España despiadada, carpetovetónica, donde jamás se perdonan los prejuicios de las posturas sociales, y donde el luto victimiza a las familias preexistentes. Un mundo oscurantista, tan hipócritamente beato como convencido ilustrador de que la intolerancia es el acto más racional para evitar la liberación del cuerpo; el más resolutivo para que la mujer evite su iniciación en los instintos propios de la naturaleza. Y así, un retrato de matriarcado perverso se ilustra con total falta de pudor y manifiesta dureza psicológica hasta convertirse en un emblemática mascarada de la más pura expresión gargoliana y grotesca, representada por una madre dominante, maligna, postuladora de una religión púdica, tan inquisitiva como mutiladora, y únicamente capacitada para esgrimir mecanismos mentales que, al igual que su Iglesia, nieguen a sus hijas el derecho del hombre libre.
Una España figurativa sí, pero de impacto expresivo enriquecidamente vetusto, en la que asistir al más crudo espectáculo de abierto diálogo sobre los temas de la sensualidad y el deseo irrefrenable del prohibitivo disfrute de los sentidos, especialmente los maritales, carentes ya de horizonte. Infamante uso de un provincianismo capaz de codificar el honor y la castidad entre un costumbrismo social perverso al que tan sólo parece mover el afán de la venganza frente a los ideales eróticos. Universo, en consecuencia, matizado, maduro y simbólico, que permanece impoluto en el terreno de la dramaturgia tradicional valiéndose de las estelas lingüísticas (plenas de un lirismo imperecedero) de nuestro portentoso y fascinante idioma castellano. Y de nuevo, a fin de facilitar la buena digestión del espectador, y los intereses expresivos de la obra teatral, a los amantes de la palabra escrita se les favorece con el clasicismo cinematográfico de la imagen.
[Ruthless, caveman Spain, where the prejudices of social positions are never forgiven, and where mourning victimizes pre-existing families. An obscurantist world, as hypocritically blessed as a convinced illustrator that intolerance is the most rational act to avoid the liberation of the body; the most decisive for women to avoid their initiation into the instincts of nature. And so, a portrait of perverse matriarchy is illustrated with total lack of modesty and manifests psychological toughness until it becomes an emblematic masquerade of the purest gargolian and grotesque expression, represented by a dominant, malignant mother, postulator of a modest religion, so inquisitive As a mutilator, and only capable of using mental mechanisms that, like her Church, deny her daughters the right of a free man.
A figurative Spain, yes, but with an expressive impact that is richly ancient, in which to attend the crudest show of open dialogue on the themes of sensuality and the unstoppable desire of the prohibitive enjoyment of the senses, especially the marital ones, already lacking horizon. Infamous use of a provincialism capable of codifying honor and chastity among a perverse social customs that only seems to move the desire for revenge against erotic ideals. Consequently, a nuanced, mature and symbolic universe that remains unspoiled in the field of traditional dramaturgy using the linguistic trails (full of an everlasting lyricism) of our portentous and fascinating Spanish language. And again, in order to facilitate the good digestion of the viewer, and the expressive interests of the play, lovers of the written word are favored with the cinematographic classicism of the image.]
Genialidad de Federico García Lorca. Casi tan famosa en todo el mundo como el mismísimo "Don Quijote". Es innecesario insistir en el hecho de que es una pieza clave en el universo teatral, y que ha sido representada en todos los escenarios y en todos los idiomas habidos y por haber. "Bernarda Alba" se acoge a la seductora textura del drama maestro de su insigne autor. Y se rige así en patrimonio cultural de la humanidad. Nuestro gran Lorca, renovador de la raíz idiomática de la inmarcesible cultura hispana y de su bellísima lengua, convierte este teatro filmado en una gran exaltación coral, turbia como la historia que cuenta, pero que no deja por ello de convertirse en un boato sugerente, teatralmente a nuestro alcance ya para siempre, y, de inmediato, acogida por la apoteosis mágica del celuloide. La obra no es tan sólo una certera reflexión sobre la soledad humana, sino una especie de cruel comunión con un ambiente hostil, represor y puritano, donde realidad y pesadilla se mezclan. Pasiones femeninas arrastradas a una situación límite. Temores, angustias, en soledad y total falta de fortaleza interior, con sentimientos entrecruzados entre hermanas que se detestan; y que, ya sin vacilación, avanzan hacia auténticos preludios de tragedia.
