"Noches de Casablanca" ("Casablanca, nid d'espions", en Francia, y "Espionaggio a Casablanca", en Italia), 1963, fue una coproducción hispano (con la productora de Alfonso Balcázar)-francesa-italiana, con guion de Jacques Rémy y José Antonio de la Loma, dirigida por el director francés, especialista en el noir galo, Henri Decoin, de nuevo con Maurice Ronet, el vetarno actor italiano Franco Fabrizi, además de Matilde Muñoz Sampedro, Gérard Tichy, Leo Anchóriz, José Guardiola, Tomás Blanco, José Riesgo, Naima Lamcharki, y Isarco Ravaioli. La Montiel era ya una figura mítica y única entre los círculos cinematográficos, no sólo españoles, sino en todos los europeos y la mayor de los países americanos de habla hispana, e incluso en los Estados Unidos. Sus nuevas películas, de un clasicismo muy funcional sin demasiadas pretensiones, aunque sin dejar por ello de ser algo frívolas, seguían incrementando una curiosidad ilimitada entre los públicos que acudían a las salas de cine, no únicamente admirados por la esplendidez de su ya madura belleza, sino porque las canciones que la gran cantante entonaba en todos sus films lograban de igual modo atraer emocionalmente a su extensísimo público en todas las latitudes donde reaparecía en la gran pantalla. En consecuencia, su presencia volvía una y otra vez a resultar tan positiva para la taquilla y para la gran estrella que, ante las dificultades evidentes que en el pasado pudieron empezar a abrirse ante ella, prefirió huir de México y Hollywood, y volvió a España. Y aquí se había convertido ahora en una especie de adicción interpretativa y solista enormemente importante y positiva. Por tanto aquellas cinematografías en las que la Montiel tuvo que luchar, por así decirlo, a brazo partido por hallar un puesto de gran altura para sus posibilidades como actriz y cantante frente al estrellato que nunca le abrió del todo las puertas al divismo en el Séptimo Arte, y que ahora disfrutaba en Europa, era ya la representación femenina más anhelada, no únicamente entre sus legiones de admiradores, sino también por cuantos Estudios Cinematográficos, especialmente en España, se la disputaban, y que se hallaban dispuestos a poner literal y generosamente cuanto dinero fuese preciso en sus manos para evitar el peligro, todavía inminente, de que la encumbrada estrella española pudiera despertar de su gigantesco sueño europeo, y saltase de nuevo aquel océano Atlántico donde, después de su marcha, México y Hollywood, tras haber caído en la cuenta del filón artístico que la nueva Montiel representaba y que habían perdido volublemente, le ofrecían de continuo con los brazos extendidos un nuevo futuro de éxito más internacional si cabe que el que la Montiel gozaba ya en toda Europa. Pero para nuestra actriz y cantante, ahora que parecía tener el mundo a sus pies, todas aquellas embriagadoras y profundas esperanzas con las que una vez soñó y quiso poner inmediatamente al timón artístico de su paso por las Américas, e incluso deslumbrando furtivamente a Hollywood como una figura enigmática llegada de España, tan excitante como atractiva, supo reaccionar muy a tiempo frente al hecho indiscutible de que jamás podría verse aclamada, como ahora lo era muy lejos de allí, como una mezcla de lo mejor de la Dietrich o de la Garbo, descubriendo que ya instalada de nuevo en su país de origen, sus canciones habían excitado, fascinado e inspirado con una brillantez inesperada aquella nueva especie de biografía ahora definitiva con que la increíble metamorfosis de su flamante revelación artística la había coronado.

