domingo, 19 de septiembre de 2021

Oberst Redl (Coronel Redl) -2-

 

István Szabó ofrenda a través de "Oberst Redl" uno de los testimonios morales más electrizantes de una época europea vivamente sensibilizada por la situación política en que se halló inmersa (una orientación política capaz también de rebasar todas las convencionales barreras geográficas). A través de este drama belicista colectivo, expuesto con un asfixiante bien que no menos atractivo barroquismo escenográfico, por el que pulularán las imágenes burguesas y militaristas que explicitarían la degeneración causante de la I Guerra Mundial, así como la inmediata decadencia, tras la derrota de Alemania, que acabó proporcionando al futuro nazismo parte de sus efectivos, Redl, personaje ambiguo, frío y ambicioso, se verá atrapado, ya desde su infancia (enervante atmósfera de pobreza y mediocridad), por la profusa intriga de los convencionalismos sociales, que (sin obviar el conflicto de fondo homosexual del protagonista) ofrendan su siniestro mensaje a través de las sinuosidades del ejército, y exponen el drama del hombre acosado por una siempre sofocante colectividad nacionalista, buceadora en los círculos profusos del drama militar, de su "honorable" criminalidad patológica, y, por ello mismo, de sus pretendidas virtudes modélicamente jerárquicas.

 





Las mismas que, por supuesto, no servirán en absoluto de atenuante a la hora del desastre político que desembocaría en la I Contienda Mundial. Finalmente, Redl acorralado y capturado por la reja fronteriza, reivindicativa del contraespionaje gubernamental con el cual acabará cooperando ciegamente, y tras la que se arrojara de un modo suicida en busca de la panacea históricamente ligada a la supremacía militar y a sus visiones políticas de grandeza, las mismas que gestaran tantos falsos perfiles heroicos, acabará como miembro amputado, detrás de los cerrojos corridos de la indiferencia y el desagradecimiento, por ese mismo estremecedor retablo de la depravación elegante y decadente de un Imperio inmisericorde. Un proceloso gobierno que le arrojará simbólicamente a la misma cloaca desde la cual se creyó rescatado, y le impondrá, (contundente plano final del film), tras tan desesperada búsqueda del difícil equilibrio que pudiera mitificar su labor y entrega al brumoso boomerang que lanza el militarismo, capaz de idealizar la ya inminente ignición bélica que amenaza a Europa, la única y aplastante inflexibilidad que coronar pueda, siempre dentro del plano de la "honorabilidad del suicidio" que el ejército otorga, la degradación a la que su no menos trágico destino le acaba precipitando.




 

 
 
 

 







 
Una infancia que deja tras de sí sus sendas apacibles, humildes. Alfred Redl-Gábor Svidrony tan sólo recordará las sonrisas maternas, las miradas ingenuas de las hermanas, la renunciación a todos los afectos familiares en aquel atardecer que lo arrancará para siempre de sus orígenes. Las voces hambrientas de la niñez y los alborotos de los juegos, se alejan en el ocaso de su memoria, porque pertenecen ya al tiempo agónico de la miseria, frente al tufo de los trenes, sombras rugientes que jamás ofrecieron consuelo a la precariedad doméstica, y cuya evocación, finalmente, quedará tras el pequeño Alfred como una fría imagen en la niebla con su aire lamentable: la pequeña estación de ferrocarril de Lemberg, Hungría (hoy Eslovenia).
 



 
 
 
 
 



Frente a todo alumno aventajado, lugareño, y Alfred lo es, se vuelca la generosidad de Emperador. Tras los primeros años escolares, para gozo y vanagloria de la humilde familia de Lemberg, llega el agasajo de la Academia Militar Imperial. Al niño tímido se le exigirá siempre agradecimiento y fidelidad a la Casa de los Habsburgo. Primera amistad: el aristócrata húngaro Kristóf-György Rácz y su hermana, Katalin Von Kubinyi-Katalin als Mädchen, un mundo asentado en mármoles y que ofrenda a los ojos del pequeño Alfred sus aguijones de inferioridad: "Redl, el Imperio es tan grande (Inquiere el gran anfitrión von Kubinyi-Tamás Major) que no consigo averiguar a qué pueblo de su Majestad perteneces"... (Redl) "Nací en Galitizia, señor"... "¿Polaco?"... "No, mi padre es ruteno. De origen alemán. Creo que el abuelo de mi madre era húngaro. Sí, eran húngaros. Eran nobles, pero perdieron su fortuna. El emperador les ayudó. Fueron funcionarios estatales" "Tienes sangre húngara"
 
"Sí, mi madre cantaba una canción 
 húngara"...
 