La hora de revivir vuelve sus ojos hacia el recuerdo gigantesco de
nuestro gran poeta, inhumanamente arrancado de la existencia por el
ensombrecedor rito de una cruel guerra civil y la podredumbre del odio
en el que Lorca, agitado, confuso y, finalmente, herido, arrastró su
último año de vida, inconsciente del horror en que se hallaría inmerso
de inmediato. Jamás sintió la necesidad de una escapatoria. Y salvo ser
uno mismo, no hizo nada para merecer el castigo que le infligió una
humanidad corrupta, alimentada por las manzanas de hiel de ese árbol
siempre mortecino que acumula el fruto de la intolerancia, y el infecto
concepto de la supremacía que convierte al ser humano en una bestia
sucia, fanática y cobarde, hasta transformar un mundo limpio, encantador
y libre en una sentina para los anfitriones del crimen. Rigurosos
interdestructores que amenizan su poder en el triunfo de la sangre,
porque llegan a creer que la nueva creación depende del nuevo hombre
consumido por la feroz rito de la oposición, como el polo negativo de un
imán maligno. El nuevo hombre antagonista, activo y terrible que
obedece a una nueva existencia en nombre de otra nueva virtud y de otro
renovador amor cosechado en los surcos infinitos de otras flamantes
mentiras morales. Ideas sangradoras de profanación universal frente al
derecho a la vida y a la libertad. Y cuya única voz es "guerra",
siempre ansiosa del odio, de la tortura, del crimen, y de la destrucción
violenta del viejo amor. Lorca conoció ese corto y espantoso camino que
conducía hacia un mundo deshumanizado y su malévola realidad. Y su
grandeza, que jamás debió ser prescrita, quedó paralizada por el asombro
ante ese espectáculo febril de un militarismo capaz de adoptar una
insufrible y detestable superioridad frente a la riqueza centelleante
del ingenio y de la inteligencia.
Federico García Lorca fue una luz
irrepetible de amor y belleza, y como un rostro extrañamente arrebatado,
se alejó caminando..., transfigurado por el horror, mientras su
cerebro, con toda probabilidad, no dejaba de repetir el eco de un "porqué"
inhumano que así le robaba la vida... El paisaje era negro, empapado
del olor nocturno de los campos granadinos, y él se movió en las
tinieblas silenciosamente con su traje blanco, limpio e incluso hermoso,
hasta que una bala asesina disolvió sus miembros y su cuerpo en la
temblorosa oscuridad.
Nacido en el seno de una familia acomodada y católica, el 5 de junio de 1898, Federico ve la luz en Fuente Vaqueros, municipio de Granada. En su acta de bautizo recibe el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús.
Era hijo del hacendado Federico García Rodríguez (1859-1945) y de la maestra de escuela Vicenta Lorca Romero (1870-1959), casada en segundas nupcias con don Federico.
Sería su madre quien fomentaría desde su niñez el amor por la literatura, especialmente la poesía. De todas formas, en su adolescencia, Lorca eligió la música como su afición primeriza y más acendrada. La familia se había trasladado a la ciudad de Granada cuando el niño contaba once años. Allí, en una escuela granadina, inició sus estudios de piano. Su profesor fue Antonio Segura Mesa.
Entre sus compañeros de clase fue más conocido como pianista que como escritor en ciernes. En 1914, A los dieciséis años decide estudiar Filosofía y Letras y Derecho. Acto seguido, Se matricula en la Universidad de Granada. Lorca formará parte activa en una famosa tertulia de jóvenes intelectuales conocida por "El Rinconcillo" y que se reúne en el café Alameda. Nace en él, al mismo tiempo, un deseo irrefrenable de conocer la península. Su profesor Martín Dominguez Berrueta será el encargado y compañero ideal, junto con otros alumnos, de alentar inolvidables visitas a Baeza, Úbeda,
Córdoba, Ronda, León, Burgos y Galicia. Estos recorridos por distintas
partes de España, y el descubrimiento de tanta belleza, despertarán en el joven Lorca su vocación como escritor. Fruto de estos viajes sería su primer libro en prosa "Impresiones y paisajes" [se publica en 1918], una pequeña antología de sus mejores páginas en
prosa sobre temas políticos y sobre sus recién nacidos intereses estéticos por las letras.
