Jacqueline ya
repuesta de la operación de apendicitis, pasea por la provinciana villa
castellana, entre sus ferias de ventas de animales, sus vendedoras
callejeras, sus iglesias, y aunque trata de sentirse atraída por lo que
ve, siendo como es a su vez la atracción de todos los habitantes del
pueblo, la muchacha no puede disimular su hastío y su deseo de abandonar
la villa.
La
joven aparece sin conocer el camino delante del colegio nacional sólo
para niños y toda la chiquillería se agolpa para lanzarle sus gritos de
contento un tanto desorbitados. La señora donde se hospeda le ha hablado
de Juan, el joven profesor de francés y Jacqueline trata de conocerle para poder hablar con él en su idioma.
Enrique se halla fuera de sí porque doña Raquel ha permitido a Jacqueline salir a pasear por el pueblo sin su consentimiento. La
pobre mujer está completamente asustada del comportamiento airado del
doctor, cuando en realidad se trata de un terrible ataque de celos dado
que se ha encaprichado de forma totalmente inadecuada de Jacqueline. Doña Raquel se defiende indicando temblorosa que ni la chica francesa la entiende ni ella puede entenderla tampoco. Cuando Jacqueline vuelve, Enrique
que sigue enfurecido, exclama que no debía haber salido, que puede
recaer porque todavía no está curada del todo, lo cual no es cierto. Y cuando la muchacha aduce que es libre y que se siente bien, añadiendo: ¡Vaya plan vivir con su Raquel.
Escuchar sus clases de piano desafinando! ¡Estoy harta! ¡Harta!
¿Comprende? ¡Harta de este desierto! ¡Harta de chapurrear con usted!""¿Y sabe lo que voy a hacer? ¡Mis maletas! ¡Me marcho!", amenaza Jacqueline. Enrique trata de convencerla, pero la joven le grita: "¡Cállese! ¡Sé decirlo en español!", Aparece doña Raquel para indicarle al doctor que lo llaman urgentemente del hospital. Enrique se enfurece más, gritando que ahora acudirá. Jacqueline trata ahora de mostrarse más comprensiva, y para calmar los ánimos de Enrique, le explica: "No sabe comprender... No hice nada malo. Un simple paseo con el profesor de francés. Se llama Juan y es muy simpático""Además, habla francés" Enrique celoso, pregunta: ¿Cómo le has conocido?" "Me habló de él doña Raquel" Y ahora le reprocha que él no ha cumplido la promesa: "¡El culpable de todo es usted! Me prometió auto, finca, cacería... Me aburro. ¿Sabe lo que eso significa?". Enrique vuelve entonces a prometer que hará todo lo que ella le pida. La besa enloquecido. Pero tiene que volver al hospital porque doña Raquel insiste en que lo están llamando. Jacqueline no puede evitar reírse del comportamiento desaforado del doctor y reconocer que todo se debe a un terrible ataque de celos: "No hay ninguna duda. ¡Está celoso!", se queda riendo Jacqueline.
Aquella tarde el hijo de Julia y Enrique da plantón a su profesor, Juan, que le imparte clases particulares en su domicilio. Cuando Julia vuelve censura la actitud de su hijo. Juan se siente atraído por Julia y su sensibilidad. Ella aduce que probablemente el niño ha ido al cine donde proyectan "Salomón y la reina de Saba". Pero Juan le recuerda que es una película no apta para menores y que la censura la ha catalogado como 4R "peligrosa" Julia explica que el cine también le gusta mucho y recuerda entonces cuando asistió a la proyección de "Lo que el viento se llevó" que también fue censurada como "fuerte" con 4R. Pero a ella no le pareció que fuera tan prohibida, aunque todas sus amigas le censuraron que fuese a verla. En una ciudad pequeña como en la que viven la sociedad siempre está dispuesta a censurar cualquier tipo de atracción por ciertas películas que el clero censura. Y explica que ella misma quiso ser actriz, y llegó a interpretar "Los intereses creados" de Jacinto Benavente. Incluso recita algunos párrafos de la obra, y Juan los corrobora también. Luego añade que también ha escrito algunos versos y le fueron publicados en una gaceta literaria de la ciudad.. Julia le pide que le recite alguno de ellos vivamente interesada, pero pocos minutos después llega Enrique y Julia le explica que su hijo no ha asistido a la clase del profesor. Enrique no da importancia al hecho, quiere la cena porque asegura que tiene que volver al hospital urgentemente para una operación. Cuando Juan se marcha, Julia le pide que le traiga la gaceta donde le publicaron los versos porque le gustaría leerlos. Tras servir la cena a Enrique, siempre silencioso, Julia observa desde la ventana del salón la marcha del joven profesor, que desaparece en la noche monótona y aburrida de la pequeña ciudad.
Al día siguiente, Enrique se escabulle de sus responsabilidades en la ciudad y se va con Jacqueline a su finca donde suele cazar. Allí se divierten.
Y cuando ella le pregunta que la finca debe producir mucho dinero, Enrique explica que no le reporta ningún beneficio y que sólo la quiere para cazar. Jacqueline siente frío y hambre, y acuden a la casa donde se hallan los campesinos que cuidan de la finca.
Una vez allí, Jacqueline se siente bien en compañía de Enrique, y Enrique, y el se sincera con la muchacha comentando que se siente muy solo, y que hay un gran vacío en su vida. Jacqueline, aunque no comprende el español, entiende perfectamente lo que Enrique trata de expresarle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario