Me llamo Armand Duval. Nunca me he avergonzado de ello" "Armand Duval" "Sí" "No siempre soy sincera. En este mundo no se puede. Ya sabe. Pero no lamento el error" "Yo tampoco" "El barón sigue mirando hacia aquí" "Eso debe de preocupar a Olympe"
"Ya que no quiere sentarse, ¿por qué no va a comprarme unos dulces? ¿Podrá comprar una libra de marrons glacés? Aunque no sea el rico barón, ¿verdad?" "No volveré con sus dulces demasiado pronto"

"El barón de Varville, situado en el palco A junto a Olympe ha observado a Margarita y a sus acompañantes. Atraído por la belleza de Gautier, pregunta a la celosa Olympe: "¿Cómo se llama su amiga?""¿A quién se refiere?" "La dama del palco de enfrente con quien hablaba" "Ella. Bueno, apenas es amiga mía. La conozco, por supuesto.Pero no es fácil llevarse bien con ella" "¿Cómo dice que se llama?", insiste el barón. "Tiene fama de ser una de las mujeres más extravagantes de París", la denigra Olympe. "Y una de las más falsas. Me gusta la sinceridad, ¿y a usted?" "Es una cualidad admirable" "Bueno, insisto en ello"
"Es de las que dicen una cosa y piensan otra" "¿Quién?" "Margarita, la dama de quien hablamos" "Margarita.¿Cuál es su apellido?" "Gautier. No es el verdadero. Tenía un apellido muy corriente cuando vino a París. Es inútil aburrirle con ella. Una amiga mía da una fiesta hoy, por si quiere venir"  "Odio las fiestas. Gracias por este encantador entreacto, querida" "¿Volveré a verle?" "Yo diría que es muy probable. Buenas noches"
"El Barón de Varville se dirige entonces al palco B donde Margarita se halla sola, esperando la vuelta de Duval. "Buenas noches" "Buenas noches" "Espero no molestar" "No. Sea usted bien venido, barón" "Me alegré al ver que estaba usted sola"
"Mientras tanto, Duval aguarda a una camarera del teatro que ha ido en busca de los marrons glacés solicitados" "Monsieur, siento haberle hecho esperar. Tuve que ir a dos tiendas para encontrarlos" "No importa, no hay prisa" "Como sólo quería marrons glacés, estos son muy frescos. ¿Quiere probar uno?" "Gracias"
"Cuando Duval vuelve al palco B, Margarita ha desaparecido. Desconcertado se dispone a salir de allí, pero descubre un pañuelo en el suelo, probablemente dejado o perdido por Margarita. Lo recoge y lo guarda como si se tratara de una proposición para volver a encontrarse"

"Los medios de supervivencia de Margarita son nulos a no ser que se entregue como mantenida a un hombre rico. Por ello, ha aceptado el ofrecimiento como amante del millonario Barón de Varville. De todas formas, su salud sigue pasando por etapas críticas, y cuando Varville le propone un viaje a Rusia junto a él, ella insiste en que el doctor le ha aconsejado que no se exceda. Varville lo acepta, y aunque la mantenga cómodamente, en su interior sabe que Margarita tan sólo permanece a su lado por dinero" [Versión doblaje castellano] "Muy bien. Debo irme. Creo que debería llevarte conmigo"
"Los médicos me desaconsejaron que viajara a Rusia" "En verano no hace frío" "Aún así, el viaje sería demasiado para mí. Me cansaría. Me pondría enferma otra vez. Y tú te aburrirías. ¿Qué te daré para que me recuerdes?" "No puedes darme lo único que quiero?" "¿Qué?"
"Una lágrima. No sientes los suficiente  que me vaya" "Sí que lo siento" "¿Hay algo que pueda hacer por ti antes de irme?" "Sí. Voy a una subasta esta tarde. Querría comprar un par de caballos" "Acabo de darte dos"
"Sí, pero esos caballos eran de mi amiga, Eugenie Clivet, que murió hace unas semanas.Sé que querría que los tuviese yo" "¿Que más da, si no los necesitas" "Olympe los quiere. Siempre quiere lo mismo que yo, y no quiero que se los quede" "¿Tan celosa estás de Olympe? No me lo creo" "Quiero los caballos de Clivet porque quiero al cochero. Él sería infeliz sin los caballos" "Debe ser joven y guapo" "No"
"Es bastante viejo. Más que Nanine. Necesita a alguien que cuide de él, y sé que Olympe no lo hará" "Qué corazón tan grande y qué poco juicio. Le echaré un vistazo a tu nuevo cochero cuando vuelva" "Gracias" "Bueno. Adiós"
          "Adiós" "Vigílela, Nanine"



