A ella acudían también, como visitantes asiduos o como residentes durante sus estancias en Madrid, Juan Ramón Jiménez, [que centró sus recuerdos en su libro en prosa "La colina de los chopos"], Miguel de Unamuno, Alfonso Reyes, Manuel de Falla, José Ortega y Gasset, Pedro Salinas, Blas Cabrera, Eugenio d'Ors o Rafael Alberti, entre muchos otros. También concurrieron en sus salones personalidades como Albert Einstein, Paul Valéry, Marie Curie, Igor Stravinsky, John M. Keynes, Alexander Calder, Walter Gropius, Henri Bergson y Le Corbusier.
El político socialista Fernando de los Ríos convence a don Federico para que, aquel año de 1919, permita el traslado de su hijo a la Residencia madrileña, donde el joven podrá completar sus estudios a un nivel muy superior. En aquel hervidero estudiantil dominado por el ruido y la furia intelectual, Lorca, entre 1919 hasta 1926, tiene ocasión de comprobar que por fin se halla a mitad de camino entre sus premisas más acuciantes, séanse la literatura y lograr con ella su mayor riqueza íntima, y la conveniencia de renacer a una nueva apariencia casi épica y complacientemente ambigua para no acabar desvaneciéndose entre compañeros tan inquietantes y no menos crípticos como Salvador Dalí, Rafael Alberti, y Luis Buñuel. También entabló amistad con el impenetrable poeta onubense Juan Ramón Jiménez, cuya poesía respetó escrupulosamente y animó sus primeros pasos para escribir "Libro de poemas".
Pese a todo, no renunció a la música, compuso así varias "Suites", e inició también una primera etapa como dramaturgo con "El maleficio de la mariposa" De su amistad con el músico Manuel de Falla, [instalado en Granada y al que conoció en 1921, durante una de sus eventuales escapadas veraniegas para visitar a su familia], nace "El poema del cante jondo" En 1923, durante la festividad de los Reyes Magos, lleva a cabo una representación lorquiana de sus "Títeres de cachiporra", con el cuento andaluz "La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón", un entremés atribuido a Miguel de Cervantes, y el "Misterio de los Reyes Magos", un auto sacramental del siglo XIII, para el que Falla había colaborado en la composición de la música incidental. Aquel mismo año, Lorca y Falla pusieron manos a la obra para crear una opereta lírica "Lola, la comedianta", y que nunca terminaron.
Encarnado en la hipótesis más genérica del uranismo, al amor de Lorca por el pintor Salvador Dalí se le puede aplicar la palabra poesía sin pecar de exageración ni de cursilería. Por ello, tras dos estancias, durante la Semana Santa, en el hogar del amigo catalán en Cadaqués [una en 1925, y otra más larga en 1927], su amistad [neuras, represiones, despertares, atardeceres sexuales, y capítulos cerrados puestos en solfa por la sensibilidad de Federico] queda retratada, exaltada y revalorizada en "Oda a Salvador Dalí", que se publicaría en "La Revista de Occidente", una divulgación cultural y científica española editada por la "Fundación José Ortega y Gasset" La etapa de madurez como poeta, entre 1924 y 1927, se convierte para Lorca, según sus propias palabras, "en una de las crisis más hondas de mi vida". Sus obras "Canciones" y "Primer romancero gitano", publicados en 1927 y 1928 respectivamente, recibían ya una espectacular aceptación y éxito por parte de la crítica y del lector más entusiasta. Pero se le empieza a catalogar como poeta costumbrista, defensor acérrimo de los gitanos y del folklore andaluz. Precisamente, escribe en una carta a Jorge Guillén: "Me va molestando un poco mi mito de gitanería. Los gitanos son un tema. Y nada más... Además, el gitanismo me da un tono de incultura, de falta de educación y de poeta salvaje que tú sabes bien no soy" Recibe también duras críticas de Dalí y Buñuel sobre el "Romancero gitano".