 
 
 

 



 

 


 

 

Incidentes en la Escuela Militar del Emperador. Burlas contra el Profesorado. Kristóf Von Kubinyi junto con varios compañeros se ve involucrado. Alfred Redl es requerido por el director y presionado por él para que delate a los culpables. Redl miente ante el temor de que Kristóf pueda ser expulsado: (Redl se convierte en delator por primera vez) "Creo que ha sido Von Genecsy, señor"... Muy bien, Redl. Será un soldado leal. Es un campesino hábil" (Reflexiones del joven Redl una vez cometida la delación) "¡Judas! ¡Soy un Judas, no un soldado! Ellos son soldados. Yo soy un campesino traidor"

 
 


 
 
 










 
"Ambicioso, preocupado por su bienestar.  Le gusta parecer aristócrata. Admira el poder y destaca su gratitud hacia los Habsburgo. No mantiene relaciones con su familia ni con su hermana en Lemberg. Pretencioso, insincero"





 


 
 

 




 
 



 
 
 


 
 

 
 
 
  
 
 
 
 


 

Redl, tutelado por el coronel Von Ruden-Hans Christian Blech, asciende a capitán. Excesos de Kristóf Von Kubinyi-Jan Niklas, críticas a la Casa de Habsburgo: "No debimos  reconciliarnos con los húngaros en 1867. sino anexionarlos, como hicieron los ingleses con Irlanda... Austria no sería una potencia hoy. La autoridad de Viena la sostiene el compromiso con Hungría. El teniente se compadece de los húngaros oprimidos. Pero olvida que ellos oprimen a los pueblos que los rodean. Todo tiene su precio.  Ese compromiso es una obra maestra"
¡A la salud del capitán Redl!...¡A su salud! ¿Lo oyes? ¡Alégrate y bebe! "¿Estás triste hoy, Redl? Quizás por ti" (Dudas entre los compañeros) "Ese Redl nació en Lemberg, ¿no? Y tú en Pomerania... "¿Y qué?" "¿No ves la diferencia?"  "¡No!"... "¿Eres cosmopolita?" "No, soy húngaro, oficial y amigo de Redl". "¡Ah, cómo dijo su Majestad: "Ingenioso y querido pueblo húngaro"
 

 

 
 
"Si Galitzia y Cracovia se integraran en Polonia, Viena se quedaría sin respiración. Y nuestra monarquía? Desaparecería de Europa. Sólo una guerra salvará el Imperio.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Pero que caiga el viejo emperador primero" (Redl ataca a Kristóf) "¿Estás loco?" (Kristóf, defendiéndose de Redl, lo insulta) "¿Qué quieres, guardabarrera?"...





 

Redl, ascendido a coronel, director de los Servicios de Contraespionaje y hombre de confianza del futuro heredero al trono austro-húngaro, el Archiduque Francisco Fernando [Franz Ferdinand], sobrino del Emperador Francisco José I [Franz Joseph I]




 

 

 






 

 
 
 


 
 
 


"La moral del ejército se tambalea. El ejército imperial parece un casino: billares, alcohol, mujeres, ¿no?... (Redl) Sí, alteza, lamentablemente... (Archiduque) El liberalismo lo mina todo. Siéntese. En esta situación es necesaria una limpieza, para restaurar el orden. El ejército debe ser duro como un lago helado... Alteza, los peces nadan bajo el hielo"
 
 

"Debemos dar ejemplo, Redl. Su actividad anterior lo fue. Debemos preparar una acción que sacuda al ejército y deje claro que el liberalismo debe terminar. El viejo Emperador, mi tío, debe saber que el ejército necesita un cambio... En mi opinion, se debe demostrar a los pueblos de la monarquía la cara descubierta del enemigo. La imagen del enemigo común que les amenaza. 

 
 
 
 


"La sensación de miedo es lo único que endurece a un ejército. Piénselo, Redl. Investigue entre sus filas y ofrézcame una respuesta clara y precisa. Debería estar relacionada con los Balcanes y con la acción de las fuerzas rusas. O quizá francesas. Tiene autoridad completa".
 
 










 

 


 

 

 

 





 













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