Uno de los personajes más destacados instalados en Casablanca es el oficial de la policía francesa Maurice Desjardins (Maurice Ronet) que se mantiene al margen de la contraofensiva de sus correligionarios de la Resistencia, y también rehuye las penalidades bélicas que entrañan las aventuras contra el enemigo alemán, siendo, además, un hábil conquistador de hermosas mujeres, tanto por su atractivo masculino como por su elocuencia persuasiva y erótica hacia el bello sexo. Una de aquellas noches de diversión en uno de los cabarets que Desjardins suele frecuentar, y donde su temperamento de mujeriego impenitente lo mantiene abstraído y ausente de cualquier trama revolucionaria, un pequeño grupo de la Resistencia Francesa dispara a un hombre en el puerto. El hombre asesinado llevaba un maletín con importantes documentos sobre el Tercer Reich, del cual se apoderan dichos miembros de la Resistencia. Entre las sombras de la noche, y desde un piso de las cercanías, un tal André Kuhn (Tomás Blanco) ha sido espectador del hecho valiéndose de unos prismáticos. Casablanca, como Lisboa, ambas ciudades neutrales contra las fuerzas invasoras de Hitler, vive como ya se indicó de las mezcolanzas de personajes misteriosos y huidos de los frentes y afanes de captura de la Gestapo. Así también en Casablanca se elude, como hace el propio Desjardins, la parte más directa que imponen los combates durante la guerra. Pero los planes de la Resistencia Francesa en Casablanca estaban hechos, y dispuestos los preparativos para que los resultados de los mismos beneficiasen a la Francia invadida.
André Kuhn, aunque se ha hecho pasar por un hombre de negocios, realmente
trabaja como espía para los alemanes, algo que ignora su novia, Teresa Villar (Sara Montiel), una atractiva cantante española que trabaja en la sala de
fiestas El Dorado y que, sin quererlo, se verá envuelta en el entramado revolucionario francés contra los alemanes.
Para encontrar al asesino y desmantelar una red de resistencia, se recurre al entonces al comisario de policía Maurice Desjardins. que es requerido en Casablanca para encontrar al asesino del ciudadano alemán abatido en el puerto. Realmente, lo que pretenden los alemanes de Casablanca es desmantelar la red de resistencia francesa. Desjardins, que involucrará a la bella cabaretera Teresa, con quien mantiene una aventura amorosa, no deja tampoco de ser sospechoso por parte de los alemanes de pertenecer al movimiento revolucionario. El espía André Kuhn se ha puesto en contacto por teléfono con el barón Max von Stauffen (Franco Fabrizi), el jefe de la inteligencia alemana en Casablanca, para informarle de lo que acaba de presenciar. Max le aconseja que no mueva los hilos de su espionaje a fin de obtener la información personalmente, pero cuando llega al apartamento de André, lo encuentra muerto con un disparo en la sien. En El Dorado llegó la hora del espectáculo y Teresa actúa ante un público agradecido. Pero cuando la cantante vuelve a su camerino se encuentra allí a Max von Stauffen, que la informa del asesinato de André, y de todo el asunto del espionaje en que el fallecido se hallaba involucrado. Teresa, queda sorprendida y devastada por la noticia, y Max, que le promete hallar al autor del crimen, le pide ayuda para lograrlo. Sin saber muy bien cómo puede ayudar al agente nazi, Teresa acepta. Pero, imprevisiblemente, esa noche, Max ordena al jefe de policía Desjardins que arreste a Teresa, y la lleve a la sede de Inteligencia. A pesar de sus protestas, Teresa es encerrada en una celda donde pasa toda la noche.
A la mañana siguiente, la llevan a la oficina de von Stauffen, donde éste se disculpa por el incidente, explicando que era necesario para sus planes de capturar a los asesinos de André. Al arrestarla, se la percibe públicamente como enemistada con los nazis y es más probable que la resistencia francesa confíe en ella. A partir de ahora, el trabajo de Teresa será seguir cautivando al público en El Dorado mientras se hace amiga de ciertos hombres que Max considera sospechosos de actividades antialemanas.
Teresa acepta a regañadientes, creyendo que es su deber ayudar a atrapar al asesino de su novio, y Max refuerza su control sobre ella reteniendo su pasaporte. Con todo resuelto, el oficial nazi entrega a Teresa a Maurice con instrucciones de llevarla de vuelta a casa. Durante el viaje de regreso, Maurice coquetea abiertamente con la joven, que lo rechaza. Mientras tanto, un suizo llamado Lucien (Leo Anchóriz) y sus camaradas de la resistencia francesa intentan descifrar los documentos confiscados al hombre que asesinaron en el puerto. Desafortunadamente, no logran descifrar el código y deciden esperar a que su líder, a quien llaman El Lobo, les dé su opinión al respecto. Lucien desconoce que von Stauffen lo mantiene también bajo sospecha, y solicita a Teresa que trate de atraerlo y descubrir qué planea.