En 1928 acaba una relación sentimental que le deprime profundamente con el escultor madrileño Emilio Aladrén, y al año siguiente recibe una propuesta del político socialista Fernando de los Ríos para que lo acompañe en un viaje a Nueva York. Lorca ve así una posibilidad de alejarse de Aladrén, y de recobrar su estabilidad. Y también, al mismo tiempo, de poder aprender algo de inglés. E incluso, ya lejos de España, de renovar su obra. Se embarcan en el buque Olympic -trasatlántico hermano del malogrado Titanic- a primeros de junio de 1929, y llegan a la ciudad de los rascacielos el 26 de junio. Aquella estancia en la gran metrópoli norteamericana, según sus propias palabras, "fue una de las experiencias más útiles de mi vida". Pero la elementalidad de una ciudad "de alambre y muerte", como él la describe, su desorbitada economía capitalista, y el brutal rechazo racista hacia los ciudadanos de raza negra, acrecienta en su próximo trabajo "Poeta en Nueva York" [que se publicaría en 1940], su delirio más sensitivo contra aquella desmedida proporción urbanística, caótica y casi deshumanizada. Lorca escribe: "Estados Unidos es una civilización sin raíces. Los ingleses han levantado casas y casas, pero no han ahondado en la tierra". Entre aquella transparencia de sentimientos el poeta trata de expresar "la esclavitud dolorosa del hombre y máquina juntos", en una ciudad a la que denominó como "geometría y angustia". En marzo de 1930 deja Nueva York y se embarca para La Habana, donde se interesaría por la música cubana. Escribe "El público", "Así que pasen cinco años" y "Son de negros en Cuba"
Cuando llegue la luna llena
iré a Santiago de Cuba, iré a Santiago...,
en un coche de agua negra,
iré a Santiago de Cuba, iré a Santiago...
Cantarán los techos de palmera,
cuando la palma quiere ser cigüeña,
y cuando quiere ser medusa el plátano, iré a Santiago
con la rubia cabeza de Fonseca.
y con el rosal de Romeo y Julieta,
mar de papel y plata de moneda.
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco!
Siempre dije que yo iría a Santiago.
En un coche de agua negra.
Iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago.
en un coche de agua negra,
iré a Santiago de Cuba, iré a Santiago...
Cantarán los techos de palmera,
cuando la palma quiere ser cigüeña,
y cuando quiere ser medusa el plátano, iré a Santiago
con la rubia cabeza de Fonseca.
y con el rosal de Romeo y Julieta,
mar de papel y plata de moneda.
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco!
Siempre dije que yo iría a Santiago.
En un coche de agua negra.
Iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago.
Brisa y alcohol en las ruedas,
iré a Santiago.
Mi coral en la tiniebla,
iré a Santiago.
El mar ahogado en la arena,
iré a Santiago.
Calor blanco y fruta muerta,
iré a Santiago.
¡Oh bovino frescor de calaveras!
iré a Santiago.
Mi coral en la tiniebla,
iré a Santiago.
El mar ahogado en la arena,
iré a Santiago.
Calor blanco y fruta muerta,
iré a Santiago.
¡Oh bovino frescor de calaveras!
¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!
Iré a Santiago.
Poco después, regresa a Madrid.Iré a Santiago.