"Bueno, espero que no te tiren. He oído que no son muy seguros", exclama rabiosa Olympe tratando de desacreditar la compra efectuada por Margarita. "Págale al subastador, Nanine. Dile al viejo cochero que también viene" "Qué gran corazón, Margarita", admira Gaston."Sí, le saldrá caro. Ojalá el mío no sea tan blando" "Tranquila" "Es un gran error tener el corazón más grande que el monedero", exclama la materialista Prudence. "Prudence, ¿les has invitado a mi fiesta?" "Si el barón odia las fiestas" "No vendrá. Le aburrirían mis amigos" "¿Habéis discutido?", comenta alegre la envidiosa Olympe. "Aún no, pero no pierdas la esperanza"
"Armand Duval. ¿Dónde están mis marrons glacés?" "Me los comí hace seis meses" "Qué pena" "Sin embargo, me alegro de poder devolverle algo que es suyo" "¿Sí?" "Estaba en el suelo cuando volví" "¿Lo ha conservado todo este tiempo?" "Sí" "¿Siempre con usted?" "Siempre, como un viejo amigo que me recuerda que no soy el barón de Varville"
"No es una razón muy romántica" "No, es un aviso contra el romance" Margarita tose. "Qué sensato. ¿Le ha vuelto muy cínico?" "Sí, mucho" "¿Por eso nunca me visitó?" "Quizá" "Lo siento. Necesito amigos" Llega Naninne. "La he estado buscando" Y saluda a Duval. "Monsieur, véalo usted mismo, está bastante mejor. Bueno, lo estaría si se cuidase más" "¿Por qué iba a interesarle mi salud?" "Vino a diario cuando estaba enferma, a ver cómo estaba y a traer flores" "¿Era él?"
"Dígaselo usted mismo" "Sólo dijo "un amigo", pensé... Naninne espérame abajo" "Sí, madame. Monsieur" "Podía haber pedido verme" "Bueno, sabía que había muchos otros" "No había ningún otro. Durante las semanas en que los médicos pensaban que moriría" "¿Ni el barón de Varville?" "El barón estuvo en Inglaterra todo el tiempo. No, usted fue el único que se molestó en llamar a mi puerta. Pero ahora estoy recuperada, todo es felicidad. ¿Le gustaría venir a una fiesta que doy mañana? Es mi cumpleaños" "No teme estar todavía débil"

"No le temo a nada, salvo al aburrimiento. Es una cena, tras el teatro" "Gracias, iré encantado. Este libro será mi regalo. ¿Lo ha leído?" "Nunca leo. ¿Qué es?" "Manon Lescaut"
"Quién era?" "Una bella dama que vivía para el amor y el placer" "Es un color precioso. Debe ser bueno" "Sí. Pero es bastante triste. Ella muere al final" 

 
"Me lo quedaré, pero no lo leeré. Odio las ideas tristes. Sin embargo, todos morimos. Quizá esto se subaste algún día, cuando yo muera"
UNA GARBO DEFINITIVA: SUS ESCENAS DE AMOR, SU RENUNCIA Y SU FATAL DESAPARICIÓN FINAL MUCHO MÁS ALLÁ DE LO RECOMENDABLE. UN ROMANTICISMO LUJOSO CON RESOLUCIONES IMPECABLES DE ESCENAS DIFÍCILES, DONDE LA DIVA SUECA CRECE Y REFULGE INCREÍBLEMENTE ENTREGADA A SU PAPEL, LOGRANDO, YA EN LA ÚLTIMA RECTA DE SU CORTA CARRERA HOLLYWOODENSE DURANTE EL SONORO, RECARGAR DE LA MÁS SUBLIME ATMÓSFERA SU IMPERECEDERA LEYENDA. ¡IMPRESIONANTE!