Ella elude una respuesta directa. Esa noche Lucien también mantiene una reunión formal de la Resistencia a la que asiste el misterioso El Lobo, que resulta ser Maurice Desjardins, que ordena a Pierrot que mate al árabe ávido de dinero con el camello muerto y les recuerda a todos que hay una guerra en curso y que todos deben estar listos para matar cuando sea necesario. Insiste en que a veces es necesario matar a un amigo antes de permitir que lo arresten y torturen los nazis.
A la mañana siguiente, Teresa se reúne con von Stauffen y le cuenta detalladamente lo ocurrido la noche anterior. Su historia le parece bastante interesante y le dice que el Servicio Secreto intentará atrapar al árabe nativo y obtener de él la información necesaria para atrapar a Lucien. Así, Teresa no será sospechosa y podrá continuar con su trabajo de espía. Pero Max le ordena ahora que concentre sus esfuerzos en atraer a Maurice, aunque ella lo considera un mujeriego, un payaso inútil, pero el oficial se toma la petición muy en serio. Pronto los nazis localizan y arrestan al nativo con el camello muerto que, tras ser interrogado, revela la identidad y el paradero de Pierrot. Mientras tanto, Teresa y Maurice pasean románticamente por Casablanca. De repente, en la plaza del mercado callejero, hay una gran conmoción y ven cómo la policía ha acorralado a Pierrot. Maurice mata entonces a sangre fría a Pierrot, sin que Teresa comprenda los motivos de ese asesinato.
Los nazis se muestran contrariados, ya que sus órdenes eran atrapar a Pierrot vivo. Visiblemente conmocionado, Maurice se va con Teresa y regresan a su casa donde Maurice intenta justificar sus acciones confesando la verdad sobre su vida, pero ella lo detiene. Teresa se ha dado cuenta de que realmente se preocupa por él y no quiere enterarse de nada que pueda obligarla a informar a Max. Con la hora del espectáculo acercándose, Teresa y Maurice vuelven al cabaret. Él se queda entre el público mientras ella va a su camerino a cambiarse para la función de la noche. Teresa se sorprende al encontrar allí escondido a Lucien, quien le informa que los nazis lo persiguen y que debe hablar con Maurice de inmediato. Teresa lo oculta, y durante su actuación, le entrega la llave del camerino a Maurice, quien comprende de inmediato lo que sucede. Maurice intenta ayudar a Lucien a escapar, pero von Stauffen y sus hombres lo atrapan de todos modos.
Tras estos acontecimientos, Teresa sabe que Maurice y sus camaradas más cercanos deben abandonar Casablanca de inmediato. Sin embargo, Max les ha suspendido todas las visas y permisos de viaje, y la única forma de viajar al extranjero es con documentos sellados con el sello del Servicio Secreto. Teresa sugiere que podría ayudar a obtener el sello, y Maurice, de repente, se da cuenta de que trabaja para los alemanes. Sin embargo, la ama y confía en ella, y tal como están las cosas, ella es su única esperanza. A continuación, se detienen en un edificio donde colaboradores de Maurice gestionan comunicaciones de radio clandestinas. Han recibido un mensaje de un submarino estadounidense dispuesto a esperar en alta mar para recogerlos si logran escapar de Casablanca. Maurice les informa de la oferta de Teresa y los convence de que le den la oportunidad de intentarlo, aunque no están muy contentos de confiar en una espía nazi. En la sede del Servicio Secreto, Teresa se reúne con Max y le proporciona información sobre la operación de radio clandestina y otros detalles. Durante un breve rato sola en la oficina, se acerca al escritorio de Max, encuentra el sello y sella los documentos que permitirán a Maurice y a sus amigos huir del país. En el escritorio también encuentra su pasaporte, pero lo deja allí para que Max no sospeche nada y los hombres tengan tiempo de escapar. La cantante logra entregar los documentos a Maurice y le miente sobre su pasaporte, asegurándole que lo tiene y que se reunirá con él en Lisboa en unos días. En realidad, sabe que está condenada y que nunca podrá salir con vida de Casablanca.




Max saca su pasaporte del bolsillo, lo sella y se lo entrega, recordándole el próximo vuelo a Lisboa. Teresa apenas puede creer este giro de los acontecimientos y agradece efusivamente a Max, quien casi irónicamente le dice que siempre se ha preocupado por la seguridad de sus agentes. En alta mar, Maurice y sus amigos están a salvo camino a la libertad.
"Quizás, quizás"
"La vida rosa"
"Bésame mucho"
"Pequeña flor"
"Acércate más"