La llegada de la Segunda República Española [abril de 1931] contribuye a recargar de nuevas esperanzas culturales el país. Lorca intenta averiguar hasta qué punto el provincianismo hispano puede mostrarse reticente a una incipiente dosificación del arte escénico, esta vez por medio del entretenimiento que puede suponer llevar hasta cualquier rincón patrio una inusual combinación de teatro y caseta de feria ambulante. Y junto a su amigo, el escritor granadino Eduardo Ugarte, crea, codirige y reúne a entusiastas grupos de aficionados actores universitarios: "La Barraca", que se propone ante todo representar obras teatrales del Siglo de Oro [especialmente Lope de Vega, Miguel de Cervantes y Calderón de la Barca] por ciudades y pueblos de España. Financiado por "El Ministerio de Educación" que dirigía el socialista Fernando de los Ríos pone en funcionamiento este teatro ambulante, que, por desgracia, se frustraría tan rápidamente como empezó con el fatídico estallido de la Guerra Civil, tras el golpe de Estado perpetrado contra la República por los nefastos Francisco Franco y Queipo de Llano [Éste inició una brutal represión en Sevilla, llevando a la muerte, entre 1936 y 1937, a más de 3000 inofensivos disidentes] En la primavera de 1936, "La Barraca" realizó su última función en el "Ateneo de Madrid" con "El caballero de Olmedo" de Lope de Vega.
Lorca viajaría de nuevo a América, esta vez a Buenos Aires, 1933, donde la compañía argentina de Lola Membrives había estrenado "Bodas de sangre" con enorme éxito popular. Allí, tras nuevos triunfos y excelentes recaudaciones de taquilla, conseguiría su ansiada independencia económica. Su permanencia en Buenos Aires se alargaría durante seis meses, y personalmente dirigió "Bodas de sangre" [150 veces representada]. Seguirían "Mariana Pineda", "La zapatera prodigiosa", "El retablillo de don Cristóbal" y una adaptación de "La dama boba" de Lope de Vega. Resultado de esta inolvidable estancia en Argentina para Lorca, además de conceder grandes conferencias culturales, fue poder conocer e intimar culturalmente con extraordinarios intelectuales como fueron los poetas Ricardo Molinari, argentino, el chileno Pablo Neruda, la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou, y el dramaturgo mexicano Salvador Novo.
En 1934, de nuevo en España, ven la luz muchas de sus mejores creaciones teatrales como "Yerma", "La casa de Bernarda Alba" [que leyó por primera vez en Cadaqués ante Salvador Dalí y una emocionada Anna María, hermana del pintor], y "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías".
Poco después, tras visitar Valencia y Barcelona, su imagen, ante el panorama sombrío que recorre España, época de pre-guerra, violenta e intolerante, Federico se convierte en una especie de alegoría del "voyerismo" periodístico malintencionado, por parte de la revista satírica antirrepublicana "Gracia y Justicia" [perteneciente a la puritana "Editorial Católica"], que en enero de ese mismo año no duda en insultar a Lorca en su portada, y califica entre sus páginas las obras del poeta como dramas blasfemos. Humillan también su sensitiva personalidad para diluirla entre siniestras fantasías homosexuales, una vez tachado de afeminado bujarrón granadino. La dura, iletrada y ahora amenazante impertinencia de tan ineludible intolerancia carpetovetónica como la que reina de nuevo por el entonces proporciona el primer momento de intranquilidad con que amenazar la existencia de Lorca: "¡No debiera jugar al corro con ciertas cosas!", frase que se aplaude entre los nuevos "titulados nacionalistas" afectos al Fascismo y a la Falange.
Un amago de atentado absurdamente vengativo por parte de los nuevos movimientos políticos y sus nocivos niveles morales y sociales se cierne sobre la fama del poeta granadino. Los embajadores de Colombia y México preveen entonces que Lorca pueda ser víctima de un atentado debido al puesto que detenta en Granada como funcionario de la República, y para su seguridad le ofrecen el exilio. Pero Federico rechaza las ofertas, y prefiere refugiarse junto a su familia en la casa solariega de Huerta de San Vicente, a la que llega el 14 de julio de 1936, tres días antes de que estallara en Melilla la sublevación de las tropas nacionales de Franco contra la República, que dio lugar a la guerra civil.
No obstante, en Granada el golpe de estado no parece tener demasiada resonancia en un principio, y los primeros días transcurren sin incidente alguno. Será el día 20 de julio la jornada nefasta señalada por la guarnición militar de la ciudad para amotinarse y aliarse con el ejército nacionalista de Queipo de Llano, que en Sevilla ya ha iniciado su cruenta represión contra los frentepopulistas republicanos. Manuel Fernández-Montesinos, cuñado de Lorca y alcalde de Granada es arrestado en su despacho del ayuntamiento, ingresado en prisión y fusilado un mes después. Federico nunca se había afiliado a ningún partido ni rechazó jamás amistad alguna, fuera cual fuera su orientación política. Muy al contrario, si en alguna ocasión se le había preguntado, siempre se manifestaba entre sus conocidos más fieles como católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico. Conocía al líder de la "Falange Española", José Antonio Primo de Rivera, que era un auténtico aficionado a la poesía. De él dijo que le parecía "un buen chico"
El también poeta y amigo de Lorca, Gabriel Celaya, se expresó más tarde en estos términos ante la ingenua irresponsabilidad del joven: "Federico se reía. Creía que aquella sublevación contra el orden establecido por la República no era más que una travesura de niños. No veía nada detrás. Se reía como de una buena broma. Pero esa risa, esa confianza en que el hombre es siempre humano, ese creer que un amigo, fascista o no, es un amigo, le costó la muerte. Porque fueron unos amigos, amigos que él contaba entre sus mejores, quienes en el último momento resultaron ser ante todo y sobre todo unos fascistas asesinos"
Ante las represalias que, tras la detención de su cuñado, parecían ahora amenazar seriamente su vida, Federico se refugió en Granada capital, en el hogar de la familia de su gran amigo y poeta Luis Rosales, dos de cuyos hermanos eran destacados falangistas y le ofrecían así cierta seguridad. ["Federico tenía interés en oír las noticias y entonces yo oía las noticias muchos días con él, de modo que no es solamente que yo conocía ya sus ideas"] Fue un gran error imaginarse a salvo en aquella casa, pese a que las mujeres de la familia, admiradoras de la sensibilidad literaria y personal de Federico, trataron por todos los medios de ocultar su presencia.
Un amplio dispositivo policial, informada por medios clandestinos de la acogida que los Rosales habían procurado a Lorca, se presentó allí el 16 de agosto de 1936 para detenerlo. Guiaba a la policía el delator Juan Luis Trescastro, en un coche de su propiedad marca Oakland, matrícula GR2185, que el denunciante había puesto a disposición del nuevo gobernador civil [Trescastro permaneció en el vehículo por temor a ser reconocido, ya que era pariente lejano de los Rosales. Su carácter virulento se había transformado en criminal y obsesivo].
Acompañaban también a Trescastro los activos ultraderechistas, perseguidores de todos los sospechosos de simpatizar con la izquierda, Luis García-Alix Fernández y Ramón Ruiz Alonso [padre de las futuras actrices Emma Penella, Terele Pávez y Elisa Montes], ex-diputado de la nefasta coalición conocida como "Confederación Española de Derechas Autónomas" [CEDA], que ya había denunciado a Lorca ante el gobernador civil de Granada José Valdés Guzmán. [Cuando fue a su vez detenido, Luis Rosales acusó al activista Ruiz Alonso de haber sido el cerebro del asesinato de Lorca a fin de desprestigiar a la familia Rosales por haber refugiado en su casa a un "rojo"]
José Valdés, que se hallaba indeciso con respecto a qué decisión tomar con el famoso prisionero, manda un despacho a Queipo de Llano que se halla en Sevilla. La postura del "verdugo radiofónico" [en efecto, se había destacado por su uso de la radiodifusión sevillana como medio de guerra psicológica contra los frentepopulistas] fue un ejemplo más de la triste historia golpista con que el militar fascista de Tordesillas eludía toda resonancia a través del diálogo, y por ello mismo se limitó a conceder una respuesta de interpretación casi metafísica como paradigma vergonzoso de su auténtica dimensión humana: "Dale café, mucho café".