BAHÍA

Dirigida
de nuevo por el artesanal director español Rafael Gil, Sara Montiel se
traslada a Brasil, dispuesta a acabar irremediablemente arrebatando a
sus fieles seguidores en todas las pantallas internacionales, pero para
bien de su ya notablemente instalado divismo, y repartiendo como no
podía ser de otra manera amores y canciones de tono tropical, bien
dosificados de nuevo para placer del espectador. En consecuencia, la
actriz vuelve a funcionar a la perfección con una flamante presencia muy
coherente con el atractivo paisaje brasileño, alejada un tanto de su
anterior filmografía, y homenajeando con su indiscutible atractivo un
país sudamericano que apenas rozó durante su primera etapa más allá del
Atlántico. El nuevo guion de Jesús María Arozamena, José López Rubio y
Rafael Gil cumple así con todos los requisitos que en esta ocasión,
como ya sucediera con "Mi último tango", sí rompe otros cuantos de los
que, años atrás, irradiaron frente al cuplé de los inicios de la
Montiel, aunque contrariamente a lo que suele pasar, aumenta la
efectividad presencial de la actriz y cantante, aun con sus supuestos
defectos que, sin lugar a dudas, también arrastra consigo esta nueva
muestra de cine artesanal español. Pese a todo, hay que celebrar que sus
productores Cesáreo González, Marciano de la Fuente y Vicente Ramírez,
valiéndose del veterano Rafael Gil, intentasen por todos los medios
contarnos esta "Samba" tropical como una espléndida comedia de lujo,
color e inolvidables canciones del país brasilero con una esplendorosa
Sara Montiel que sabía muy bien como rematar el adecuado tratamiento
exótico y carnavalesco de la película, convirtiéndola en un nuevo éxito
financiero para las taquillas de cuantos países pasearon esta "Samba"
por sus pantallas. Y la voz tenue y sedosa de nuestra actriz más
internacional fue otra vez servida en bandeja, y supo tomar contacto
con gran lucimiento en esta nueva historia tangencial de una comunidad
colorista, sensual y abigarrada, suavemente, y piano a piano, que sin
duda subyacía en aquel Brasil de la década de los 60, más estructurada y
detenida en la pintura del medio folklórico que en la presión social
que aún hoy sigue latiendo en el auténtico marco vivencial de su pueblo.
Como principal protagonista masculino contó con la presencia del actor
suizo Marc Michel, del italiano Fosco Giachetti, del brasileño Carlos
Alberto y del español José Prada.
UNA BELDAD, DOS PAPELES
En "Samba" Sara Montiel interpreta dos papeles muy apropiados para su estilo y
su belleza: los de una cantante popular y una humilde chica de favela. El film adapta la historia de Xica da Silva, una joven esclava que se convirtió en la amante de un noble portugués. La trama se centrará en un hecho criminal: João Fernandes de Oliveira (Fosco Giachetti), famoso millonario brasileño, que tiene trastornadas sus facultades mentales, asesina en su camerino a una famosa cantante Laura Monteiro (Sara Montiel) de la que está enamorado, cuando descubre que le engaña con un amante llamado Assis (Carlos Alberto), y planea escaparse con él a Buenos Aires.


A noite de meu bem


Belén recibe la lujosa habitación de Laura y descubre un montón de cartas de amor escritas por Assis y su foto. A la mañana siguiente, Trinidad se desespera al ver las cartas y la foto en la cama junto a Belén. Le ruega que guarde todo eso en secreto y que nunca más se vuelva a ver con Assis o podría ocurrir algo terrible. Belén, que estaba harta de tanto misterio, promete que nunca verá al hombre ni hablará de todo lo que sucede en palacio.
Pero Belén regresa a casa para visitar a su abuela y la encuentra en la choza, rodeada de electrodomésticos de lujo. Le dice a su abuela que lo deja todo y que debe volver a acostumbrarse a la pobreza. De repente, unos vecinos empiezan a apedrearla por haberse vendido al lujo del multimillonario, y Belén se enzarza en una pelea que es interrumpida por su novio Paulo. Belén le jura a Paulo que no tiene nada de que avergonzarse y que ha vuelto a la favela para quedarse, ya que teme por su seguridad. Sin embargo, Paulo no la cree y se marcha.
A continuación, los contrabandistas
recientemente perpetraron un atraco en Bello Horizonte, llevándose una
fortuna en diamantes y otras piedras preciosas, y necesitan sacar su
botín del país. Esto se puede lograr reemplazando las piedras falsas del traje de Xica da Silva con joyas auténticas y comprobándolo todo como carga. En los días siguientes, Paulo asiste a un ensayo general de la Escola de Samba en un teatro local y observa cómo Assis intenta hablar con Belén al salir, llamándola Laura. Intrigado por todo el asunto, Paulo le informa a Assis que la chica se llama Belén y que ya le había hablado sobre estar en peligro. Assis
decide escabullirse al palacio de Petrópolis para averiguar la verdad,
pero primero pasa por el departamento de policía y denuncia actividades
sospechosas en el palacio. Cuando finalmente llega, se encuentra con Trinidad, quien le confiesa la locura de su tío, el asesinato de Laura y cómo los contrabandistas la reemplazaron por Belén. Trinidad le ruega a Assis que huya y se salve, pero ahora está comprometido en salvar a Belén en memoria de Laura.
Paulo solicita la ayuda de su amigo Antonio (Antonio Pitanga) y ambos irrumpen en los terrenos del palacio, donde encuentran a Assis y descubren la verdad y el
lugar donde la banda está sustituyendo las piedras falsas por joyas
auténticas, mientras los contrabandistas disparan contra ambos.. La policía, que había estado vigilando el palacio, rodea el lugar y obliga a los ladrones a rendirse. Mientras tanto, Assis rescata a Belén de su habitación cerrada y la lleva directamente a Paulo. Finalmente se reencuentran en un abrazo apasionado.
Pronto llega el carnaval de Río y la Escola de Samba Salgueiro realiza una actuación espectacular en el desfile cantando y bailando la historia de Xica da Silva, con Belén como la legendaria da Silva.
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