Ian Gibson, historiador irlandés, nacionalizado español, y biógrafo de Federico escribió que se acusaba a Lorca de "ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos, y ser homosexual"
Refugio en casa de Luis Rosales
Federico García Lorca fue trasladado al Gobierno Civil, y luego al pueblo de Viznar donde penosamente transcurrió su última noche en una cárcel improvisada, junto a otras víctimas de la represión fascista, tan inocentes como el poeta. Un hombre y sus sueños, sabiendo que ya jamás podrá recomponer la realidad de su existencia, absolutamente espléndida, fascinante, ahora nostálgica, y por ello mismo, ya casi irreal e invadida por una carga de amargura, se enfrenta a un escenario infame de conductas inquisitoriales, y se desvanece a las 4:45 de la madrugada del 18 de agosto de 1936, fusilado en el camino que va de Víznar a Alfacar. Su cuerpo, perdido entre un nocturno réquiem de dulce sonoridad veraniega y de una elegancia y belleza "suicida" frente al calidoscopio maledicente de un mundo impecablemente diseñado por el militarismo y la intolerancia, jamás se ha podido recuperar. Un cuerpo, que recargado ya de una atmósfera de mágico epitafio existencialista, debe permanecer enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de aquellos parajes. Y junto a él, unidos en su probable desafío a la intransigencia y al fanatismo bélico, descansan también los cadáveres de Dióscoro Galindo, honesto e inocente maestro nacional, y los de los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, ejecutados junto a Federico.
Los soldados afines al levantamiento nacional del 18 de julio de 1936 en Granada: Salvador Baró, Juan Jiménez. M.Martínez Bueso y Mariano Asenjo, señalados finalmente por los historiadores como los responsables de fusilar a Federico García Lorca, a Dióscoro Galindo, Francisco Galadi y Joaquín Arcollas.
El delator fascista Juan Luis Trescastro presumiría después de haber participado personalmente en los infamantes homicidios, recalcando la homosexualidad de Lorca.
Poco antes de su asesinato, en una última entrevista de Federico al periodista y caricaturista Lluis Bagaria i Bou para "El Sol" de Madrid, nuestro insigne poeta declaró: "Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política"
[Shortly before his murder, in a last interview by Federico with the journalist and cartoonist Lluis Bagaria i Bou for "El Sol" in Madrid, our famous poet declared: "I am a complete Spaniard and it would be impossible for me to live outside my geographical limits; but I hate those who are Spanish because they are only Spanish, I am everyone's brother and execrate the man who sacrifices himself for an abstract nationalist idea, for the sole fact that he loves his country with a blindfold. he is closer to me than the bad Spaniard. I sing to Spain and I feel it to the marrow, but before this I am a man of the world and brother of all. Of course I do not believe in the political frontier"]
Obras póstumas publicadas después de su muerte fueron "Primeras canciones" y "Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín"
El gran escritor y novelista inglés Herbert George Wells -1866-1943-, no duda en "espiar" a sus vecinos mediterráneos del continente, áquellos que aplaudían el siniestro y próximo salto al poder dictatorial del saltimbanqui anti-demócrata y belicista Francisco Franco, en su hora de gran reputación beligerante entre sus insurgentes antirrepublicanos. Y Wells, debatiéndose entre el temor y el deseo de poder llegar a proteger la vida del eximio poeta granadino, el 13 de octubre de 1936 remite con urgencia el siguiente despacho a las autoridades militares de Granada:
"H. G. Wells, presidente "Pen Club" de Londres, desea con ansiedad noticias de su distinguido colega Federico García Lorca, y apreciará grandemente la cortesía de una respuesta"
La respuesta fue:
"Coronel gobernador de Granada a H. G. Wells.—Ignoro lugar hállase D. Federico García Lorca.—Firmado: Coronel Espinosa"
[The great English writer and novelist Herbert George Wells -1866-1943- does
not hesitate to "spy" on his Mediterranean neighbors on the
continent, those who applauded the sinister and next leap to dictatorial power
of the anti-democratic and warmongering Francisco Franco in his hour of great belligerent reputation among his anti-republican insurgents. And Wells,
struggling between fear and desire to be able to protect the life of the
distinguished poet from Granada, on October 13, 1936, urgently sent the following
dispatch to the military authorities in Granada:
"H. G. Wells,
President "Pen Club" of London, looks forward to hearing from his distinguished
colleague Federico García Lorca, and will greatly appreciate the courtesy of an
answer"
The answer was:
"Colonel Governor of Granada to H. G. Wells. — I do not know where Mr.
Federico García Lorca is. — Signed: Colonel Espinosa"]
ROMANCE DE LA LUNA
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.